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Authors: Marcos Aguinis

Tags: #Panfleto

¡Pobre Patria Mía! (6 page)

Antes de finalizar 2003, cuando Néstor recién alcanzaba los seis meses de mandato, reconocí que había inyectado fuerza a la deshecha investidura presidencial. Lo hizo con una belicosidad que no me gustó, pero el resultado era aplaudido. No dejó títere con cabeza, incluso en su mismo entorno, y mostró que le gustaba degollar. Hasta lo hizo con desplantes increíbles a reyes y presidentes. Esa psicopatología lo impulsó a insistir en que todo respondiese a sus caprichos y se acomodara a su visión.

Después de las elecciones de 2007 que coronaron a su esposa, ¿disminuyó Néstor el protagonismo que tenía? Nadie ignora quién manda en el país. Ella sólo "reina", aunque carecemos de monarquía. Gasta su tiempo en viajes, protocolo, anuncios menores y hasta repetidos, e inauguraciones de obras sin terminar o que ni siquiera se han iniciado. Nadie tampoco ignora los procedimientos de que se vale Néstor para mantener sometida a toda la fauna política obsecuente.

Las promesas de Cristina sobre una mejora institucional y otros avances fueron incineradas en el crematorio de nuestra Chacarita virtual.

También fue incinerado el macaneo sobre una mejor gestión política. Para nada. Siguen las exclusiones, el ninguneo, las venganzas. No hay diálogo ni siquiera con los tilingos que se babean como perros castrados y la festejan hasta cuando se manda ocurrencias como el "yuyito" de la soja. También cuando derramó una confesión ante científicos para hacerse la simpática: dijo que se acordaba poco de química, excepto la fórmula del agua, que es "H2 cero". ¡Sonrieron! ¡La aplaudieron! Después los servicios de prensa debieron transpirar para convertir el cero en la O de oxígeno. Su aislamiento le aumentó la arrogancia vacua. Hasta dio consejos para resolver la crisis económica del mundo, a la que propuso llamarla efecto jazz. El humorista Nik explicó el origen de semejante calificación: en la conciencia de Cristina debe repicar una voz que dice "ya has cancelado tus promesas, ya has empeorado la institucionalidad, ya has llenado tus carteras, ya has degradado la justicia, ya has comprado un montón de tierras en El Calafate". Y dejó de insistir en el efecto jazz.

Tantas anécdotas me recuerdan otros de sus furcios de mujer "culta". Ante el presidente Medvédev se le ocurrió pedir disculpas por haber usado la palabra "revolución" (disculpas que no sonaron raras en la cínica izquierda de nuestro país). Se refería en ese momento a la extraordinaria "revolución" que, en sueños, será el gasoducto del Nordeste. Para desenredar su deslenguamiento añadió: "Han tenido alguna experiencia los rusos con las revoluciones...", pero su sonrisa no fue acompañada por la de nadie, ni siquiera para disminuirle el bochorno.

También fue indigna su identificación con Muammar Khadafi, un dictador que durante muchos años estuvo asociado al terrorismo y ha impuesto la presidencia hereditaria como única opción a sucederlo.

Y su ridícula peregrinación a la premorgue donde agoniza el dictador Fidel Castro para sacarse una foto.

No es todo. Las impuntualidades de Cristina ya son proverbiales y debemos reconocer que Néstor encontró en ella una excelente discípula para agredir las normas de urbanidad, como no saludar al vicepresidente Cobos en una misa por la paz y la reconciliación, y llegar tarde a reuniones con otros jefes de Estado. Pero en estas reuniones ya no la esperan, aunque la encuentran muy divertida cuando aparece corriendo para... la segunda foto. En su primera visita de Estado a España llegó con cuarenta minutos de atraso a la cena de gala que el Rey ofrecía a la comitiva argentina, y también llegó tarde al Congreso español, lo cual demoró una interpelación parlamentaria a Rodríguez Zapatero. El País no se ocupó de su visita, pero El Mundo le dedicó una columna vitriólica llamándola "reina del botox" y "heroína anti-age". El matutino consignó: "Trae, como buena peronista, al dirigente sindical que organizó el alboroto contra los gallegos cuando la expropiación de Aerolíneas". Y añadió: "Están acongojados, el Rey y el presidente, con razón, porque la Evita posmoderna no viene a traernos trigo, a pesar de los comedores de mendigos, sino a amenazarnos con la viveza criolla de las nacionalizaciones, mientras sus oligarcas, como siempre, se llevan la plata a Suiza". No podía ser peor.

