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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (76 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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El trabajo dice que estamos en una fase de nuestra existencia humana en la cual es posible escapar al servicio de la luna. Lo desdichado es que a través de hábitos establecidos desde hace mucho tiempo —hábitos de mente, de sentimiento, de actitud, así como otros hábitos— no podemos despertar y dejar de alimentar a la luna con todo nuestro sufrimiento inútil. Y al no tener ideas correctas acerca de nuestra existencia en la tierra no podemos aislarnos de las influencias de vida que nos mantienen exactamente en nuestro nivel de Ser. Hemos creído que la guerra podía despertarnos, hacernos más conscientes. Empero no es este efecto de la guerra, aunque suele suceder en momentos de peligro común, pero después retrocedemos y caemos otra vez en el sueño porque no podemos aislarnos de la Tercera Fuerza de vida. El cuadro cambia y todos empezamos a pelearnos los unos con los otros —es decir, seguimos gobernados por las ciegas fuerzas cósmicas bajo las cuales estamos y bajo las cuales no deberíamos estar. Ahora bien, en este Trabajo hablamos sobre nosotros mismos y sobre el cambio de sí, se trata de cambiarnos nosotros mismos y de ponernos bajo nuevas influencias. Si queremos hacerlo es preciso que nos aislemos de la fuerza de vida y tenemos que hacerlo en el Cuarto Camino —que es este Trabajo— sin aislarnos físicamente. Es preciso hacerlo aquí y ahora mismo, en medio de nuestra vida actual. Recientemente estaba hablando sobre el propósito y dije que en el Trabajo cada uno de ustedes debería tener un propósito en relación con el cambio de sí. Dice que las gentes muy satisfechas con el estado de su Ser en realidad no sirven para el Trabajo. ¿Quiere cambiar algo en sí mismo? ¿Se enfrentó con esta pregunta? Le recordaré algunas de las frases características usadas en el Trabajo. Una es: "Si cambia su Ser, su vida cambia". Ahora bien, todos desean probablemente cambiar la propia vida. Todos sienten que deberían tener una vida mejor. Pero el Trabajo dice que el Ser de una persona atrae su vida y si dicha persona desea cambiar su vida tiene que empezar a trabajar sobre sí y cambiar su ser que atrae constantemente la vida que ha hecho. En otras palabras, es preciso empezar a pelearse con el propio Ser, con la clase de persona que se es.

Ahora bien, esto es imposible a menos que observe su Ser según se le enseña a observarlo en el Trabajo. Tenemos que hacer frente aquí a una gran dificultad porque cada cual está muy satisfecho consigo mismo. Debido a la acción de los topes, que se asemejan a enormes tarugos de madera, vivimos apaciblemente con nosotros mismos sin ver todas nuestras contradicciones. Como es sabido, si esos topes que la vida ha hecho en nosotros y que están en la Personalidad fueran suprimidos súbitamente y pudiéramos ver todas nuestras contradicciones y llegáramos a tener conciencia al mismo tiempo de todos nuestros diferentes "Yoes", enloqueceríamos. No podríamos soportar tal experiencia. Destruiría completamente todo nuestro engreimiento, auto-complacencia y autoestima. Pero la acción de la observación de sí en el Trabajo hace que seamos gradualmente conscientes de nuestras contradicciones y socava gradualmente ese curioso estado estático en el que estamos todos en lo que respecta a nosotros mismos. Entonces podemos emprender el trabajo sobre el Ser porque hemos visto en qué nivel está nuestro Ser. A veces tenemos vislumbre de nuestro estado de Ser y entonces sabemos cuál debe ser nuestro sentir acerca de nosotros mismos y nuestra vida pasada. En tales momentos descubrimos, o más bien nos es revelado, que no nos parecemos en nada a lo que suponemos o imaginamos, y que la imaginación ha desempeñado un papel considerable en hacer nuestra vida tolerable para nosotros mismos, y las imágenes de nosotros mismos son nuestra más querida posesión. Ahora bien, estos destellos suscitan en nosotros el deseo de trabajar sobre nuestro Ser y nos permiten comprender el significado de lo que dice el Trabajo cuando manifiesta que nuestra vida no cambiará a no ser que cambie nuestro Ser. Se empieza a ver que todo ello se relaciona con uno mismo. Un hombre que tiene demasiada consideración para consigo mismo no puede ver su Ser porque está cegado por las imágenes de sí. Pero un hombre que tiene una experiencia tal como la que he descrito anteriormente, una revelación tal, percibe que un vestigio de su propia nadidad penetra en su conciencia, y ésta es exactamente la fuerza germinal de la acción del Trabajo —la fuerza regenerativa o Tercera Fuerza del Trabajo—. Mientras un hombre tenga el apoyo de sus éxitos en la vida, ¿cómo le será posible sentir la acción de tal fuerza sobre él?

