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Authors: James A. Daron | Robinson Acemoglu
No obstante, para entender el camino de la revolución industrial inglesa y los paÃses que la siguieron, el legado de Roma es importante por diversas razones. La primera es que Roma, como Venecia, pronto experimentó grandes innovaciones institucionales. Igual que en Venecia, el éxito económico inicial de Roma se basaba en instituciones inclusivas, según los cánones de su época. Como en Venecia, dichas instituciones se hicieron decididamente más extractivas con el paso del tiempo. En Roma, aquella situación fue consecuencia del cambio de la república (510 a. C.-49 a. C.) al imperio (49 a. C.-476 d. C.). Aunque durante el perÃodo republicano Roma construyó un imperio impresionante y el transporte y el comercio a larga distancia florecieron, gran parte de la economÃa romana se basaba en la extracción. La transición de la república al imperio aumentó la extracción y, finalmente, condujo al tipo de luchas internas, inestabilidad y colapso que vimos con las ciudades-Estado mayas.
La segunda razón, más importante, es que, como veremos, el desarrollo institucional posterior de Europa occidental, a pesar de no ser un legado directo de Roma, fue consecuencia de las coyunturas crÃticas comunes a toda la región tras el hundimiento del Imperio romano de Occidente. Estas coyunturas crÃticas tienen pocos paralelismos con otras partes del mundo, como Ãfrica, Asia o América, aunque también mostraremos, a través de la historia de EtiopÃa, que, cuando otros lugares experimentaron coyunturas crÃticas similares, en ocasiones reaccionaron de formas notablemente parecidas. El declive romano condujo al feudalismo, que, más adelante, hizo desaparecer la esclavitud, creó ciudades que estaban fuera de la esfera de influencia de monarcas y aristócratas y, en ese proceso, hizo posible la existencia de un conjunto de instituciones en las que los poderes polÃticos de los gobernantes se fueron debilitando. En esta época feudal, la peste negra causarÃa estragos y reforzarÃa más a los campesinos y las ciudades independientes a costa de los monarcas, los aristócratas y los grandes latifundistas. Y en este ámbito se desarrollarÃan las oportunidades creadas por el comercio atlántico. Muchas partes del mundo no experimentaron estos cambios y, en consecuencia, se fueron distanciando.
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Virtudes romanas...
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En el año 133 a. C., el tribuno plebeyo romano Tiberio Graco fue golpeado hasta la muerte por senadores romanos y arrojado sin contemplaciones al rÃo TÃber. Sus asesinos eran aristócratas como el propio Tiberio y el asesinato fue orquestado por su primo Publio Cornelio Escipión Nasica. Tiberio Graco tenÃa un pedigrà aristocrático impecable como descendiente de uno de los lÃderes más ilustres de la República romana, Lucio Emilio Paulo, héroe de las guerras ilÃricas y de las segunda guerra púnica, y Escipión el Africano, el general que derrotó a AnÃbal en la segunda guerra púnica. ¿Por qué aquellos poderosos senadores, entre ellos su propio primo, se habÃan vuelto en su contra?
La respuesta dice mucho de las tensiones en la República romana y de las causas de su declive posterior. Lo que enfrentó a Tiberio contra aquellos senadores poderosos fue su voluntad de hacerles frente en una cuestión crucial en aquel momento: la asignación de tierras y los derechos de los plebeyos, los ciudadanos romanos comunes.
En la época de Tiberio Graco, Roma era una república bien establecida. Sus instituciones polÃticas y las virtudes de los ciudadanos-soldados romanos (tal y como captó la famosa obra de Jacques-Louis David
Juramento de los Horacios,
que muestra a los hijos jurando a sus padres que defenderán la República romana hasta la muerte) todavÃa son consideradas por muchos historiadores la base del éxito de la República... Los ciudadanos romanos crearon la República derrocando a su rey, Lucio Tarquinio el Soberbio, conocido como
Tarquinio el Orgulloso
, alrededor de 510 a. C. La república diseñó inteligentemente instituciones polÃticas con muchos elementos inclusivos. Estaba gobernada por magistrados elegidos por un año. El hecho de que el cargo de magistrado fuera elegido anualmente, y que fuera ocupado por varias personas al mismo tiempo, reducÃa la capacidad de que una persona en concreto consolidara o explotara su poder. Las instituciones de la República contenÃan un sistema de controles y equilibrios que repartÃan el poder bastante ampliamente, aunque no todos los ciudadanos tuvieran la misma representación, porque el voto era indirecto. También habÃa un gran número de esclavos cruciales para la producción en gran parte de Italia, que representaban quizá un tercio de la población. Evidentemente, los esclavos no tenÃan derechos, y mucho menos representación polÃtica.