El Congreso es objeto de una manipulación permanente, porque los legisladores se agachan bajo el vendaval de cuchillos que giran en torno a sus cabezas.

La Justicia apenas sobrevive ante el patíbulo en que se ha transformado el Consejo de la Magistratura por obra sagaz de la ex senadora Cristina de Kirchner la que iba a mejorar nuestras instituciones).

Siguen los escándalos de corrupción como pancho por su casa. Ningún fiscal o juez se anima a enjuiciar con la debida rapidez, tenacidad y arrojo a ningún funcionario. Aunque por suerte asoman algunos que espero se animen a seguir adelante; la historia y la Nación lo agradecerán.

Asociado con este tema debo mencionar la Oficina Anticorrupción (OA), cuyo solo nombre es un desafío a la delincuencia. Fue creada en los finales del gobierno menemista para desactivar las acusaciones que le caían como granizo. Pero desde 2003 ha ido perdiendo la poca relevancia que tenía. Como el resto de los organismos de control, sus músculos parecen cada vez más débiles, casi al borde de la parálisis. No satisfecho con tamaña inoperancia, el Ministerio de Justicia, del que depende, estableció que sólo su director puede firmar denuncias. No se entiende. Esa medida llevó a un estancamiento absoluto cuando el director pasó a mejor vida. Sumémosle el vaciamiento de su estructura administrativa y la falta de renovación de contratos a su personal técnico. La OA no debería ser un organismo menor, porque en ella se depositan las declaraciones de bienes de los funcionarios y es la que debe hacer un seguimiento de sus fortunas. Durante el año 2008, sin embargo, sólo abrió 151 carpetas de investigación —la menor cifra de toda su historia—, cuando hay sospechas por millares de hechos ilícitos; de esa cantidad, 127 casos ya fueron archivados... Más de la mitad de los asuntos se iniciaron por denuncia de particulares y ninguno, ninguno, se originó a partir de algún organismo de control, porque no tienen nada para controlar debido a que este gobierno es igual a una pradera coloreada por ángeles. Bien. En enero de 2009 se designó al nuevo director de la OA provocando un chispazo incandescente: en lugar de designarlo el ministro de quien depende, lo eligió la Presidenta directamente, salteando al ministro. Por supuesto que habrá obedecido a una indicación de Néstor porque, ¿a quién eligió? Tengamos en cuenta que debe ser la persona encargada de custodiar y controlar las declaraciones juradas de bienes y perseguir a todo funcionario corrupto. Pues eligió a uno que juega al fútbol en Olivos, íntimo de su esposo y del ex jefe de Gabinete, que se había desempeñado en la Sindicatura General de la Nación (SIGEN).

Se llama Julio Vitobello, milita en el peronismo desde hace once años y habrá sido, obviamente, menemista, duhaldista y por último kirchnerista. Quizás sea muy capaz, pero en Estados Unidos se demoró la designación de Hillary Clinton hasta despejar dudas sobre las probables implicancias que podría tener en su desempeño la Fundación que dirige su marido. Aquí no. Aquí las implicancias y los vínculos sospechosos no cuentan. Vitobello es alguien ligado al matrimonio presidencial. ¡Y basta! Su tarea, por supuesto, no se orientará a detectar funcionarios corruptos amigos, sino a salvarlos. Su control será mantener bajo control a cualquier intento de control. Lo grita su desempeño en la SIGEN, donde sobre casi dos mil auditorías sólo analizó y publicó el once por ciento. ¿Reaccionó la sociedad? No.

