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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (28 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Han de recordar que se dijo anteriormente que la
discusión
era inútil. O se ve la verdad de una cosa o no se la ve. Se ha subrayado muchas veces en el Trabajo que la discusión es inútil. Discutir no es comprender. Es necesario evitar a aquellas personas que siempre desean discutir sus ideas. No
ven
su significado. Nunca se convencen. No están prontas. No desean preparar un plato sino hacer picadillo de todo en la cocina. Literalmente, argüir es convertir las cosas en
argentum,
que es la palabra latina que designa la plata. La plata en las parábolas representa la verdad. Pero el argüir mecánico convierte la plata en plomo, en suciedad. Si uno carece de percepción interior de la verdad de cualquier idea del Trabajo, si no ve
que es así,
entonces está en una parte equivocada de un centro y fue sembrada en un mal lugar, junto al camino. Por otra parte, argüir para aclarar las cosas, para lograr más plata, más brillo, es diferente, pero no pertenece al modo ordinario de argüir. El modo ordinario no es positivo sino negativo —es negar lo que se oye, ver los defectos, emplear palabras y no hacer de ellas armas— de hecho,
argüir.
Ahora bien, si por experiencia uno sabe que China existe, no necesita argüir. Es así.

Hace muchos años, estaba sentado un día con O. en una vieja posada en la que había grabados de antiguos personajes, generales y grandes señoras todos ataviados con pelucas y peinados extravagantes de aquella época. Se los señalé. Dijo: "Sí, se ve muy bien que todos los que están representados aquí sufrían de una enfermedad mental, la vanidad". Y luego se volvió hacia mí con una sonrisa y dijo: "Usted es un médico psicólogo, cualquiera sea el nombre que se le dé. ¿Por qué no escribe un libro sobre las enfermedades verdaderamente mentales?" Contesté, tan despaciosamente como pude: "¿Con quién tendría que empezar?" Le brillaron los ojos, y supe desde luego que se refería a mí, y luego dijo: "Pues bien, con los hombres de Hasnamous. Empiece con Lentromus." Este término había sido inventado por G. y estaba formado con los nombres de Lenin, Trotsky y Mussolini. Los hombres de Hasmanous son la gente que, como Napoleón, desean lograr su bienestar a expensas de la desdicha de los otros. Prosiguió diciendo: "En este momento, no hay hombre sensato. Para el Círculo de la Humanidad Consciente todos los que vivimos en esta Tierra somos dementes —mucho más dementes de lo que nos parecen los vanos macacos. En Oriente, se tenía antes la costumbre de considerar sagrados y visitados por Dios a los lunáticos. Muchas veces reflexioné sobre este particular. ¿Está seguro acaso de que nuestras ideas ordinarias sobre lo que es un lunático y sobre lo que es un hombre en su sano juicio no son equivocadas? ¿No seremos nosotros los lunáticos y los lunáticos los sensatos? Es necesario ver en realidad a qué nos asemejamos ..." Se encogió de hombros y guardó silencio.

Al advertir mis propias formas de vanidad, luego de tener la certeza de que no era vanidoso, muchas veces traté de hacerle hablar sobre la vanidad y sus formas y el poder que tiene sobre la gente. Me dijo una vez: "La vanidad es una manifestación artificial, exterior de uno mismo". Acostumbraba a recordarme los Pastores-Magos que hipnotizaban a las ovejas y les decían que eran águilas, etc., y finalmente que eran
hombres.

