Esta es una de las historias más famosas de la Biblia; tanto, que a cualquier encuentro desigual se le considera como «una batalla entre David y Goliat».
Pero su propio carácter teatral la hace sospechosa. ¿Acaso arriesgaría cualquier ejército el resultado de una batalla a un combate singular? Las circunstancias que rodean la pelea parecen la creación deliberada de un escritor hábil, con intención de producir un efecto emocional. Se subraya y exagera la talla y la armadura del gigante, así como la juventud de David y su valor desnudo.
Entonces, después de la batalla, resulta que ni Saúl ni su general conocen al muchacho, y que sólo mediante su gran fama como vencedor de Goliat logra entrar David en la corte. Es todo lo contrario de la historia más plausible del capítulo anterior.
En realidad, la Biblia contiene una indicación de cómo pudo escribirse la historia de David y Goliat. Más adelante, cuando las Escrituras enumeran a varios de los guerreros importantes que combatieron en los ejércitos de David, detallando sus hechos de armas, encontramos:
2 Samuel 21.19. ...
Elianán ... betlemita, mató a Goliat, de Gat...
[87]
Goliat tenía un hermano a quien también mató un habitante de Belén. Pero la frase «al hermano de» fue añadida por los traductores de la versión King James, que siguieron un versículo similar de otro libro de la Biblia.
En el libro 1 Crónicas, que vuelve a contar la historia de 1 Samuel y 2 Samuel, pero que se escribió varios siglos más tarde, encontramos:
1 Crónicas 20.5.
... Elianán... mató a un hermano de Goliat, Lajmi, de Gat...
No se menciona a Lajmi en ninguna otra parte de la Biblia, y es al menos posible que sea una trascripción errónea de «betlemita». El autor de este versículo pudo pensar que si no incluía en la frase «al hermano de», se caería en contradicción con la famosa historia de que David mató a Goliat, de modo que la incluyó. Los traductores de la versión King James hicieron lo mismo en el versículo original de 2 Samuel.
Sin embargo, no hay certidumbre de que no se perdiera nada del versículo de 2 Samuel, y la Revised Standard Version dice simplemente en 2 Samuel 21.19: «... Elhanán... el betlemita, mató a Goliat, el gateo...».
Es posible, entonces, que el desconocido Elianán matase a Goliat durante una batalla, y que en años posteriores un panegirista escribiera un pequeño relato histórico, lleno de detalles románticos y edificantes, dentro del cual incluyese la hazaña del gran rey, héroe de Israel. Al igual que la anécdota de George Washington y el cerezo, causa emoción y se llega a considerar como historia. Sin embargo, el versículo revelador del 2 Samuel permaneció tal como estaba, teniendo que enmendarse en 1 Crónicas; y en la versión King James.
Sea cual fuese el medio por el que entrara en la corte, como arpista o como héroe de guerra, David conoció a Jonatán, el heredero:
1 Samuel 18.1.
... el alma de Jonatán se apegó a la de David, y le amó Jonatán como a sí mismo.
La intensidad y el desinterés de esta amistad es tal, que la expresión «David y Jonatán» se ha convertido en sinónimo de amistad profunda, como su equivalente «Damón y Pitias», extraído de la historia griega.
La Biblia se esfuerza en presentar a David como inocente de toda maldad con respecto a Saúl; pero aun aceptando el relato bíblico, hay que preguntarse si tal inocencia era absoluta. David había sido ungido por Samuel, y por tanto sabía que era rey, al menos a ojos de la facción sacerdotal. ¿En qué grado actuaba de buena fe hacia Saúl?
El propio Saúl sólo podía mirar a David con recelo, pues el tiempo pasaba y el encanto de David y su habilidad en la guerra le ganaban cada vez más popularidad. Incluso dejando aparte el episodio de la unción, hay que recordar que un general popular siempre es peligroso para un rey.
Además, Saúl sospechaba probablemente de su propio hijo, a consecuencia de la batalla de Mijmas. Al ver que el popular heredero se unía con el general famoso, cualquier rey prudente sólo podía pensar una cosa: intrigaban para dar un golpe de Estado.
1 Samuel 18.9.
Desde entonces miraba Saúl a David con malos ojos.
David no podía ignorar la creciente frialdad del receloso Saúl, y cuando Jonatán le advirtió del peligro que corría su vida, abandonó la corte y se unió con aquellos de cuya simpatía estaba seguro:
1 Samuel 19.18.
Así huyó David y se salvó. Fuese a casa de Samuel, en Rama...
Desde luego, si algo necesitaba Saúl para condenar a David, ahí lo tenía. Saúl envió un contingente armado para apresar a David, quien logró eludirlo.
1 Samuel 21.2.
[88]
Llegó David a Nob, donde estaba Abimelec, sacerdote...
Se desconoce la situación exacta de Nob. El mejor testimonio bíblico de su situación viene del libro de Isaías. El profeta describe el avance del ejército asirio contra Jerusalén, cuando llega el momento decisivo:
Isaías 10.32.
