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Authors: Joseph Campbell

Tags: #Ensayo, Referencia

El poder del mito (36 page)

BOOK: El poder del mito
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M
OYERS
: Y el corazón es…

C
AMPBELL
: …el corazón es el órgano de apertura a algo distinto de uno. Es la cualidad humana, en oposición a las cualidades animales, que están relacionadas más bien con el interés propio.

M
OYERS
: ¿Para ti entonces el amor romántico sería algo opuesto a la lascivia o a la pasión, como un sentimiento religioso general?

C
AMPBELL
: Sí. Sabes, el matrimonio en las culturas tradicionales lo arreglaban las familias. No era en absoluto una decisión personal. En la India, hasta el día de hoy, hay anuncios en los periódicos buscando esposas en una especie de bolsa pública. Recuerdo que en una familia que conocí allí, una hija iba a casarse, y les preguntaba a sus hermanos: «¿Es alto? ¿Es moreno? ¿Cómo es?».

En la Edad Media, era la clase de matrimonio santificado por la Iglesia. Por eso la idea del trovador de un Amor realmente personal fue muy peligrosa.

M
OYERS
: ¿Porque era herético?

C
AMPBELL
: No sólo herético, también adúltero, al menos en lo que podría llamarse un adulterio espiritual. Como todos los matrimonios eran arreglados por la sociedad, el amor que venía del encuentro de los ojos era de un valor espiritual más alto.

Por ejemplo, en la novela de Tristán, Isolda está comprometida a casarse con el rey Marc. Nunca se han visto. Tristán es enviado a buscar a Isolda para Marc. La madre de Isolda prepara una poción de amor, de modo que los dos que han de casarse tengan verdadero amor entre sí. Y esta poción está bajo la custodia del aya que irá con Isolda. La poción de amor queda sin custodia, y Tristán e Isolda piensan que es vino y lo beben. El amor se apodera de ellos. Pero ya estaban enamorados, sólo que no lo sabían. La poción se limitó a sacar a la luz el amor. Uno recuerda este tipo de experiencias de su propia juventud.

El problema desde el punto de vista del trovador es que el rey Marc e Isolda, que han de casarse, no están realmente en condiciones de amarse. Nunca se han visto. El verdadero matrimonio es el que surge del reconocimiento de la identidad en el otro, y la unión física es simplemente el sacramento en el que eso se confirma. No empieza por el otro lado, con el interés físico que después se espiritualiza. Empieza con el impacto espiritual del amor.

M
OYERS
: Cristo habló del «adúltero de corazón», la violación de la unión que tiene lugar espiritualmente, en la mente y el corazón.

C
AMPBELL
: Todos los matrimonios eran una violación de esa especie en tanto eran arreglados por la sociedad y no por el corazón. Ese es el sentido del amor cortés en la Edad Media. Está en contradicción directa con la enseñanza de la Iglesia. La palabra AMOR leída al revés es ROMA, la Iglesia Católica Romana, que justificaba matrimonios que eran de carácter puramente social o político. Por eso nació este movimiento validando la elección individual, lo que yo llamo seguir el camino de tu felicidad.

Pero también hay peligros, por supuesto. En la historia de Tristán, cuando la joven pareja ha bebido su poción de amor y el aya de Isolda comprende lo que ha pasado, va a ver a Tristán y le dice: «Has bebido tu muerte». Y Tristán le responde: «Cuando hablas de mi muerte, ¿te refieres a este dolor de amor?», porque ese era uno de los puntos principales: debía sentirse la enfermedad de amor. En este mundo no hay satisfacción posible de esa identidad que uno está experimentando. Tristán dice: «Si te refieres a esta agonía de amor, no es mi muerte: es mi vida. Si al hablar de mi muerte te refieres al castigo que sufriremos si nos descubren, lo acepto. Y si te refieres al castigo eterno en los fuegos del infierno, lo acepto también». Bueno, eso es lo que yo llamo valor.

M
OYERS
: Especialmente en el catolicismo medieval, que creía en un infierno literal. Pero ¿qué significa lo que está diciendo Tristán?

C
AMPBELL
: Dice que su amor es más grande incluso que la muerte y el dolor, más grande que todo. Es una gran afirmación del dolor de la vida.

M
OYERS
: Y él elige este dolor del amor ahora, aun cuando signifique eterno dolor y condena en el infierno.

C
AMPBELL
: Cualquier rumbo que elijas en la vida siguiendo los dictados de tu propio corazón, debería emprenderse con esa misma convicción: que nadie podrá obligarte con amenazas a salirte de tu camino. No importa lo que pase, ésta es la validación de mi vida y de mis actos.

