Otros textos fueron los siguientes:
A través de la magia Bubi
:
Por las selvas de Guinea
, de José Manuel Novoa (1991);
Los Bubis. Ritos y creencias
, del padre Amador Martín del Molino (1989), de la Misión Claretiana, que convivió veinticuatro años con los bubis; la revista arriba citada
La Guinea Española
del fondo claretiano; y la página
www.maib.org
, que es la página oficial del Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko, donde aparece información sobre la historia de los bubis.
Finalmente, los libros anteriormente citados
Aproximación a la historia de Guinea Ecuatorial
, de Justo Bolekia Boleká (2003), y
El Laberinto Guineano
, de Emiliano Buale Borikó (1989), me resultaron especialmente útiles para centrarme en la parte política directamente relacionada con la isla Fernando Poo/Bioko y los bubis.
3.
Puesto que el personaje de Clarence es profesora de lingüística en la universidad y está interesada en la literatura hispano-africana, guineoecuatoriana, el español y la producción literaria en Guinea Ecuatorial, mencionaré los siguientes documentos y autores que también han aportado su granito de arena a mi novela:
La formación de identidad en la novela hispano-africana
:
1950-1990
, de Jorge Salvo (2003), profesor de español de la Universidad de Carolina del Sur y autor, también, de diversos artículos relacionados con este tema;
Literatura emergente en español
:
Literatura de Guinea Ecuatorial
, por Shosténe Onomo-Abena y Joseph Désiré Otabela Mewolo (2004); «La literatura africana de expresión castellana: La creación literaria en Guinea Ecuatorial», de Mbaré Ngom (1993), de la Morgan State University de Maryland; y «La creación semántica y léxica en el español de Guinea Ecuatorial», tesis doctoral de Issacar Nguen Djo Tiogang (2007). También consulté diversos artículos de los siguientes autores: Mariano L. de Castro Antolín, catedrático de Geografía e Historia en Valladolid y autor de publicaciones sobre la historia de Guinea Ecuatorial y sobre las relaciones entre Guinea y España; Humberto Riochí, portavoz del Movimiento por la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB) en 2009; Michael Ugarte, profesor de literatura española en la Universidad de Misuri; Juan Tomás Ávila Laurel, escritor, redactor-jefe de la revista
El Patio
de Malabo, y conferenciante en diversas universidades norteamericanas; Carlos González Echegaray, estudioso africanista español; y Germán de Granda, quien ha trabajado sobre las lenguas de Guinea Ecuatorial.
Específicamente sobre el español en Guinea Ecuatorial cabe nombrar los artículos de Sosthéne Onomo-Abena y Aminou Mohamadou, de la Universidad de Yaoundé I (Camerún). Mohamadou tiene un artículo sobre el
espaguifranglés
, como lengua compuesta por diferentes marcas de las lenguas con las que cohabita: español, guineano —de los grandes grupos étnicos: fang, bubi, annobonés, benga, ndowé—, francés e inglés. Y, por supuesto, debo mencionar a John M. Lipski, catedrático de Lingüística en la Universidad de Pensilvania y especialista en dialectología, contacto de lenguas, lenguas criollas y los elementos africanos en el español y el portugués. Su magnífico artículo «The Spanish of Equatorial Guinea: Research on la hispanidad’s best-kept secret» es el que probablemente hubiera leído Clarence como comienzo de su investigación lingüística en Guinea, en caso de que la hubiese llevado a cabo.
En cuanto a la producción literaria relacionada con Guinea Ecuatorial —del periodo precolonial, caracterizado por su oralidad; del colonial, representado por la descripción del exotismo, y del poscolonial, tanto de la época de la triste memoria como la del comienzo de la creación literaria autóctona, de recopilaciones de cuentos y leyendas y de nuevas obras narrativas y de ensayo—, y para que el lector pueda hacerse una idea de la magnitud del desconocimiento de una parte de nuestra Historia, recomendaría el interesantísimo ensayo de Justo Bolekia Boleká recogido por el Centro Virtual Cervantes en su anuario de 2005 y los trabajos de Mbare Ngom Fayé y Donato Ndongo-Biyogo. Este último, periodista, historiador, ensayista y novelista guineano, autor de las novelas
Las tinieblas de tu memoria negra
y
Los poderes de la tempestad
y experto en literatura moderna hispanófona en Guinea Ecuatorial, publicó en 1984 una imprescindible
Antología de la literatura de Guinea Ecuatorial
en la que recoge los autores y sus obras de narrativa, poesía y teatro.
En un bloque diferente a las obras producidas por los mismos guineoecuatorianos se situarían las obras escritas por españoles después de una estancia en Guinea. Sé que hay alguna más —tengo pendiente la lectura de
El corazón de los pájaros
, de Elsa López (2001), y ver la película
Lejos de África
, de Cecilia Bartolomé del año 1996—, pero estas son las que yo he leído y han colaborado para la ambientación de mi novela:
En el país de los bubis
, de José Más (escrito en 1919 y reeditado en 2010);
Manto verde bajo el sol
, de V. López Izquierdo (1973);
El valle de los bubis
, de María Paz Díaz (1998);
La casa de la palabra
, de José A. López Hidalgo (1994);
Al sur de Santa Isabel
, de Carles Decors (2002); la dura y desasosegante
Guinea
, de Fernando Gamboa (2008);
Una historia africana
, de Javier Reverte (2009);
La aventura del Muni
(
Tras las huellas de Iradier
:
La historia blanca de Guinea Ecuatorial
), de Miguel Gutiérrez Garitano (2010), y, la ya citada,
Fernando el Africano
, de Fernando García Gimeno (2004).
