Cuando acercó la cara vio cómo la espalda de ella se estremecía y se sintió inundado por su dulce aroma.
¡Justo lo que pensaba, una cápsula de mensajes!
Al aproximar el ojo, el pequeño proyector holo se iluminó. El haz de luz penetró en su iris y se ajustó automáticamente para enfocar su retina.
Se trataba sólo de unas cuantas líneas de texto. Pero lo que leyó le hizo pestañear de sorpresa. ¡Era un documento escrito en su propio nombre!
DECLARACIÓN DE POR QUÉ ESTOY HACIENDO ESTO. REGISTRADA POR EL TENIENTE FIBEN BOLGES, NEOCHIMPANCÉ.
AUNQUE ESIDO TRATADO BIEN DESDE QUE ME CAPTURARON Y APRECIO EL TIPO DE ATENCIÓN QUE SE MEA DADO, ME TEMO QUE TENGO QUE SALIR DE AQUÍ. LA GUERRA CONTINÚA Y ES MI DEBER ESCAPAR SI PUEDO.
MI INTENTO DE FUGA NO SIGNIFICA NINGÚN INSULTO AL SUZERANO DE LA IDONEIDAD O AL CLAN DE LOS GUBRU. ES SÓLO QUE MI LEALTAD A LOS HUMANOS Y A MI CLAN ME EMPUJAN HA HACER ESTO.
Bajo el texto había un punto que centelleaba en color rojo, como esperando. Fiben parpadeó. Se apartó un poco, y el mensaje desapareció.
Por supuesto, él conocía aquella clase de grabaciones. Todo lo que tenía que hacer era mirar al punto rojo intensamente y el disco registraría su declaración, junto con el diseño de su retina. El documento lo ligaría tanto como un papel firmado.
¡Escapar!
El solo pensamiento hizo que se le acelerase el corazón.
Pero… ¿cómo?
No había dejado de advertir que en el registro sólo constaba su nombre. Si Gailet hubiese querido ir con él, sin duda habría incluido el suyo.
Y aun en el caso de que fuera posible, ¿sería correcto hacerlo? Al parecer el Suzerano de la Idoneidad le había elegido como compañero de Gailet en la empresa más compleja y posiblemente más arriesgada de la historia de su raza. ¿Cómo iba Fiben a desertar en una ocasión como aquélla?
Acercó de nuevo el ojo y leyó el mensaje otra vez, pensando rabiosamente.
¿Cuándo había tenido Gailet la oportunidad de escribir algo así? ¿Estaba de algún modo en contacto con miembros de la Resistencia?
Había además otra cosa que sorprendió a Fiben negativamente. No eran sólo las faltas de ortografía y una sintaxis muy poco erudita. A la primera ojeada, Fiben comprendió que el texto necesitaba unas cuantas correcciones para ser aceptable.
Era evidente que lo había escrito otra persona, y Gailet se limitaba a pasárselo para que lo leyera.
—Hace un rato entró Sylvie —dijo Gailet—. Nos rascamos la una a la otra y tuvo problemas con el mismo nudo.
¡Sylvie! Por eso la chima estaba tan nerviosa cuando la encontró.
Fiben lo consideró atentamente, como si intentase ensamblar un rompecabezas. Sylvie había puesto el disco en la piel de Gailet… No, seguramente lo llevaría puesto ella, se lo dejaría leer a Gailet y luego, con su permiso, lo colocaría en su espalda.
—Tal vez estaba equivocada respecto a Sylvie —prosiguió Gailet—. Después de todo, creo que es una chima muy simpática. No estoy segura de hasta qué punto es fiable, pero me parece bastante sólida y profunda.
¿Y ahora qué le estaba diciendo Gailet? ¿Que aquélla no era en absoluto la idea que tenía de Sylvie?
Seguramente Gailet había tenido que considerar la propuesta de la otra chima sin poder hablar en voz alta, y tampoco podría darle a él ningún consejo. Al menos, sincero.
—Es un nudo muy difícil —dijo Fiben—. Lo intentaré de nuevo dentro de un minuto.
—De acuerdo. Tómate tu tiempo. Estoy segura de que lo desenredarás.
Le alisó el pelo en otra zona, cerca del hombro derecho, pero los pensamientos de Fiben estaban muy lejos de allí.
