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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (36 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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"Somos experimentos que tienen escasa importancia. La Tierra es muy pequeña y nosotros lo somos aún más".

NOTA

A propósito, ¿no han advertido este hecho en ustedes? Semejante idea es escasamente aceptable. Lo curioso es que cuanto más se tiene vislumbre de la verdad de las ideas, más fuerte se vuelve la oposición a ellas. ¿Por qué? Porque esa cosa que desea taparse los oídos y chillar es justamente lo que nos debilita.

Nos han dicho ahora de seguir siendo nosotros mismos. En realidad fuimos creados con este poder pero nos dormimos. De modo que lo primero que tenemos que hacer ahora es recuperar esa conciencia. Remitámonos a la frase antedicha: "El hombre está pegado a sus sentidos". Supongamos que mire a su alrededor y piense en
donde está.
Dice: "Estoy aquí en este lugar". Pero esto no es
donde está
desde el punto de vista del Trabajo. Donde está desde el ángulo del Trabajo es el estado en que está en este momento. Todos ustedes están en esta habitación, pero no están todos en el mismo estado. Ahora bien, para ver el
estado
en que uno mismo está, no conviene estar pegado a los sentidos. La mayoría de la gente sólo cree en la realidad de los sentidos. Pero el propio estado es una cosa mucho más real. En un antiguo texto indio se refiere una conversación entre el pupilo y la Muerte. La Muerte explica por qué ha de morir el Hombre. La Muerte dice: "Dios hizo el sentido hacia fuera, por lo tanto el Hombre mira hacia fuera no hacia dentro. A veces un hombre osado miró a su alrededor y se halló a sí mismo. Entonces es inmortal".

Ahora bien, comprender que uno no está en el espacio sino en un estado se adquiere por medio del trabajo sobre sí. ¿Cómo es posible trabajar sobre sí si nunca mira a su
alrededor
y advierte su estado —esto es, advierte que está realmente dentro—? Este es el comienzo del experimento —separarse de los estados inútiles y recordarse a sí mismo—. Esto es lo que el Hombre, como experimento, ha de hacer. De otro modo fracasa.

Birdlip, 4 de noviembre, 1944
Comentario sobre la segunda fuerza en uno mismo

Recientemente se hicieron algunas preguntas sobre el significado de la Segunda Fuerza en uno mismo. Citaré lo que una persona escribió: "Cuando se habló por primera vez de la Segunda Fuerza en uno mismo no pude relacionarlo con nada definido, pero de repente se me ocurrió la idea de que una forma de esta fuerza era algo que conocía muy bien pero que no llamaba con ese nombre... (aquí, dio un ejemplo personal)... Me preguntaba si los siguientes ejemplos podrían describir tríadas si fuéramos más conscientes en las 3 Fuerzas: esperamos que las cosas salgan bien = 1a. Fuerza. No salen bien, nos resistimos, y no lo aceptamos = 2a. Fuerza. Podríamos ver (a) a qué se asemeja realmente (b) la vida, hacer uso de los eventos como de un terreno de trabajo y hacer de la "vida nuestra maestra" = 3a. Fuerza. O por otra parte, la idea de una persona tal como se desea que fuera = 1a. Fuerza. Sus acciones y nuestra aversión por ellas = 2a. Fuerza. Podríamos permitir que fuera ella misma y ver la relación desde el punto de vista del Trabajo = 3a. Fuerza. Creo que esta clase de 2a. Fuerza adopta muchas formas tales como compasión de sí, antipatía, irritación, etc., y todas surgen de la misma actitud".

