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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (32 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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El tercer punto es que, si bien el Hombre forma parte de la Vida Orgánica en la Superficie de la Tierra, que fue creada con el fin de dar un choque transmisor entre las notas
Fa
y
Mi
en el Rayo de Creación de modo que las influencias pudieran pasar desde las partes superiores del Rayo a las yemas terminales que son las Lunas, ya no es necesario que en esta etapa sirva bajo esta esclavitud. G. dijo que en este período ya no era posible que la humanidad fuera esclava de la
fábrica de dolor
de la Tierra llamada la Vida Orgánica, la vida cuyos sufrimientos alimentaban a las partes inferiores del Rayo, incluso nuestra Luna que se desarrolla gradualmente en términos del Tiempo planetario. Dijo que si el Hombre pudiera ser más consciente sería capaz de poner término a su esclavitud, pero que debido a los hábitos formados a través de los siglos, hábitos de sentimiento, de pensamiento, de actitud etc., al parecer el Hombre seguirá sirviendo a un propósito que ya no es más necesario. "El problema es", dijo sin ambages, "que el Hombre ha alcanzado una etapa en la que puede ser más consciente, y si lo hiciera así todo cambiaría. Pero debido a las tradiciones, a los prejuicios, debido, en suma, a su mecanicidad, no puede llegar a ese punto, y así se deja ir cuesta abajo justo en el momento en que pudiera darse un choque y pasar a un nuevo orden de realidad". Al preguntársele si el desarrollo del totalitarismo era un progreso en la dirección correcta, dijo: "No, muy al contrario. El Hombre se pone simplemente bajo una mayor esclavitud mediante esos movimientos colectivos.
El desarrollo de la conciencia es un desarrollo individual
. Y, como lo dije frecuentemente, cuando sobreviene la guerra el Hombre se desprende de la ínfima cantidad de conciencia que normalmente posee. De hecho, se vuelve completamente demente y no se da cuenta de su demencia. La conciencia es pesada y medida y sólo hay cierta cantidad de conciencia. Pero esta fuerza de conciencia sería suficiente para realizar un cambio completo en la Tierra si la gente la usara". Al preguntársele lo que pensaba acerca del futuro, G. dijo que los hombres habían tomado el rumbo que llevaba a una disminución de conciencia y que constituirían colonias de abejas o colonias de hormigas. En otra oportunidad dijo: "Pues bien, ya han elegido. ¿Qué quieren ser, abejas u hormigas?"

El cuarto punto es que el Hombre está en cierto lugar en la Octava de su propio desarrollo entre las notas
Mi
y
Fa.
O. sugirió que deberíamos pensar acerca de esta cuestión en los siguientes términos. Tomando
Do
como punto de partida en la Octava ascendente, dijo: "Podríamos considerar a un individuo solo como
Do,
a un grupo familiar como
Re
y a una nación como la nota
Mi.
Como saben, entre
Mi
y
Fa es
preciso que se produzca un choque. Toda nuestra vida ordinaria consiste en octavas rotas del orden de
Do, Re, Mi,
que se repiten una y otra vez". O. prosiguió: "Para llegar a la nota
Fa
, con relación a la humanidad, mientras que el Hombre debe retener su sentimiento individual en la nota
Do,
su sentimiento familiar y de responsabilidad en la nota
Re,
su sentimiento nacional en la nota
Mi
, debe pasar a un nuevo sentimiento en la nota
Fa
en la que puede sentir la existencia de las otras naciones". Dijo: "La creación correcta del sentimiento nacional —esto es, la nota
Fa
— depende siempre de que hayan sonado las 3 notas previas —es decir
Do, Re, Mi—
y finalmente
Fa
. Los intentos artificiales de hacer sonar la nota
Fa
, a la que podemos llamar conciencia internacional, se hacen a expensas de las notas
Do, Re, Mi.
Esto equivale a decir que se pide a la gente que sea enteramente colectiva y que sacrifique su individualidad por una organización colectiva". La gente se desprende hasta de la conciencia a la que tiene derecho cuando se une en enormes masas tal como en las revoluciones, las guerras, etc. Esto es el colectivismo. El hombre debe aislarse interiormente de esas fuerzas colectivas antes de que pueda sentir el toque mágico de la individualidad que lo espera en un nivel superior. Aunque tenga que aislarse interiormente tiene que desempeñar su parte colectiva como Buen Amo de Casa sin identificarse con ella. Permítanme que les recuerde otra vez que el Buen Amo de Casa está definido como una persona que, ya sea hombre o mujer, cumple con su deber y se siente responsable hacia la vida, pero que no cree en la vida. Esto no quiere decir que un Buen Amo de Casa crea en otra cosa. La integridad del mundo en la actualidad y en el futuro depende del número de Buenos Amos de Casa que existen en cada nación. Como es sabido, al presente surgieron ciertas teorías que dicen que el Hombre fue hecho para el Sabat. La actual guerra es en realidad una lucha entre aquellos que creen que el Hombre fue hecho para el Sabat y los que creen que el Sabat fue hecho para el Hombre. Esta es la verdadera formulación del actual conflicto. Las hormigas y las abejas creen que el Hombre fue hecho para el Sabat —es decir, para el Estado— y vemos lo que les ha sucedido. Toda la situación actual fue formulada hace 2.000 años en esa forma de esoterismo que es transmitida por los Evangelios en la enseñanza de un Hombre Consciente que dijo, cuando sanó a un hombre con la mano seca en el día de reposo y fue acusado por haberlo hecho: "El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo". La mano significa el poder de hacer y tener la mano seca era carecer del poder de acción individual. ¿No creen ustedes que es muy profundo el encadenamiento que hay en todo ello? ¿No creen que si cada día gana terreno la idea de que el Hombre fue hecho por causa del día del reposo, la mano de cada hombre se secará? Si se hace sonar la nota
Fa
equivocadamente se producirá una situación en la que los individuos tendrán que sacrificar todo por amor a un mundo internacionalista. Todo desarrollo de conciencia debe tener lugar mediante definidas etapas
de las cuales cada una es una nota que suena en el desarrollo individual.
Los intentos de acrecentar la conciencia por medio de tales formas de grupos internacionales sólo harán que el Hombre sea cada vez más colectivo y menos individual. Es muy acertado decir: "El patriotismo no es suficiente". Pero si el internacionalismo suprime completamente el patriotismo, se logra una octava equivocada. La conciencia no se desarrollará de un modo correcto y tomaremos la dirección de las abejas o de las hormigas que han renunciado a todo sentido de individualidad y han llegado a ser insectos —o sea que carecen de conciencia, y aborrecen a todos los otros hormigueros o colmenas. Representemos la Octava que O. sugirió en los siguientes términos.

