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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (81 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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El esfuerzo supremo del Trabajo radica en hacer el esfuerzo contra el Rasgo Principal, sea que se trabaje en el campo o se asista a un mitin o se cocine o se viaje por tren o se esté a solas consigo mismo o junto a otras personas. La razón es que el Rasgo Principal está insertado en su manera de pensar, en la manera en que se relaciona con los otros, en sus emociones, en sus movimientos y en la manera en que realiza su vida de trabajo como así en su engreimiento y sus apetitos y querellas. Es muy difícil y casi imposible captar siquiera una vislumbre del Rasgo Principal y es completamente inútil especular teóricamente acerca de lo que es. Les aconsejaría que reflexionen sobre lo que se dijo al comienzo del comentario, sobre hacer un esfuerzo inteligente basado en la observación de sí. Les haré esta pregunta: ¿Cuándo por medio de la observación de sí perciben que evitan hacer ciertas clases de esfuerzos? ¿En qué son siempre negativos? ¿En qué punto siempre se identifican? ¿En qué punto halla las cosas intolerables? O asimismo, ¿cuál cree usted que es su derecho? ¿Qué cree que se le debe antes de consentir en hacer algo? Todos tenemos una idea muy favorable de nosotros mismos pero cuando lo que creemos intolerable en las circunstancias externas nos mueve no tardamos en darnos cuenta de que somos personas muy limitadas y sólo capaces de un poco de buena voluntad y de escasos esfuerzos. Pueden tener la seguridad de que el Rasgo Principal tiene mucho que ver con todo esto. Tenemos que esforzarnos más allá de ese estrecho límite en el cual nos esforzamos. G. dijo que sólo los esfuerzos adicionales tenían valor y me imagino que cada uno de nosotros ya debería saber qué son esos esfuerzos adicionales, ya sean intelectuales, emocionales o físicos. Si no podemos ir más allá de nuestras limitaciones mecánicas, si sólo permanecemos en la estrecha esfera de nosotros mismos, no tenemos probabilidad alguna de llegar a ser el Hombre Nº 4, es decir, el Hombre Equilibrado. No tenemos idea sobre lo que significa un esfuerzo adicional. A un hombre cuyo centro de gravedad está en el Centro Motor nunca se le ocurriría que tiene que hacer un esfuerzo intelectual y pensar realmente. No descubrirá dónde está para él el esfuerzo adicional. Y si resuelve hacer un esfuerzo adicional pasará más tiempo trabajando la tierra. Pero este esfuerzo, al que considera como adicional, no es un esfuerzo inteligente.

Pondré término ahora a esta breve disertación y les pediré sólo que reflexionen sobre lo que significa para ustedes el esfuerzo inteligente teniendo en vista el hecho de que buscamos llegar a ser el multilateral Hombre Equilibrado, es decir, una persona en quien todos los centros contribuyen con sus diferentes significados a su vida cotidiana.

Quaremead, Ugley, 8 de septiembre, 1945
Comentario sobre la libertad interior

La libertad interior no es una cosa que se gana por medio de una compulsión exterior. No podemos imponer la libertad a una persona por medio de la ley ni tampoco se puede lograr la libertad interior sometiéndose a una forma cualquiera de adiestramiento o de disciplina. A veces, cuando una persona está semidespierta por la mañana capta una vislumbre de lo que significa la libertad interior. Está todavía dormida a la vida y despierta a otro nivel en que las diferentes formas de esclavitud que nuestra Personalidad nos impone, las diferentes formas de consideración interior, y las cuitas y ansiedades de la existencia, se aquietan, por así decirlo, debajo de nosotros en un nivel inferior. Pero luego, en el próximo instante dicha persona se encuentra justo en ese nivel inferior e irónicamente, lo llamamos estar plenamente despierto. Perdemos ese sentimiento de nosotros mismos, que teníamos un momento antes y que es una forma de Recuerdo de Sí y pertenece al Tercer Estado de Conciencia, y descendemos rápidamente al segundo estado de conciencia. Recuerden lo que G. dijo al referirse al segundo estado de conciencia que llamamos en el mundo de occidente la plena conciencia. Dijo: "En ese estado así llamado plena conciencia, al que denomino estado de sueño, millones de personas dormidas matan a otros millones de personas dormidas. Miles de gentes dormidas escriben libros que otros miles de gentes dormidas leen. Y todo sucede de la única manera en que puede suceder, mientras las gentes sigan dormidas". Sin embargo, no vemos claramente la naturaleza de esa vida de sueño que la humanidad siempre lleva. Así, carecemos de la fuerza suficiente para apartarnos internamente de ello, porque creemos que nos lleva a alguna parte, y de este modo nos identificamos con ella y esperamos lo mejor. Es por medio del terrible poder de la identificación como nos dejamos dominar por ella y por lo general por las cosas más triviales y absurdas, y así perdemos todo vestigio de libertad interior y servimos a la naturaleza —esto es, a esa enorme máquina llamada Vida Orgánica— esa fábrica de dolor.

