Read Por qué fracasan los países Online
Authors: James A. Daron | Robinson Acemoglu
Los pecios y los núcleos de hielo de Groenlandia sirven para descubrir la expansión económica de Roma durante los perÃodos iniciales, pero también para hacer un seguimiento de su declive. En 500 d. C., sus ciento ochenta barcos se redujeron a veinte. Roma se hundÃa, asà como el comercio en el Mediterráneo, y algunos estudiosos incluso afirman que no volvió a alcanzar el auge de los tiempos romanos hasta el siglo
XIX
. El hielo de Groenlandia nos cuenta una historia similar. Los romanos utilizaron plata para acuñar monedas y el plomo tenÃa muchos usos, como la fabricación de cañerÃas y vajillas. Tras llegar a un máximo histórico en el siglo
I
d. C., los depósitos de plomo, plata y cobre de los núcleos de hielo disminuyeron.
La experiencia del desarrollo económico durante la República romana fue impresionante, similar al resto de los ejemplos de desarrollo bajo instituciones extractivas, como la Unión Soviética. Sin embargo, el crecimiento estaba limitado y no era sostenido, ni teniendo en cuenta que se produjo bajo instituciones parcialmente inclusivas. Se basaba en una productividad agrÃcola relativamente elevada, importantes tributos recaudados en las provincias y el comercio a larga distancia, pero no estaba fundamentado en el avance tecnológico ni en la destrucción creativa. Los romanos heredaron algunas tecnologÃas básicas, herramientas y armas de hierro, alfabetización, agricultura con arado y técnicas de construcción. Al principio de la República, crearon otras: la albañilerÃa con cemento, las bombas y la rueda hidráulica. No obstante, la tecnologÃa se estancó a lo largo del Imperio romano. Por ejemplo, en navegación, hubo pocos cambios en el diseño y aparejo de los barcos y los romanos nunca desarrollaron el timón de popa, sino que dirigÃan los barcos con remos. Las ruedas hidráulicas se extendieron muy despacio, de forma que la energÃa hidráulica nunca revolucionó la economÃa romana. Algunos grandes logros, como los acueductos y las alcantarillas de las ciudades, utilizaban tecnologÃa ya existente, aunque los romanos la perfeccionaron. PodÃa haber cierto crecimiento económico sin innovación, debido a la tecnologÃa existente, pero se trataba de crecimiento sin destrucción creativa. Y no duró. Como los derechos de propiedad se hicieron más inseguros y los derechos económicos de los ciudadanos siguieron al declive de sus derechos polÃticos, el desarrollo económico también se redujo.
Cabe destacar que la creación y expansión de las nuevas tecnologÃas del perÃodo romano parecen haber sido impulsadas por el Estado. Es una buena noticia, hasta que el gobierno decide que no está interesado en el desarrollo tecnológico (un caso demasiado común debido al temor a la destrucción creativa). El gran escritor romano Plinio el Viejo cuenta la siguiente historia. durante el reinado del emperador Tiberio, un hombre inventó un vidrio irrompible y fue a ver al emperador pensando que conseguirÃa una gran recompensa. Hizo una demostración de su invento y Tiberio le preguntó si se lo habÃa enseñado a alguien más. Cuando el hombre respondió que no, el emperador hizo que se lo llevaran y que lo mataran «para que el valor del oro no se reduzca al del barro». Esta historia nos enseña dos cosas interesantes. La primera es que aquel hombre se dirigió a Tiberio, en primer lugar, para obtener su recompensa, no pensó en crear una empresa y obtener beneficios vendiendo el vidrio, lo que ejemplifica el papel del gobierno romano en el control de la tecnologÃa. La segunda es que Tiberio se alegró de destruir la innovación por los efectos económicos adversos que habrÃa tenido. Ãste es el temor a los efectos económicos de la destrucción creativa.
También existen pruebas directas del perÃodo del Imperio del temor a las consecuencias polÃticas de la destrucción creativa. Suetonio cuenta que un hombre se dirigió al emperador Vespasiano, que gobernó entre 69 y 79 d. C., para decirle que habÃa inventado un dispositivo para transportar columnas al Capitolio, la ciudadela de Roma, a un coste relativamente bajo. Las columnas eran grandes, pesadas y muy difÃciles de transportar. Transportarlas desde las minas hasta Roma, donde se hacÃan, implicaba la mano de obra de miles de personas, lo que suponÃa un gran gasto para el gobierno. Vespasiano no mató al hombre, pero se negó a utilizar la innovación, y declaró: «¿Cómo podré entonces alimentar al pueblo?». De nuevo, un inventor se dirigÃa al gobierno. Quizá fuera más natural que con el vidrio irrompible, porque el gobierno romano estaba más implicado en el transporte y la elaboración de columnas. Pero, otra vez, la innovación fue rechazada por la amenaza que suponÃa la destrucción creativa, no tanto por su impacto económico, sino por el temor a la destrucción polÃtica creativa. Vespasiano estaba preocupado porque, a menos que mantuviera al pueblo feliz y bajo control, aquel cambio serÃa polÃticamente desestabilizador. Los plebeyos romanos tenÃan que mantenerse ocupados y debÃan ser maleables, asà que estaba bien tener trabajo que darles, como trasladar columnas de un sitio a otro. Esto complementaba el pan y el circo, que también se daban gratis a la población para mantenerla contenta. Quizá sea revelador que ambos casos tuvieran lugar poco después del hundimiento de la República. Los emperadores romanos tenÃan mucho más poder para bloquear el cambio que los gobernadores romanos durante la República.
