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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (29 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Ahora bien, nos hemos de referir al lugar de origen y a la calidad de la Voluntad. La Voluntad que tiene su origen en los "Yoes" exteriores de la Falsa Personalidad carece de valor. Además, la llamada Voluntad de los pequeños "Yoes", cotidianos y momentáneos, cuya memoria es breve y que caen fácilmente en el sueño, no tarda en desaparecer. Es preciso hallar la
Voluntad
en algo mejor y más profundo. Pero esta frase no es correcta. No se puede
hallar
la Voluntad Real, es preciso atraerla porque proviene de lo alto, es decir desde dentro, de los pensamientos y sentimientos profundos. Pero ya que la oración es difícil y exige mucha intensidad y sinceridad, es menester descubrir otro camino preliminar para tener acceso al "Yo" Real o Voluntad. Se dijo la última vez que el Amo no nos puede hablar directamente y sólo puede hacerlo por medio de las ideas del Trabajo, y a no ser que el Trabajo esté ya presente en nuestra comprensión no seremos capaces de oír al "Yo" Real. La primera cosa que debemos hacer es tratar de comprender el Trabajo, de qué trata y en qué se funda y por qué es necesario y siempre ha existido, por qué existen las influencias, etc. Este es el
primer paso
que hay que dar para atraer a la Voluntad Real. Nadie puede hacerlo por medio de la vanidad, de la Falsa Personalidad, que es el lado más exterior, más vuelto hacia la vida. Puesto que la Voluntad Real o Amo es interna para nosotros tal como somos ahora psicológicamente, interna con relación a todas las cosas que decimos y los sentimientos que tenemos, interna con respecto a los celos, dificultades, identificaciones y acusaciones. Puesto que el "Yo" Real descansa en lo más hondo del agitado mar de sí, es necesario observarse a sí mismo como punto de partida, porque la observación de sí significa que uno se empieza a mover interiormente, tras de uno mismo, muy lejos de la superficie sobre la cual se intenta encontrar el pleno sentido de la vida.

Birdlip, 2 de septiembre, 1944
Comentario sobre el rasgo principal

A veces es necesario iniciar octavas más pequeñas en la propia vida. Todas las octavas deben empezar en
Do
y esto significa que para empezar algo es preciso
iniciarlo
realmente. Nuestra vida, a medida que pasa, se contrae fácilmente, si se sigue girando en redondo en torno de los intereses que suelen convertirse en hábitos mecánicos. En una oportunidad O. dijo que era preciso "no jugárselo todo a una carta". Se refería a la dificultad de superar la etapa actual de uno mismo o de cumplir el propio propósito. Dijo: "Las octavas suelen darse choques las unas a las otras. Es posible detenerse en
mi-fa
en una octava pero otra octava puede dar el choque correcto a la primera. Ocupándose de una cosa se puede progresar al mismo tiempo en otra que se había iniciado antes". La diferencia se asemeja a tocar el mismo aire en unas pocas cuerdas gastadas, sintiendo la necesidad de un instrumento más extenso con mayor cantidad de cuerdas. Sin embargo, no es nada fácil obtener un instrumento nuevo. Hemos llegado a ser criaturas de hábitos mecánicos, mucho antes de darnos cuenta de ello. Entonces lo que se llama una nueva experiencia es en realidad la misma experiencia de antes, el mismo aire. Sobreviene en el mismo lugar. Todo esto es mantenido junto por el
Rasgo Principal,
que gobierna a la Personalidad. Lo que se cree nuevo es en realidad la misma cosa, porque nos conduce como antes al Rasgo Principal, que debe ser satisfecho y no nos deja en libertad sin oponernos muchas dificultades y en rigor humillaciones de nuestra parte. Empero, es imposible liberarse uno mismo de este Soberano de la "Tierra" —esto es, de la propia Personalidad, que es nuestra tierra— y tener la experiencia de otra voz, de otro sentido, de la propia vida, de otro sentimiento de sí, de otra idea, de otra prospectiva del mundo.