M
OYERS
: ¿Y al elegir el amor también?

C
AMPBELL
: Al elegir el amor también.

M
OYERS
: Una vez escribiste que lo que importa del infierno, lo mismo que del paraíso, es que cuando estás ahí, estás en tu lugar justo, que es en última instancia donde quieres estar.

C
AMPBELL
: Fue idea de Bernard Shaw, y en realidad de Dante también. El castigo del infierno es que tienes para toda la eternidad lo que pensaste que querías en la tierra.

M
OYERS
: Tristán quería su amor, quería su felicidad, y estaba dispuesto a sufrir por ello.

C
AMPBELL
: Sí. Pero después William Blake dijo en su maravillosa serie de aforismos
El matrimonio del cielo y el infierno
: «Mientras caminaba por entre los fuegos del infierno… que a los ángeles les parecen tormento», es decir, que para los que están allí, que no son ángeles, no es el fuego del dolor, es el fuego del placer.

M
OYERS
: Recuerdo que Dante, en el
Inferno
, cuando contempla a los grandes amantes de la historia condenados al fuego eterno, ve a Helena, ve a Cleopatra y ve a Tristán. ¿Qué significa eso?

C
AMPBELL
: Dante sigue al pie de la letra las enseñanzas de la Iglesia, que dicen que eso es el infierno, y que allí están sufriendo. Recuerda que ve a los dos jóvenes amantes de la Italia de su tiempo, Paolo y Francesca. Francesca mantenía un romance con Paolo, el hermano de su marido. Y Dante, como un sociólogo, dice: «Querida, ¿cómo ha sucedido? ¿Qué lo ha producido?». Y ahí tenemos el verso más famoso de Dante. Francesca dice que Paolo y ella estaban sentados bajo un árbol en el jardín leyendo la historia de Lanzarote y Ginebra. «Y cuando leímos el pasaje de su primer beso, nos miramos, y ese día ya no leímos más.»

Y ese fue el comienzo de su caída.

Que esta maravillosa experiencia deba ser condenada como un pecado es algo a lo que se opone el trovador. El amor le da sentido a la vida, es el momento culminante de la vida.

M
OYERS
: ¿Es lo que quiere decir Wagner en su gran ópera sobre Tristón e Isolda cuando dice: «En este mundo dejadme tener mi mundo, y condenarme o salvarme con él».

C
AMPBELL
: Sí, es exactamente lo que dice Tristón.

M
OYERS
: Y quiere decir: quiero mi amor, quiero mi vida.

C
AMPBELL
: Esta es mi vida, sí. Y estoy dispuesto a aceptar cualquier dolor por ella.

M
OYERS
: Para lo cual necesitó valor, ¿no?

C
AMPBELL
: Vaya si se necesita. Hasta para pensarlo nada más.

M
OYERS
: Veo que lo pones en presente.

C
AMPBELL
: Sí.

M
OYERS
: ¿Sigue necesitándose tanto valor, aun hoy?

C
AMPBELL
: Sí.

M
OYERS
: Has dicho que la importancia de todos estos pioneros del amor es que decidieron ser autores y medios de su propia autorealización, que la consumación del amor es la tarea más noble de la naturaleza, y que tomaban su sabiduría de la experiencia y no del dogma, la política o cualquier otro concepto corriente del bien social. ¿Este es el comienzo de la idea romántica del individuo occidental que toma su destino en sus propias manos?

C
AMPBELL
: Sin duda alguna. Puedes ver ejemplos de historias orientales de este tipo de iniciativa, pero nunca llega a ser un sistema social. Ahora se ha vuelto el ideal de amor del mundo occidental.

M
OYERS
: ¿El amor a partir de la experiencia propia, tomando la propia experiencia como fuente de sabiduría?

C
AMPBELL
: Sí, eso es el individuo. Lo mejor de la tradición occidental ha incluido el reconocimiento y respeto del individuo como entidad viviente. La función de la sociedad es cultivar al individuo. No es función del individuo sostener a la sociedad.

M
OYERS
: Pero ¿qué sucede con las instituciones (las universidades, las corporaciones, las iglesias, las instituciones políticas de nuestra sociedad) si todos salimos corriendo cada cual en una dirección, siguiendo nuestro amor? ¿No hay un conflicto ahí? ¿El individuo contra la sociedad? Es preciso que haya un punto más allá del cual la intuición individual, la libido individual, el deseo individual, el amor individual, el impulso individual a hacer lo que uno quiere deben ser restringidos… de otro modo, habría tumulto y anarquía, y ninguna institución podría sobrevivir. ¿Realmente estás diciendo que deberíamos seguir nuestro corazón, seguir nuestro amor, dondequiera que nos lleve?