Hoy todavía hace alto
(Asiria)
en Nob y alza su mano contra... Jerusalén.
Como los asirios avanzan desde el norte, parecería que Nob estuviera en esa dirección, en una altura no muy lejana de Jerusalén; en realidad, su emplazamiento suele identificarse tradicionalmente con una montaña en territorio benjaminita a tres kilómetros y medio al norte de esa ciudad.
Lógicamente, David trataría de alcanzar la seguridad de Judá, donde los miembros de su tribu le apoyarían. Del mismo modo, Saúl se anticiparía poniendo hombres a vigilar los caminos que conducían a Judá. David volvió a territorio benjaminita a buscar ayuda, y su inesperado movimiento tuvo éxito bajo las propias barbas del rey.
Nob parece representar un vestigio del antiguo culto en Silo. Se describe a Abimelec como hijo de un hombre que en otra parte es nieto de Eli, último sumo sacerdote de Silo, y es posible que fuera a Nob a donde huyeran los sobrevivientes del saqueo filisteo de la antigua ciudad santa.
Saúl, irritado porque David le hubiera eludido, lanza reproches a sus cortesanos, acusándolos a todos de conspiración y dejando claro que considera a David como un simple instrumento de Jonatán:
1 Samuel 22.8.
... mi hijo se ha ligado con el hijo de Isaí... mi hijo ha sublevado contra mí a un servidor mío...
Uno de sus hombres, Doeg, identificado como edomita, vio a David en Nob e informó de ello a Saúl. El enfurecido rey llegó a la precipitada conclusión de que los sacerdotes conspiraban con David (aunque la versión bíblica demuestra que Abimelec ayudó a David bajo la impresión de que éste cumplía asuntos de Estado para el rey). Saúl creyó que no era buena política tomar medidas directas contra el influyente Samuel, pero el contingente relativamente débil de profetas y sacerdotes a las órdenes de Abimelec parecía una caza fácil.
Saúl marchó contra Nob, tomó y destruyó la ciudad y luego ordenó la muerte de los ochenta y cinco sacerdotes. Ningún israelita se atrevió a realizar la tarea, pero Doeg el edomita la cumplió. Sin embargo, un hijo de Abimalec, Abiatar, escapó y logró unirse a David. Fue el último superviviente del antiguo linaje de Silo, tataranieto de Eli.
Entre tanto, David había llegado a Judá y allí se le unieron miembros de su tribu:
1 Samuel 22.1.
... David... huyó a la caverna de Odulam... toda la casa de su padre bajaron a él,
1 Samuel 22.2.
... y todos los que estaban en aprietos, los endeudados y descontentos, se le unieron, llegando así a mandar unos cuatrocientos hombres.
Odulam está en la zona montañosa de Judá, a unos veinticuatro kilómetros de Belén y a sólo tres kilómetros y medio al sureste del lugar donde se dice que David mató a Goliat. Se hizo fuerte en aquella ciudadela y se convirtió en jefe de una partida guerrillera. A continuación se produjo prácticamente una guerra entre David e Israel.
En tal guerra, Israel era mucho más fuerte, y David sobrevivió a fuerza de hábiles tácticas evasivas, desplazándose de un sitio a otro y llevando siempre la delantera al vengativo y cruel Saúl. David comprendió que tal como se practicaba en aquellos días (y a veces en los nuestros), la guerra causaba muertes en familias del enemigo, de modo que llevó a sus padres a lugar seguro, a Moab. (Esto tiende a confirmar la posibilidad de que David fuera en parte moabita por ascendencia. (v. cap. 8.)
Se narra una serie de relatos sobre la inútil persecución de Saúl a David, y el autor bíblico se complace en la astucia de David para eludir la persecución.
Sin embargo, David tenía claro que no podía contar que la suerte le durara siempre. Antes o después, un error haría que le cercaran fuerzas superiores. Por tanto, decidió unirse a los filisteos como único medio de garantizarse una protección adecuada:
1 Samuel 27.2.
Levantóse
(David)
y pasó con los seiscientos hombres... a la tierra de Aquis.... rey de Gat.
Aquis se complacería de tomar a su servicio a un jefe en apuros con una partida de hombres desesperados que podían considerarse como enemigos mortales de Saúl. En cierto sentido, al haberse aliado con Saúl contra los filisteos, Judá se aliaba ahora con los filisteos contra Saúl.
Como parte del trato, Aquis dio a David lo que en tiempos medievales se llamaría un feudo propio:
1 Samuel 27.6.
Entonces le designó Aquis Siceleg...
Siceleg era una ciudad de la frontera sur de Judá, en lo que antiguamente había sido territorio simeonita, pero que entonces seguía bajo dominación filistea. Se desconoce su emplazamiento exacto, pero todo indica que podía estar a treinta y dos kilómetros al suroeste de Gad y a diecinueve del mar.