El círculo ordinario de las cosas en nuestra vida gira continuamente, cada día, cada semana, cada año, llevándonos al mismo punto en su secuencia. Como la memoria especial, la conciencia de sí, crece por medio de una observación imparcial de sí, el sabor de ese eterno retornar al mismo punto, el sabor de la recurrencia en la vida, se fortalece hasta que llega a ser más fuerte que la atracción del punto que se vuelve a visitar, que en el ínterin desarrolló nuevas gracias. Todo ello es muy desconcertante por un tiempo a menos que uno se dé cuenta de que ese constante
retornar
y la conciencia que se tiene de ello permita lograr una nueva actitud y una nueva manera de reaccionar a la antigua actitud. El efecto sobre sí entonces cambia. Las cosas, los eventos, quizá no cambien. Mas para cambiar algo en uno mismo, se presenta siempre el oscuro problema del
Rasgo Principal
que nos gobierna, por así decirlo, y nos mantiene en el mismo círculo. Al cabo de un tiempo se siente que hay algo que nos mantiene en el lugar donde estamos, mucho antes de poder discernirlo. "¿Por qué", suele preguntarse uno, "estoy siempre en el mismo lugar?" Este no es ningún obstáculo para la mayoría: prefieren que sea así. Ahora bien, la memoria ordinaria es muy breve. En el Trabajo, la memoria de Trabajo —ese retornar a las experiencias familiares— empieza a hacer que uno despierte para si mismo, porque se convierte en una fuente de insipidez interior o hasta de desdicha. Se llega a discernir el lugar que se ocupa en el círculo giratorio y a recordar que antes se estaba en el mismo lugar, y que lo mismo ocurría antes, mucho antes en el pasado. Esta es ya una expansión de la conciencia. Se dice uno para sí: "Antes estuve aquí". Aun así, el poder del punto donde se está en el evento es demasiado fuerte para la escasa percepción interior que se tiene. "¿Por qué", se pregunta uno, "he de estar
otra
vez aquí?" Desde luego esto no tiene lugar si se tiene el sentido del círculo giratorio de sí mismo —de la propia vida. La ilusión de estar libre y de ser capaz de hacer lo que se quiere, la ilusión de que el Tiempo progresa en línea recta hacia, nuevas cosas, en lugar de ver que el
Tiempo se repite
y por eso es un círculo —esa ilusión a la que nos aferramos, a despecho del evidente círculo del día y la noche, del verano y el invierno, la ilusión de que el mero poso
del Tiempo
nos traerá lo que soñamos— todo hace que sea difícil entenderse
uno mismo
y la
propia vida
y
lo que ha sucedido y nos está sucediendo.