Ahora bien, hay tres grandes prácticas de Trabajo que nos ayudan a lograrlo. La primera es el Recuerdo de Sí, la segunda es la no identificación, y la tercera la no consideración en el sentido de no echar culpas a los otros. Si practica el Recuerdo de Sí, la no identificación y no "hace la cuenta" a los otros, se aislará de todos los aspectos de la Tercera Fuerza de la vida. De resultas de ello pasará bajo la nueva Tercera Fuerza del Trabajo. Esta Tercera Fuerza puede cambiarlo porque hará gradualmente más pasiva a su Personalidad. Pero si está siempre bajo la Tercera Fuerza de vida no podrá cambiar. Su nivel de Ser será siempre el mismo y siempre atraerá la misma clase de experiencias. Por eso todos ustedes deben reflexionar sobre este particular y tratar de discernir su significado. Supongamos que soy un pobre y me convierto en millonario; en lo que respecta a mi Ser siempre seré el mismo hombre. Atraeré exactamente la misma clase de experiencias. ¿Por que esto es así? Porque la vida hizo de mí un hombre pobre y luego un hombre rico pero mi Ser es siempre lo que era antes. Pero supongamos que tenga alguna experiencia del Trabajo y comprenderá a qué se asemeja mi Ser y ya no me identifique conmigo mismo como lo hacía previamente. Entonces, ya sea rico, ya sea pobre, mi vida cambiará porque permito entrar una nueva influencia, una nueva Tercera Fuerza, es decir, el Trabajo. Si empieza a discernir su nivel de Ser, tendrá una nueva cosa sobre la cual pensar y trabajar. Por eso tiene tanta importancia observarse a sí mismo.

Ahora bien, cuanto se dijo en este comentario es fundamental y ya fue dicho muchas veces desde diferentes ángulos. Se hace hincapié sobre la importancia de aislarse de la vida porque sólo por medio de alguna forma de aislarse de la vida se puede construir algo, se puede cambiar, se puede, en suma, hacer este Trabajo. Si la vida es muy fuerte y nos hipnotiza completamente, si siempre se ve al propósito como si se estuviera fuera de uno mismo, en el mundo, no seremos capaces de aislarnos suficientemente del terrible poder de la Tercera Fuerza de vida, y no comprenderemos de qué trata el Trabajo, es decir, del cambio de sí. Todos estamos adaptados a la vida de la mejor manera posible para trabajar sobre nosotros mismos. Nuestras preocupaciones, nuestros agravios, nuestras formas de hacer cargo, son las cosas sobre las cuales hemos de trabajar por medio del Recuerdo de Sí, por medio de la no identificación, del no echar la culpa a las otras personas. Pero a menos que nos observemos a nosotros mismos no podremos hacerlo.