Vamos, piensa
, se conminó a sí mismo.
Pero todo le parecía terriblemente oscuro. Los extravagantes equipos de pruebas del Suzerano debieron de cometer un desliz cuando lo seleccionaron como a un neo-chimp «adelantado». En aquel momento, Fiben se sentía lejos de considerarse un verdadero ejemplo de ser sapiente.
Muy bien
, se concentró.
Se me ofrece la oportunidad de escapar. Ante todo, ¿es válida esa oportunidad?
Por un lado, Sylvie podría ser un reclamo y su oferta una trampa. ¡Pero aquello era absurdo! Por otro, Fiben nunca había dado su palabra, nunca había prometido no escapar si se le presentaba la ocasión. De hecho, como oficial de Terragens, era su deber intentarlo, en especial si podía hacerlo cortésmente, de una forma que satisficiera el puntillo galáctico.
En realidad, aceptar la oferta podía ser la respuesta correcta. Si aquello era otro de los tests de los
gubru
, la respuesta adecuada era decir que sí. Podía satisfacer a los inescrutables ETs y demostrarles que conocía bien las obligaciones de un pupilo.
Entonces, la oferta podía ser real. Fiben recordó lo agitada que estaba Sylvie hacía un rato. Había sido muy amable con él durante las últimas semanas y cualquier chimp odiaría pensar que todo había sido una comedia.
De acuerdo, pero si es real, ¿cómo se propone llevar a cabo la fuga?
Sólo había una forma de saberlo y era preguntárselo a ella. Cualquier intento de fuga implicaría engañar al servicio de vigilancia. Quizás existía una forma de hacerlo, pero Sylvie sólo podría utilizarla una vez. Cuando Gailet y él empezaran a hacerle preguntas en voz alta, la decisión ya tendría que estar tomada.
Así que lo que debo decidir es si le digo a Sylvie: «De acuerdo, vamos a oír tu plan». Si lo hago, tengo que estar ya dispuesto a irme.
Sí, pero ir ¿adónde?
Sólo había una respuesta, por descontado. A las montañas, a informar a Athaclena y a Robert de todo lo que sabía. Aquello significaba que, además de salir de aquella cárcel, tendría que hacerlo de Puerto Helenia.
—Los
soro
cuentan una historia —dijo Gailet en voz baja. Tenía los ojos cerrados y parecía casi totalmente relajada mientras él le rascaba el hombro—. Cuentan que cierto guerrero
paha
, en la época en que los
paha
estaban en el camino de la Elevación… ¿quieres oírla?
—Claro que sí, cuéntamela Gailet —asintió Fiben intrigado.
—Bueno. Seguro que has oído hablar de los
paha
. Son unos bravos guerreros y muy leales a sus tutores, los
soro
. En aquella época salían muy airosos de las pruebas a que eran sometidos por el Instituto de Elevación. Así que, un día, los
soro
decidieron darles alguna responsabilidad y mandaron a varios de ellos a proteger a un emisario que se dirigía al Clan de las Siete Rotaciones.
—Las Siete Rotaciones… son una civilización mecánica, ¿verdad?
—Sí, pero no están proscritos. Son una de las culturas mecánicas que entraron a formar parte de la sociedad galáctica como miembros honorarios. Dentro del brazo de la espiral ocupan casi siempre zonas de alta densidad que no son apropiadas para las razas respiradoras de oxígeno ni para las de nitrógeno.
¿Adónde quiere ir a parar?
, se preguntó Fiben.
—Bueno, pues el embajador
soro
estaba negociando con los desastrados dirigentes de las Siete Rotaciones cuando, de pronto, nuestro escolta
paha
detectó algo fuera, en el límite del sistema local y fue a investigar.
»Bien, quiso la suerte que saliera para encontrar a una nave de carga de las Siete Rotaciones bajo el ataque de varias máquinas vagabundas.
—¿Guerreros invulnerables? ¿Destructores de planetas?
—Lees demasiada ciencia ficción, Fiben —se estremeció Gailet—. No, sólo unos cuantos robots proscritos que querían adueñarse de un botín. El escolta
paha
llamó pidiendo instrucciones y, como no recibió respuesta, decidió tomar la iniciativa y se lanzó sobre ellos disparando los cañones.
