Los monitores mostraban que en las cercanías todavía había presencia de Z merodeando en busca de alimento. En ocasiones formaban lo que se asemejaba a pequeñas francachelas; en otras, un Z ígneo cruzaba el monitor desapareciendo por alguna calle a la que iluminaba con su presencia; en otras aún, el susodicho acababa desplomándose delante de nuestros ojos mientras sus ropas se consumían en el fuego junto al resto de su cuerpo. Escudriñábamos los monitores en busca de Trancos, aunque no nos fue dado tener pruebas de su existencia. Lo único que me ha parecido reconocer ha sido la bata de ZV, pero el aspecto que presentaba la última vez que lo vi hace improbable la apreciación.
No habíamos sufrido ataques de consideración. Los Zs que nos seguían, frustrados en todas sus intentonas, han acabado por abandonar el lugar y desde entonces todo parece tranquilo. Estamos a la espera de que amanezca para poder salir en busca de Trancos. Varios cazas han vuelto a sobrevolar la zona, lo que nos da esperanzas de ser rescatados. Quizá hayan encontrado el arma.
Después de un rato, todos hemos buscado un motivo para entretenernos: Donovan y Serpiente han seguido una partida que habían dejado a medias en una de las consolas, aunque parece que eso de acabar con Zs, aunque sea desde la seguridad de un Joystick, no les ha acabado de convencer y han preferido hacer un poco de deporte virtual. El Cid, Agustina y Julieta han optado por el ostracismo refugiándose en un rincón de una de las habitaciones. Yo me he sumido en la narración de lo que parece el final de esta historia. He decidido en última instancia anexar dos documentos vitales: el PACZ, Protocolo de Actuación en Caso de Crisis Z, con los puntos relevantes a los que tendremos que prestar atención en caso de sufrir un ataque Z, ya que la lectura del presente se haría demasiado prolongada en el tiempo y podría suponer un riesgo en sí misma, justamente lo contrario de lo que he pretendido. Además, me da la opción de exponer los resultados y conclusiones de las pruebas practicadas al Z durante el proceso de experimentación y de las que no había tenido ocasión de hacerme eco. Y el PAHCZ, Protocolo de Actuación en caso de Herida durante una Crisis Z, en su versión revisada y actualizada.
Amanece y…
OBJETIVO:
Dotar a los lectores del presente anexo de los conocimientos necesarios para enfrentarse con garantías a un holocausto zombi.
ALCANCE:
Toda la población humana sometida a un ataque Z.
REALIZACIÓN:
El propio afectado por el ataque.
DEFINICIONES:
Zombi:
Según la definición de la RAE: m. Persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad. 2. adj. Atontado, que se comporta como un autómata. En realidad, se tratará de un individuo sometido a algún tipo de experimento científico-militar con fines destructivos, capaz de transferir su condición a cualquiera a quien pueda morder.
Z:
Abreviatura de Zombi.
Holocausto Zombi:
Proceso por el que la población mundial transubstanciará a la nueva condición devastando (en caso de que el daño que sea material) o devorando (en caso de que se inflija a un ser humano o similar) todo lo que se interponga en su camino y que acabará en la destrucción total del orden establecido.
Ataque mortal:
Como su propio nombre indica, que provoca la muerte al que lo sufre. Puede considerarse el menos doloroso de todos los ataques, dos en total.
Ataque transubstancial o transmutador:
Aquel que transfiere la condición Z al individuo atacado.
Nido:
Lugar donde los Z sufren el proceso transubstancial o donde se cobijan esperando la noche.
Es capital tomar conciencia lo antes posible de que nos encontramos ante una Crisis Z. Cualquier demora en este sentido podría provocarnos la muerte o la transubstanciación, de idénticas consecuencias, ya que provocará un estado dubitativo que nos incitará a tomar decisiones de forma precipitada y aleatoria.
Bajo ningún concepto consideres las informaciones trasmitidas por canales oficiales, ya sean de radio o televisión, o de cualquier otro medio, verdaderas. Ten en cuenta que provienen de canales totalmente desinformados y sin conocimiento de causa. En este sentido, una regla para medir el estado de emergencia que ha creado el ataque, o el nivel de información con el que cuenta el canal, es que será inversamente proporcional a la veracidad sobre la que fundamente o al nivel de tranquilidad que quieran trasmitir a la población. La situación será crítica una vez que el presidente del país se decida a pedir tranquilidad a la población, momento en el que la necesidad de ponernos a salvo será absolutamente acuciante.
