borda aplazamientos y triunfos
le cose los botones al desorden
y hasta remienda melancolías
siempre hay un finísimo llanto un placer
que a veces ni siquiera tiene lágrimas
y es la parábola de esta historia mixta
la vida a cuatro manos el desvelo
o la alegría en que nos apoyamos
cada vez más seguros casi como
dos equilibristas sobre su alambre
de otro modo no habríamos llegado a saber
qué significa el brindis que ahora sigue
y que lógicamente no vamos a hacer público.
23 de marzo 1976.
Cuando volvés a la tarde como a un oasis
y tu mujer te espera linda y ávida
y cree en la provincia de tu silencio
que hace tiempo vendiste al enemigo
cuando volvés de tarde como un padre mágico
y el gurí te salpica de inocencia
y te mira como mira un gorrión a ese cielo
del que hace tiempo te descolgaste
cuando te arrellanás en la dulzura
y la seguridad te envuelve como un aliento
y ves en las ventanas el otoño
esa reflexiva estación de lealtades
cuando una paz tan expugnable
trata de instalarse nada menos que en vos
y te das cuenta de que algo no marcha
porque ya no sabés qué hacer con ella
cuando el calorcito del hogar te acepta
y tu vieja entorna los ojos para oír
eine kleine nachtmusik o la última curda
o los cierra con modorra octogenaria
cuando toda la jornada se resume
en la gran disculpa que te enceniza
y preferís no abrir el diario de la noche
porque sabés todo lo que se calla
cuando metés el índice en el vaso de bohemia
para mover el hielo en el old smuggler
y el frío te sube de la yema al corazón
y después te baja del cuore a las tripas
cuando tu hijo diga buenas noches
y te bese el mentón y se pinche
y comprendas que sos para él
más o menos la bienaventuranza
cuando tu madre diga buenas noches
y se retire con tu infancia a cuestas
y la veas moverse paso a paso
como si no pudiera con la carga
cuando tu mujer diga buenas noches
y no vaya a dormir sino a esperarte
bajo las sábanas almidonadas
que cambió en tu homenaje
cuando todos te dejen en el living
a solas con tu húmedo bigote
y la mirada opaca como nunca
y el tocadiscos que se detiene solo
mejor lo pasarías si no tuvieras
en la retina y en los tímpanos
el rostro el puño el alarido
del muchachito de ojos claros
de mejillas pecosas
de bien marcado costillar
de rodillas casi puntiagudas
de piernas que saltaban como peces
cuánto mejor lo pasarías
si la memoria no fuese tan cabrona
como para mostrarte y volverte a mostrar
aquella desnudez indoblegable
y sobre todo aquellos ojos clarísimos
que te miraban como no creyendo
que vos el de corbata fueras
tan sólo una palanca de patíbulo
cuánto mejor lo estarías pasando
si te olvidaras para siempre
de ese recuerdo tan fresquito
tan acabado de nacer
tan intacto que es como si vieras
la boca que llegaba hasta el mismísimo
borde de la derrota y se mordía
y empezaba a morirse de victoria
cómo será la cosa que no te odiamos
fijate vos cómo será la cosa
que no te hacemos ese amargo honor
hombre de mala voluntad pobre hombre
quizá te alcance con que los ojos
de tu botija macanudo y frágil
mañana o pasadomañana te miren
porque estas cosas siempre se propagan
o el mes que viene o el año próximo
te miren esos ojos como no creyendo
claros también y no creyendo pero
ya no será mirada de gorrión
ojos claros te miren como no creyendo
pero creyendo al fin y al cabo
no con mirada de gorrión
pero creyendo al fin y al cabo
entonces pobre hombre de mala voluntad
ni siquiera juntando todo el odio
que quede disponible en el mercado
ninguno de nosotros podrá odiarte
como vos mismo te odiarás.