El papel de David como jefe mercenario al servicio de los filisteos fue sumamente embarazoso para los autores bíblicos. Se esfuerzan en asegurar al lector que, mientras Aquis creía que David atacaba las avanzadillas israelitas en Judá, éste atacaba realmente a los amalequitas y a otras tribus
Es interesante el hecho de que durante su servicio a Aquis, los filisteos no se refieren a él como el vencedor de Goliat. Esto confirma la característica antihistórica del famoso duelo.
Los filisteos vieron entonces su oportunidad. Judá estaba separada de Saúl por el asunto de David, y el partido sacerdotal se mostraba ofendido más allá de toda reparación, gracias a la matanza de Nob. Era el momento ideal para otro ataque contra Israel.
1 Samuel 28.4.
Los filisteos, reuniéndose, vinieron a acampar en Sunam, y Saúl, reuniendo a todo Israel, acampó en Gélboe.
Gélboe es una cadena montañosa de dieciséis kilómetros de largo cuya cima más. alta alcanza los quinientos dieciocho metros sobre el nivel del mar; está situada al norte de Israel, a unos once kilómetros al oeste del río Jordán y a unos sesenta y cuatro al norte de Gueba.
Sunam, donde acamparon los filisteos, se encuentra a unos dieciséis kilómetros al noroeste, y sólo a ocho al sur del monte Tabor, donde Barac agrupó las fuerzas del norte de Israel contra Sísara.
Saúl temía lo peor y pidió consejo a los sacerdotes. No le ayudaron, y Samuel, que en aquel momento de emergencia nacional quizá hubiera tenido la grandeza de prestarse a la reconciliación, acababa de morir. Desesperado, Saúl buscó a un practicante de los antiguos cultos cananeos. Tras hacer la consulta, le dijeron:
1 Samuel 28.7.
... He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de pitón.
Un espíritu (familiar) es alguien que sirve al ser humano que lo invoca (el latín
famulus
significa «sirviente»). Saúl trató de obtener consejo de Samuel, haciendo que su espíritu le visitara desde la muerte.
La mujer del espíritu familiar es la famosa «pitonisa de Endor». La ciudad de Endor está a unos tres kilómetros y medio de Sunam, a medio camino entre esta última ciudad y el monte Tabor. Su única importancia histórica o bíblica es su relación con la pitonisa en este capítulo.
Para ver a la pitonisa de Endor, Saúl tuvo que disfrazarse y cruzar las líneas enemigas. Pero no le sirvió de nada. Los ritos mágicos de la pitonisa resultaron en una profecía desastrosa (como era lógico, considerando la evidente angustia y desesperación de Saúl), y el augurio intensificó aún más su desaliento. Saúl y el ejército israelita estaban desmoralizados incluso antes de que se entablara el combate.
El narrador bíblico hace una pausa en este punto para explicar con bastantes detalles que David, héroe nacional de Israel, no tomó parte en la desastrosa batalla que se libró a continuación. David se ofreció a luchar con los ejércitos filisteos, pero los jefes no se lo permitieron. Temían que en el calor de la batalla David tratase de mejorar su situación desertando y pasándose a Saúl. Se vio obligado a volver a Siceleg y allí se dedicó plenamente a enmendar una victoria momentánea de los amalequitas.
Entonces, los filisteos atacaron el campamento israelita en Gélboe y lograron una victoria absoluta. Jonatán resultó muerto y Saúl se suicidó. Se cree que la batalla de Gélboe y la muerte de Saúl tuvieron lugar en el 1013 aC. Por tanto, Saúl reinó quince años.
De un solo golpe, quedaron destruidos todos los avances logrados por Saúl con tanto esfuerzo. Los filisteos volvían a dominar prácticamente todo el territorio israelita al oeste del Jordán. Las tribus de Raquel, que habían constituido el núcleo del renacimiento nacional, quedaron sometidas.
El alcance de la victoria filistea viene simbolizado por el modo en que los vencedores exhibieron el cadáver de Saúl para expresar su desdén por el rey vencido y destruir la moral que les quedaba a los israelitas:
1 Samuel 31.10.
... Su cuerpo lo colgaron de las murallas de Betsán.
Betsán era un importante centro cananeo, situado a unos nueve kilómetros y medio al noreste del monte Gélboe. Desde la batalla de Afec había sido una avanzadilla filistea, y probablemente era el centro del poder filisteo en las regiones al norte de las tribus de Raquel; poder que Saúl no fue capaz de debilitar. (Es muy probable que Saúl nunca reinase más que sobre las tribus de Raquel, de Benjamín, de Efraím y de Manasés, todo lo más. Al norte y al oeste estaban los filisteos; al sur, Judá.)
Pero también estaba el oriente. Las tribus transjordanas se habían aliado con Saúl desde la batalla contra los amonitas en Jabes Galad. Esta ciudad, situada a unos diecinueve kilómetros al sureste de Betsán, recordó el servicio que le había prestado Saúl, y se lo agradeció entonces de la única forma que pudo. Los jabesitas lanzaron un ataque contra Betsán, rescataron el cadáver de Saúl y lo enterraron con todos los honores debidos.