Comentando las antedichas observaciones, diría que estos son ejemplos de
cambiar
la 2a. Fuerza por la fuerza de las ideas del Trabajo —por una conciencia acrecentada. La 3a. Fuerza del Trabajo difiere de la vida y altera las tríadas de vida. Al traer conscientemente el Trabajo a esta situación cambian al mismo tiempo la 1a. y la 2a. Fuerza, a saber, por medio de la observación comprendemos que usted espera que la vida le sea conveniente y la ve como un hábito mecánico y también ve a qué se asemeja la vida. Aquí el Trabajo está obrando sobre usted. De otro modo sería probablemente desdichado porque las cosas son como son, y no tiene nada proveniente del Trabajo en su manera de tomar las cosas. Esto es, reacciona mecánicamente y no concibe que se pueda reaccionar diferentemente. No entiende ni se da cuenta de qué trata el Trabajo a saber, el cambio de
uno mismo.

Expliquemos qué es la Segunda Fuerza en uno mismo. Es diferente, por supuesto, de la Segunda Fuerza en la vida externa. Para una persona que está en la cárcel, que sólo desea huir, los barrotes y carceleros son la Segunda Fuerza que se opone a su deseo. Pero si pudiera escapar y temiera correr ese riesgo, la Segunda Fuerza estará conectada también con su temor, y por eso estará en ella, no fuera de ella. La Segunda Fuerza depende de la primera Fuerza. La gente quiere ser feliz. Tenemos muchas cosas en nosotros que nos hacen desdichados. La Segunda Fuerza está entonces en nosotros. No obstante, solemos ignorarlo a todo lo largo de nuestra vida y atribuimos todo a la casualidad y las circunstancias. Entonces no se ve nada sobre lo cual trabajar. Este es un estado ingenuo —un estado muy común. Dije que la naturaleza de la Segunda Fuerza depende de la Primera. (Hablaremos sobre todo de estas dos fuerzas.) ¿Por qué la Segunda Fuerza depende de la Primera Fuerza? La gente suele creer que la Segunda Fuerza es una cosa definida que no sufre cambio alguno, como un trozo de —*" Por el contrario, la Segunda Fuerza está cambiando continuamente y pasando por diferentes cosas y, sin embargo, es siempre la Segunda Fuerza. ¿Qué significa esto? Por definición todo puede conducir la 1a., la 2a. o la 3a. Fuerza. Cuando una cosa conduce la Segunda Fuerza es llamada
oxígeno;
la que conduce la Primera Fuerza es llamada carbono. Cuando se mira algo con codicia, esto conduce para uno mismo la Primera Fuerza. Para otra persona que lo ve como un obstáculo, conduce la Segunda Fuerza. Estas tres Fuerzas desempeñan siempre un papel en todo, cambiando los lugares, alterando el valor de las cosas, ahora, en la vida cotidiana, y en escala mayor, en diferentes etapas de nuestra vida. Imaginemos que las tres fuerzas son rayos de luz de color rojo, amarillo y azul: entonces el lugar donde cae el rayo rojo es la Primera Fuerza, donde cae el rayo amarillo es la Segunda Fuerza, y así sucesivamente. Pero los rayos pueden cambiar de posición y lo hacen constantemente, de modo que lo que atrae se invierte, y viceversa.