Condiciones meteorológicas:
Recuerda que en días nublados los Zs cuentan con una capacidad de aniquilación similar a la que poseen por la noche, así que es recomendable seguir de forma explícita los avances meteorológicos para los próximos días en cualquier medio de comunicación. En caso de que se hayan suspendido, cosa bastante probable, busca alguna alternativa; las personas de cierta edad, sobre todo en medios rurales, tienen conocimientos populares que, a falta de otros más científicos, bien podrían ser aprovechados. En todo caso, presta atención al avance de nubes que anuncien chubascos o nublen el cielo, pues en este caso es recomendable suspender todas las actividades en el exterior.
Suministros:
Ten en cuenta que, una vez pasen las primeras horas de ataque, contarás con toda una ciudad o pueblo al que expoliar, o sea, que no te obceques en el acopio de víveres, u otros suministros, a los que posteriormente tendrás un acceso relativamente sencillo. Comprobarás que instalaciones como una gasolinera u otras de características similares se convierten en una moneda de cambio útil de las que puedes sacar provecho.
Es una de las cuestiones más importantes que se analizarán en esta guía, ya que nos ayudará a eliminar de la manera más eficaz posible al enemigo. Con el siguiente dibujo podrás identificar los ataques más efectivos contra estos seres.
Parte superior:
Como se puede apreciar, un ataque a la cabeza, y más concretamente a la zona que se corresponde con el cerebro, en todo su perímetro, sería la manera más rápida de acabar con el Z: si conseguimos hacerlo saltar por los aires o infligirle el daño suficiente (mediante el uso de cualquier objeto contundente o asimilado), el cuerpo del zombi se desactivará inmediatamente.
Parte inferior:
Tiene casi la misma efectividad que el anterior, aunque es preciso aclarar que esta zona en sí misma sólo es mortal para el Z por lo que se refiere al elemento de sustentación y/o unión de la cabeza con el tronco: el cuello. El ataque, pues, tendrá como objetivo su separación del tronco. Queda hecha la aclaración para despejar cualquier duda al respecto.
Parte central:
Situados aún en la misma zona del cuerpo, localizamos dos puntos que merecen atención: la boca y los ojos. Es cierto que un ataque a estos órganos no provocará una muerte directa del Z, pero sí disminuirá su peligrosidad, al menos por lo que respecta a su potencial transubstanciador o de transferencia de condición Z. Si conseguimos eliminarle los dientes, habremos anulado tal capacidad y ganado un mínimo de tiempo para lanzar un segundo ataque que acabe con su vida. Caso similar sería el de los ojos, pues dejaría muy limitada su capacidad de ataque. No obstante, de vernos en esta tesitura, deberíamos tener en cuenta que son capaces de localizar carne humana con su desarrollado sistema olfativo, aunque también hay formas de evitarlo, como veremos más adelante. Tanto el uno como el otro son puntos igualmente efectivos en caso de no contar con un arma de fuego, o de contusión, ya que, con la práctica necesaria, podría llevarse a cabo con la mano, previa protección de ésta, claro está (evitaríamos posibles transubstanciaciones involuntarias en caso de herirnos con los dientes). Como regla general podemos afirmar que cualquier ataque directo al órgano superior del cuerpo tiene una efectividad bastante considerable.
Tronco
En segundo lugar encontramos la parte central del cuerpo, donde identificaremos un punto igualmente mortal, aunque no tan efectivo como en casos anteriores: me refiero al corazón. En este caso será necesario infligir un daño considerable al órgano; no bastará con desgarrar o dañar alguna de sus arterias, sino que deberemos inutilizarlo para la función para la que fue concebido, teniendo además en cuenta que incluso así el lapso entre latido y latido computará como tiempo de vida del Z, durante el cual mantendrá toda su peligrosidad. Para que este punto quede totalmente claro: los Z cuentan con una frecuencia cardíaca excepcionalmente baja, de unos 15 latidos por minuto, lo que significa que el corazón bombea sangre al cerebro una vez cada quince segundos, los mismos con que contaría el Z para atacarnos en el caso de que destruyéramos el órgano justo cuando bombease. Espero que haya quedado lo suficientemente claro. Mención particular merece la zona de las gónadas, especialmente dolorosa e incapacitante para los hombres: es preciso apuntar que en un Z un ataque a esta zona no tiene ningún efecto, por lo que deberemos abstenernos de perpetrarlo por muy tentador que nos parezca.
