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Authors: Junichirô Tanizaki

Tags: #Cuento, Drama, Fantástico, Intriga, Terror

Historia de la mujer convertida en mono

 

Heredero de una tradición milenaria de escritura y cosmovisión artística, Junichirô Tanizaki es una de las referencias fundamentales de la literatura japonesa del siglo XX. Los siete cuentos reunidos en este volumen son una impecable muestra de la vigorosa obra del autor, pero también son una síntesis ejemplar del «arte de narrar» en el mundo oriental cuya tradición, vinculada al «mundo flotante», nos revela la condición permanente —vista desde el Occidente— de que el arte siempre plantea los problemas del ser humano, en sus manifestaciones múltiples, los cuales son inmutables a pesar de las diferencias culturales en las antípodas geográficas.

Junichirô Tanizaki

Historia de la mujer convertida en mono

Siete cuentos japoneses

ePUB v2.1

jugaor
07.07.12

Título original:
人間が猿になった話
(Ningen ga saru ni natta hanashi)

Junichirô Tanizaki.

Traducción: Ryûkichi Terao

Revisión y prólogo: Ednodio Quintero

Diseño de portada: Viruscat

Editor original: jugaor

ePub base v2.0

Introducción a la narrativa japonesa:
Tanizaki, el paradigma

I. Espejos y espadas

La introducción de la escritura en la cultura japonesa es relativamente tardía y coincide con la unificación política y territorial del país en un gobierno centralizado bajo la figura del Emperador, a finales del siglo III y comienzos del IV de nuestra era. Espejos y espadas ofrecen los vestigios iniciales de escritura japonesa, alrededor del siglo V. Sin embargo, los primeros documentos escritos que se conocen son muy posteriores. El
Kojiki
[
Anales de hechos antiguos
, 712], redactado por O no Yasumaro por iniciativa del emperador Temmu y la emperatriz Gemmei, está concebido como una extensa crónica sobre la era de los dioses, que luego relata la historia del Japón desde su creación mítica hasta el reinado de la emperatriz Suiko (628). El
Nihon Shoki
[
Crónicas del Japón
, 720] sigue el modelo establecido por el
Kojiki
, concediendo menor importancia a los mitos, y termina con el reino del emperador Jito (696). Estas primeras crónicas de carácter histórico fueron escritas en chino y en una mezcla de chino y japonés. Y tenían, como es de suponer, un marcado interés por la fundación de una ideología nacional.

En lo que se refiere a la literatura propiamente dicha es la poesía la que predomina desde el principio. La primera gran antología poética,
Manyoshu
[
Colección de las diez mil hojas
, 759], compilada por Otomo no Yakamochi (716-785), reúne cerca de cinco mil poemas antiguos. Durante el periodo Heian (794-1192), caracterizado por el refinamiento cortesano, la composición de un
waka
, poema de 31 sílabas, era una actividad prestigiosa en la corte y estaba asociada a la vida cotidiana. Habrá que destacar, entre las varias antologías recopiladas durante ese periodo, el
Kokin-shû
[
Colección de poemas antiguos y modernos
, 905], encargada por el emperador Daigo a cuatro eminentes poetas de la época.

La primera obra narrativa que se reconoce como tal es el
Taketori monogatari
[
El cuento del cortador de bambúes
], de autor desconocido y probablemente de la primera mitad del siglo X. En ese mismo siglo aparece el
Ise monogatari
[
Cuentos de Ise
], atribuido a Ariwara no Narihira, que reúne 125 cuentos breves combinados con poemas, que narran aventuras galantes y cortesanas teñidas de humor y desencanto.