¿Habría alguna explicación por semejante abulia ciudadana? Supongo que varias: cansancio ante más de lo mismo, resignación, ignorancia o, quizás, una causa peor. Trataré de explicarme. Han sido tan ultrajados nuestros valores que la mayoría debe pensar que, si estuviese en el lugar del matrimonio presidencial y de sus funcionarios corruptos, haría lo mismo. Suena horrible, lo sé. Por eso sufrimos vos y yo.

Agrego otras miserias.

La censura a la prensa escrita, radial y televisiva mediante el manejo arbitrario de las pautas publicitarias oficiales, mensajes oblicuos a los empresarios y hasta amenazas directas a los profesionales, apenas se maquilla con algunas excepciones. Lo consideramos un hecho normal.

En todos los niveles, incluidos ministros, secretarios, gobernadores e intendentes, también es Néstor quien tiene la última palabra. Por momentos trata de disimular, pero es el omnipotente, el omnisciente, el genio. Señor del glaciar al trópico, de los Andes al Atlántico. Apoltronado en su sombrío sillón y sus más sombrías ideas, gobierna sin consultar con más interlocutores que sus propias neuronas, pesadillas o ambiciones. Un Júpiter que baja líneas en forma de rayos y truenos. Electrocuta con su insomne
blitz-krieg
. Hasta Hugo Moyano vacila ante este gigante mítico con nariz de hacha y ojos omnívoros; ha confesado algo que tiene mucho valor, porque proviene de sus labios: el nuestro "es un país donde todo pasa por las manos de una sola persona".

La prodigiosa debilidad amnésica argentina facilita que se olvide el momento en el que Cristina humilló a Chiche Duhalde endilgándole que su único atributo político era la "portación de apellido". En aquel instante recordé a Evita e Isabel, como instancias genésicas en cuanto a la portación de apellido que registra el movimiento justicialista. Pero no supuse entonces que Cristina llegaría al extremo de convertirse en su manifestación más radical. En vez de poner en evidencia que una mujer puede ser la conductora y exigirle moderación a su marido, ha degradado las conquistas de su género al encorvarse bajo la potestad del macho. Su presunta independencia era simulada y ahora es cada vez menos creíble.

En un año su popularidad bajó de forma abrupta. No tiene cualidades para dirigir el país, ni implementar cambios sustanciales, ni poner en marcha un diálogo con gente que le aporte ideas distintas a las de Néstor. Quiere imitar a Eva Perón, pero le sale el agresivo tonito de montonera soberbia, dueña de la única verdad, embalsamada en concepciones pretéritas. No ha cambiado la composición del círculo que construyó su esposo, excepto en matices que no modifican el color dominante, compuesto por ex guerrilleros, terroristas, secuestradores e ideólogos convertidos ahora en cleptómanos burgueses sin culpa ni arrepentimiento.

Tuvimos una presidente Isabel, dominada por López Rega; ahora tenemos otra mujer, también dominada. Ya no la manipula alguien que se jacta de brujo, porque quizás un brujo causaría menos daño. Pero está resignada a desempeñar un papel de segundo orden. Es la presidente que "puso" su marido, quien también "puso" al vicepresidente. Resulta asombrosa la falta de pudor al reconocer que los miembros de la fórmula presidencial fueron "puestos" por un solo hombre. Qué democracia, por favor.

El matrimonio presidencial —él instala los tonos, ella dibuja la melodía— no pierde un instante en proyectar sobre los demás sus propios defectos. Cristina usa un estilo profesoral, y Néstor provoca como un tigre hambriento (sus próximos lo apodan "La Furia") Ambos denuncian traiciones, deslealtades, fascismo, antidemocracia, insensibilidad social, actos "destituyentes", sabotaje a la redistribución del ingreso y otras lindezas. Esas críticas deberían ser dirigidas hacia ellos mismos, porque son ellos quienes arruinan la democracia, amenazan como fascistas, bloquean el progreso, aumentan la pobreza, no les importa el incremento de la ignorancia y estimulan verticalmente la anomia.

Jamás han permitido el esclarecimiento de los escándalos de corrupción que dejan chiquitos los años 90. La gestión K es la más corrupta e inmovilizadora de las últimas décadas argentinas. Su "progresismo" es ultraconservador, reaccionario e inmoral.

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