—Déjame adivinarlo. Salvó la nave de carga.
—Sí —asintió ella—. Hizo pedazos a los piratas. Los de las Siete Rotaciones quedaron muy agradecidos y así, un negocio que no era cuestionable, se convirtió en algo provechoso para los
soro
.
—Y él se convirtió en héroe.
—No —Gailet sacudió la cabeza—. Regresó a casa en la ignominia, por haber actuado por su cuenta sin ningún tipo de guía.
—Los ETs están locos —murmuró Fiben.
—No, Fiben —le tocó la rodilla—. Es una cuestión importante. Alentar la iniciativa en una nueva raza de pupilos está bien, pero no durante unas delicadas negociaciones a nivel galáctico. ¿Pondrías en manos de un niño inteligente una planta de energía termonuclear?
Fiben entendió adonde quería ir a parar Gailet. A ambos se les había ofrecido un trato que parecía muy generoso para la Tierra, al menos en apariencia. El Suzerano de la Idoneidad se había ofrecido a financiar una importante Ceremonia de Aceptación para los neochimps. Los
gubru
iban a dejar de lado su política de obstaculizar la tutoría de los humanos e iban a poner fin a sus hostilidades con la Tierra. Lo único que el Suzerano quería a cambio era que Fiben y Gailet, mediante desviación hiperespacial, contasen a las Cinco Galaxias lo buenos que eran los
gubru
.
Para el Suzerano era un gesto destinado a guardar las apariencias, y para la Tierra podía significar un importante golpe maestro.
Pero Fiben se preguntaba si Gailet y él tenían derecho a tomar tal decisión. ¿Habría otras ramificaciones más allá de lo que ellos alcanzaban a ver? ¿Unas ramificaciones potencialmente mortales?
El Suzerano de la Idoneidad les había dicho que tenía sus razones para no permitirles consultar con los humanos internados en las prisiones insulares. Su rivalidad con los otros Suzeranos estaba llegando a una fase crítica, era posible que éstos no apoyaran sus planes. El Suzerano de la Idoneidad necesitaba de la sorpresa para vencerlos presentando un hecho consumado.
Fiben encontraba algo falso en esa explicación. Pero los alienígenas son tan extraños como su nombre indica. No podía imaginar ninguna sociedad con base en la Tierra que funcionara de aquel modo.
¿Gailet le estaba diciendo que tenían que retirarse de la ceremonia? ¡Bien! Que lo decidiera ella. En definitiva, no tenían más que decir que no… respetuosamente, desde luego.
—La historia no termina aquí —dijo Gailet.
—¿Hay más?
—Oh, sí. Unos años más tarde, los clanes de las Siete Rotaciones aportaron pruebas de que el guerrero
paha
había hecho todos los esfuerzos posibles para pedir instrucciones antes de intervenir, pero que las condiciones del subespacio no habían permitido que pudiera establecer la comunicación.
—¿Y entonces?
—Entonces los
soro
lo vieron de otro modo. Primero habían considerado que él había asumido una responsabilidad que no le correspondía. Luego decidieron que había obrado lo mejor que pudo. El escolta fue exonerado de culpa a título póstumo y a sus herederos se les concedieron derechos especiales de Elevación.
Se produjo un largo silencio. Ninguno de los dos habló mientras Fiben reflexionaba. De repente lo vio todo claro.
Es el esfuerzo lo que cuenta. Eso es lo que ella ha querido decirme. Sería imperdonable que cooperáramos con el Suzerano sin intentar antes consultar a nuestros tutores. Tal vez fracase, seguramente fracasaré, pero debo intentarlo
.
—Vamos a ver qué pasa con ese nudo —se inclinó sobre su espalda y acercó el ojo a la cápsula de mensaje. Aparecieron de nuevo las líneas de texto y el punto rojo centelleante. Miró directamente a la expectante gota roja y se concentró con todas sus fuerzas.
Estoy de acuerdo con esto.
El punto cambió de color de inmediato.
¿Y ahora qué?
, se preguntó Fiben al tiempo que se apartaba de la cápsula.
La respuesta le llegó un momento más tarde cuando la puerta se abrió sin ruido. Entró Sylvie, con el mismo vestido largo hasta los tobillos, y se sentó frente a ellos.