De acuerdo con el gran principio de Trabajo demostrado tan claramente en el Rayo de Creación, un nivel superior está bajo menos leyes que un nivel inferior. Cuando descendemos de nuestro nivel pasamos por lo tanto bajo más leyes. Pasamos, por ejemplo, a todas las formas de hacer cuentas internas, a nuestras simpatías y odios personales. Cuanto mayor es la profundidad del sueño, mayor es el número de leyes bajo las cuales estamos. Cuanto mayor es el estado de sueño, más dependemos de todo —por ejemplo, deseamos que nos alienten, que nos alaben, que nos aprecien, y al parecer carecemos de algo suficientemente fuerte como para que se mantenga por si mismo. Derivamos nuestro sentimiento de nosotros mismos del exterior. Les puedo asegurar que el sentido del Trabajo los hará independientes —o les otorgará fuerza interior— y es lo que esta noche relacionaré en este comentario con la idea de libertad interior. Mas para lograrlo es preciso servir al Trabajo y no a la Naturaleza. Por esta razón se dijo que para que un hombre llegue a ser libre debe ponerse ante todo bajo más leyes que los otros hombres, y con ello se quiere decir que se debe poner bajo las leyes del Trabajo. Pero esas leyes del Trabajo no pueden seguir siendo formas de ciega obediencia externa sino que deben llegar a ser cosas que eventualmente se reconocen y comprenden y se quieren para sí mismo. Al percibir su verdad las aceptamos y viviendo según ellas por propio consentimiento y reconocimiento las posibilitamos para que emprendan el cambio de nuestro Ser. Estas leyes establecen en la mente una nueva serie de conexiones y esto atrae la Esencia. Los nuevos canales conectivos nos ponen en relación con un nivel superior y nos otorgan un poder interior que nos permite resistir los incesantes impactos de la vida externa, el mundo de los periódicos, etc. En otras palabras empezamos a resistir y eventualmente transformamos las impresiones de vida que recibimos y en lugar de reaccionar contra ellas mecánicamente e identificarnos enteramente con ellas, seremos capaces de utilizarlas como material para el trabajo sobre sí.

Ahora bien, cuanto mejor se vea la verdad en el Trabajo a través de su aplicación a uno mismo por medio de la observación de sí, más libre se llegará a ser. Sí, pero ¿cómo puede esperarse lograr algún grado de libertad interior si se está a merced de cada cambio, de cada evento, de cada pequeño incidente en la vida externa? Si se dejan trastornar tan fácilmente por todo, ¿cómo pueden tener libertad interior? Sirven a la vida, sirven a la Naturaleza. Si tienen la costumbre de preocuparse siempre y sienten que, este es el mejor estado en que le sea dable estar a un hombre, ¿cómo pueden tener libertad interior? Si siempre están saturados por formas de imaginación, por auto-fantasía, y nunca las corrigen, ¿cómo pueden tener libertad interior? Si son siempre negativos, ¿cómo pueden tener libertad interior? Si nunca buscan ocuparse de las monstruosas formas de identificación, ¿cómo pueden tener libertad interior? Si siempre se justifican y así respaldan a su desdichada Falsa Personalidad, que vive tan estrecha y orgullosamente, ¿cómo pueden tener libertad interior? ¿Cómo pueden en verdad comprender de qué trata el Trabajo, si no aprehenden que una de las cosas que tenemos que hacer es pasar el día sin que todas las cosas se apoderen de nosotros y nos sujeten y sin haber intentado transformar el efecto de una serie cualquiera de impresiones de las cosas dichas o hechas por los otros? Hemos hablado recientemente de la necesidad de aislarnos de la vida, y a este respecto se dijo que en el Trabajo una persona debería practicar el Recuerdo de Sí al menos una vez todos los días y si no lo puede hacer debe practicarlo al menos tres veces por día, esto es, sus esfuerzos han de ser aún mayores. Todo el Recuerdo de Sí radica en elevarnos por encima del torbellino y tumulto y la oscuridad que se producen en nosotros y que son causados por el obrar mecánico de la vida sobre nosotros y por contemplar la vida como nuestra única sustentadora, nuestra única fuente de felicidad. Si no tienen una concepción de lo que es el Recuerdo de Sí, si no entienden que el hombre tiene en si mismo un nivel superior y puede alcanzarlo, entonces traten de practicarlo simplemente deteniendo los pensamientos un segundo porque hacerlo es mejor que no hacer nada. Quebrantarán al menos la cadena de asociaciones mecánicas por un momento y ello les posibilitará alcanzar algo que de otro modo no hubieran podido alcanzar.