Recuerden que la ayuda es posible, pero nuestra mente —nuestro cerebro, si prefieren— están conectados por los sentidos, por el impacto del mundo externo visible de una manera demasiado equivocada para recibirlo. Primeramente es preciso ser eficiente en la vida antes de iniciar el Trabajo. Después las ideas del Trabajo, si se reciben con comprensión, establecen una nueva serie de conexiones y éstas conducen la ayuda. Estas nuevas conexiones, estas nuevas sendas de asociación, son nuestra segunda educación. El Trabajo se ocupa de la segunda educación. Pero si no puede detener, cambiar algunas de las sendas de asociación mecánicas, no podrá establecer una nueva serie de conexiones capaces de transmitir las influencias del Trabajo, esto es, la Tercera Fuerza que desarrolla un nivel superior de comprensión. "Debemos", dice el Sr. Ouspensky, "creer en el Hombre Superior. Debemos creer que hay algo, algo que ya está allí, superior a lo que somos. Debemos creer en una Mente Superior". De otro modo nuestra mente permanece cerrada. El camino está cerrado, y miramos hacia abajo, como los animales, hacia la Tierra física.

Quaremead, Ugley, 28 de julio, 1945
Nota sobre la consideración interna

Es siempre útil observar las formas que adopta nuestra consideración interna. La consideración interna es una de las cosas que el Trabajo nos enseña a observar en nosotros mismos. Si usted practica la observación de sí en el sentido del Trabajo es preciso que aprenda lo que enseña a observar el Trabajo, y a clasificar sus observaciones. No conviene intentar observarse a sí mismo sin ton ni son. Haré ahora a cada uno de ustedes esta pregunta: ¿Ha observado sus formas típicas de consideración interna? ¿Cree que alguien hubiera debido contestar a su carta más temprano o darle los Buenos Días? En otras palabras, ¿cree que alguien debería tratarlo de una manera diferente? Esta forma de consideración interna que es llamada "hacer cuentas", es ese sentimiento de que los otros le deben algo, de que no es tratado justamente por lo general y que su peculiar excelencia y valor no son apreciados. Todo ello da origen a gran cantidad de materiales psicológicos pésimos y establece en su mente muchas formas de asociación de las que luego le costará liberarse. Además, estas formas de consideración interna siempre conducen a los estados negativos. Una gran parte de la consideración debe su origen a una especie de debilidad en nosotros. Esperamos demasiado. Como lo dice la frase de Trabajo tenemos
muchas exigencias
en la vida. Una persona que tiene muchas exigencias es siempre difícil. Pero es preciso recordar que el Trabajo le exige ciertas cosas y esto es una cuestión muy diferente. Puedo enojarme con una persona en el Trabajo, no a causa de una consideración interna mecánica, sino porque esa persona no trata el Trabajo correctamente, esto es, no valora apropiadamente el Trabajo. Cuando tenga que encararse consigo mismo en conexión con la valoración del Trabajo no puede comportarse en una forma completamente mecánica y si se comporta mecánicamente tendrá que sufrir las consecuencias. Por ejemplo, si alguien me dice una mentira obvia, si me enfurezco, ya sea que lo exprese o no, no actúo desde la consideración interna mecánica o el sentimiento personal. Es mi sentimiento por el Trabajo mismo lo que me enfurece con la persona que me miente. El Trabajo dice que nunca se debe mentir al propio maestro, si, por ejemplo éste pregunta qué ha sucedido exactamente. Es poco probable que le hagan dicha pregunta pero si se la hacen debe recordar y comprender que no ha de mentir porque un hombre que miente en este sentido superior en el Trabajo, miente al Trabajo mismo. Entonces el Trabajo no puede ayudarlo. Este rasgo, la mentira, que suele ser el Rasgo Principal de una persona, penetrará en todo lo que hace, porque no se puede hacer una sola cosa sin que esté conectada estrecha o remotamente con el Rasgo Principal. Al mismo tiempo una persona suele mentir en un momento crítico, desde un centro o desde un "Yo", y luego sentirse avergonzada porque otro "Yo" de mejor calidad la censura. Esta es una señal inmediata de que dicha persona puede crecer, de que su Ser puede cambiar.