Sin embargo, igual que en Venecia, las instituciones polÃticas romanas tenÃan elementos pluralistas. Los plebeyos contaban con su propia asamblea, que podÃa elegir a la tribuna plebeya, que tenÃa el poder de vetar acciones de los magistrados, convocar a la asamblea plebeya y proponer leyes. Fueron los plebeyos quienes pusieron a Tiberio Graco en el poder en 133 a. C. Su poder habÃa sido forjado por la «secesión», una forma de huelga por parte de los plebeyos y, sobre todo, los soldados, que consistÃa en retirarse a una montaña fuera de la ciudad y negarse a cooperar con los magistrados hasta que sus quejas fueran atendidas. Evidentemente, aquella amenaza era particularmente importante en tiempos de guerra. Se supone que, durante una de aquellas secesiones del siglo
V
a. C., los ciudadanos ganaron el derecho a elegir su tribuna y a promulgar leyes que gobernaran su comunidad. Su protección polÃtica y legal, aunque parezca limitada según nuestro criterio actual, creó oportunidades económicas para los ciudadanos y cierto nivel de inclusividad en las instituciones económicas. En consecuencia, el comercio a través del Mediterráneo floreció bajo la República romana. Las pruebas arqueológicas sugieren que, a pesar de que la mayorÃa de los ciudadanos y los esclavos no vivieran muy por encima del nivel de subsistencia, muchos romanos, e incluso algunos ciudadanos normales, obtenÃan rentas elevadas y tenÃan acceso a servicios públicos como iluminación en las calles y sistema de alcantarillado en las ciudades.
Además, existen pruebas de que también hubo cierto crecimiento económico bajo la República romana. Podemos seguir la pista de las fortunas económicas de los romanos a partir de los naufragios. El Imperio que construyeron, en cierto sentido, fue una red de ciudades portuarias (desde Atenas, AntioquÃa y AlejandrÃa en el este, vÃa Roma, Cartago y Cádiz, hasta llegar a Londres en el Lejano Occidente). A medida que se ampliaban los territorios romanos, también lo hacÃan el comercio y la navegación, que se pueden estudiar a partir de los pecios encontrados por los arqueólogos en el fondo del Mediterráneo. Dichos pecios pueden datarse de muchas formas. A menudo, los barcos llevaban ánforas llenas de vino o aceite de oliva, transportadas de Italia a la Galia, o aceite de oliva español que se venderÃa o repartirÃa gratis en Roma. Las ánforas, recipientes cerrados de arcilla, solÃan contener información sobre quién las habÃa hecho y en qué fecha. Justo cerca del rÃo TÃber en Roma, hay una colina, el monte Testaccio, también conocido como
monte dei cocci
, formado por aproximadamente 53 millones de ánforas. Tras descargar las ánforas de los barcos, éstas eran arrojadas en la colina que, con el paso de los siglos, creó un monte.
Otros productos de los barcos, y los propios barcos, a veces se pueden fechar utilizando la datación por radiocarbono, una técnica potente utilizada por los arqueólogos para conocer la edad de los restos orgánicos. Las plantas crean energÃa mediante fotosÃntesis, que utiliza la energÃa del sol para convertir el dióxido de carbono en azúcares. Mientras lo hacen, incorporan una cantidad de radioisótopos que aparecen de forma natural, el carbono 14. Cuando la planta muere, el carbono 14 se deteriora debido a la desintegración radiactiva. Cuando los arqueólogos encuentran un pecio, pueden datar la madera del barco comparando la fracción restante de carbono 14 que contiene con el que se espera del carbono 14 atmosférico. AsÃ, obtienen una estimación de la fecha en la que se cortó el árbol. Solamente se han datado unos veinte pecios de 500 a. C. Probablemente no fueran barcos romanos; podrÃan ser cartagineses, por ejemplo. Sin embargo, después, el número de pecios romanos aumenta rápidamente. Alrededor del momento del nacimiento de Cristo, alcanzaron un máximo histórico de ciento ochenta.
Los pecios son una forma convincente de descubrir los lÃmites económicos de la República romana y realmente dan pruebas de cierto crecimiento económico, pero deben analizarse con perspectiva. Probablemente, dos terceras partes del contenido de estos barcos era propiedad del Estado romano, como impuestos y tributos que se enviaban de las provincias a Roma, o cereales y aceite de oliva del Norte de Ãfrica para entregar gratuitamente a los ciudadanos. Son estos frutos de la extracción lo que construyó prácticamente todo el monte Testaccio.
Otra forma fascinante de encontrar pruebas de desarrollo económico es mediante el GRIP (Proyecto del Núcleo de Hielo de Groenlandia). Cuando cae un copo de nieve, recoge pequeñas cantidades de contaminación de la atmósfera, sobre todo de metales como el plomo, la plata y el cobre. La nieve se congela y se acumula encima de la nieve que cayó en años anteriores. Este proceso hace milenios que se da, y proporciona una oportunidad inigualable para los cientÃficos de comprender el alcance de la contaminación atmosférica de hace miles de años. Entre 1990 y 1992, el Proyecto sobre el Hielo de Groenlandia perforó tres mil treinta metros de hielo que cubrÃan unos doscientos cincuenta mil años de historia humana. Uno de los descubrimientos principales de este proyecto y de otros que lo precedieron fue que, a partir de alrededor del año 500 a. C. se habÃa producido un aumento claro en los contaminantes atmosféricos. Las cantidades atmosféricas de plomo, plata y cobre aumentaron de forma constante y alcanzaron un punto máximo en el siglo
I
d. C. Cabe destacar que esta cantidad de plomo atmosférico solamente se vuelve a dar en el siglo
XIII
. Estos descubrimientos muestran lo intensa que fue la minerÃa romana en comparación con lo que hubo antes y después. Este aumento de la minerÃa indica claramente que hubo expansión económica.