Otra razón importante para la falta de innovación tecnológica fue la prevalencia de la esclavitud. A medida que los territorios controlados por los romanos se extendÃan, un gran número de personas eran esclavizadas y, a menudo, las llevaban a Italia para trabajar en grandes fincas. Muchos ciudadanos de Roma no necesitaban trabajar porque sus ingresos procedÃan del gobierno. ¿Dónde se iba a originar la innovación? Hemos defendido la idea de que ésta procede de personas nuevas, con nuevas ideas, que desarrollan nuevas soluciones para viejos problemas. En Roma, las personas que producÃan eran esclavos y, posteriormente,
coloni
semiserviles, que, obviamente, tenÃan pocos incentivos para innovar puesto que serÃan sus amos, y no ellos, quienes se beneficiarÃan de cualquier innovación. Como veremos muchas veces en este libro, las economÃas basadas en la represión del trabajo y los sistemas como la esclavitud y la servidumbre carecen claramente de innovación. Esto es asà desde el mundo antiguo hasta la era moderna. Por ejemplo, en Estados Unidos, los estados del norte participaron en la revolución industrial, pero los del sur, no. Evidentemente, la esclavitud y la servidumbre crearon una riqueza enorme para quienes tenÃan esclavos y controlaban a los siervos, pero no crearon innovación tecnológica ni prosperidad para la sociedad.
Â
Â
Ya nadie escribe desde Vindolanda
Â
Hacia 43 d. C., el emperador romano Claudio habÃa conquistado Inglaterra, pero no Escocia. El gobernador romano AgrÃcola hizo un último esfuerzo infructuoso y abandonó y en 85 d. C. construyó una serie de fuertes para proteger la frontera norte de Inglaterra. Uno de los mayores se encontraba en Vindolanda, a 56 kilómetros al oeste de Newcastle. Aparece en el mapa 11 en el extremo noroeste del Imperio romano. Más tarde, Vindolanda fue incorporada al muro defensivo de 136 kilómetros que construyó el emperador Adriano, pero en 103 d. C., cuando el centurión romano Cándido fue estacionado allÃ, era un fuerte aislado. Cándido participaba con su amigo Octavio en el suministro de la guarnición romana y recibió la respuesta de Octavio a una carta que habÃa escrito:
Â
Octavio a su hermano Cándido.
Saludos.
Te he escrito varias veces que he comprado alrededor de cinco mil modios de espigas de grano, por lo cual necesito efectivo. Si no me envÃas dinero, al menos quinientos denarios, la consecuencia será que perderé lo que he dejado en depósito, unos trescientos denarios, y quedaré avergonzado. Por eso, te pido que me envÃes algo de dinero tan pronto como sea posible. El cuero que mencionas está en Cataractonium. Escribe para que me lo den, asà como el carro que mencionas. Ya los habrÃa recogido pero no querÃa que se lastimaran los animales mientras las carreteras todavÃa están mal. Habla con Tertio sobre los ocho denarios y medio que recibió de Fatalis. Ãl no los ha registrado en mi cuenta. Asegúrate de enviarme dinero para que pueda tener espigas de grano en la era. Saluda a Espectato y Firmo. Adiós.
Â
La correspondencia entre Cándido y Octavio ilustra algunas facetas significativas de la prosperidad económica de la Inglaterra romana. Revela que habÃa una economÃa monetaria avanzada con servicios financieros, que existÃan carreteras, aunque a veces estuvieran en malas condiciones. También señala la presencia de un sistema fiscal que aumentaba los impuestos para pagar el sueldo de Cándido. Y lo más evidente, que ambos hombres estaban alfabetizados y eran capaces de beneficiarse de algún tipo de servicio postal. La Inglaterra romana también se benefició de la fabricación en masa de cerámica de alta calidad, sobre todo en Oxfordshire; de centros urbanos con baños y edificios públicos, y de técnicas de construcción de casas que utilizaban mortero y tejas para los tejados.
Hacia el siglo
IV
, todo empezó a hundirse y, después de 411 d. C., el Imperio romano abandonó Inglaterra. Se retiraron las tropas, las que se quedaron no recibÃan sueldos y, cuando se hundió el Estado romano, la población local expulsó a los administradores. En el año 450 d. C., estos signos de prosperidad económica habÃan desaparecido. El dinero dejó de circular. Las áreas urbanas fueron abandonadas y los edificios, despojados de sus piedras. Las carreteras quedaron recubiertas de maleza. El único tipo de cerámica que se fabricaba era cruda y hecha a mano, no manufacturada. El pueblo se olvidó de utilizar el mortero para construir, y la alfabetización se redujo notablemente. Los tejados se hacÃan con ramas, no con tejas. Nadie escribÃa ya desde Vindolanda.