Do Vida Orgánica


Si Humanidad

La La Raza Blanca

Sol Nuestra Civilización

Fa Europa


Mi Una Nación

Re Una Familia

Do El Hombre

Veremos que cada nota depende de la fuerza del sonido de la nota inferior —es decir, a no ser que
Do,
que es la persona individual, produzca un sonido bastante fuerte, el Hombre perderá toda su individualidad en la nota
Mi
que es el Estado. La cosa por la cual luchamos realmente no es según mi parecer expresada por la palabra democracia, sino por el sonido de las tres diferentes notas
Do, Re, Mi,
en su justa armonía, por así decirlo, con la posibilidad de dar la nota
Fa
—es decir, la conciencia y el sentimiento internacionales— sin que se pierdan, las otras tres notas.

La quinta idea del Trabajo es que el Hombre fue creado como un organismo capaz de auto- desarrollo y puede alcanzar un nivel de ser superior por medio de un conocimiento y un trabajo correctos. Esta, quizás, es la idea más central de todas. El Hombre es inferior a sí mismo tal como es, dormido en el mundo y al servicio de la naturaleza. Aquí es preciso que la gente estudie el origen de la Vida Orgánica, como Octava Lateral desde el nivel del Sol. El Hombre dormido, el Hombre mecánico, es
usado.
Pero fue creado para no ser usado —si hace un esfuerzo
individual
para despertar y separarse de la Personalidad. La enseñanza esotérica debe ayudarlo. Toda esta parte exige pensar larga y profundamente durante muchos años.

Ahora diré algo más.
Si la Esencia pudiera recordar, la guerra cesaría.
Cuando la Esencia renace en la Recurrencia escoge la misma situación, la misma parte del Tiempo, y todo será lo mismo,
si no ha crecido.
Todo desarrollo en el sentido de Trabajo es el desarrollo de la Esencia, y ésta siempre recuerda. Desde luego una guerra colectiva apenas suscita algún recuerdo en la gente porque la Guerra colectiva es una manifestación de la Personalidad. La guerra estatal es obviamente una manifestación de la Personalidad colectiva. No obstante, algunas personas son capaces de recordar sus experiencias de la guerra. Todas las gentes que fueron muertas en esta guerra nacen otra
vez
en el pasado y algunas tal vez recuerden la próxima vez. Esto significa que en la Recurrencia las gentes pueden recordar y así cambiar el futuro de modo que cuando lleguen a 1938, digamos, serán capaces de recordar. Pero si han luchado en una forma espuria, si nunca han pensado profundamente sobre lo que hacían y no lo han comprendido, repetirán todo nuevamente. Todo el progreso de la Humanidad depende de aquellos que recuerdan, de aquellos que, repitiendo otra vez al pasado, recuerdan lo que sucedió antes —"en el futuro".

Birdlip, 7 de octubre, 1944
La valoración del trabajo

En una ocasión G. se refirió a la importancia de ser un buen negociante. Dijo cabalmente: "Se dicen muchas cosas de los mercaderes en las antiguas escrituras sagradas. Por ejemplo, se dicen varias cosas sobre los mercaderes en los Evangelios. Es preciso que sepan lo que significa ser un 'buen mercader'". En otra oportunidad, hablando del Trabajo que estaba enseñando, G. dijo: "Tengo buen cuero para vender a quienes desean fabricar zapatos".