C
AMPBELL
: Bueno, tienes que usar la cabeza. Se dice, ya sabes, que un sendero estrecho es un sendero muy peligroso… el filo de la navaja.

M
OYERS
: ¿La cabeza y el corazón no deben estar en guerra entre sí?

C
AMPBELL
: No, no deberían. Deberían estar en cooperación. La cabeza debería estar presente, y el corazón debería escucharla de vez en cuando.

M
OYERS
: ¿Hay momentos en que el corazón toma el mando?

C
AMPBELL
: Debería estar al mando casi siempre. Aquí podrían mencionarse las cinco virtudes principales del caballero medieval. Una es la templanza, otra el valor, otra el amor, otra la lealtad y otra la cortesía. La cortesía es el respeto por el decoro de la sociedad en la que vives.

M
OYERS
: Entonces el amor no sale a cabalgar solo, sino que lo acompañan…

C
AMPBELL
: El amor es una función entre otras. Un modo de volverse loco es permitir que una función domine todo el sistema y no sirva al orden. Y la idea medieval, a pesar del hecho de que esta gente estaba protestando contra las autoridades eclesiásticas, se basaba en el respeto por la sociedad de la que participaban. Todo se hacía de acuerdo con unas reglas. Cuando dos caballeros combatían, no violaban la reglas de combate aunque el combate fuera a muerte. Esta cortesía siempre debe ser tenida en cuenta.

M
OYERS
: ¿Había reglas legales? ¿Reglas para el amor? ¿Había restricciones al adulterio, por ejemplo?

Si tus ojos se encontraban con los de alguien que no era tu cónyuge legal, ¿cuál debía ser tu respuesta en la época medieval?

C
AMPBELL
: Bueno, eso fue el comienzo de la relación según el amor cortés. Había reglas de juego, y se jugaba de acuerdo con las reglas. Tenían su propio sistema de reglas. No eran las de la Iglesia, pero eran reglas para jugar el juego armoniosamente y con los resultados que se pretendían. Cualquier cosa que hagas implica un sistema de reglas que especifican cómo ha de hacerse algo y hacerlo bien. Se ha dicho que el arte es el modo de hacer las cosas bien. Y la conducta en un caso de amor… bueno, podías ser un torpe, pero cuánto mejor si tenías conocimiento de ciertas reglas que permitían que su expresión se hiciera más elocuente y gratificante.

M
OYERS
: Así que la época de la caballería se desarrollaba a medida que surgía la época del amor romántico.

C
AMPBELL
: Yo diría que fueron lo mismo. Fue un periodo muy extraño porque fue terriblemente brutal. No había ley central. Cada cual iba a su aire, y, por supuesto, había grandes violaciones de todo. Pero dentro de esta brutalidad, hubo una fuerza civilizadora, que representaron las mujeres porque eran ellas quienes establecían las reglas para este juego. Y los hombres debían jugarlo de acuerdo con los requisitos planteados por las mujeres.

M
OYERS
: ¿Cómo fue que las mujeres lograron esta influencia dominante?

C
AMPBELL
: Es que si tú quieres hacer el amor con una mujer, ella te tiene a su merced. El término técnico utilizado por una mujer para expresar su entrega era
merci
. La mujer otorga su
merci
. Ahora bien, esto podría consistir en su permiso para besarla en la nuca una vez al año, o algo así… o bien podía ser una entrega completa. Eso dependía de su estimación del carácter del pretendiente.

M
OYERS
: ¿Había reglas para determinar esa valía?

C
AMPBELL
: Sí. Había un requisito esencial: tener un corazón amable, es decir, un corazón capaz de amar, no simplemente de sentir lujuria. La mujer estudiaba al candidato para ver si su corazón era tierno, si tenía capacidad de amar.

Tenemos que recordar también que todas estas mujeres pertenecían a la nobleza, y la nobleza en aquel entonces era gente bastante retirada y competente, tanto en su brutalidad como en su ternura. Hoy, no sé qué habría que hacer para probar el temperamento y ver si alguien tiene un corazón amable, o si tenerlo será un ideal para alguien.

M
OYERS
: ¿Qué te sugiere la idea de un corazón amable?

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