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Authors: James A. Daron | Robinson Acemoglu

Por qué fracasan los países (26 page)

No obstante, para entender el camino de la revolución industrial inglesa y los países que la siguieron, el legado de Roma es importante por diversas razones. La primera es que Roma, como Venecia, pronto experimentó grandes innovaciones institucionales. Igual que en Venecia, el éxito económico inicial de Roma se basaba en instituciones inclusivas, según los cánones de su época. Como en Venecia, dichas instituciones se hicieron decididamente más extractivas con el paso del tiempo. En Roma, aquella situación fue consecuencia del cambio de la república (510 a. C.-49 a. C.) al imperio (49 a. C.-476 d. C.). Aunque durante el período republicano Roma construyó un imperio impresionante y el transporte y el comercio a larga distancia florecieron, gran parte de la economía romana se basaba en la extracción. La transición de la república al imperio aumentó la extracción y, finalmente, condujo al tipo de luchas internas, inestabilidad y colapso que vimos con las ciudades-Estado mayas.

La segunda razón, más importante, es que, como veremos, el desarrollo institucional posterior de Europa occidental, a pesar de no ser un legado directo de Roma, fue consecuencia de las coyunturas críticas comunes a toda la región tras el hundimiento del Imperio romano de Occidente. Estas coyunturas críticas tienen pocos paralelismos con otras partes del mundo, como África, Asia o América, aunque también mostraremos, a través de la historia de Etiopía, que, cuando otros lugares experimentaron coyunturas críticas similares, en ocasiones reaccionaron de formas notablemente parecidas. El declive romano condujo al feudalismo, que, más adelante, hizo desaparecer la esclavitud, creó ciudades que estaban fuera de la esfera de influencia de monarcas y aristócratas y, en ese proceso, hizo posible la existencia de un conjunto de instituciones en las que los poderes políticos de los gobernantes se fueron debilitando. En esta época feudal, la peste negra causaría estragos y reforzaría más a los campesinos y las ciudades independientes a costa de los monarcas, los aristócratas y los grandes latifundistas. Y en este ámbito se desarrollarían las oportunidades creadas por el comercio atlántico. Muchas partes del mundo no experimentaron estos cambios y, en consecuencia, se fueron distanciando.

 

 

Virtudes romanas...

 

En el año 133 a. C., el tribuno plebeyo romano Tiberio Graco fue golpeado hasta la muerte por senadores romanos y arrojado sin contemplaciones al río Tíber. Sus asesinos eran aristócratas como el propio Tiberio y el asesinato fue orquestado por su primo Publio Cornelio Escipión Nasica. Tiberio Graco tenía un pedigrí aristocrático impecable como descendiente de uno de los líderes más ilustres de la República romana, Lucio Emilio Paulo, héroe de las guerras ilíricas y de las segunda guerra púnica, y Escipión el Africano, el general que derrotó a Aníbal en la segunda guerra púnica. ¿Por qué aquellos poderosos senadores, entre ellos su propio primo, se habían vuelto en su contra?

La respuesta dice mucho de las tensiones en la República romana y de las causas de su declive posterior. Lo que enfrentó a Tiberio contra aquellos senadores poderosos fue su voluntad de hacerles frente en una cuestión crucial en aquel momento: la asignación de tierras y los derechos de los plebeyos, los ciudadanos romanos comunes.

En la época de Tiberio Graco, Roma era una república bien establecida. Sus instituciones políticas y las virtudes de los ciudadanos-soldados romanos (tal y como captó la famosa obra de Jacques-Louis David
Juramento de los Horacios,
que muestra a los hijos jurando a sus padres que defenderán la República romana hasta la muerte) todavía son consideradas por muchos historiadores la base del éxito de la República... Los ciudadanos romanos crearon la República derrocando a su rey, Lucio Tarquinio el Soberbio, conocido como
Tarquinio el Orgulloso
, alrededor de 510 a. C. La república diseñó inteligentemente instituciones políticas con muchos elementos inclusivos. Estaba gobernada por magistrados elegidos por un año. El hecho de que el cargo de magistrado fuera elegido anualmente, y que fuera ocupado por varias personas al mismo tiempo, reducía la capacidad de que una persona en concreto consolidara o explotara su poder. Las instituciones de la República contenían un sistema de controles y equilibrios que repartían el poder bastante ampliamente, aunque no todos los ciudadanos tuvieran la misma representación, porque el voto era indirecto. También había un gran número de esclavos cruciales para la producción en gran parte de Italia, que representaban quizá un tercio de la población. Evidentemente, los esclavos no tenían derechos, y mucho menos representación política.