Los demás ataques que podamos efectuar sobre los diferentes órganos que contiene esta parte de la anatomía (tronco) —me refiero a riñones, pulmones, hígado, páncreas, etc.— son los menos efectivos, ya que el Z es capaz de realizar sus actividades normales con éstos casi totalmente inutilizados. Por lo tanto, no recomiendo perder el tiempo dedicándonos a ellos. Mención aparte merecen las extremidades, analizadas en el siguiente punto.
Extremidades
Superiores (brazos):
Nos encontramos ante un caso similar al de la parte intermedia de la cabeza, es decir, aquella en la que el ataque no sería definitivo pero reduciría la belicosidad del Z en la medida en que lo privaríamos de su capacidad prensil o de agarre, limitando su posibilidad de defensa. En este sentido sobra decir que cuanto más cerca del tronco logremos cercenar los brazos, mayor será el daño infligido y, por ende, mayor nuestra propia seguridad. Es primordial tener en cuenta que: 1. posee todavía capacidad para desplazarse, lo que sigue haciendo de él un ser peligroso; 2. es necesario que el ataque afecte a las dos extremidades para procurarnos una mínima seguridad.
Inferiores (piernas):
Son de aplicación las recomendaciones del punto anterior. En este caso, tampoco se vería afectada la motricidad del Z —ya que es capaz de desplazarse usando los brazos— ni, de forma añadida, la posibilidad de asir víctimas.
NOTA:
En caso de no contar con arma de fuego y/o de no poder urdir una embestida sobre los puntos de mayor efectividad, es recomendable descargar una ofensiva combinada a dos o más puntos vitales menores; es decir, si hemos arremetido, pongamos por caso, contra la boca, deberíamos pensar en un segundo asalto a, por ejemplo, las extremidades inferiores y desde ahí proceder a la embestida final contra uno de los dos puntos mortales. Es de vital importancia no errar el orden de los ataques: preferiblemente se producirá, en primera instancia, el de las extremidades y después abordaremos la combinación no mortal elegida para acabar con el asalto definitivo.
Hasta aquí el capítulo dedicado a la importancia de los ataques según la parte del cuerpo del Z. Pasaremos ahora a analizar las armas con las que podemos realizar dichos ataques y a la importancia de cada una de ellas.
No se trata de hacer hincapié en que es necesario conseguir un arma de fuego lo antes posible, sino de utilizar los recursos elementales que estén a nuestro alcance para la confección, o utilización, de todas aquellas de las que podríamos valernos.
Por orden de prioridad:
Luz solar:
Es la primera arma que debemos tener en cuenta. Son totalmente «alérgicos» a la luz solar, pero ésta presenta la dificultad propia de su fuente de emisión y, claro está, de las condiciones meteorológicas (véase el primer punto de esta guía). Está especialmente indicada para la limpieza de nidos, según el procedimiento ampliamente especificado en el relato, motivo por el cual no me extenderé en exceso. Se trata básicamente de inundar el habitáculo (o ubicación cualquiera) de luz solar, bien rompiendo las ventanas o puertas, bien recurriendo a cualquier otro método, como el uso de espejos (aunque este último se me acaba de ocurrir y no puedo asegurar su efectividad).
Cualquier arma de fuego:
Son preferibles las de repetición: ametralladoras u otras similares entrarían dentro de este grupo. En nuestro caso hicimos valer armas cortas y de cartuchos, también con un índice de efectividad considerable. No me extenderé en este punto porque resulta obvio que cualquiera de ellas será efectiva si se le da el uso adecuado.
Elemento fuego:
Será uno de nuestros principales aliados y del que más partido podamos sacar. Su capacidad destructiva lo hace adecuado para la lucha en campo abierto, siempre teniendo en cuenta que no se trata de un elemento mortal inmediato, sino que requiere algún tiempo para producir su efectividad. No es recomendable su utilización en la lucha cuerpo a cuerpo.