No es ni la cosa ni el evento sino la fuerza que éstos conducen lo que tiene importancia para una persona. El amor nos hace ver una cosa de un modo, el odio nos las hace ver de otro modo. Es la misma cosa, pero conduce diferentes fuerzas en diferentes tiempos. Esto, como lo habrán advertido, es desconcertante y molesta mucho mientras se viva únicamente bajo la ley del péndulo. Al cabo de un tiempo la posición de la conciencia es trasvasada más hacia el centro y uno no se identifica tanto con los extremos. Esto significa llegar a ser consciente en una fuerza. En realidad no sabemos lo que queremos —esto es, no somos conscientes de la Primera Fuerza en nosotros. Sin embargo está obrando en nosotros y creando su propia Segunda Fuerza en todo momento, aunque no veamos aquello que lo está haciendo. Como hemos dicho, la naturaleza de la Segunda Fuerza depende de la Primera Fuerza. Si tomamos lo que queremos —el deseo, las ganas, las expectativas, las esperanzas— como si fueran la Primera Fuerza, entonces, sea cual fuere la naturaleza de nuestro deseo, hará surgir una específica y definida Segunda Fuerza que se opone al deseo. A veces la Segunda Fuerza aparece en seguida, a veces aparece al cabo de un rato. Aparece necesariamente, pero no necesariamente en la forma que podríamos predecir —esto es, no vemos conexión alguna. De hecho, la Segunda Fuerza suele aparecer sin que comprendamos por qué surgió. El conocimiento de sí nos hace ver mejor. Ya que cada vez que surge la Primera Fuerza está en relación con la Segunda Fuerza, no podemos estudiar la Segunda Fuerza en nosotros a menos de ser más conscientes de la Primera Fuerza, la que, como se dijo, puede estar obrando en todo momento sin que la veamos. El deseo siempre espera ser diferente. Es una especie de Primera Fuerza continua, vaga. Convoca una Segunda Fuerza vaga, continua, que aparece como algo perteneciente a las circunstancias exteriores. Pero la Segunda Fuerza no está en las circunstancias exteriores sino en nosotros mismos. Les parecerá difícil de creer, pero cuando se carece de conocimiento de sí, todo se produce al parecer por culpa de algo exterior. Nuestros sentidos están volcados hacia el exterior. No nos observamos a nosotros mismos. Estas son ideas fundamentales y son constantemente repetidas por la gente. Recientemente, en una conversación que versaba sobre la Segunda Fuerza, alguien preguntó por qué las cosas exteriores siempre parecían impedirnos obtener lo que deseábamos. Esa persona quería decir en realidad que era difícil ver cómo la Segunda Fuerza, que estaba en nosotros, nos impedía obtener lo que deseábamos. Otra persona dijo que había observado que cuando las cosas exteriores andaban bien tenía aún un sentimiento de insatisfacción que mostraba que la Segunda Fuerza estaba realmente en nosotros. Esta es una buena observación.

¿Dónde está la Segunda Fuerza
en mí mismo?
No veo que soy estúpido, ignorante, perezoso, egoísta, mezquino, tacaño; no veo mi superficialidad, que soy mala lengua, mentiroso, incapaz y difícil. Todo esto es la Segunda Fuerza en mí. O., una vez, cuando hablaba sobre la Segunda Fuerza en nosotros mismos, dijo que la ignorancia era una de sus formas más comunes. La gente pretende siempre que conoce todo. Contestan como si conocieran todo cuando en realidad no conocen nada y esto aumenta su ignorancia. En realidad, pensar que se es ignorante respecto de una cosa es muy diferente de pretender que se la conoce y quedar desconcertado si se le pregunta acerca de ella. Si se llega a tener conciencia de la propia ignorancia en lo concerniente a alguna cosa, ello puede crear el deseo de conocerla. La situación es entonces muy diferente. Donde antes había fingimiento e ignorancia dormida hay ahora ignorancia auto-reconocida y deseo de cambiar. Ahora bien, todas las formas de fingimiento constituyen una Primera Fuerza que inevitablemente hace surgir ciertas formas de la Segunda Fuerza. El Trabajo dice que uno de los mayores males es fingir. Surge un cambio en la conciencia a través de la observación de sí, y el sentimiento de uno mismo cambia, y con ello hay cada vez menos fingimiento y cada vez más comprensión de lo que existe en uno mismo y de cuál es el estado del propio Ser. Todo esto cambia la Primera y la Segunda Fuerza en nosotros.