Sin embargo, igual que en Venecia, las instituciones políticas romanas tenían elementos pluralistas. Los plebeyos contaban con su propia asamblea, que podía elegir a la tribuna plebeya, que tenía el poder de vetar acciones de los magistrados, convocar a la asamblea plebeya y proponer leyes. Fueron los plebeyos quienes pusieron a Tiberio Graco en el poder en 133 a. C. Su poder había sido forjado por la «secesión», una forma de huelga por parte de los plebeyos y, sobre todo, los soldados, que consistía en retirarse a una montaña fuera de la ciudad y negarse a cooperar con los magistrados hasta que sus quejas fueran atendidas. Evidentemente, aquella amenaza era particularmente importante en tiempos de guerra. Se supone que, durante una de aquellas secesiones del siglo
V
a. C., los ciudadanos ganaron el derecho a elegir su tribuna y a promulgar leyes que gobernaran su comunidad. Su protección política y legal, aunque parezca limitada según nuestro criterio actual, creó oportunidades económicas para los ciudadanos y cierto nivel de inclusividad en las instituciones económicas. En consecuencia, el comercio a través del Mediterráneo floreció bajo la República romana. Las pruebas arqueológicas sugieren que, a pesar de que la mayoría de los ciudadanos y los esclavos no vivieran muy por encima del nivel de subsistencia, muchos romanos, e incluso algunos ciudadanos normales, obtenían rentas elevadas y tenían acceso a servicios públicos como iluminación en las calles y sistema de alcantarillado en las ciudades.

Además, existen pruebas de que también hubo cierto crecimiento económico bajo la República romana. Podemos seguir la pista de las fortunas económicas de los romanos a partir de los naufragios. El Imperio que construyeron, en cierto sentido, fue una red de ciudades portuarias (desde Atenas, Antioquía y Alejandría en el este, vía Roma, Cartago y Cádiz, hasta llegar a Londres en el Lejano Occidente). A medida que se ampliaban los territorios romanos, también lo hacían el comercio y la navegación, que se pueden estudiar a partir de los pecios encontrados por los arqueólogos en el fondo del Mediterráneo. Dichos pecios pueden datarse de muchas formas. A menudo, los barcos llevaban ánforas llenas de vino o aceite de oliva, transportadas de Italia a la Galia, o aceite de oliva español que se vendería o repartiría gratis en Roma. Las ánforas, recipientes cerrados de arcilla, solían contener información sobre quién las había hecho y en qué fecha. Justo cerca del río Tíber en Roma, hay una colina, el monte Testaccio, también conocido como
monte dei cocci
, formado por aproximadamente 53 millones de ánforas. Tras descargar las ánforas de los barcos, éstas eran arrojadas en la colina que, con el paso de los siglos, creó un monte.

Otros productos de los barcos, y los propios barcos, a veces se pueden fechar utilizando la datación por radiocarbono, una técnica potente utilizada por los arqueólogos para conocer la edad de los restos orgánicos. Las plantas crean energía mediante fotosíntesis, que utiliza la energía del sol para convertir el dióxido de carbono en azúcares. Mientras lo hacen, incorporan una cantidad de radioisótopos que aparecen de forma natural, el carbono 14. Cuando la planta muere, el carbono 14 se deteriora debido a la desintegración radiactiva. Cuando los arqueólogos encuentran un pecio, pueden datar la madera del barco comparando la fracción restante de carbono 14 que contiene con el que se espera del carbono 14 atmosférico. Así, obtienen una estimación de la fecha en la que se cortó el árbol. Solamente se han datado unos veinte pecios de 500 a. C. Probablemente no fueran barcos romanos; podrían ser cartagineses, por ejemplo. Sin embargo, después, el número de pecios romanos aumenta rápidamente. Alrededor del momento del nacimiento de Cristo, alcanzaron un máximo histórico de ciento ochenta.

Los pecios son una forma convincente de descubrir los límites económicos de la República romana y realmente dan pruebas de cierto crecimiento económico, pero deben analizarse con perspectiva. Probablemente, dos terceras partes del contenido de estos barcos era propiedad del Estado romano, como impuestos y tributos que se enviaban de las provincias a Roma, o cereales y aceite de oliva del Norte de África para entregar gratuitamente a los ciudadanos. Son estos frutos de la extracción lo que construyó prácticamente todo el monte Testaccio.

Otra forma fascinante de encontrar pruebas de desarrollo económico es mediante el GRIP (Proyecto del Núcleo de Hielo de Groenlandia). Cuando cae un copo de nieve, recoge pequeñas cantidades de contaminación de la atmósfera, sobre todo de metales como el plomo, la plata y el cobre. La nieve se congela y se acumula encima de la nieve que cayó en años anteriores. Este proceso hace milenios que se da, y proporciona una oportunidad inigualable para los científicos de comprender el alcance de la contaminación atmosférica de hace miles de años. Entre 1990 y 1992, el Proyecto sobre el Hielo de Groenlandia perforó tres mil treinta metros de hielo que cubrían unos doscientos cincuenta mil años de historia humana. Uno de los descubrimientos principales de este proyecto y de otros que lo precedieron fue que, a partir de alrededor del año 500 a. C. se había producido un aumento claro en los contaminantes atmosféricos. Las cantidades atmosféricas de plomo, plata y cobre aumentaron de forma constante y alcanzaron un punto máximo en el siglo
I
d. C. Cabe destacar que esta cantidad de plomo atmosférico solamente se vuelve a dar en el siglo
XIII
. Estos descubrimientos muestran lo intensa que fue la minería romana en comparación con lo que hubo antes y después. Este aumento de la minería indica claramente que hubo expansión económica.

