Las mieses susurraban mientras seguían caminando por los plantíos, y el seco sonido era como el de Kansas en un exuberante día otoñal. Nigel se protegió los ojos del fuerte resplandor de los fosforescentes. Los enormes cuadrados estaban regularmente espaciados en el curvado suelo de la cúpula, iluminaban los campos del lado opuesto, fortalecían la ecología del
Lancer.
Era un fulgor envolvente.
La combustión de fusión de la tobera del
Lancer
suministraba abundante electricidad a los paneles de fósforo, pero a Nigel le seguía pareciendo un fútil despilfarro de fotones.
Nikka interrumpió sus pensamientos.
— ¿Cuál crees que puede ser nuestra mejor táctica?
—Hemos de salir al paso de las críticas. Sobre nuestras...
—Habilidades físicas en declive.
—Sí.
—De acuerdo, pues... deberíamos trabajar en tareas modestas. Superfluas.
—Hasta que alcancemos Isis.
—Entonces... bueno, nos agenciaremos un trabajo interesante.
—No les dejaremos que nos convenzan para hacer un trabajo de oficina.
—Exacto. Tal vez tengamos que contentarnos con el control de robots o algo así, pero...
—Nada de papeleos.
—Eso es. Mientras tanto...
—Evitaremos a los bastardos.
Ella sonrió y repitió con cierto alivio:
—Evitaremos a los bastardos.
Meses antes, el
Lancer
había soltado una emisora de radio auto constructora, dejándola caer en su estela. Al navegar en el interior de un capullo de plasma ionizado por descargas, no podían elaborar mapas de radio de alta resolución. La emisora se desovilló y desplegó. Alex controlaba las antenas servoasistidas mediante control remoto y preparó concienzudos mapas de apertura sintética del sistema Ra. La estrella misma refulgía violentamente, enviaba lenguas de fuego a gran altura en su corona. La detallada cartografía de su meta, Isis, llevó mucho más tiempo.
Nikka despertó a Nigel zarandeándole cuando repiqueteó el Sec del apartamento.
—Déjame —masculló él.
—Basta de representar al lagarto tendido al sol. Es el examen de la Asamblea.
— ¡Ah! Le echaré una ojeada.
Nikka tecleó en su muñeca y la pantalla mural se encendió. Acalló la voz de Alex que daba explicaciones e hizo más grande el mapa. Nigel escrutó la imagen redondeada. El disco de Isis era un revoltijo de curvas de nivel parecidas a espaguetis.
—Acné planetario —comentó él. Nikka dijo:
—Eso de ahí, parece el sistema de un valle fluvial.
—No puede ser. Es un engaño de la vista, probablemente. Recuerda que esto no es un radar. Están recogiendo las transmisiones de Isis.
— ¿Cómo pueden venir del planeta entero? Él entornó los ojos.
—La manera más sencilla y eficaz de emitir, a través de distancias interestelares, es con una antena fija.
—Sí... —Ella se peinó el negro y liso cabello con los dedos—. O eso es lo que creemos.
—Las ondas electromagnéticas son independientes de la cultura. No tiene sentido utilizar montones de antenas.
Él se conectó al sistema interactivo de discusión, tumbado aún en la cama. Pero no surgió ninguna idea interesante.
—Espera a que estemos más cerca —dijo él. Nikka amplió el mapa hasta la escala máxima.
—Sigo diciendo que esto parece un valle fluvial.
Isis era un mundo rojo.
Del color de Marte
, pensó Nigel al mirarlo. Más pródigo en aire, abarrotado de nubes.
Una cálida faz vuelta siempre hacia Ra. La otra mirando gélida e inexpresiva hacia el frío eterno. Estaba inmovilizado por la marea. En la noche inmemorial, la Tierra gemía bajo inmensos glaciares azules. La mitad de un planeta coronado de hielo.
Los vientos, que provenían del ocaso, nutrían a las grandes montañas adormecidas, revestidas de blanco, trayendo hálitos de fresca humedad. En la línea perpetua del amanecer, donde resplandecía la lóbrega luz rosácea, los icebergs surtían a un rojo océano. El mar circundaba a Isis de polo a polo y separaba hielo y tierra. Era rosáceo y especular, azotado por vientos y tachonado de nubes amarillo—anaranjadas.
Más hacia la estrella aún, amplios abanicos de olas batían contra precipicios de pedernal cortados a pico. El mar desgarraba los altos acantilados del único continente de matiz parduzco.
Dedos de agua se adentraban en la tierra, hacia Ra. Los valles fluviales tallaban el granito gris, como si quisieran aferrar la faz del mundo para obligarla a ir hacia el fuego. Eran dedos que hurgaban el Ojo.
Canal=11: Sí, la pauta, como digo, corrobora la teoría. Allí hay una perfecta pauta de tensión. Puedes ver las fallas y depresiones normales en los polos...
Canal=20: Un momento, no hay ningún polo y, si entiendo tus cálculos, tu equilibrio es erróneo desde el primer paso...