En otra oportunidad le hablaba de una paciente, una mujer extremadamente rica, que gastaba mucho en su ropa y todos los días llevaba un vestido nuevo. Me dijo: "Sí, pues, esta es una enfermedad. Esta mujer es realmente demente, debido a la vanidad. No le encontrará ninguna, enfermedad, salvo la enfermedad de vanidad. Pero sin duda se cree encantadora e imagina que es una mujer." Convine en que esto era así. Asintió con un movimiento de cabeza y dijo algo que se refería a la costumbre egipcia de embalsamar a los cuerpos con mucho gasto. Dijo que los hombres eran tan vanos como las mujeres y que en las distintas edades la vanidad adoptaba formas similares pero en cierto modo diferentes. Dijo: "La gente se viste con lujo por vanidad. Sin embargo unos pocos hombres se visten sin que la vanidad tenga algo que ver. La vanidad nos separa de todo lo que es real en nosotros porque es irreal. Por eso impide todas las conexiones interiores reales. Un hombre puede lograr la momentánea recompensa de la vanidad pero al no sentir nada real, es preciso que siga produciendo efecto. Nada puede crecer de la Falsa Personalidad salvo un aumento de invenciones de sí, un incremento de la falsedad." Dijo —y esto me recordó algo que G. había dicho— que la vanidad al provocar manifestaciones de sí incesantes, innaturales, exteriores, produce cierta formación o sustancia psíquica que rodea la vida interior de una persona y la encierra en algo así como una prisión que se fabrica cotidianamente. Una persona llega a encerrarse en sus imágenes-vanidad y luego, al cabo de un tiempo, no puede ponerse en contacto con nada que sea real, por más que lo desee. Sus propias creaciones, sus propias posturas, fingimientos y la absorción de sí que ha alimentado con tanto empeño, la hacen importante y le imposibilitan comprender o ser cosa alguna. O. dijo una vez, refiriéndose a las personas serias, que aunque aparentemente no son vanas, se toman muy seriamente a sí mismas, a todo lo largo del día, que era exactamente lo mismo.

G. dijo que su tarea, al tratar de enseñar el Trabajo a la gente de Occidente —para citar sus palabras— estribaba en "pelear rabiosamente contra todas las manifestaciones que eran dictadas a la gente por el maligno factor de la vanidad presente en su ser". Asimismo G. dijo: "Deberíamos ser criaturas semejantes a los dioses capaces de ponernos en la posición de los otros y de comprender la
psique,
de nuestro prójimo". Pero, agregó, en pocas palabras, que era imposible debido al factor de vanidad pues, al admirarse solo a si mismo, cada uno se cree mejor que los otros y que ello produce no sólo impresiones y resultados equivocados exteriormente, sino conexiones equivocadas interiormente, impidiendo cualquier profundización en el hombre o la mujer. El Trabajo enseña también que por medio del terrible poder de la vanidad, del fingimiento, de la afectación, nos atribuimos toda clase de cualidades, capacidades y valores que no poseemos en absoluto. Es preciso que el Trabajo deshaga en una persona este orden de cosas. Creemos poder ayudar a los otros cuando no somos capaces de ayudarnos a nosotros mismos. Creemos poseer un mérito o valor extraordinario cuando en realidad no lo poseemos en absoluto. Nos imaginamos que nos conocemos a nosotros mismos y que somos capaces de hacer. Nos creemos capaces de devoción, etc. Lograr discernir la vanidad en nosotros mismos —esto es, en este imaginario seudo-lado— es empezar a liberarse. Este logro es a la vez agradable y penoso. Una parte se alegra. Otra parte sufre. Basta considerar la inacabable esclavitud a que nos vemos impelidos por la vanidad, tanto en uno mismo como en relación con los otros, inventándose uno mismo e inventando la relación que se tiene con el otro. Cuando se piensa en el significado de la libertad es preciso preguntarse: "¿Liberarse de qué? ¿De qué quiero liberarme?"