Luego, en la primera década del siglo XI ocurre una verdadera eclosión con la aparición del
Genji monogatari
[
Historia de Genji
], que se considera como la primera novela moderna japonesa. Escrita por una dama de mediana nobleza, Murasaki Shikibu (
circa
978-1014), esta obra monumental, de miles de páginas, narra las aventuras del príncipe Hikaru [El resplandeciente], un
genji
, es decir descendiente del emperador pero sin las prerrogativas reales de sucesión. La narración abarca la vida de Hikaru y la de un supuesto hijo suyo, y está tejida como una serie de intrigas palaciegas y aventuras amorosas, así como también de usos y costumbres de la época, sin olvidar las recurrentes evocaciones a la naturaleza. El estilo de la narración es ágil y desenvuelto, mostrando la autora una gran sensibilidad estética así como un consumado dominio de las técnicas narrativas. Temas como la condición de la mujer en la sociedad y reflexiones acerca del arte de novelar le imprimen a esta obra un aire de modernidad sorprendente. El
Genji monogatari
es una obra maestra, a la altura de las mejores realizaciones de la literatura occidental, que no ha dejado de fascinar a generaciones de lectores. Uno de sus numerosos méritos es el hecho de que fue compuesta en japonés, pues las damas de la corte utilizaban este tipo de literatura como divertimento, lo que contribuyó al fortalecimiento del idioma escrito que en esa época todavía era un híbrido con el chino.

Por si fuera poco, por esas mismas fechas otra dama de la corte Heian, rival de Muraski Shikibu, Sei Shonagon (966-?) escribe el afamado
Makura no Soshi
[
El libro de la almohada
], constituido por una serie de ensayos breves acerca de aspectos de la vida cortesana con observaciones muy agudas, críticas, frívolas, a veces hirientes y divertidas. A lo largo del libro aparecen listas de cosas agradables o desagradables, hermosas, raras, espléndidas, vergonzosas, que servirían para conocer los gustos de la época, con el encanto y sofisticación de la óptica femenina. Un verdadero retrato del fasto imperial y una lección de estilo. Este libro se sigue leyendo en la actualidad con curiosidad e interés.

II. Edad media

Tal vez por establecer un paralelismo con Occidente, se denomina Edad Media la época que va de 1192 hasta 1603, caracterizada por la inestabilidad política y por la guerra de los clanes. La actividad literaria más prestigiosa continuó siendo la poesía, que al lado de la narrativa reflejarán el espíritu de aquellos tiempos signados por la violencia y la fragilidad de la existencia. Continuaron las recopilaciones de poesía, siendo una de las más importantes por su espíritu tradicional y al mismo tiempo innovador el
Shinkokin-shû
[
Nuevo Kokin-shû
, 1205], inspirada en el citado
Kokin-shû
del siglo X, y ordenada por el emperador retirado Gotoba (1180-1239). Los letrados y las damas de la corte mantuvieron la tradicional redacción de diarios. Algunos llegaron a gozar de gran popularidad y difusión, tal es el caso del
Towazugatari
(1303-1313), escrito por Nijô, concubina de Gofukakusa, un emperador retirado, que luego de una vida muy agitada se hizo monja y se dedicó a recorrer los templos budistas del Japón. Esta obra, de una franqueza admirable, es además una meditación sobre lo precario y fugaz de la existencia.

Con el tema de las continuas disputas entre clanes rivales fueron numerosos los relatos de carácter histórico que se redactaron. Entre todos destaca por su eficiente composición y por lo riguroso de su narración el
Heike monogatari
[
Cantar de Heike
]. De origen incierto y compuesto para ser recitado, existen numerosas versiones que van desde principios del siglo XIII hasta el XVI. La versión clásica se debe a Kakuichi, un monje muerto en 1371. La obra narra las rivalidades del clan Genji (o Minamoto) y el Heike (o Taira), al estilo de los recuerdos de guerra, en tono oral, con peripecias novelescas de gran colorido y precisión. Asimismo se ilustran los vaivenes de la fortuna de los contendientes y sus familias, dentro de una visión budista del mundo signada por la inestabilidad de las cosas.