En la última reunión hemos hablado sobre el esfuerzo inteligente y, por complicación, sobre el esfuerzo inútil. Hemos hablado sobre el esfuerzo inteligente en conexión con la idea del Hombre Nº 4 u Hombre Equilibrado, y volveremos a hablar sobre este tema otra vez y muchas otras veces. Una de las primeras concepciones del esfuerzo inteligente que es preciso tener presente es que cabe la posibilidad de hacer un esfuerzo por lo que el Trabajo enseña que es menester esforzarse. Nos enseña a trabajar contra la identificación, la imaginación, la autojustificacion, las emociones negativas, la consideración interior y muchas otras cosas, y no vayan a creer que un esfuerzo inteligente estriba en dejar de fumar, por ejemplo. Cuando oigo hablar de esta clase de esfuerzos me pregunto si la persona que lo expresó se ha dado cuenta alguna vez de qué trata el Trabajo. De seguro le es mucho más fácil a un hombre observar una de sus formas típicas de emoción negativa, una de sus amarguras o de sus prejuicios típicos, una de sus formas típicas de depresión o de ser desagradable para con las otras personas, o una de las formas típicas de crítica equivocada o de mentira, y tratar de trabajar contra ellas. Para hacer tal esfuerzo se requiere la observación de sí, esto es, aplicar el Trabajo a uno mismo. Cuando una persona me dice que se ha hecho el propósito de no fumar demasiado, me pregunto si se ha observado a sí misma a la luz de la enseñanza del Trabajo.

Quaremead, Ugley, 15 de septiembre, 1945
Comentario sobre la charla interior

Una de las cosas que más nos sorprende en este Trabajo es que nos dice que estamos todos equivocados. Es probable que cada cual piense que su vida exterior anda muy mal, pero no puede darse cuenta de que lo que anda mal es su propia vida interior. Por ejemplo, todas las actitudes adquiridas, la valoración ya establecida de las cosas, suele ser equivocada. Esta es una sorpresa. Significa que se han seguido ideales muy equivocados, pensamientos, puntos de vista, ideas más equivocadas sobre lo que se tiene que hacer o no a lo largo de la vida. Por esa razón es tan necesaria una segunda educación para aquellos que la desean. He empleado antes este término. El Trabajo puede compararse a una segunda educación que nos enseña cómo debemos vivir en esta Tierra de una manera recta desde el punto de vista del Trabajo. Recuerdo que muchas de las personas que influyeron en los primeros años de mi vida estaban muy equivocadas. Ahora bien, si siempre siguen las normas equivocadas que han adquirido, si siempre piensan que algunas cosas han de hacerse y otras no, están siguiendo muy probablemente algo que nunca les llevará a ningún desarrollo, ni a ninguna paz, ni a ninguna libertad interior. En nosotros hay una clase de topes que pueden ser formulados de la siguiente manera: "Nunca hacemos esto, nunca hacemos aquello". Es una experiencia maravillosa sentir el Trabajo y observarse a sí mismo desde lo que enseña y ver cómo durante toda la vida se han seguido ideales muy equivocados. Así, repito que este Trabajo puede ser llamado una segunda educación que se emprende a expensas de la educación adquirida.

Esta segunda educación impartida por el Trabajo y de la cual es preciso aferrarse, cada cual individualmente, suele producir armonías y una comprensión que la primera educación adquirida nunca puede dar. Esa segunda educación se hace, desde luego, a expensas de la Personalidad adquirida. Una persona empieza a examinarse a sí misma, a observarse a sí misma, a ver que muchas actitudes adquiridas no llevan a ninguna parte y sólo producen una sensación de incomodidad, de falta de armonía. Se les ha dicho recientemente y repetidas veces qué importante es observarse a si mismo desde lo que el Trabajo les señala como importante o como no importante. Una persona, por ejemplo, suele sentir que es justo que se preocupe por todo o que escriba constantes cartas dando consejos a otra persona acerca de alguna situación doméstica insoluble y todo lo que deriva de ella. Lo hace porque ha adquirido ciertas actitudes inculcadas sobre lo que es justo e injusto y puede causar muchas aflicciones innecesarias tanto en lo que respecta a sí misma cuanto en lo que respecta a las otras personas con quienes está en relación. El desprenderse uno de sí mismo, esta posibilidad de llegar a ser diferente de lo que es, de tomar todo de una nueva manera que no concuerda con las opiniones que nos fueron enseñadas, todo ello es el comienzo de la acción del Trabajo sobre uno mismo. Nuestras opiniones y puntos de vista adquiridos no nos dan la libertad interna, ni el desarrollo interno. Por esta razón el Trabajo aparece como algo que ensombrece nuestra pequeña vida para enseñarnos cómo hemos de comportarnos realmente, cómo hemos de pensar realmente, cómo hemos de contemplar realmente la vida en esta Tierra. Si estudian el Trabajo detenidamente verán que les procura una manera completamente nueva de relacionarse con la vida, con las otras personas y, sobre todo, consigo mismos. Pero si siguen aferrados a sus opiniones fijas, a sus topes, a todas las maneras adquiridas de encarar la vida tal como lo han hecho en el pasado, nunca comprenderán de qué les habla el Trabajo. Es preciso recordar que es a sí mismo a lo que hay que cambiar —el sí mismo que está muy equivocado, desde el punto de vista del Trabajo— a saber, desde el punto de vista del Hombre Superior. Son ustedes quienes tienen una máquina sucia y mal conectada.

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