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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (79 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Ahora bien, el Trabajo dice que la Conciencia Moral es el único fuego capaz de cambiarnos. Dice a este respecto que el Hombre se asemeja a un crisol químico lleno de polvos metálicos a los que cada golpe de la vida, cada evento externo, desplazan. Todos los polvos en ese crisol que es el Hombre pueden fundirse para formar una individualidad o "Yo" Real. Pero para que esto tenga lugar es preciso encender un fuego debajo del crisol y fundir gradualmente los polvos para formar algo permanente en el hombre.

Ahora bien, de lo que acabamos de decir en forma breve es fácil deducir que mientras un hombre o una mujer estén llenos de topes no podrá existir en ellos ninguna Conciencia Real. El Sr. Ouspensky dijo una vez: "Ante todo es menester tener una Conciencia para con el Trabajo". Y agregó: "Este Trabajo toma el lugar de la Conciencia Real para ustedes, pero a medida, que esta oculta Conciencia Real se acerca a la superficie y reemplaza a la conciencia local puramente adquirida, el Trabajo se fusiona con la Conciencia y los dos llegan a ser una sola y misma cosa". Significa ello que lo que debe sernos enseñado externamente y de palabra en este Trabajo se conecta gradualmente con algo interno y similar en nosotros de modo que los dos lleguen a ser una sola y misma cosa. Entonces el Trabajo estará en la persona y no fuera de ella. Obedecerá al Trabajo, no porque se le diga de hacerlo así externamente, sino porque lo sentirá internamente. Estamos sumidos a tal punto en el sueño, a tal punto separados de la Conciencia Real, que es por nuestro nacimiento la misma en todos nosotros, que necesitamos nos lo recuerden todos los métodos de enseñanza esotérica del exterior. Debemos oír desde el exterior lo que ya conocemos en realidad interiormente. Es preciso comprender que el Concepto de Conciencia en el Trabajo no tiene nada de común con el concepto de moralidad perteneciente a algún período determinado o nación. El concepto de Conciencia es mucho más profundo que cualquier cosa que se haya adquirido del exterior por la educación. La Conciencia —según lo enseña el Trabajo— es algo que está presente en todos nosotros, pero algo que fue cubierto, y necesariamente cubierto al principio, por que la Personalidad con su conciencia adquirida es lo primero que debe formarse.

Citaré ahora lo que G. enseñó. Se le preguntó una vez por qué era tan difícil cambiar. Ante todo dijo: "Nadie puede cambiar, ya sea hombre o mujer, mientras se siga tomando como una sola persona. Y les señalaré aquí que aunque lo hayan oído decir más de una vez, no es tan fácil de comprender. Un hombre se toma a sí mismo como una sola persona a todo lo largo del día y siempre dice "Yo" como si ese "Yo" fuera en él una cosa permanente y que no cambia. ¿Soporta acaso que no es una sola persona sino muchas personas diferentes? ¿No ha empezado a dudar de sí mismo? La Falsa Personalidad de la que surge el "Yo" Imaginario nos contempla siempre como si fuéramos una sola e invariable persona y ni siquiera permite que se forje uno la idea de que existen tres centros en nosotros, y mucho menos la idea de que se tienen muchos diferentes "Yoes" que hablan con diferentes voces. Pero, ¿es tan humillante reconocer esta verdad para sí? Piense en todas las tragedias que son provocadas por las gentes que se toman los unos a los otros como seres conscientes y como si tuvieran un "Yo" permanente e inmutable. Ahora G. dice lo siguiente respecto a la cuestión del cambio de nosotros mismos. Comienza señalando que nuestras máquinas andan muy mal, que son máquinas muy sucias y que en ellas hay toda clase de conexiones equivocadas que nunca fueron corregidas ni observadas, y con esas máquinas sucias y mal conectadas intentamos ponernos en relación unos con otros, sin darnos cuenta que todo anda mal. Dijo:

"La primera cosa que se olvida es que no empezamos desde el comienzo con una máquina nueva y limpia. Tras nosotros hay muchos años de vida equivocada y estúpida, de entrega a toda clase de debilidades, de cerrar los ojos a los propios errores, de luchar por evitar todas las verdades desagradables, de constante mentirse a sí mismo, de auto-justificación, de culpar a los otros y así sucesivamente. Todo esto no deja de influir en la máquina. La máquina está sucia, enmohecida, y en algunos lugares se formaron dispositivos artificiales a causa del trabajo incorrecto de la máquina. Esos dispositivos artificiales ahora van a interferir en gran medida nuestras buenas intenciones. Son llamados
Topes.
Tope es un término que requiere una explicación especial. Los topes se asemejan a los dispositivos de los coches de ferrocarril que se colocan para amortiguar los choques. Si no hubiera topes el choque de un coche contra el otro sería muy desagradable y peligroso. Los topes amortiguan esos choques y hace que sean inadvertidos e imperceptibles. Los mismos dispositivos se encuentran dentro del Hombre. No fueron creados por la naturaleza, sino por el Hombre mismo aunque involuntariamente. Lo que causa su aparición es la existencia en el Hombre de muchas contradicciones, opiniones, sentimientos, simpatías, palabras y acciones. Si un hombre fuera a sentir a lo largo de su vida todas las contradicciones que están dentro de él, no podría vivir y actuar con tanta calma como vive y actúa ahora. Sería presa de constantes roces e inquietudes. No somos capaces de ver hasta qué punto los unos hacia los otros son hostiles los diferentes "Yoes" de nuestra Personalidad. Si un hombre pudiera sentir todas estas contradicciones sentiría
lo que es realmente.
Se sentiría como si hubiera enloquecido. Además, un sentimiento de esta clase priva al Hombre de su respeto de sí, de su confianza en sí, debilita su energía. De un modo u otro debe dominar este pensamiento o desecharlo. Debe destruir las contradicciones o dejar de sentirlas y verlas. Pero si los
topes
se forman en él puede dejar de sentirlos, y no sentirá el impacto de los puntos de vista contradictorios, de las emociones y palabras contradictorias. Los topes se forman lenta y gradualmente. Muchos topes son creados artificialmente por la educación, otros por la influencia hipnótica de toda la vida circundante. Un hombre está rodeado por gentes que viven, hablan, piensan y sienten por medio de los topes. Imitándolos en sus opiniones, acciones y palabras, un hombre crea involuntariamente topes similares en sí mismo. Los topes hacen que la vida de un hombre sea más fácil. Es muy duro vivir sin topes. Pero impiden la posibilidad de un desarrollo interior porque los topes fueron hechos para amortiguar los choques y sólo los choques pueden sacar a un hombre del estado en que vive, esto es, despertarlo. Los topes ayudan a un hombre a no sentir la
Conciencia.
"Conciencia" es un término que exige una explicación. En la vida ordinaria el concepto de Conciencia es tomado demasiado simplemente —como si
tuviéramos
una Conciencia—. Actualmente el concepto de
Conciencia Moral
en la esfera de las emociones es equivalente al concepto de
Conciencia Intelectual
en la esfera del intelecto. Y del mismo modo que no tenemos
Conciencia Intelectual,
no tenemos
Conciencia Moral.
La Conciencia Intelectual es un estado en el que un hombre conoce
simultáneamente
todo lo que en general conoce y en el cual puede ver cuan escaso es lo que conoce y cuántas contradicciones hay en lo que conoce. Y del mismo modo que cada cual tiene miles de sentimientos contradictorios que varían desde una profunda y oculta comprensión de la propia nadidad y de toda clase de temores hasta la clase más estúpida de engreimiento, de confianza en sí, de auto- alabanza, sentirlos todos
simultáneamente
no sólo sería doloroso sino literalmente intolerable.

Quaremead, Ugley, 11 de agosto, 1945
La situación del hombre en la tierra

A veces se dijo en el Trabajo que la fuerza más poderosa que somos capaces de crear en nosotros mismos es la comprensión. En una oportunidad, al comienzo de esta guerra, le preguntaron al Sr. Ouspensky cuál era la opinión que había que tener sobre la guerra, qué había que pensar de ella. Nos dijo sin ambages que deberíamos tratar de comprender el porqué de esas cosas. En la vida la comprensión es muy escasa y muchas veces me pareció que la comprensión disminuía, pero cuando el Sr. Ouspensky dijo que debemos tratar de comprender quería decir, desde luego, que es preciso aplicar el conocimiento y la enseñanza de este Trabajo a la situación presente e intentar comprender por qué las cosas andan como le hacen. Para hacerlo, hay que tener cierto poder de reflexión, cierto desapego por las cosas externas. El Trabajo nos enseña que estamos en un punto muy bajo en la Escala de Ser, y que existimos en un planeta que está bajo 48 órdenes de leyes y sólo dista un lugar del nivel más bajo del Universo, ese nivel llamado Luna que está bajo 96 órdenes de leyes. Es necesario reflexionar sobre lo que esto significa y establecer una relación con ello en nuestra mente. Existimos en un mundo que está evidentemente muy alejado de la perfección y el Trabajo nos enseña que existimos en este planeta porque no podemos existir en un planeta mejor. Nuestro nivel medio de Ser, la clase de gente que somos, es tal, que no cabe la posibilidad de que existamos en un mundo mejor. Sin embargo el Trabajo enseña que hay mejores mundos y nos da la interesante noticia de que un mundo mejor está bajo menos leyes y un mundo peor está bajo más leyes. Significa ello que en un mundo mejor estamos menos aprisionados y en un mundo peor estamos más aprisionados. Estamos actualmente en un mundo bajo 48 órdenes de leyes —esto es, una prisión en la que existen 48 órdenes de leyes de las que no podemos escapar— y todo lo que hagamos en nuestro intento de cambiar el mundo de una manera externa como por ejemplo, por medio de la ciencia, nos dejará siempre bajo 48 órdenes de leyes. El Trabajo enseña que la única manera de lograr un mejor lugar en el Universo radica en el cambio de sí. Pero como todos, debido al poder que los sentidos ejercen sobre nosotros, creemos que el mejoramiento sólo radica en el cambio de las condiciones externas, no damos en el blanco.