III. Osaka

Con el triunfo rotundo de Tokugawa Ieyasu en 1603 comienza un periodo de estabilidad política en el Japón que se prolongará hasta la llamada Restauración Meiji en 1868. Ieyasu funda el shogunato de Edo (actual Tokio), que se convierte en un centro urbano importante, y al mismo tiempo el clima de paz y seguridad crean prosperidad, y surge un relevante puerto comercial: Osaka. La ciudad se convierte en el centro de las actividades artísticas relacionadas con “el mundo flotante”, que giran alrededor del teatro y las diversiones nocturnas. En Osaka florece el teatro en sus tres variantes principales: Kabuki, Bunraku (conocido en Occidente como teatro de marionetas) y el Nô, así como la música, la pintura y la literatura. Durante este periodo, en el cual Japón se había aislado deliberadamente del resto del mundo, se consolida la cultura japonesa con valores propios que le dan la fisonomía tan particular que aún conserva. Es sorprendente que en Osaka y más o menos por la misma época coincidan tres de los más importantes exponentes de la literatura japonesa de todos los tiempos: Ihara Saikaku, Chikamatsu Monzaemon y Matsuo Bashô.

Ihara Saikaku (1642-1693) es considerado como el inventor y principal exponente del
ukiyo-zôshi
(“cuentos del mundo flotante”), relatos sobre las costumbres de la época, en los cuales se respiraba un aire de libertinaje combinado con dosis de cinismo. El estilo de Saikaku es por demás original, caracterizándose por la precisión, la agilidad de la narración, el encanto de unas anécdotas casi siempre galantes y desencantadas, que muestran, sin embargo, cierta vivacidad y la alegría de vivir. De su extensa obra destacan:
Kôshoku ichidai-otoko
[
Hombre lascivo y sin linaje
, 1682],
Kôshoku Gonin-onna
[
Cinco mujeres enamoradas
, 1686],
Kôshoku ichidai-onna
[Vida de una cortesana, 1686] y
Nanshoku ôkagami
, [
Cuentos de amor de los samuráis
, 1687].

Chikamatsu Monzaemon (1653-1724) es un dramaturgo excepcional, considerado por algunos críticos como el Shakespeare japonés. Escribió numerosas obras de carácter histórico [
jidai-mono
] para el Kabuki, que es el teatro tradicional, destacando el
Heike nyogo no shima
(1719), basado en un episodio del
Heike monogatari
, y
Kokusenyakassen
[
Las batallas de Coxinga
, 1715]. Pero tal vez el mayor aporte de Chikamatsu a la dramaturgia fue el descubrimiento de un nuevo género, el
sewa-mono
[teatro sobre temas de actualidad], que permitía en un formato más ligero y en un tiempo breve la exposición de temas de la vida cotidiana, que eran comunes a los espectadores, de ahí su asombrosa popularidad. Estos
sewa-mono
, de los cuales Chikamatsu escribió más de un centenar, resultaban ideales para ser representados en el
ningyô-jôruri
[teatro de marionetas], más tarde conocido como Bunraku. Aquí también nuestro autor innovó a placer, creando un subgénero con el tema recurrente del doble suicidio [
shinjû
]. Una de sus piezas más celebradas fue
Shinjû Ten no Amijima
[
Los amantes suicidas de Amijima
, 1720].

Aunque a Matsuo Bashô (1614-1694) no se le puede ubicar con exactitud en la alegre y bullanguera Osaka, pues estudió en Kioto y en Edo, y pasó gran parte de su vida peregrinando por todo Japón, es importante señalar la coincidencia generacional con Saikaku y Chikamatsu en una época considerada por algunos como “El siglo de oro japonés”. Bashô es el maestro indiscutible del haiku, una forma poética breve (poemas de apenas 17 sílabas), que gozaba de gran prestigio en la sociedad japonesa. Bashô transformó el haiku, sacándolo de una especie de juego verbal para convertirlo en una forma poética pura, asociada a la meditación zen y a un estilo de vida regido por la contemplación de la naturaleza. Su obra más famosa y perdurable es
Oku no Hosomichi
[
Sendas de Oku
, 1694].

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