Ahora bien, ser capaces de encarar y ver el Rasgo Principal depende de nuestro poder para soportarlo. Olvidamos cuan sensibles somos al menor desaliento o crítica y cuánto cuesta soportar cualquier pérdida de estima, aun cuando nos imaginemos aguerridos o tengamos un pleno conocimiento de nosotros mismos. En ningún caso se puede
decirle
a alguien su Rasgo Principal porque nadie lo creería y luego nadie podría soportarlo. La acción del Trabajo suscita en un individuo graduales vislumbres de su Rasgo Principal. Es algo así como sentir que el suelo falta bajo los pies: es increíble; es como si a uno lo acusaran de ser ladrón o asesino o de mentir criminalmente. No sólo es muy penoso sino que al principio es imposible. Sin embargo es verdad. ¿Qué significa ser
verdad?
Toda
verdad
es relativa al propio poder de aprehenderla. Que nos digan que algo es verdad, cuando no se lo puede ver y está tan alejado que no está en nuestro poder verlo, no hace que sea
verdad
para nosotros. La verdad es un desarrollo: por eso toda verdad debe ser relativa al poder de verla. Tomemos, por ejemplo, esta frase de algún antiguo libro de Esoterismo Indio: "Por la ilusión del par de opuestos que surgen del deseo y del odio todos los seres que nacen caen en la perplejidad". ¿Quién es capaz de ver por sí mismo la verdad de esta verdad? Nadie está todavía pronto para verla, por eso ella no tiene poder sobre ninguna persona, porque es preciso ver la verdad de la verdad con el fin de que ésta tenga poder sobre nosotros. Contentarse con oír no es nada. Toda persona puede oír con los oídos. Oír con la mente es otra cuestión y una cuestión que exige mucho tiempo. Y, finalmente, oír con el entendimiento es una cuestión que exige aún más tiempo. Pero, en este caso, la verdad empieza a ejercer poder sobre la propia vida. Y esto es a su vez una cuestión que demanda mucho tiempo. Son muchas las cosas que se interponen. El Rasgo Principal que domina en cada uno de nosotros no nos permite comprender verdades que se oponen por completo a su poder. ¿Acaso sería uno capaz, en la vida ordinaria, de expulsar a personas que tienen cargos oficiales y que por muchos años los han mantenido fácilmente? Es la misma cosa. No es nada fácil expulsar el Rasgo Principal. Está firmemente establecido en el lugar que ocupa y no permitirá que le arrebaten el dominio que ejerce sobre usted, y sabe muy bien ocultarse y discutir con usted razonablemente y declarar que sólo desea ayudarlo. Hará que le sea difícil iniciar nuevas octavas, nuevos intereses; siempre le explicará que es una idiotez o que es innecesario hacerlo en especial si emprende una cosa que podría debilitar directamente su poder. Mientras esté satisfecho, usted también se sentirá satisfecho. Se sentirá en paz con el mundo de sí mismo. Sin embargo, este Trabajo no se propone que estemos en paz con nosotros mismos tal como somos. Hay otra paz a la que se describe diciendo que "está más allá de toda comprensión", pero no poseemos esta paz y en verdad no la podremos poseer tal como somos. La paz que sentimos, estrecha y pequeña, es muy diferente. Cuando empezamos a despertar, dejamos de sentir esa paz pequeña y cómoda.

Dije antes que nuestro poder de ver el Rasgo Principal depende de nuestro poder de soportarlo. El Trabajo no nos permite ir más allá de nosotros mismos, si pueden entender esta expresión. Puesto que el Rasgo Principal pertenece a nuestro Ser, y puesto que trabajar sobre el Ser es sólo posible por medio de la observación de sí, es imposible captar una vislumbre del Rasgo Principal a no ser que hayamos empezado a ver nuestro nivel de Ser. ¿Qué significa empezar a ver el nivel de Ser que ha atraído nuestra vida? Por cierto, será imposible que captemos una vislumbre de nuestro nivel de ser por medio de observaciones aisladas, y tampoco podríamos lograrlo a menos de ser capaces de soportarlo. Ahora bien, la única manera de soportarlo es tener otra cosa de la cual aferrarse. Si se tiene otra cosa a la que se valora y que es un sostén y en la que se puede confiar, se puede entonces aguantar cierta devaluación de sí mismo. En otras palabras, uno será capaz de soportar una vislumbre esporádica de su nivel de Ser. Estas vislumbres se internan muy lejos en el pasado. No empiezan mientras no se ha alcanzado aún la etapa de tomar fotografías mentales. La observación de sí aislada y momentánea se asemeja a encender un flash en un rincón de la habitación donde se vive. Pero una fotografía mental se asemeja a ver muchas cosas en un instante y simultáneamente en una relación recíproca en la habitación. Supongamos que uno se ha observado a sí mismo por mucho tiempo y empieza a verse durante un período actuando de cierto modo. Ve cómo algo empieza y cómo conduce a otra cosa. De hecho, se ve a sí mismo en acción, interior y exteriormente, en algún modo de comportamiento característico. Esta es una fotografía. Cabe decir que es una fotografía de un 'Yo' o que es la fotografía de un grupo de 'Yoes', de alguna subdivisión de la Personalidad, de una personalidad en su "Personalidad".