El sentido común práctico debe tener cabida en el Trabajo. Por ejemplo, si no doy valor al Trabajo, el sentido común práctico me dirá que lo perderé. Es muy fácil perder lo que no se valora. Es necesaria una relación práctica con el Trabajo, tal como G. lo señaló anteriormente —no una relación sentimental. Cuando no trabajo, hallo que el Trabajo se aleja cada vez más de mi. No es de sorprender que esto sea así. Es una cuestión práctica. Cuando trabajo, tarde o temprano obtengo algo del Trabajo, y cuando no trabajo no obtengo nada del Trabajo. Esto es una práctica relación de cosas, y como un buen mercader debería ser capaz de ver cuál es el estado de los negocios y qué puedo esperar. Si no deposito nada en el Banco no tardaré en estar sin fondos. Pero es preciso recordar que si el Trabajo es un banco, éste paga buenos intereses —devuelve mucho
más
de lo que se invirtió. Esta idea se menciona muchas veces en el Nuevo Testamento y en otros lugares —por ejemplo, en el Sermón de la Montaña aparecen las palabras: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo..."
(Lucas VI 38)
.

Regresemos al dicho de G., que tiene cuero para aquellos que desean hacer zapatos. Nos muestra dos etapas: primero, es preciso comprar el cuero; y segundo, uno mismo debe hacer los zapatos. ¿Que significa esta compra del cuero? Nadie compra cuero si no lo valora. Más adelante surge continuamente la cuestión de cómo valorar el Trabajo. Lo que tenía valor al comienzo es inútil ahora. ¿Cuál es la calidad de la propia valoración ahora mismo? De ello depende la capacidad de hacer eventualmente zapatos. Sin embargo, durante mucho tiempo la valoración del Trabajo se mezcla inevitablemente con toda clase de valoraciones ordinarias en la vida y la valoración del Trabajo ha de estar junto a ellas. Después se inicia una separación. El sentido interior se desarrolla hasta el punto de discriminar interiormente entre las diferentes clases de valoración. Valorar tiene mucho que ver con lo que se ama. El amor es una palabra difícil, usada en muchos sentidos, en muchas escalas, y por lo general en una forma absurda. La idea central del Trabajo estriba en que hay otro orden por encima de nosotros. Si no se lo cree, entonces el Trabajo es algo que permanece en la misma escala que la vida y sus intereses. En la vida, hacemos las cosas desde un lado difícil de definir. Sobre este particular el Sr. Ouspensky habló una vez. Alguien dijo: "Amor de Sí". No estaba satisfecho con esta definición. Otros dijeron: "Auto-admiración", "Auto-merecimiento", y así sucesivamente. Alguien sugirió: "Gusto de Sí". El Sr. Ouspensky pareció inclinarse por esa palabra y dijo: "Sí, algo parecido a esto. Empero, es preciso verla obrar, fuera de las palabras". Si se hace el Trabajo sólo por "gusto de sí", la valoración que se tiene del Trabajo se mezcla con este factor. El Trabajo no es aún un orden superior, no es algo que está más allá de uno mismo. Descansa en realidad en la propia auto-estimación. Naturalmente, si la auto-estimación, si el gusto de sí, es herido, el Trabajo se desvanece y se transforma en una cosa lejana. Esta dificultad es común a todas las personas. Un hombre o una mujer, la gente como nosotros, por medio de la auto-admiración, o gusto de sí, en realidad se quiere a sí misma de preferencia a los otros y bajo la influencia de esta forma de querer desprecian a los otros al compararlos consigo mismos. No cuesta nada observar este punto o nivel en uno mismo. En esa situación o nivel de ser, estamos expuestos a no gustar o hasta aborrecer a quienes no nos prestan la debida atención, y no alaban o aprueban lo que hacemos o decimos aunque respeten nuestras opiniones y conducta. Por eso sentimos el deseo de desquite, o hasta de crueldad, si esta forma de amor no es satisfecha. Amamos mucho a todos aquellos que nos rinden suficiente homenaje de una manera u otra —esto es, nuestro amor está conectado con una expansión de nuestro egoísmo. Rara vez está libre de egoísmo. Desde esta base por lo general iniciamos el Trabajo. De este modo tomamos el Trabajo como una expansión de nosotros mismos, que sustenta la auto-estimación. Esto, como lo dije antes, es inevitable al principio. Su presencia se descubre por medio de la observación de sí y la reflexión. El Trabajo no es entonces algo más grande que nosotros sino algo que bajo circunstancias favorables hace que nos sintamos más grandes. Pero este es el curso acostumbrado, una experiencia que es preciso sufrir hasta que el sentimiento nos hace enfrentar y ver sobre qué base valoramos el Trabajo. Es menester preguntarse a sí mismo: "¿Cuál es la calidad de mi valoración? ¿Dónde coloco el Trabajo en mí mismo? ¿Es mi valoración de mí mismo mayor que mi valoración del Trabajo?" El primer paso es darse cuenta de que lo es, y no fingir.

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