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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (64 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Ahora bien, regresando al péndulo, no será capaz de unir conscientemente los pensamientos y sentimientos opuestos a no ser que haya registrado en su memoria de Trabajo claras memorias de ellos. Esta es una nueva memoria, que surge en nosotros cuando empezamos a practicar una auto-observación, cuando empezamos a vivir más conscientemente, no sólo con las otras personas sino a solas, con nosotros mismos. ¿Recuerda que aprecia ciertas cosas en una persona, y lo ha hecho así a menudo cuando es negativo con dicha persona y sólo puede recordar
mecánicamente
cosas negativas? La unión de estos dos actos psíquicos, de estas dos memorias, obra, no entre Sí o No, sino entre Sí y No. Si se lo hace gradualmente la oscilación no es demasiado pronunciada entre gustar o no gustar, sabiendo cuan traicionera es la comarca que se extiende más allá, y qué dormido está uno, si llega a internarse en ella. Este no internarse demasiado sea en un lado o en el otro, requiere percepción y prontitud interior. Hace que todo sea mucho más intenso. Se ve lo que se tiene que hacer. No hay que confundirlo con la indiferencia. La contención consciente del péndulo es por entero diferente de un estado de indiferencia. Una es consciente, el otro es mecánico. Hay muchas parábolas e imágenes diseminadas por la literatura esotérica que se refieren a este particular, tal como la de manejar dos poderosos caballos, uno negro y el otro blanco, y de contenerlos en exacta armonía, y muchas otras imágenes.

Ahora bien, si no se acompaña un pensamiento se está libre de él por el momento. La fuerza que habría podido ir en él no lo hace. ¿Qué dirección ha de seguir esta fuerza? Se ha dicho a menudo que la observación de sí ha de llevarse a cabo eventualmente en conexión con el Recuerdo de Sí. De hecho, el Recuerdo de Sí es en realidad lo que primero se enseña en el Trabajo. Lo importante es que la fuerza que se saca de un lado o del otro de los opuestos debería seguir la dirección del "Yo" Real. Intentamos recordar a nosotros mismos porque carecemos de "Yo" Real. Nadie puede tener la experiencia del "Yo" Real (salvo de una manera ilegítima, por medio de drogas, por lo cual se ha de pagar después), sin cierto estado emocional al que llamo simplemente valoración del Trabajo. Cuando una persona trabaja sin un verdadero sentimiento individual, sin ningún sentido de maravilla, su trabajo estará en un nivel demasiado bajo, en los "yoes" pequeños, en las partes reducidas de los centros. Naturalmente, no podrá ponerse en contacto con los Centros Superiores o el "Yo" Real. Si una persona trabaja en ese nivel no se producirá nada real, y nada nuevo penetrará en su comprensión porque no se ha producido la fuerza que se logra de la no identificación con los estados interiores. Les he dicho muchas veces que no pueden, por lo que sé, recordarse a sí mismos a menos de tener el sentimiento de algo superior. Por ejemplo, si no creen en una Mente Superior, no podrán elevarse emocionalmente hasta el nivel de las concepciones del Trabajo que se refieren al Círculo Consciente de la Humanidad, al despertar, la Conciencia Objetiva, al logro del "Yo" Real, tampoco tendrán sentido alguno para ustedes los grandes diagramas del Rayo de Creación y muchos otros. Es una desdicha para una persona hallarse en ese estado. A veces se origina porque una persona carece de fondo, no ha leído ni pensado bastante sobre la lucha de la enseñanza esotérica con la humanidad mecánica. Pero esto pertenece a otra conversación que tratará sobre la valoración y —lo que es más importante para nosotros— sobre lo que valoramos más, lo que no advertimos y no sospechamos.