Ahora bien, del mismo modo que el cuerpo físico no puede crecer correctamente a menos de estar apropiadamente proporcionado y justamente conectado, así el cuerpo psicológico que intentamos formar, el Segundo Cuerpo, como es llamado, no puede crecer correctamente a menos de estar apropiadamente formado y proporcionado y exactamente conectado. Todos ustedes podrán ver por si mismos que la mentira establece conexiones equivocadas y que si se acostumbran a mentir y siempre se justifican, están construyendo un cuerpo psicológico torcido y deformado y que no sirve de nada en el momento de la muerte, cuando cesan las influencias de vida.

Ahora bien, si una persona se pasa todo el día considerando internamente, en forma secreta o franca, y "hace la cuenta" a las otras personas, le sucederán por lo menos dos cosas. Una de ellas es que perderá gran cantidad de energía en esta continua consideración interna que lleva a tantos cursos de pensamiento y de sentimiento negativos. La segunda es que el cuerpo psicológico estará en muy mal estado. Estará deformado
de hecho.
No puede desarrollarse debidamente y así no es un cuerpo psicológico. ¿Por qué? Porque carecerá de fortaleza interior y no habrá economía de energía por medio de la cual pueda crecer. Todo lo que sucede en la vida provoca resentimiento y consideración interna y de este modo una pérdida de energía. Una persona se identificará sencillamente con todo en la vida y será incapaz de lograr ese aislamiento interno del que hemos hablado recientemente. Si una persona siempre cree que la ignoran o la tratan mal estará en un estado continuo de consideración interna. Desde luego, a nadie le cuesta fingir que es duro y que todo carece de importancia, pero esta es una mera imagen que se forja de sí mismo y tras esa consideración interna las cosas siguen igual. Se forma una especie de costra dura que lo aísla de las otras personas. Pero es precisamente esa imagen, esa dura costra, las que deben desaparecer y ser reemplazadas por la comprensión.
A veces pienso que una de las cosas que más nos ayudan respecto de la consideración interna es el pensamiento constante y la constante rememoración de que nosotros y los otros son mecánicos
. Somos máquinas, cada cual una cierta clase de máquina, que se comportan en una determinada forma mecánica. Entonces cabe decirse a si mismo: "Bien, él (o ella) es así". Pero este es nuevamente un pensamiento muy peligroso, en especial si se lo dice desdeñosamente, porque es preciso verse a sí mismo. También usted es así. Es una máquina y siempre actúa mecánicamente. Es usted tan difícil para las otras gentes como cree que las otras gentes son difíciles para usted. Cada cual tiene una diferente clase de rudeza, pero es preciso recordar que usted tiene también su propia forma de rudeza, franca u oculta. Además, hay otro pensamiento que está estrechamente relacionado con esta conducta y que suele ayudarnos cuando observamos que estamos considerando internamente. Es esto lo que nos hace imaginar que la gente hace las cosas intencionalmente para dañarnos cuando no las hace en absoluto, y suscita a su vez en ellas el pensamiento que hacemos las cosas intencionalmente para dañarlas. Por lo tanto tenemos que soportar mutuamente nuestras desagradables manifestaciones y darnos cuenta que al presente somos máquinas. La única cosa contra la cual debemos luchar es la formación de series no comprobadas de consideración interna, serie de pensamientos desdichados, porque nos arrastrarán y terminarán por enfermarnos. Una agradable independencia es muy diferente de la rudeza o de la autocompasión. Si las discusiones nos desagradan es también una buena señal. Si se quiere decir a una persona algo de difícil índole en lugar de decírselo rudamente o con ganas de discutir, se le puede decir de una manera indirecta y agradable y se le hace comprender que también tiene el mismo defecto. Es preciso aprender a reírse de uno mismo mucho más que de los otros así como hay que aprender a despreciar ciertos lados de uno mismo en vez de hacerlo con el de las otras personas. Un hombre muy engreído esperará mucho de los otros y será muy exigente, y lo será a tal punto que se tornará incapaz de gozar de la vida y sólo gozará de su engreimiento. Tal persona tiene la mente enferma.

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