G. dijo una vez que era necesario coleccionar gran número de fotografías de sí y conservarlas en un álbum, para así poder verlas simultáneamente. Ahora bien, ver nuestro nivel de Ser significa desde luego un aumento de conciencia de sí. A medida que crece la conciencia, siempre resulta de ello el acrecentamiento del poder de ver las cosas simultáneamente. Lo que antes se veía separado y aparentemente sin relación alguna llega a estar conectado entre si para formar un plan más extenso y en ese plan más extenso es posible ver otro significado, del mismo modo que cuando se unen las piezas de un rompecabezas de pronto se ve surgir una imagen y se ve su significado. Ahora bien, para que todo eso tenga lugar es preciso contribuir a la propia conciencia, aun cuando aparentemente no se logre resultado alguno. El Trabajo nos enseña un método que nos permite obtener resultados, pero cuándo y cómo se lograrán los resultados pertenece a la acción interior del Trabajo mismo que para nosotros sigue siendo un secreto impenetrable. El método nos recomienda observarnos a nosotros mismos y ser más conscientes.

Ahora bien, cuando esas fotografías empiezan a formarse, constituyen una nueva etapa en la cual se producen destellos de discernimiento de la propia vida que se hunden profundamente en el pasado. Entonces se llega a ser más consciente del propio nivel de Ser, de la clase de persona que se ha sido durante todo ese tiempo y que nunca se pudo ver debido a la acción de los topes. Este es el momento en que es posible hacerse una idea de lo que es el propio Rasgo Principal. Cuando se alcanza esta etapa, se presenta la duda acerca de si es una de las tres cosas que deben servir de punto de partida. En esta etapa se nota una fuerte declinación de la confianza que se tiene tanto en sí mismo como en las cosas en general. Se siente una debilidad interior y hay que tener mucho cuidado para no caer en ciertas nuevas formas de emoción negativa. También se nota otra cosa: la necesidad del Trabajo se hace mucho más fuerte; se comprende su veracidad y que es imposible ignorarlo. Si uno no se ha preparado para esta etapa, si no se hizo el trabajo que se hubiera debido hacer, la caída será inevitable, simplemente porque se ha llegado a un lugar al que nunca se hubiera debido llegar. Se empieza a querer nadar antes de haber aprendido a hacerlo.

Ahora bien, en lo que respecta a las cosas que forman el Rasgo Principal, en primer lugar, no son cosas agradables. Cuando se empieza a verlas; son todas sumamente desagradables. No quiero decir horribles. Hay momentos en que uno se siente horrorizado de ver que estas cosas desagradables formaban el tejido de la propia vida, pero es muy fácil acostumbrarse, a ellas otra vez y no advertir que son desagradables. Despertar gradualmente al Rasgo Principal es el paso preliminar que hay que dar para que muera o para ser la causa de su muerte. Y es preciso recordar que una vez G. se refirió al orden correcto de estas cosas al hablar de la idea del renacimiento en los Evangelios; dijo que en los Evangelios se hablaba muchas veces de morir, renacer y despertar, pero no estaban colocadas en su orden correcto. "Primero", dijo, "el hombre debe despertar antes de que pueda morir para sí mismo, y luego al morir para sí mismo puede renacer". Ahora bien, puesto que el Rasgo Principal es el eje a cuyo alrededor todo gira, es claro que si se desea realmente cambiar, este eje central debe ser eliminado. En este caso, se necesita otra cosa para que la persona se mantenga unida. Pero hay que tener en cuenta que todo el proceso es gradual y no súbito. Es preciso tener algún sostén para liberarse. Si su actuación en la vida es demasiado importante para un hombre, le será muy difícil liberarse de ella. Si se libera, sus amigos no lo reconocerán. Aquí es necesario actuar, si es posible hacerlo.

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