Quaremead, Ugley, 28 de abril, 1945
La unión de los opuestos

En los últimos comentarios sobre algunas de las ideas de Trabajo hemos hablado de las decisiones ordinarias que se toman sobre la base de Sí o de No. A este respecto hemos adelantado la idea de la ley del péndulo. El péndulo psicológico oscila de un lado al lado opuesto. Mencioné que el Sr. O. había dicho que somos conscientes en el sentido ordinario en las oscilaciones opuestas del péndulo psicológico. No somos conscientes en las etapas intermedias.

Dijo que el péndulo tiene un movimiento más rápido en el punto medio y que con nuestros hidrógenos lentos que están subordinados al llamado estado de conciencia que en el Trabajo siempre se compara con un estado de sueño, no tenemos la rapidez de percepción interior ni el poder de registrar las octavas más finas de significado, que pertenecen a la vecindad de las partes medias del péndulo. Agregó que en todas las situaciones a que nos vemos enfrentados, en especial cuando nos identificamos con ellas, no captamos los más finos significados de dichas situaciones, y que si pudiéramos trabajar con la velocidad de la percepción emocional, esto es, con el
Hidrógeno 24
—y aún más con el
Hidrógeno 12
— obtendríamos una gran riqueza de nuevos significados y nuevas percepciones interiores. Veríamos diferencias mucho más finas, soluciones muy diferentes para los problemas con los cuales nos vemos enfrentados y podríamos darnos cuenta de la inmensa distancia de significado que hay en realidad entre las cosas que por lo general contemplamos como un todo continuo. Pero tal como somos, nuestra vida psicológica, nuestra invisible vida interior, está controlada generalmente por el
Hidrógeno 48
y está situada particularmente en la parte formatoria del Centro Intelectual que trabaja con este lento hidrógeno, con este pesado combustible. Como es sabido, el Trabajo enseña que en la parte formatoria, nuestro pensamiento, nuestra completa perspectiva mental, es sólo capaz de expresarse en término de Si o de No. Enseña que, en contraste, los Centros Superiores trabajan en términos de Sí y de No. Esto significa que nuestro pensamiento ordinario en el que tanto confiamos y al que tanto seguimos no es el pensamiento real. Sólo trabaja excluyendo un lado y afirmando el lado opuesto, o viceversa. Por esta razón, todo el mundo de los hombres y las mujeres, de las clases y naciones, está dividido en campos opuestos, las gentes de un lado o del otro lado. Así nos atormentamos a todo lo largo del día con preguntas de este tenor: "¿Cree o no en esto?" "¿Le gusta o no esto?" ¿Es usted así o no es así?" En el Trabajo hay una frase de la que se abusó en la práctica y que dice que la parte formatoria de la mente es la "Tercera Fuerza Ciega". Esto significa que hay siempre un balanceo entre los opuestos —este Si o No— y que existe una Fuerza Neutralizante —ni Sí ni No— una fuerza armonizante que une a los opuestos en una combinación, una fuerza que no podemos comprender comúnmente. Esta unión de los opuestos, esta fuerza reconciliante, esta
Tercera Fuerza,
conecta a los dos opuestos y es empero diferente de cada uno de ellos.