Canal=5: ¡Jesús!, comprobad el inventario químico los de abajo, yo...
Canal=11: No, dispongo de todo un
continuum
de equilibrio teórico que puedo utilizar y este caso encaja. Todo encaja si asumimos que por el movimiento de rotación de Isis se formó una protuberancia en el ecuador y, luego, cuando Ra lo invirtió, quedó liberada la energía centrífuga, por lo que Isis intentó reajustar su superficie para deshacerse de esa panza. Así, se obtiene una fractura en una pauta global...
Canal=5:... demasiada absorción en esos océanos, y algunas líneas extrañas, mira esos picos en torno a los 5.840 angstroms, eso no es...
Canal=18: Es curioso, los lagos de aquellas tierras altas, parcialmente fuera del Ojo, son azules, pero el océano es rosa. Supongo que lo que quiera que...
Canal=5: Aquello de allí arriba es agua de lluvia fresca en los pasos de montaña, nieve fundida, debería parecer azul...
Canal=11:... eso deja libre el ecuador, ¿ves?, por lo que el empuje de las fallas escindió el esquema cupular, y la energía quedó desencadenada hacia el borde...
Canal=20: Vale, nada de polos, tus cálculos estipulaban una capa limítrofe y eso es lo que hace que éstos se adecuen. ¿Ves aquellos desfiladeros con forma solapada de gubia? Imagino que demuestran algún tipo de distensión de la corteza al detenerse e iniciar todo un proceso tectónico...
Canal=5:... la estructura 5.840 es sólo un bancal de las colinas. Así ha de ser, Nigel, porque está tan claro como el agua que ése es el grupo de silicato de hierro, si no fuera por el día tan asqueroso que hace ahí abajo, y...
Canal=11:... obtienes redes de compresión que dan lugar a esas fallas dislocadas, o fallas laterales. Puedo verlas en esta ampliación IR, aquí, cantidad de grietas, toda una morfología erigida cuando aminoró la rotación del planeta...
Canal=3:... pero, entonces, ¿qué son esos espantosos picos justo en el centro del esquema de polarización, eh? Seguramente no me vas a pedir que crea que una llanura de barro nos está dando esos picos, ¿verdad? Difícilmente. Nos los está dando el mar, y ha de tener óxidos de hierro para hacerlo y proporcionar potencia lineal suficiente...
Canal=18: Los lagos azules implican que lo que hace rojo el mar no opera a grandes altitudes...
Canal=5: Eso es una patraña, no puede haber un efecto de altitud con un gradiente tan nimio, no soportaría un...
Canal=18: Vale, entonces lleva tiempo hacer que la química entre en acción, así que para cuando la lluvia ha discurrido hasta las tierras bajas algo está...
Canal=29:... se había equivocado por dos veces, Cristo, por lo que me encogí de hombros y refunfuñé, no hay nada malo en no tener nada que decir, claro, pero intenta no decirlo en voz alta, y el hijoputa entonces se lo soltó a Gulvinch sin tapujos...
Canal=20:... intensifica todo eso hasta que el estrato abovedado... Sí, así me gusta... no pueden soportar la presión lateral y se quiebran, apuesto a que también todo ese hielo debajo del otro hemisferio, hum, y tienes cantidad de ciclos en los materiales de superficie que desgajan la vetas cada dos milenios
hunnert.
Piensa en lo que eso hace al promedio reiterativo con la atmósfera cuando horneas ese hierro recién expuesto cada vez...
Canal=5: Mira, eso es algo que sabemos. Observa ese espectro, debería tratarse de una atmósfera reducida con todo ese hierro, por descontado, de no ser porque los niveles de oxígeno se elevan, pero incluso así es únicamente a un nivel de un dos por ciento, dos por ciento de O
2
. Puedes verlo aquí mismo, mira, es sólo un pico en ese viento. Las líneas
son erróneas, no son en nada similares a las de la Tierra, pero apuesto a que es el mismo condenado proceso, el mismo modo en que nuestro aire se transformó en lugar de reducirse hace millones de años. El problema es que no hay mucho O
2
, ¿verdad? No mucho si quieres respirar ahí abajo.
Canal=6: Es de ambas formas, abre los ojos, pon éste sobre el otro y te quedará claro...
Canal=3: ¡Ah, ferroso y férrico! Ambos. Así que hay cantidad de oxígeno ahí abajo, tanto como en la Tierra, pero está asociado al hierro.
Canal=29:... nada de lo que pudiera decir serviría...
Canal=20:... así que esto corrobora lo que dicen los muchachos del espectrógrafo de radicación reflejada dispersa, las fallas revientan de tal forma la maldita turba que el hierro resulta reprocesado continuamente junto con el aire. No pudiendo retener el oxígeno, el agua se vierte cada vez que llueve, y el mar es una solución de mierda ferrosa, ahí es donde está el O
2
, hombre, te digo...