Sin embargo, el desarrollo romano no era sostenible, y se daba bajo instituciones en parte inclusivas y en parte extractivas. Los ciudadanos romanos tenÃan derechos polÃticos y económicos, pero la esclavitud estaba extendida y era muy extractiva, y la élite, la clase senatorial, dominaba tanto la economÃa como la polÃtica. A pesar de la presencia de la asamblea plebeya y el tribuno plebeyo, por ejemplo, el poder real descansaba en el Senado, cuyos miembros eran los grandes terratenientes que formaban la clase senatorial. De acuerdo con el historiador romano Livio, el Senado fue creado por el primer rey de Roma, Rómulo, y estaba formado por cien hombres. Sus descendientes formaban la clase senatorial, aunque también se añadió sangre nueva. El reparto de las tierras era muy desigual y lo más probable es que lo fuera todavÃa más en el siglo
II
a. C. Ãsa fue la raÃz de los problemas que Tiberio Graco llevó al foro como tribuno.
A medida que continuaba su expansión por el Mediterráneo, Roma experimentó una gran entrada de riquezas. No obstante, la mayor parte de este botÃn se quedaba en manos de unas pocas familias de rango senatorial, lo que aumentó la desigualdad entre ricos y pobres. Los senadores debÃan su riqueza no solamente a su control de las provincias lucrativas, sino también a las enormes fincas que poseÃan por toda Italia, en las que trabajaban grupos de eslavos que normalmente habÃan sido capturados en las guerras contra Roma. Pero también tenÃa importancia de dónde procedÃan las tierras de estas fincas. Los ejércitos de Roma durante la República estaban formados por ciudadanos-soldados que eran pequeños terratenientes, primero en Roma y más tarde en otras partes de Italia. Tradicionalmente, luchaban en el ejército cuando era necesario y, después, volvÃan a sus parcelas. A medida que Roma se expandÃa y las campañas duraban más, este modelo dejó de funcionar. A veces, los soldados estaban fuera de las parcelas durante años, por lo que muchas tierras caÃan en desuso. Las familias de los soldados en ocasiones se encontraban asfixiadas por las deudas y prácticamente se morÃan de hambre. Por eso, muchas parcelas se fueron abandonando gradualmente y fueron absorbidas por las fincas de los senadores. A medida que la clase senatorial se hacÃa más y más rica, la gran masa de ciudadanos sin tierra se fue a Roma, a menudo después de haber sido despedidos del ejército. Y al no tener tierra a la que volver, buscaban trabajo en Roma. A finales del siglo
II
a. C., la situación habÃa llegado a un punto peligroso, porque la brecha entre ricos y pobres habÃa aumentado hasta llegar a niveles sin precedentes y porque habÃa hordas de ciudadanos descontentos en Roma dispuestos a rebelarse y a enfrentarse a la aristocracia romana en respuesta a estas injusticias. Sin embargo, el poder polÃtico residÃa en los terratenientes ricos de la clase senatorial, que eran los beneficiarios de los cambios que se habÃan producido durante los dos últimos siglos. Y la mayorÃa no tenÃa intención de cambiar el sistema que le habÃa ido tan bien.
Según el historiador romano Plutarco, Tiberio Graco, cuando viajaba por Etruria, situada en lo que es actualmente el centro de Italia, se enteró de las dificultades por las que pasaban las familias de los ciudadanos-soldados. Ya fuera por esta experiencia o por fricciones anteriores con los poderosos senadores de su tiempo, pronto se embarcarÃa en un osado plan para cambiar la asignación de tierras en Italia. Se presentó a tribuno plebeyo en el año 133 a. C. y, después, utilizó su cargo para proponer una reforma de la tierra. Propuso que una comisión investigara si las tierras públicas se estaban ocupando ilegalmente y que las que superaran el lÃmite legal de 300 acres se repartieran a los ciudadanos romanos que no tenÃan tierras. De hecho, el lÃmite de los 300 acres formaba parte de una antigua ley que habÃa sido ignorada y que no se habÃa acatado durante siglos. La propuesta de Tiberio Graco causó conmoción en la clase senatorial, que pudo bloquear la implantación de estas reformas durante un tiempo. Cuando Tiberio logró utilizar el poder de la multitud que le apoyaba para eliminar a otro tribuno que amenazaba con vetar su reforma de tierras, finalmente se fundó la comisión que habÃa propuesto. Sin embargo, el senado impidió su implantación dejando a la comisión sin fondos.