Domingo, día 7
SEMANA 41
RELIGIÓN
E
l ángel Gabriel tiene un papel protagonista tanto en el islam como en el cristianismo y el judaismo; suele tener encomendada la tarea de transmitir los mensajes importantes de Dios.
Gabriel es el ángel más importante de la tradición islámica. Según ésta, se apareció a Mahoma mientras meditaba en una cueva y le recitó el Corán, verso a verso, instando al profeta a que se lo aprendiera de memoria y se lo transmitiera a los demás. Se cree que el Corán está formado por una serie de citas que Dios transmitió a Gabriel y éste a su vez a Mahoma. Tiene muy en cuenta el modo en que las palabras resonarían en una cueva, lo que explica la importancia que los musulmanes conceden a su lectura en voz alta y por qué todas las oraciones deben rezarse en el idioma árabe original.
Para el cristianismo, Gabriel es uno de los arcángeles de Dios: algunos escritos dicen que sólo existen tres ángeles de semejante categoría (Gabriel, Miguel y Rafael), mientras otros afirman que son siete. Gabriel aparece en innumerables ocasiones en la tradición cristiana como encargado de entregar los mensajes de Dios. Así, se aparece a Zacarías y le anuncia que Juan Bautista, un predecesor de Cristo, nacerá de Isabel. También se le aparece a la Virgen María para comunicarle que dará a luz a Jesús, un suceso que se conoce como la Anunciación.
En el judaísmo, Gabriel se encuentra en dos ocasiones con Daniel: la primera tiene lugar después de que éste haya tenido una visión de Dios que no logra entender (el ángel es enviado para ayudarlo); en la Segunda, Gabriel predice el fin del exilio judío en Babilonia.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
El nombre de Gabriel significa «hombre de Dios».
2.
Los mormones creen que Gabriel y Noé, el que construyó el arca, son la misma persona.
3.
Las diferentes tradiciones religiosas han atribuido distintos títulos y dones a Gabriel: el color azul, el agua, el punto cardinal oeste y la luna. En algunos lugares también se lo conoce como el ángel de la muerte, el ángel de la venganza, el ángel de la resurrección, el ángel de la revelación, el ángel de la compasión y el ángel de la anunciación.
Lunes, día 1
SEMANA 42
HISTORIA
E
l Tratado de Versalles se firmó en París en 1919 tras meses de negociaciones y puso fin a la Primera Guerra Mundial. El acuerdo rediseñó el mapa del mundo: en el bando de los perdedores, Alemania cedió gran parte de su territorio europeo y todo su imperio colonial, y se vio obligada a aceptar la responsabilidad por empezar la guerra, por lo que tuvo que pagar indemnizaciones económicas a los victoriosos aliados. Como vencedores, Francia y Reino Unido ocuparon los antiguos territorios del Imperio otomano en Oriente Próximo.
Incluso en aquella época muchos se mostraron críticos con el tratado al considerar que se estaba desaprovechando una oportunidad única: el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, se desplazó en barco hasta París con el sueño de poner fin al imperialismo y fomentar la cooperación internacional a través de una nueva Sociedad de Naciones, pero Reino Unido y sobre todo Francia no estaban interesados en esos ideales después de haber perdido a millones de soldados en la guerra; lo que querían era recibir una compensación, y así firmaron un tratado que humillaba a Alemania.
Durante los cuatro años que duró —de 1914 a 1918—, la guerra creó una convulsión sin precedentes en el Viejo Mundo: cuatro grandes imperios —el Reich alemán, el Imperio austrohúngaro, la monarquía rusa y el sultanato otomano— fueron borrados de la historia.
En un momento en el que el mundo sufría una conmoción tal, el tratado de Versalles no supo crear una paz duradera. Al final, Estados Unidos nunca llegó a ratificarlo a causa del Senado, dominado por los aislacionistas republicanos, que no deseaban formar parte de la Sociedad de Naciones de Wilson. El presidente entró en la guerra con la promesa de crear un mundo «seguro para la democracia», pero el orden mundial que salió de Versalles no fue ni seguro ni democrático. De hecho, muchos historiadores opinan que la humillación a la que se sometió a Alemania provocó el resentimiento popular contra las potencias occidentales del que se aprovechó Adolf Hitler en los años treinta para hacerse con el poder.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
El tratado se firmó en la famosa Galería de los Espejos que había hecho construir Luis XIV en el Palacio de Versalles a las afueras de París. La elección de este salón fue enormemente simbólica: se trataba de la misma sala en la que los franceses se rindieron ante Alemania tras la guerra franco-prusiana de 1871.
2.
En la Primera Guerra Mundial se utilizaron por primera vez armas químicas: primero por los alemanes en 1915 y después por los aliados. Las naciones europeas, horrorizadas por la muerte lenta que producía el gas, decidieron en 1925 prohibir su uso en los campos de batalla.
3.