La vanidad y el engreimiento conducen a manifestaciones que no sólo son innaturales sino que, al hacer conexiones equivocadas tanto interior como exteriormente, obstaculizan cualquier nuevo desarrollo de la comprensión y de este modo impiden la evolución del Hombre en la Tierra. Deberíamos estar cansados de las manifestaciones del "Hombre en la Tierra" y de las nuestras. Supongamos que nos preguntemos el significado de la Eucaristía y luego reflexionemos sobre la imposibilidad de que se celebre dicha fiesta si todos los presentes sólo se ocupan de vanidad, de ser los primeros, de intrigas, de decir cosas desagradables disimuladamente, de ser más poderosos que los otros, de los odios interiores y de los estados negativos. El significado de la palabra Eucaristía es buena-gracia, o buena caridad —eµ significa en griego bueno o bien, y χάρς gracia, merced, una suerte de belleza
interior.
Es sabido que la palabra Evangelio (en griego εμαγγέιον ) significa "buenas nuevas". Supongamos que ninguna verdadera conexión interior y exterior pueda producirse sin
buena voluntad.
La
Voluntad
tenía originalmente el significado de "elección", querer
[1]
equivalía a
elegir,
y bueno significa
"puesto correctamente junto".
Por lo tanto la buena voluntad tuvo al parecer siempre el significado de algo consciente. La fiesta de la Eucaristía, que es la conmemoración de la Última Cena, sólo era posible originalmente entre personas que en algún sentido mostraban buena voluntad las unas para con las otras. Ahora bien, cuesta imaginarse cómo esto puede tener lugar con la vanidad, el engreimiento y la Falsa Personalidad.

Continuación del comentario sobre la voluntad real

Como hemos visto, la Voluntad Real, o "Yo" Real, que es el único que tiene Voluntad Real, o Amo, proviene de un nivel superior. Tal como somos, con muchos "Yoes" en permanente conflicto en nuestra Personalidad, sólo tenemos la cualidad de Voluntad que resulta de sus diferentes y pequeñas voluntades personales. Nos parece necesario decir otra vez que la Voluntad Real o "Yo" Real o Amo proviene de lo alto. Permítanme que les haga esta pregunta: ¿Se han forjado acaso alguna idea de lo que esto significa o han tenido una ligera experiencia de esta cosa? Cuando nos decidimos a hacer una cosa son en realidad los diferentes "yoes" en nosotros quienes lo hacen. Ahora bien, cuando "se decide hacer algo", como suele decirse, se sigue las ideas de los pequeños "Yoes". La Voluntad Real, empero, está por encima de ellos y opera por medio de ideas muy diferentes. ¿Qué significa "estar por encima"?
Encima
es lo mismo que
interior.
¿Qué es lo
interior
en ustedes? Hoy quiero hablar sobre lo que es
interior
—es decir, encima— o superior. Lo que es superior es interior. Las influencias superiores que descienden por el Rayo de Creación son interiores en uno. La parte exterior, la Personalidad, la Sra. Mengana o Fulana, o la Srta. Mengana o Fulana, o el Sr. Mengano o Fulano, están bajo las influencias exteriores —relativamente las más bajas en el Rayo. Para ascender por el Rayo —y ahora hablo de la Octava Lateral que proviene del "Sol"— ascender por el Rayo es ser cada vez más
interno
en todo lo que se piensa, se siente, se hace y dice. ¿Qué significa ello, qué significa llegar a ser más
interno?
¿Desde dónde actúa y siente y piensa? Sí, creo que conviene a muchos reflexionar sobre este particular. Tomemos a una persona deseosa de que se le preste atención, una persona vana y que debido a su vanidad desea progresar en el Trabajo, y se comporta de cierta manera teniendo este propósito en vista. ¿Desde dónde está actuando esta persona? ¿Actúa esta persona desde la Personalidad o no? ¿Qué piensan ustedes? Ahora bien, esta manera de comportarse ¿puede
dar
algo al Trabajo? Desde luego no. Pero ¿por qué no? Aquí nos enfrentamos con el Trabajo mismo y su verdadero significado. El Trabajo se propone debilitar la Personalidad y hacer que crezca lo más auténtico en nosotros, esto es, la Esencia. ¿Creen que si actúan en el Trabajo de tal manera como para lograr alguna ventaja, alguna posición, etc., sus esfuerzos tendrán valor en el sentido de Trabajo? No veo cómo, en vista de todo lo que el Trabajo enseña, cabe esperar tal cosa. Sin embargo, se puede ignorar la enseñanza de las ideas del Trabajo y proponerse una meta que viene por entero de la Personalidad y por eso es inútil para el crecimiento de la Esencia.