Recordemos una de las definiciones de la Tercera Fuerza que está entre los dos opuestos y las fuerzas mutuamente destructoras llamadas fuerza activa y fuerza pasiva. Está definida como una fuerza relacionante. Es una fuerza que participa de los lados opuestos de cualquier cuestión, y los pone en una nueva relación, en una síntesis, sin ser sin embargo ninguna de las dos. La llamé en el último comentario "X", es decir, algo que nos es desconocido mientras estemos en este nivel de comprensión. Les pregunté si no se sentían cansados, después de haber pasado largo tiempo en el Trabajo y haber seguido la senda de la observación de sí, de tomar súbitas decisiones que son en la práctica superadas por un resultado opuesto de lo que se esperaba. Nos proponemos algo en una de las oscilaciones del péndulo y no podemos cumplirlo o nos sorprende advertir cómo da origen al lado opuesto. Naturalmente, porque un propósito que se hace desde un lado de la oscilación del péndulo fue hecho sin calcular la Segunda Fuerza, la fuerza de resistencia que se le opone. Sin embargo, al principio es preciso hacerse un propósito de esta clase porque nos damos cuenta de que no podemos hacer en el sentido ordinario de la palabra. Esto nos hace conocer gradualmente la idea de lo que significa no poder
hacer
en su sentido más lato, a saber, que debemos ayudarnos. Ahora bien, siempre recibimos ayuda de los Centros Superiores que están plenamente desarrollados y siempre están trabajando en nosotros, siempre nos están hablando, de hecho, siempre nos están diciendo lo que debemos hacer y creo que aquí no exagero. Pero no podemos comprender este lenguaje, esta ayuda porque está en términos de Sí
y
No, en términos de esa "X", de esta solución media. Nuestra parte formatoria, en especial, no puede oír los mensajes de los Centros Superiores porque está siempre dividiendo todos en dos afirmaciones contradictorias, en Sí o No, en dos opuestos, que al parecer son irreconciliables. Pero hay un punto en la oscilación del péndulo, aunque en ese lugar tenga la mayor velocidad, un punto justo en medio de los dos lados de esta oscilación, en el cual penetran significados completamente nuevos. Si bien no estamos internamente suficientemente despiertos, suficientemente alertas para oír, para comprender, para captar y registrar lo que sucede en ese punto, cabe la posibilidad de no aceptar las soluciones que surgen cuando estamos en un extremo o en el otro de la oscilación. Quiero decir, desconfiamos del ordenamiento de pensamientos y sentimientos pertenecientes a esas oscilaciones extremas, a esos opuestos, en los cuales por lo general somos conscientes en el común segundo estado de conciencia. Y nos disgusta esta división vulgar, este lenguaje vulgar, estas soluciones vulgares, de hecho, estas violentas soluciones para resolver nuestros problemas. Nos damos cuenta que son inútiles y que es necesario un reordenamiento mucho más pronunciado.

Ahora bien, si toman a una persona ordinaria que es muy porfiada estarán de acuerdo conmigo que siempre se inclinará hacia un lado o hacia el otro en todas sus opiniones. Hace muchos años, hablando de la unión de los opuestos, el Sr. O. dijo que debemos aprender a discutir desde puntos de vista opuestos. Un hombre porfiado —y desde luego ese hombre es nosotros mismos— suele decir: "Siempre creo, siempre digo..." y así sucesivamente. Ahora bien, si su estado interior psicológico descansa sobre una base de esta clase no podemos hacer este Trabajo. El fundamento psicológico es completamente equivocado. Forjémonos imágenes de nosotros mismos. Se conoce muy bien a una mujer, a un hombre, con vigorosas imágenes de sí mismo, después de conversar con él un rato. Tienen cierta idea de sí mismos, franca o encubierta. Tienen ciertas opiniones. Sostienen tal o cual opinión, pero no se dan cuenta de ello necesariamente. Ahora bien, el objeto de este Trabajo en su lado práctico es dejar penetrar un rayo de luz en las tinieblas interiores de nosotros mismos, en ese lado no percibido. La luz significa conciencia. En nosotros tenemos un lado oscuro, un lado en la oscuridad que no vemos. Por lo que respecta a las imágenes de nosotros mismos, ¿qué resulta de la luz? Resulta que es posible ver una parte de la oscuridad y llevarla a la conciencia. Esto es una extensión de la conciencia, un acrecentamiento de conciencia. Han oído decir a menudo que el Trabajo se propone acrecentar la conciencia, primero en nosotros mismos, luego en las otras gentes, porque este es el único orden posible. Un hombre, por medio de la observación de sí, acrecienta la conciencia de sí mismo. Ya no vive más en el jardín del frente, da la vuelta a su casa y así ejecuta un círculo. Esta inclusión en la conciencia de lo que ignoramos, como en el caso de ver lo que somos en lugar de vivir en imágenes, en el "Yo" Imaginario, une a los opuestos. El efecto que produce la luz al caer sobre las imágenes de nosotros mismos es por lo tanto el de cambiar todo el sentimiento, toda la idea que tenemos de nosotros mismos. La Falsa Personalidad, el "Yo" Imaginario, las imágenes y muchas otras cosas, nos mantienen en un lado de nosotros mismos. No vemos, no conocemos y por cierto no reconocemos el otro lado. Así vivimos en una relación equivocada con nosotros mismos y, como se dijo, el Trabajo no se puede iniciar desde esta base. No puede tener como punto de partida la unilateralidad.