Pero este cambio se efectúa por medio de la orientación del Trabajo. ¿Qué es la Segunda Fuerza en nosotros en relación con el deseo del recuerdo de sí, con el deseo de despertar? Se ve al punto que el Trabajo nos dice que son las fuerzas que impiden el despertar en nosotros. Todo el Trabajo puede ser comprendido a esa luz. Si estoy muy identificado con una ambición de vida esta será la Segunda Fuerza en mí en cuanto al Trabajo. Me hará caer en el sueño. Ahora bien, supongamos que podríamos hacer todo desde el Trabajo. Nada cambiaría quizás en lo que hiciéramos, pero la relación interior cambiaría. A este respecto es muy interesante estudiar la naturaleza de la Segunda Fuerza en nosotros mismos en relación con las tres líneas del Trabajo.

Muchas veces se ve por medio de la observación de sí que en uno mismo hay un 'Yo' que se opone a otro 'Yo', o un grupo de 'Yoes' que se opone a otro grupo de 'Yoes'. Cuando la fuerza que se opone llega a ser predominante se convierte en Primera Fuerza. Por ejemplo, algunos 'Yoes' suelen hablar equivocadamente y otros 'Yoes' se dan cuenta de que esa charla equivocada se detendría si fuéramos capaces de recordarnos a nosotros mismos. ¿Qué grupo de 'Yoes' se convertirá en Primera Fuerza? Hace algún tiempo les aconsejé que tuvieran mucho cuidado al levantarse por la mañana y que trabajaran cuidadosamente sobre si y, de hecho, antes de levantarse. Toda clase de 'Yoes' desagradables suelen charlar de sus molestias y tener punto de vista sobre el día y si los escucha absorberá impresiones negativas y de este modo empezará el día con su buena ración de veneno. Recuerde que no debe tomar las cosas como lo hace y que esto se aplica tanto a la vida interior como a su conducta en la vida exterior. Si dejan penetrar innúmeras impresiones negativas de sus propios pensamientos y memorias aumentarán la Segunda Fuerza en ustedes mismos en conexión con la Primera Fuerza que trata de despertar y vivir en la vida del Trabajo hasta cierto punto durante el día. Se pueden llevar dos vidas. Al cabo de un tiempo se conoce lo que significa la otra vida que se puede llevar en sí y que el Trabajo puede formar en usted, y la puede distinguir de la vida de los asuntos ordinarios cotidianos. Eventualmente se llega a vivir en las dos vidas. Gradualmente dejan de oponerse la una a la otra.

Lo repito: para ver la Segunda Fuerza en nosotros es preciso llegar a ser consciente de la Primera Fuerza Recuerdo que alguien, hace muchos años. me habló de un sueño que se repetía. "Soñaba", me dijo esa persona, "que estaba sentada en un alto trono. Al parecer una inmensa multitud me rodeaba con la cabeza inclinada. De pronto el trono cede y siento que me estoy cayendo y me despierto asustado". Aquí se ven, por así decirlo, tanto la Primera Fuerza como la Segunda obrando sobre dicha persona. Esa persona tenía un orgullo intratable, pero no tenía conciencia de ello. Esta, según mi parecer, es una pésima disposición de fuerzas en uno mismo que, probablemente, hará que la vida sea difícil y desagradable. Puesto que las Tres Fuerzas existen en nosotros como en todo el Universo, no es de sorprender que en nosotros exista un freno que, por ejemplo; impide que nos demos cuenta de la idea contenida en un sueño como el que hemos citado antes. A este respecto recordarán quizás un tipo similar de sueño en el Antiguo Testamento, donde se describe a una persona de superlativa ambición y vanidad. Este es el sueño que Nabucodonosor refirió al profeta Daniel. Dijo:

"Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta e! cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne". El Rey sigue refiriendo cómo en su sueño un "vigilante y santo descendía del cielo" y ordenaba que se derribase el árbol, y que se dejase la cepa de sus raíces en la tierra, diciendo "sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra". Era menester hacerlo para que "conozcamos los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres". Daniel interpretó el sueño como una señal de que la arrogante ambición del Rey, que ya alcanzaba al cielo y a los confines de la tierra, iba a ser derribada para que reconociera que Dios podía dar todo el poder sobre la tierra a quien quería.

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