Woodrow Wilson ganó el Premio Nobel de la Paz en 1920 por fundar la Sociedad de Naciones. Otros dos presidentes estadounidenses —Teddy Roosevelt en 1906 y Jimmy Carter en 2002— han sido galardonados con ese premio.
4.
El tratado despiezó el Imperio austrohúngaro en varios países en un intento de estabilizar Centroeuropa, pero el plan no dio resultado: dos de las naciones recién creadas —Checoslovaquia y Yugoslavia— no sobrevivirían al siglo XX.
Martes, día 2
SEMANA 42
LITERATURA
E
n attendant Godot
(1952) —
Esperando a Godot
— es la obra más conocida del autor y dramaturgo franco-irlandés Samuel Beckett. Fue una de las primeras piezas del teatro del absurdo, y abrió una nueva era de posibilidades para la dramaturgia, además de dividir a los críticos en dos bandos irreconciliables: los que la consideraban una expresión brillante de la monotonía y la insignificancia de la vida moderna, y los que la tachaban de basura aburrida. No cabe duda de que ganaron los primeros, tal y como indica el Nobel que Beckett recibió en 1969, en el que se cita a
Esperando a Godot
como una de sus mejores obras.
Beckett (1906-1989) nació cerca de Dublín y, después de estudiar lenguas románicas en la universidad, viajó por toda Europa hasta establecerse en París. Como escritor, se interesó por varios géneros y coqueteó con la novela, el relato corto, la poesía y el ensayo, pero lo que lo hizo famoso fueron sus obras de teatro; entre ellas,
Esperando a Godot
es sin duda la más conocida.
En esta obra apenas sucede nada digno de mención: una noche, dos hombres —Vladimir y Estragón— hablan en la cuneta de una carretera mientras esperan a alguien llamado Godot. Poco después, pasa junto a ellos otro que lleva un esclavo atado a una cuerda. El esclavo baila y ofrece una conferencia espontánea y extraña. A continuación aparece un niño que avisa a los hombres de que Godot lleva retraso pero que llegará al día siguiente. Vladimir y Estragón regresan la noche siguiente y tropiezan de nuevo con el dueño del esclavo, que de repente se ha vuelto ciego y no recuerda haberlos visto el día anterior. Después, llega el mismo niño del día anterior y les anuncia que Godot no va a venir. Al igual que el dueño del esclavo, el chico no recuerda haber visto a Vladimir y Estragón antes. Los dos hombres deciden marcharse y regresar a casa, pero mientras cae el telón siguen esperando.
El teatro del absurdo, corriente a la que pertenece esta obra, floreció en Europa en las décadas de 1950 y 1960. Las piezas de este género suelen parecer ilógicas, tienen decorados vagos y minimalistas y abundan en diálogos extraños e incongruentes. A modo de ejemplo, el decorado de
Esperando a Godot
no se especifica y el texto tampoco precisa quién es Godot ni por qué lo están esperando. Los críticos consideran que la obra representa la apremiante situación existencial del mundo moderno, una inacción exasperante en la que la raza humana está esperando a que ocurra algo que dé significado a su vida pero que no sabe ni qué ni cuándo o siquiera si sucederá.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
Puede que
Esperando a Godot
resulte extravagante, pero otras obras de Beckett lo son aún más. En
Los días felices
(1961), la protagonista está enterrada en la arena hasta hasta la cintura y después hasta el cuello; su segunda obra
, Actos sin palabras
(1956), está protagonizada por mimos; y
Respiración
(1969) tan sólo dura 35 segundos.
2.
Beckett apenas concedía entrevistas ni aparecía en público. Cuando ganó el Nobel, lo aceptó pero no acudió a la ceremonia de entrega en Estocolmo.
Miércoles, día 3
SEMANA 42
ARTES PLÁSTICAS
E
l grito
(1893), del expresionista noruego Edvard Munch (1863-1944), se ha convertido en el icono moderno de la angustia existencial.
Munch pintó
El grito
como parte de una serie más amplia titulada «Friso de la vida» («un poema sobre la vida, el amor y la muerte»). Con esta obra quiso demostrar la teoría de la sinestesia, que defiende que los impulsos de luz y color pueden producir la impresión de sonido, y viceversa. La primera versión que realizó Munch incluía un relato inscrito de la experiencia que le inspiró la sorprendente imagen: «Me encontraba paseando con dos amigos… cuando el sol empezó a ponerse… de repente, el cielo adquirió un tono rojo sangre… me detuve, agotado, y me apoyé en una verja… sobre el fiordo azul oscuro y la ciudad pendían sangre y lenguas de fuego… mis amigos continuaron caminando, mientras yo permanecía allí, temblando de ansiedad… entonces sentí un alarido infinito que atravesaba la naturaleza».
Por lo tanto, el personaje central es el propio Munch. El hombre no está gritando, sino protegiéndose los oídos del ruido. Tras él se ve el fiordo de Oslo, tal y como se contempla desde la colina de Ekeberg. La Perspectiva distorsionada y las líneas escabrosas y serpenteantes representan visualmente el ineludible sonido del grito.