Pensemos ahora en ese lugar tenebroso donde la luz debe gradualmente penetrar. Empezaremos con la idea de diferentes clases de personas de acuerdo con el desarrollo de sus centros. En el lenguaje del Trabajo el Hombre Nº 1 es un hombre cuyo centro de gravedad, psicológicamente, está en el Centro Instintivo Motor. El Hombre Nº 2, tiene su centro de gravedad en el Centro Emocional. El hombre Nº 3 lo tiene en el Centro Intelectual. Ahora bien, desde este ángulo hay seis formulaciones para los hombres y las mujeres. Una persona puede ser 123, 132; 231, 213; 312, 321. Esto significa que un hombre cuya formulación con respecto a los centros es 123 es ante todo Nº 1, esto es, en los instintos y movimientos, más escasamente en 2, es decir, en la percepción emocional y aun más escasamente en 3, en los pensamientos intelectuales. Por lo tanto es un desequilibrado, un hombre parcial. A este respecto, ¿cuál es entonces el lado oscuro de él? El lado oscuro está formado por los lados no desarrollados y así no exactamente conscientes que están en 2 y 3, en la vida emocional y en la vida intelectual. Y así ocurre con el resto de las formulaciones. En cada caso las funciones subdesarrolladas que están en el lado tenebroso suelen producir muchas manifestaciones automáticas indeseables. Cabe concebir que una de las muchas formas de oscilación del péndulo en un hombre puede ser una oscilación entre el lado más desarrollado de él que está en la luz, y el lado menos desarrollado que está en lo que para él es la oscuridad. Entonces su tarea finca en observar y advertir y llevar a la luz de su propia conciencia, por medio de la introspección personal, ese lado oscuro y no desarrollado, y así educarlo. De ello resultará un crecimiento interior, un desarrollo interior de la persona. Por esta razón dije que el lado oscuro, en el cual el Trabajo nos dice que debemos enviar un rayo de luz, puede ser al mismo tiempo bueno y malo. Las imágenes son siempre malas. Pero las funciones no desarrolladas son sólo malas si se las deja en la oscuridad. Si las introducimos por una constante observación y reflexión, y aquí desde luego el hombre satisfecho de sí es incapaz de cambiar su base, se agregan a nuestra vida, acrecientan el significado e interés y nos dan nuevas impresiones. Pero el sentimiento de uno mismo cambiará. Un hombre que tiene un solo lado, un solo centro se siente a si mismo de un modo particular. Si sus otros centros se presentan, luego, perderá naturalmente el sentimiento que antes tenía de sí, y son muchos aquellos a quienes disgusta esta transformación gradual y la rechazan y la consideran una cosa mala. Pero el demonio está siempre en el lado de las tinieblas, en el lado que ignoramos. Todavía existen sectas que piensan que toda forma de enseñanza es mala. Esto debe proporcionarles un demonio de tamaño extraordinario. Son en realidad adoradores del diablo sin saberlo, adoradores de la ignorancia, de las tinieblas, de todo lo estricto, estrecho e implacable. Recordarán que en los Evangelios se habla mucho de los fariseos, de esa cosa estrecha en nosotros mismos. Recuerden que cuanto se dice en los Evangelios es psicológico y se aplica aquí y ahora a nosotros. ¿Han estudiado alguna vez a su propio fariseo?

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