Ahora pongamos atención en lo siguiente. Primeramente, todo lo que es "seudo", lo que es fingido, falso, no sirve de nada en el Trabajo. Para llegar a algún lugar, para lograr algo, es preciso ser sincero consigo mismo. Es preciso tener
sinceridad interior
y esto significa que al menos se debe ser capaz de descubrir por la observación de sí cuando no se es genuino, hasta donde sea posible en el propio nivel. Cuando se intenta tener "Voluntad" sobre una base falsa —esto es, no ser sincero consigo mismo en el nivel en que se está en ese momento— no se puede tocar la Esencia, y de este modo tampoco al "Yo" Real, que está junto a la Esencia.

Muchas veces he pensado cuan notable es reflexionar a solas consigo mismo sobre el significado del Trabajo y de todo el esoterismo, y entender lo que en nuestro ser lo desea genuinamente. Cada uno entra en el Trabajo con su Personalidad a todo vapor. Durante mucho tiempo todo parece confuso. Lo conozco por propia experiencia. Después, se empieza a reflexionar con pensamientos más
interiores
acerca de toda la cuestión. Y es aquí donde una persona está a punto o no de dar el sonido de la nota
Do.
El sonido
Do
es valorar el Trabajo con sinceridad interior. Sí, ¿pero qué significa valorar el Trabajo? ¿Cuántos años se necesitan para dar el sonido
Do
con fuerza, con profundidad? Se tiene una vislumbre y el
Do
suena débilmente, en parte debido a otra fuerza. Es una buena señal. Pero este débil
Do
puede ser fácilmente captado en otro lugar, por así decirlo, por tanteo, de modo que el
Do
no es todavía un punto de partida. El Trabajo empezará
en usted
cuando usted mismo tenga que luchar por él y lo mantenga vivo para y por usted mismo, porque todo lo que hay de mejor en usted lo desea realmente y siente su pérdida si no está presente. La gente suele pensar que dio el sonido del genuino
Do
y no ha hecho nada semejante. Cuando se está en la Falsa Personalidad, todo lo que se hace es exterior, superficial, por amor a la atención, al propio interés, a las alabanzas, o al mérito. Esto es
exterior
y por lo tanto
inferior.
¿Qué significa entonces
interior o superior?
Significa algo muy interesante en cuanto se empieza a verlo. Significa una incesante lucha consigo mismo para lograr lo que es real y así descartar el lado fingido e inventado. Aquí se penetra en una especie de desierto donde son muchas las "tentaciones" en lo que concierne al Trabajo.

Ahora deseo hablarles del lugar de donde proviene la Voluntad, en lenguaje común. ¿Pueden querer lo que conocen? Como es sabido, la mentira destruye la Esencia. Esta es otra manera de decir que la Esencia sólo puede crecer por medio de lo que es sincero en uno. Nos toma mucho tiempo conectar el Trabajo con la vida, con lo que nos sucede cada día en la vida y con nuestras reacciones contra esos sucesos. Por mucho tiempo hay una brecha entre la práctica del Trabajo y la vida o el comportamiento real. Se ve a las gentes tomar lo que les sucede en la vida como si no tuviera nada que ver con el Trabajo y se las ve absortas en lo que imaginan debería ser la vida o bien en corregir su imaginación. En los dos casos, lo importante es la no identificación. Por cierto es difícil y un trabajo muy largo. El despertar es difícil. Es preciso conectar el Trabajo con nuestra vida cotidiana. No se puede soñar con el Trabajo o soñar que se es una persona consciente. No obstante, la imaginación suele satisfacer cada centro y cada parte de un centro, y lo sigue haciendo por mucho tiempo. Una vez nos aconsejaron emplear la imaginación activamente, como por ejemplo, para imaginar a qué se asemejaría ser consciente, visualizarlo y luego quererlo voluntariamente. Hay una clase de necesaria
persuasión interior
de sí que tiene que ver con la imaginación dirigida, y de este modo con una visualización deliberada se tiende a crear una cosa definida. Sin embargo, al presente no nos ocuparemos de ello. Recuerden que ya se ha hablado sobre este particular al referirse a las
riendas
entre el
Cochero,
y el
Caballo.

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