Examinemos un instante el estado presente del mundo y los ideales actuales que dominan a las personas en lo que respecta a hacer de este planeta un mundo mejor. Por una parte se ven descubrimientos tales como la penicilina que es un beneficio para la humanidad, y por la otra se ven los inventos de agentes destructores tales como los gases asfixiantes, las bombas atómicas, etc. Por cada cosa de naturaleza benéfica que se ha inventado, se ha inventado al parecer una cosa opuesta de naturaleza dañina. El hombre, sintiendo que puede hacer, no ve esta contradicción continua. No discierne que está viviendo en un mundo bajo un número definido de leyes que no pueden ser cambiadas. Es como si hubiera siempre la misma cantidad de todo y si uno se libra de una cosa en un lugar aparece otra vez en otro lugar. Hay siempre la misma cantidad de aire, digamos, en una almohada neumática. Ejerciendo presión sobre un extremo disminuye de tamaño, pero aumenta de tamaño en el otro extremo. La idea de que vivimos en un mundo cerrado de esta clase, una prisión bajo un número definido de leyes no es generalmente comprendida. El Trabajo dice, entre otras cosas, que la Tierra es una fábrica de la que se exige cierta cantidad de dolor y sufrimiento. La gente cree que la medicina va a eliminar las enfermedades, pero lo que en realidad sucede es que si se encuentra un remedio relativo para alguna cosa siempre se halla que alguna otra enfermedad aumenta. La viruela es una enfermedad que ha disminuido debido a la vacuna pero el cáncer ha aumentado. No establezco una conexión definida entre las dos cosas sino que señalo simplemente lo que por lo general sucede.

¿Pueden mencionar una sola de las leyes bajo las cuales están? No hablo de las leyes elaboradas por el hombre sino de las leyes pertenecientes a la Tierra en la que aparecemos por un breve período. Una de estas leyes es que tenemos que comer. Si un hombre no come perece. Esta es una ley. Otra ley es que hay que respirar oxígeno. Si no se respira oxígeno, si se respira óxido de carbono proveniente de una estufa de carbón, se perece. Esta es una ley que pertenece a nuestro planeta. No obstante, aunque es curioso, no recordamos estar bajo leyes de esta clase e imaginamos que gozamos de completa libertad y que somos capaces de hacer exactamente lo que queremos. En otras palabras, no reflexionamos sobre la naturaleza de nuestra vida en la Tierra. Y alimentamos la constante ilusión de que podemos hacer, es decir, de que podemos cambiar todo a nuestro favor. Y porque tenemos esa ilusión de poder hacer, tenemos igualmente la firme ilusión de que estamos progresando y que el mero paso del tiempo significa que todos mejoramos cada vez más y ganamos en bienestar. Contemplamos las guerras como si fueran excepciones, del mismo modo que consideramos que la enfermedad es una excepción, no viendo que son la regla general y pertenecen a nuestro nivel de Ser.

¿De qué manera podemos salir de esta prisión en la que esas leyes ejercen una constante acción recíproca y dominan a la humanidad como una serie de reflectores de distinto color? El Trabajo, los Evangelios, y toda la enseñanza esotérica dicen la misma cosa; para escapar de los 48 órdenes de leyes que rigen esta prisión planetaria llamada la Tierra, un hombre debe dejar de ver la solución final en el cambio de las condiciones externas y verla en el cambio de sí mismo. Debe empezar por cambiar sus relaciones con el mundo y para hacerlo así debe observarse a sí mismo y al mundo y trabajar sobre sus reacciones mecánicas. Ese es el significado del Sermón del Monte que no tiene nada que ver con ser piadoso sino que tiene un significado mucho más hondo y más interesante. Si un hombre sigue siendo mecánico, si siempre piensa y siente y habla del mismo modo mecánico, permanece en la prisión, pero si un hombre trata de despertar pasa a estar bajo menos leyes. Todo cuanto se enseña en este Trabajo sobre las emociones negativas, la identificación, la consideración interna, el Recuerdo de Sí, sobre la vanidad y el orgullo, el hacer cuentas, la imaginación, la Falsa Personalidad, etc., se relaciona con el ponerse bajo menos leyes —esto es, bajo mejores influencias— y todas esas cosas de las que constantemente habla el Trabajo y que siempre pide se las practique empiezan con la observación de sí, con despertar del estado de sueño en que se es meramente una función de vida y se sirve meramente a la naturaleza sin tener ninguna esperanza interior, ninguna estabilidad interior, ninguna paz mental. En esta gran prisión del mundo, bajo 48 órdenes de leyes, la humanidad entera está dormida. El Trabajo, los Evangelios y toda la enseñanza esotérica buscan despertar al Hombre de ese estado de sueño. La idea central es que el Hombre puede sufrir un cambio, una transformación definida, si quiere trabajar correctamente sobre sí. Esto es llamado el cambio interior o el desarrollo interior. Cuando se produce, es como si lo que era bellota buena para alimentar a los cerdos, hubiera crecido hasta llegar a ser un árbol que ningún cerdo puede comer.

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