Y las sombras que cruzan los espejos
VICENTE HUIDOBRO
Es tan fácil nacer en sitios que no existen
y sin embargo fueron brumosos y reales
por ejemplo mi sitio mi marmita de vida
mi suelta de palomas conservaba
una niebla capaz de confundir las brújulas
y atravesar de tarde los postigos
todo en el territorio de aquella infancia breve
con la casa en la loma cuyo dueño
era un tal valentín del escobar
y el nombre era sonoro me atraían
las paredes tan blancas y rugosas
ahí descubrí el lápiz como colón su américa
sin saber que era lápiz y mientras lo empuñaba
alguien hacía muecas al costado de un biombo
para que yo comiera pero yo no comía
después es la estación y es el ferrocarril
>me envuelven en la manta de viaje y de calor
y había unas mangueras largas ágiles
que lavaban la noche en los andenes
las imágenes quedan como en un incunable
que sólo yo podría descifrar
puesto que soy el único especialista en mí
y sin embargo cuando regresé
apenas treinta y dos años más tarde
no había andén ni manta ni paredes rugosas
ya nadie recordaba la casa en la lomita
tampoco a valentín del escobar
quizá sea por eso que no puedo creer
en pueblo tan ceñido tan variable
sin bruma que atraviese los postigos
y confunda las brújulas
un paso de los toros enmendado
que no tiene ni biombo ni mangueras
el espejo tampoco sabe nada
con torpeza y herrumbre ese necio repite
mi pescuezo mi nuez y mis arrugas
debe haber pocas cosas en el mundo
con menos osadía que un espejo
en mis ojos amén de cataratas
y lentes de contacto con su neblina propia
hay rehenes y brujas
espesas telarañas sin arañas
hay fiscales y jueces
disculpen me quedé sin defensores
hay fiscales que tiemblan frente a los acusados
y jueces majaderos como tías
o deshumanizados como atentos verdugos
hay rostros arduos y fugaces
otros triviales pero permanentes
hay criaturas y perros y gorriones
que van garúa arriba ensimismados
y un sosías de dios que pone cielos
sobre nuestra mejor abolladura
y tampoco el espejo sabe nada
de por qué lo contemplo sin rencor y aburrido
y así de noche en noche
así de nacimiento en nacimiento
de espanto en espantajo
van o vamos o voy con las uñas partidas
de arañar y arañar la infinita corteza
más allá del orgullo los árboles quedaron
quedaron los presagios las fogatas
allá atrás allá atrás
quién es tan memorioso
ah pero la inocencia ese búfalo herido
interrumpe o reanuda
la fuga o cacería
de oscuro desenlace
todos mis domicilios me abandonan
y el botín que he ganado con esas deserciones
es un largo monólogo en hilachas
turbado peregrino garrafal
contrito y al final desmesurado
para mi humilde aguante
me desquito clavándole mi agüero
me vengo espolvoreándolo de culpas
pero la soledad esa guitarra
esa botella al mar
esa pancarta sin muchedumbrita
esa efemérides para el olvido
oasis que ha perdido su desierto
flojo tormento en espiral
cúpula rota y que se llueve
ese engendro del prójimo que soy
tierno rebuzno de la angustia
farola miope
tímpano
ceniza
nido de águila para torcazas
escobajo sin uvas
borde de algo importante que se ignora
esa insignificante libertad de gemir
ese carnal vacío
ese naipe sin mazo
ese adiós a ninguna
esa espiga de suerte
ese hueco en la almohada
esa impericia
ese sabor grisáceo
esa tapa sin libro
ese ombligo inservible
la soledad en fin
esa guitarra
de pronto un día suena repentina y flamante
inventa prójimas de mi costilla
y hasta asombra la sombra
qué me cuentan
en verdad en verdad os digo que
nada existe en el mundo como la soledad
para buscarnos tierna compañía
cohorte escolta gente caravana
y el espejo ese apático supone
que uno está solo sólo porque rumia
en cambio una mujer cuando nos mira sabe
que uno nunca está solo aunque lo crea
ah por eso hijos míos si debéis elegir
entre una muchacha y un espejo
elegid la muchacha
cómo cambian los tiempos y el azogue
los espejos ahora vienen antinarcisos
hace cuarenta años la gente los compraba