Mi novela se sumará, pues, a la larga lista de libros sobre Guinea Ecuatorial, lo cual me produce una honda satisfacción. Clarence e Iniko coinciden en que forman parte de una larga cadena que incluye tanto a los antepasados como a los que están por venir. De la misma manera, esta novela forma parte de una larga cadena de palabras escritas y palabras por escribir sobre la historia de Guinea Ecuatorial. Pero no solo eso. Espero que el lector español pueda conocer o reconocer una cultura y un contexto histórico, político y social diferente, lejano y cercano a la vez; pero también deseo que el lector guineoecuatoriano conozca algo sobre los que viajaron a su país, sobre las razones por las que fueron, sobre mi tierra y sus costumbres, y sobre los cambios que hemos vivido.
A Justo Bolekia Boleká, intelectual guineoecuatoriano de la etnia bubi, catedrático de Filología Francesa de la Universidad de Salamanca, autor de numerosos artículos, libros de ensayo y publicaciones de lingüística y sociolingüística, experto en lengua, cultura y antroponimia bubi, poeta, político e historiador, por concederme el privilegio de revisar una novela como esta en la que hay un poco de todo aquello en lo que él es experto. Le debo las correcciones de los diálogos y expresiones en bubi y en pidgin-english (para las expresiones en este último idioma yo había empleado el diccionario que acompañó a mi padre y a mi abuelo, una edición de 1919, exactamente el que lee Kilian en su primer viaje en barco). Debo agradecerle también sus matizaciones en cuestiones de tradiciones y cultura bubi, así como la revisión de la parte histórico-política. Y quiero resaltar su gentileza al permitirme hacer uso del cuento bubi titulado Wewèöbuaaröó que Fernando Laha narra a Daniela y que está recogido en su recopilación de cuentos bubis. Pero, sobre todo, debo agradecerle las afectuosas palabras con las que me transmitió su gratitud por haber podido disfrutar de ese continuo viaje de Pasolobino a Bioko.
A Ismael Lamora y Mari Pe Solana, que vivieron años en Fernando Poo, y a José Antolín, que trabajó para la TVE en la isla justo después de la independencia, por todas sus anécdotas y recuerdos de aquella época.
A Luis Acevedo, por acercar Sampaka a mis montañas y por perseverar en sus esfuerzos en la finca.
A José M.ª Mur, por contagiarme de su deseo de conocer el pasado, ayudarme en la investigación y traerme noticias frescas de su viaje a Guinea, algo esto último que también hizo el hermano Josean Villalabeitia.
A Maruja de San Lucas, por sacarme de apuros en cuanto a cuestiones de moda y menús de décadas pasadas.
A Fernando García Gimeno, por ser el mejor guardián de los detalles y descripciones de unos años que sin él se habrían olvidado y por responder amablemente a mis consultas.
A Ana Corell, Pedro Aguaviva y Felisa Ferraz, por sus acertadas y útiles impresiones del primer manuscrito.
A Ramón Badía Vidal, por su primera valoración de la novela, su profesionalidad y su comprensión.
A Cristina Pons, por sus sabios, perspicaces, oportunos e imprescindibles consejos sin los cuales esta novela no hubiera llegado a buen puerto. Pero, sobre todo, por ayudarme a ascender por la
cuesta de las fiebres
sin miedo.
Y por último, a mi editora, Raquel Gisbert, por creer en este proyecto y haberme ofrecido la excepcional e ilusionante posibilidad de que esta novela vea la luz. Gracias a ella puedo dedicarla muy especialmente —a modo de humilde homenaje— a los de aquí que vivieron allí y a sus descendientes; y a los de allí que tuvieron que convivir con los de aquí y a sus descendientes.
Espero que unos y otros sepamos comprendernos un poco mejor.
Anciles, septiembre de 2011
Luz Gabás Ariño
nació en 1968 en Monzón (Huesca). Los mejores momentos de su niñez y adolescencia también transcurrieron entre el pueblo de su familia paterna (Cerler, en el valle de Benasque) y el de su familia materna (Serrate, en el valle de Lierp). Después de vivir un año en San Luis Obispo (California), estudió en Zaragoza, donde se licenció en Filología Inglesa y obtuvo más tarde la plaza de profesora titular de escuela universitaria. Durante años ha compaginado su docencia universitaria con la traducción, la publicación de artículos, la investigación en literatura y lingüística, y la participación en proyectos culturales, teatrales y de cine independiente. Desde 2007 vive en el precioso pueblo de Anciles, junto a la villa de Benasque, donde se dedica, entre otras cosas, a escribir.