Sin embargo, el desarrollo romano no era sostenible, y se daba bajo instituciones en parte inclusivas y en parte extractivas. Los ciudadanos romanos tenían derechos políticos y económicos, pero la esclavitud estaba extendida y era muy extractiva, y la élite, la clase senatorial, dominaba tanto la economía como la política. A pesar de la presencia de la asamblea plebeya y el tribuno plebeyo, por ejemplo, el poder real descansaba en el Senado, cuyos miembros eran los grandes terratenientes que formaban la clase senatorial. De acuerdo con el historiador romano Livio, el Senado fue creado por el primer rey de Roma, Rómulo, y estaba formado por cien hombres. Sus descendientes formaban la clase senatorial, aunque también se añadió sangre nueva. El reparto de las tierras era muy desigual y lo más probable es que lo fuera todavía más en el siglo
II
a. C. Ésa fue la raíz de los problemas que Tiberio Graco llevó al foro como tribuno.

A medida que continuaba su expansión por el Mediterráneo, Roma experimentó una gran entrada de riquezas. No obstante, la mayor parte de este botín se quedaba en manos de unas pocas familias de rango senatorial, lo que aumentó la desigualdad entre ricos y pobres. Los senadores debían su riqueza no solamente a su control de las provincias lucrativas, sino también a las enormes fincas que poseían por toda Italia, en las que trabajaban grupos de eslavos que normalmente habían sido capturados en las guerras contra Roma. Pero también tenía importancia de dónde procedían las tierras de estas fincas. Los ejércitos de Roma durante la República estaban formados por ciudadanos-soldados que eran pequeños terratenientes, primero en Roma y más tarde en otras partes de Italia. Tradicionalmente, luchaban en el ejército cuando era necesario y, después, volvían a sus parcelas. A medida que Roma se expandía y las campañas duraban más, este modelo dejó de funcionar. A veces, los soldados estaban fuera de las parcelas durante años, por lo que muchas tierras caían en desuso. Las familias de los soldados en ocasiones se encontraban asfixiadas por las deudas y prácticamente se morían de hambre. Por eso, muchas parcelas se fueron abandonando gradualmente y fueron absorbidas por las fincas de los senadores. A medida que la clase senatorial se hacía más y más rica, la gran masa de ciudadanos sin tierra se fue a Roma, a menudo después de haber sido despedidos del ejército. Y al no tener tierra a la que volver, buscaban trabajo en Roma. A finales del siglo
II
a. C., la situación había llegado a un punto peligroso, porque la brecha entre ricos y pobres había aumentado hasta llegar a niveles sin precedentes y porque había hordas de ciudadanos descontentos en Roma dispuestos a rebelarse y a enfrentarse a la aristocracia romana en respuesta a estas injusticias. Sin embargo, el poder político residía en los terratenientes ricos de la clase senatorial, que eran los beneficiarios de los cambios que se habían producido durante los dos últimos siglos. Y la mayoría no tenía intención de cambiar el sistema que le había ido tan bien.

Según el historiador romano Plutarco, Tiberio Graco, cuando viajaba por Etruria, situada en lo que es actualmente el centro de Italia, se enteró de las dificultades por las que pasaban las familias de los ciudadanos-soldados. Ya fuera por esta experiencia o por fricciones anteriores con los poderosos senadores de su tiempo, pronto se embarcaría en un osado plan para cambiar la asignación de tierras en Italia. Se presentó a tribuno plebeyo en el año 133 a. C. y, después, utilizó su cargo para proponer una reforma de la tierra. Propuso que una comisión investigara si las tierras públicas se estaban ocupando ilegalmente y que las que superaran el límite legal de 300 acres se repartieran a los ciudadanos romanos que no tenían tierras. De hecho, el límite de los 300 acres formaba parte de una antigua ley que había sido ignorada y que no se había acatado durante siglos. La propuesta de Tiberio Graco causó conmoción en la clase senatorial, que pudo bloquear la implantación de estas reformas durante un tiempo. Cuando Tiberio logró utilizar el poder de la multitud que le apoyaba para eliminar a otro tribuno que amenazaba con vetar su reforma de tierras, finalmente se fundó la comisión que había propuesto. Sin embargo, el senado impidió su implantación dejando a la comisión sin fondos.

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