Después de 411 d. C., Inglaterra experimentó tal hundimiento económico que se convirtió en un páramo (y no por primera vez). En el capÃtulo anterior, vimos que la revolución neolÃtica empezó en Oriente Próximo alrededor del año 9500 a. C. Cuando los habitantes de Jericó y Abu Hureyra vivÃan en pueblos pequeños y se dedicaban a la agricultura, los habitantes de Inglaterra todavÃa cazaban y recolectaban, y seguirÃan haciéndolo durante como mÃnimo otros cinco mil quinientos años. Ni siquiera entonces los ingleses inventaron la agricultura ni la ganaderÃa, sino que ambas actividades les llegaron del exterior, gracias a los Inmigrantes que se extendieron por Europa durante miles de años procedentes de Oriente Próximo. Mientras los habitantes de Inglaterra se ponÃan al dÃa de aquellas grandes innovaciones, los de Oriente Próximo inventaban ciudades, la escritura y la cerámica. En 3500 a. C. aparecieron grandes ciudades como Uruk y Ur en Mesopotamia, el Irak moderno. Uruk pudo haber tenido una población de catorce mil habitantes en 3500 a. C. y de cuarenta mil poco después. El torno de ceramista fue inventado en Mesopotamia aproximadamente al mismo tiempo que el transporte mediante ruedas. La capital egipcia de Menfis emergió como gran ciudad poco después. La escritura apareció de forma independiente en ambas regiones. Cuando los egipcios construÃan las grandes pirámides de Guiza alrededor de 2500 a. C., los ingleses levantaban su monumento antiguo más famoso, el cÃrculo de piedras de Stonehenge. No estaba mal para los cánones ingleses, pero ni siquiera era lo bastante grande para haber albergado uno de los barcos ceremoniales enterrados a los pies de la pirámide del rey Keops. Inglaterra continuó atrasada y tomando elementos prestados de Oriente Próximo y del resto de Europa incluso hasta el perÃodo romano.
A pesar de contar con una historia tan poco prometedora, fue allà donde apareció la primera sociedad realmente inclusiva y donde se puso en marcha la revolución industrial. Tal y como comentamos en el capÃtulo 4, dichos cambios fueron resultado de una serie de interacciones entre coyunturas crÃticas y pequeñas diferencias institucionales, como, por ejemplo, la peste negra y el descubrimiento de América. La divergencia inglesa tenÃa raÃces históricas, pero la visión de Vindolanda sugiere que aquellas raÃces no eran tan profundas y, sin duda, no estaban predeterminadas por la historia. No se plantaron durante la revolución neolÃtica ni durante los siglos de hegemonÃa romana. En 450 d. C., al principio de lo que los historiadores solÃan llamar la edad de las Tinieblas, Inglaterra habÃa vuelto a la pobreza y al caos polÃtico. No habrÃa un Estado centralizado efectivo en Inglaterra durante cientos de años.
Â
Â
Caminos divergentes
Â
La creación de instituciones inclusivas y el desarrollo industrial posterior en Inglaterra no fue resultado de un legado directo de las instituciones romanas (ni de otras anteriores). Esto no significa que no ocurriera nada significativo con la caÃda del Imperio romano de Occidente, puesto que fue un acontecimiento crucial y afectó a la mayor parte de Europa. Distintas partes de Europa compartÃan las mismas coyunturas crÃticas, asà que sus instituciones se separarÃan de una forma parecida, quizá de una forma tÃpicamente europea. La caÃda del Imperio romano fue una parte crucial de aquellas coyunturas crÃticas comunes. Pero este camino europeo contrasta con los de otras partes del mundo, como el Ãfrica subsahariana, Asia y América, que se desarrollaron de otro modo en parte porque no se enfrentaron a las mismas coyunturas crÃticas.
La Inglaterra romana cayó con un gran estruendo. No ocurrió lo mismo en Italia, ni en la Galia romana (la Francia moderna), ni siquiera en el Norte de Ãfrica, donde muchas de las viejas instituciones perduraban de alguna manera. Sin embargo, no hay duda de que el cambio del dominio de un Estado romano único a una plétora de Estados dirigidos por francos, visigodos, ostrogodos, vándalos y borgoñones fue significativo. El poder de aquellos Estados era mucho más débil y fueron sacudidos por una larga serie de incursiones de sus periferias. Desde el norte llegaban los daneses en sus barcos vikingos. Desde el este llegaban los jinetes hunos. Por último, la aparición del islam como religión y fuerza polÃtica en el siglo siguiente a la muerte de Mahoma, en 632 d. C., condujo a la creación de nuevos Estados islámicos en la mayor parte del Imperio bizantino, el Norte de Ãfrica y España. Estos procesos comunes sacudieron Europa y, tras ellos, apareció un tipo concreto de sociedad que suele recibir el nombre de feudalismo. La sociedad feudal estaba descentralizada porque los Estados centrales fuertes estaban atrofiados, aunque algunos gobernantes como Carlomagno intentaran reconstruirlos.