—El sistema de vigilancia está desconectado. Le he puesto a las cámaras una cinta de circuito cerrado. Podemos contar con una hora antes de que el ordenador empiece a sospechar algo.
Fiben arrancó el disco del pelo de Gailet y ella extendió la mano.
—Déjamelo un minuto —dijo, y se apresuró a meter la cápsula en su ordenador personal—. No quiero ofenderte, Sylvie, pero el texto necesita una corrección. Después Fiben puede firmarlo.
—No me ofendo. Ya sabía que tendríais que cambiarlo. Lo único que pretendí es que fuera lo suficientemente claro para que pudierais entender lo que yo ofrecía.
Había ocurrido todo tan deprisa… y sin embargo Fiben ya notaba la adrenalina zumbar en sus venas.
—Así que me voy.
—Nos vamos —corrigió Sylvie—. Tú y yo. Ya he preparado las provisiones, los disfraces y una forma de salir de la ciudad.
—¿Estás, pues, con los rebeldes?
—Me gustaría, sí, pero esto es una iniciativa personal mía. Lo voy a hacer a cambio de algo.
—¿Qué es lo que pides?
Sylvie movió la cabeza indicando que esperaría a que Gailet atendiese.
—Si los dos estáis de acuerdo con correr el riesgo, saldré al exterior y llamaré al guardián. Lo he elegido cuidadosamente y he tenido que hacer muchos esfuerzos para conseguir que Puño de Hierro lo pusiera en el turno de esta noche.
—¿Y qué tiene ese tipo de especial?
—No sé si te has dado cuenta, Fiben, pero ese marginal se parece bastante a ti, y su constitución también es similar. Lo suficiente como para engañar a los ordenadores de vigilancia durante un buen rato, espero.
¡Por eso el chimp de la puerta le había parecido tan familiar!
—Podemos drogarlo y dejarlo aquí con Gailet mientras yo me pongo sus ropas y utilizo su pase —especuló Fiben concisamente.
—Es mucho más complicado, créeme —Sylvie parecía nerviosa, cansada—. Pero la idea general es ésa. Él y yo terminamos nuestro turno dentro de veinte minutos, así que tendremos que hacerlo antes.
Gailet se volvió y le tendió la cánsula a Fiben. Éste se la acercó al ojo y leyó atentamente el texto revisado, no porque pensara juzgar el trabajo de Gailet sino porque así podría recitarlo de memoria si conseguía llegar junto a Athaclena y Robert.
Gailet había redactado de nuevo todo el mensaje.
DECLARACIÓN DE PROPÓSITOS: REGISTRADA POR FIBER BOLGER, A-CHIMP-AB-HUMANO, PUPILO CIUDADANO DE LA FEDERACIÓN DE TERRAGENS Y TENIENTE DE LA RESERVA DE LAS FUERZAS DE DEFENSA COLONIALES DE GARTH.
AGRADEZCO LA CORTESÍA DE QUE HE SIDO OBJETO DURANTE MI ENCARCELAMIENTO, Y RECONOZCO LAS AMABLES ATENCIONES QUE ME HAN DISPENSADO LOS ELEVADOS Y RESPETADOS SUZERANOS DEL CLAN DE LOS GUBRU.
CONSIDERO SIN EMBARGO QUE MI DEBER COMO COMBATIENTE EN LA GUERRA ACTUAL ENTRE MI RAZA Y LA DE LOS GUBRU ME OBLIGA A RECHAZAR RESPETUOSAMENTE MI CONFINAMIENTO, POR CORTÉS QUE ÉSTE SEA. AL INTENTAR ESCAPAR, NO PRETENDO EN MODO ALGUNO MENOSPRECIAR EL HONOR QUE ME HA CONCEDIDO EL ELEVADO SUZERANO AL CONSIDERARME COMO REPRESENTANTE DE MI RAZA. AL CONTINUAR LA HONORABLE RESISTENCIA CONTRA LA OCUPACIÓN GUBRU DE GARTH ESPERO ESTAR COMPORTÁNDOME COMO HA DE HACER TODO PUPILO-SOFONTE, CON LA ADECUADA OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DE MIS TUTORES.
ACTÚO AHORA SEGÚN LAS TRADICIONES DE LA SOCIEDAD GALÁCTICA, COMO MEJOR ME HAN SIDO DADAS A ENTENDER.