para sentirse hermosa para saberse joven
eran lindos testigos ovalados
hoy en cambio son duros enemigos
cuadrados de rencor bruñidos por la inquina
nos agravian mortifican zahieren
y como si tal cosa pronuncian su chispazo
mencionan lustros y colesterol
pero no las silvestres bondades de estraperlo
la lenta madurez esa sabiduría
la colección completa de delirios
nada de eso solamente exhuman
las averías del pellejo añejo
el desconsuelo y sus ojeras verdes
la calvicie que empieza o que concluye
los párpados vencidos siniestrados
las orejas mollejas la chatura nasal
las vacantes molares las islas del eczema
pero no hay que huir despavorido
ni llevarle el apunte a ese reflejo
nadie mejor que yo
para saber que miente
no caben en su estanque vertical
los que fui los que soy los que seré
siempre soy varios en parejos rumbos
el que quiere asomarse al precipicio
el que quiere vibrar inmóvil como un trompo
el que quiere respirar simplemente
será que nada de eso está en mis ojos
nadie sale a pedir el vistobueno
de los otros que acaso y sin acaso
también son otros y en diversos rumbos
el que aspira a encontrarse con su euforia
el que intenta ser flecha sin el arco
el que quiere respirar simplemente
será que nada de eso está en mi ceño
en mis hombros mi boca mis orejas
será que ya no exporto dudas ni minerales
no genera divisas mi conducta
tiene desequilibrios mi balanza de pagos
la caridad me cobra intereses leoninos
y acaparo dolor para el mercado interno
será que nada de eso llega al prójimo
pero yo estoy hablando del y con el espejo
y en su luna no hay prójima y si hay
será una entrometida que mira sobre mi hombro
los prójimos y prójimas no están en el luciente
sencillamente son habitantes de mí
y bueno se establecen en mí como pamperos
o como arroyos o como burbujas
por ejemplo las dudas no están en el espejo
las dudas que son meras preconfianzas
por ejemplo los miércoles no están
ya que el espejo es un profesional
de noches sabatinas y tardes domingueras
los miércoles de miércoles quién se le va a arrimar
pedestre o jadeante
inhumano y cansado
con la semana a medio resolver
las tardes gordas de preocupaciones
el ómnibus oliendo a axila de campeón
los insomnios no caben por ejemplo
no son frecuentes pero sí poblados
de canciones a trozos
de miradas que no eran para uno
y alguna que otra bronca no del todo prevista
de ésas que consumen la bilis del trimestre
tampoco aquellos tangos en los que uno sujeta
en suave diagonal la humanidad contigua
y un magnetismo cálido y a la vez transitorio
consterna los gametos sus ene cromosomas
y entre corte y cortina se esparcen monosílabos
y tanto las pavadas aleluya
como las intuiciones aleluya aleluya
derriban las fronteras ideológicas
verbigracia qué puede rescatar el espejo
de una ausencia tajante
una de esas ausencias que concurren
que numeran sus cartas
y escriben besos ay de amor remoto
qué puede qué podría reconocer carajo
de las vidas y vidas que ya se me murieron
esos acribillados esos acriborrados
del abrazo y el mapa y los boliches
o los que obedecieron a su corazonada
hasta que el corazón les explotó en la mano
sea en el supermarket de la mala noticia
o en algún pobre rancho de un paisaje sin chau
poco puede conocer de los rostros
que no fueron mi rostro y sin embargo
siguen estando en mí
y menos todavía
de los desesperantes terraplenes
que traté de subir o de bajar
esos riesgos minúsculos que parecen montañas
y los otros los graves que salvé como un sordo
así hasta que la vida quedó sin intervalos
y la muerte quedó sin vacaciones
y mi piel se quedó sin otras pieles
y mis brazos vacíos como mangas
declamaron socorro para el mundo
en la esquina del triste no hay espejo
y lo que esmás austerono hay auxilio
por qué será que cunden las alarmas
y no hay manera ya de descundirlas
el país tiene heridas grandes como provincias
y hay que aprender a andar sobre sus bordes