Canal=56: A ese mequetrefe del P4 se le ha ocurrido alguna idea disparatada, escúchalo, cree que todo es hierro. Pero fíjate en esto, el punto grande de allí, mira ese inmenso volcán. Eso es azufre, sin duda, grandes emanaciones que, emergen de forma tan regular como en el Maybelle; volcanes sulfurosos engastados en el centro del Ojo, y si eso no retiene un montón de oxígeno, con tales vientos... Quiero decir que hemos medido la velocidad de expulsión de los cráteres en activo y enrarece rían toda la maldita atmósfera en dos, quizá tres años; por lo que todo eso de abajo es óxido de azufre, eso es el Ojo no dunas de arena, ni dióxido de silicona, es dióxido de azufre...
La imagen cobró nitidez cuando los ordenadores eliminaron las refracciones fortuitas del grumoso aire de abajo. Isis se avecinaba.
Era de color amarillo. Un amarillo reseco, antiguo. Tersas arenas amarillas rielando, tachonadas de oscuras crestas de roca erosionada. Desde el centro calcinado, el punto subsolar, se levantaban vientos cargados de un polvo ácido y acre. Las dunas marchaban delante de los vientos en hileras de cien kilómetros de longitud. Se torcían lentamente al girar las corrientes de aire, de forma semejante a un sistema de vientos alisios, y regresaban a la pupila abrasada del Ojo, en un oleaje con un ciclo intemporal.
El Ojo se tornó rojizo y más tarde marrón. Un vestigio de humedad. Lo demás era un desierto. Un conjunto de escabrosas colinas rojas, erigidas en un anillo concéntrico de montañas: la cuenca del Ojo. La nieve moteaba de blanco las cumbres. Los altos valles acogían el frío aire por encima del acerado fulgor de los lagos.
El azote constante de los vientos del Ojo había alisado la tierra. La brisa levantaba un polvo rosáceo en gruesas columnas que se derramaban sobre las altas laderas de la montaña hacia abajo, lejos del Ojo, e inundaba los valles con un envolvente calor. Sólo en los cambiantes parajes donde ni las nubes ni el polvo se cernían sobre la tierra podían los distantes telescopios avistar las secas llanuras y los valles esculpidos de Isis.
La única, inmensa y concéntrica cadena montañosa era intrincada y cortada a pico. Ríos fangosos descendían por las anchas faldas, lejos del Ojo, hacia el mar que circundaba el planeta. A mayor distancia del Ojo, el ralo desierto cedía el paso a la enmarañada vegetación. La hierba era parduzca. Había algo semejante a árboles. Eran sombras verdosas, rosáceas, grises y de un naranja pálido.
Una fina capa de polvo flotaba en el aire inferior y enturbiaba las imágenes ópticas, hurtando la nitidez. Sólo mediante los rayos infrarrojos la visión era lo bastante buena para distinguir objetos en la escala de los cinco metros. La flora era abundante. Franjas de vegetación invadían los ríos serpenteantes.
El IR escudriñó lo de abajo e identificó algunos detalles. Eran lechos oscuros de vida vegetal en el mar. Praderas. Y después, movimiento.
—ReppleDex, soy el comandante. ¿Habéis instalado ya ese sistema, o tendremos que daros una patada en el culo?
—
Acabamos de conseguir buena definición en la radio. Ted.
Échale un...
—
Lo estoy viendo, Alex. Lo que queremos es la interferometría...
—Son fuentes puntuales, ¿no?
—Nigel, soy Ted. Sal de las líneas del comunicador.
—Soy un consejero, ¿recuerdas? Sólo estoy fisgoneando, de todas formas.
—Bien, mientras no entorpezcas... ¿Eh, RD, cuándo podremos tener...?
—
Tiene razón, Ted, todavía no podemos determinar las fuentes. Son condenadamente pequeñas. Podríamos ver cualquier disco realmente grande en un alcance de una A U, por lo que creo que ya deberíamos haber detectado...
—
Vale, vale, eso es interesante. Pero...
—...
y la razón por la que nunca hemos conseguido descifrar las señales, tendríamos que habernos imaginado a estas alturas...
— ¡Oh! ¿Qué?
—
Están estas fuentes puntuales, puede que un millón, pero no están transmitiendo al unísono. Quiero decir que no están acopladas en sincronía de fase. Todas las fuentes están intentando emitir la misma cosa, pero todas van un poco por detrás o por delante de
las demás, por lo que resulta un desbarajuste.
—
Que me aspen, ¿por qué iba alguien a escoger ese método de comunicación interestelar?
—Alex, ¿sobre qué longitud están correlacionadas las señales?
—Nigel, te he pedido...
—Piérdete un rato, ¿eh? ¿Alex?
—
Bueno, déjame activar esto de aquí... Sí, la longitud de la correlación espacial es de unos treinta Klicks, puede que algo más.
— ¿
Cómo se corresponde con la topografía?
—
Escucha, conéctame a ese multicanal, Ted, y... Sí, ahíestá.
— ¿
Siguen los perfiles del valle?
— ¡
Hum!, sí. Más o menos. Las fuentes están repartidas a lo largo de los valles. No hay muchas en las montañas.