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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (33 page)

Dan

El libro de los Jueces no acaba con el juez duodécimo. Los cinco capítulos últimos añaden dos relatos suplementarios que se sitúan en el libro porque pertenecen al mismo período histórico. El autor especifica lo siguiente:

Jueces 17.13.
[78]
No había por aquel entonces rey en Israel...

Sin embargo, a diferencia de los relatos anteriores del libro, estos incidentes finales no están relacionados con las hazañas de ningún juez específico.

La primera historia trata de la tribu de Dan, quien se encontraba insoportablemente oprimida por el poder abrumador de los filisteos, que ocupaban la mayor parte de la región teóricamente asignada a Dan en la conquista y dominaban el resto.

Jueces 18. 1.
[79]
En aquellos días la tribu de Dan andaba buscando dónde establecerse, pues no le bahía tocado hasta entonces heredad...

«En aquellos días» se refiere simplemente al período de los jueces; no especifica si es antes o después de las hazañas de Sansón. Se supone que, como sigue a la historia de Sansón, es algo que sucede más adelante, y constituye buena prueba de que las actividades de Sansón no debilitaron a los filisteos ni ayudaron a los danitas.

Por consiguiente, los danitas decidieron buscar un territorio lejos de los poderosos filisteos, enviando a un grupo de cinco hombres para reconocer el extremo norte. Finalmente,

Jueces 18.7.
... los cinco hombres... llegaron a Lais. Vieron que la gente de ella vivía en seguridad, a modo de los sidonios... estaban alejados de los sidonios y no tenían relación con Siria.
[80]

En otras palabras, encontraron una ciudad fenicia (cananea) a cuarenta y ocho kilómetros hacia el interior, que el poder central de los fenicios de la costa no podría recobrar con facilidad. Además, había vivido en paz y en aislamiento, sin haber establecido alianzas militares que pudieran servir de excusa para represalias y ataques contra la ciudad.

Los exploradores presentaron su informe, y después se envió a un cuerpo de seiscientos hombres hacía el norte para asegurar el territorio. Al pasar por la tierra de la tribu fronteriza de Efraím, se apropiaron tranquilamente de un ídolo construido por Mica, un efraimita inofensivo que dio hospitalidad a los espías en su viaje anterior. También se llevaron consigo al levita que servía de sacerdote particular al efraimita. Cuando Mica se lo reprochó, los efraimitas, por añadidura, amenazaron con matarlo.

Jueces 18.26.
Prosiguieron los hijos de Dan su camino; y Mica, viendo que eran más fuertes que él, se volvió y tornó a su casa.

Esto es un ejemplo de la anarquía de la época y de la desunión de las tribus. Al parecer, los danitas no sentían reparo en robar a los efraimitas. (En razón de que ninguna fuerza efraimita se enfrentó con los merodeadores danitas, habría que pensar que este hecho se produjo después de la desastrosa derrota de Efraím a, manos de Jefté.)

En este aspecto, los danitas no eran los únicos transgresores. También se cometían delitos contra ellos. Cuando Sansón, un danita, llevaba a cabo su campaña de hostigamiento contra los filisteos, una partida de hombres de Judá (tribu vecina del territorio danita por el sur y por el sureste) que temían las represalias de los filisteos, trataron de eliminar al incómodo Sansón:

Jueces 15.12.
Ellos repusieron: «Hemos bajado para atarte Y entregarte atado en manos de los filisteos...

Y cumplieron su amenaza, aunque Sansón escapó después de los filisteos gracias a su fuerza sobrehumana. Al parecer, los hombres de Judá no dudaron en sacrificar a un danita a quien consideraban enemigo común.

Como se dice en el versículo final del libro de los Jueces:

Jueces 21.25.
No había entonces rey en Israel y hacía cada uno lo que bien le parecía.

Esta ausencia de ley y orden, la idea de que la fuerza es el único derecho, explica la eventual exigencia israelita de un rey, algo que ni siquiera la general actitud antimonárquica de los redactores definitivos del libro de los Jueces puede ocultar.

Pero volvamos a la partida de danitas migratorios.

Llegaron a Lais y la atacaron tal desalmadamente como habían robado al efraimita, y con el mismo éxito total. Destruyeron Lais y construyeron una nueva ciudad en su lugar.

Jueces 18.29.
Y la llamaron Dan...

Suele identificarse el emplazamiento de Dan con la ciudad árabe de Tel El Cadí, situada en la parte alta del Jordán, a casi cuarenta y ocho kilómetros al norte del mar de Galilea. («Dan» y «Cadí» significan «juez»).

Dan representaba el extremo norte del territorio puramente israelita, aunque el dominio israelita en los grandes días de la monarquía se extendía mucho más al norte sobre zonas ocupadas por no israelitas. La frase «de Dan a Berseba» significaba entonces «todo Israel», porque Berseba era la ciudad israelita de cierta importancia situada más al sur. La distancia de Dan a Berseba era de unos doscientos cuarenta kilómetros, igual que la que hay entre Albany y Nueva York, longitud respetable en la época del Antiguo Testamento.

El emplazamiento de Dan sigue estando en el extremo norte del Israel actual, aunque Berseba se encuentra lejos de la frontera sur. El Israel moderno domina una franja de ciento noventa v dos kilómetros (el Neguev) al sur de Berseba. En la actualidad, Israel se extiende sobre una longitud total de cuatrocientos treinta y dos kilómetros.

La situación de Dan en su nuevo papel como ciudad israelita era tan aislada y estaba tan expuesta al enemigo como antes, en su condición de ciudad fenicia. No mucho después de la muerte de Salomón fue tomada desde el norte por un ejército sirio, y ése fue su final. Su existencia duró dos siglos.

Gueba

El siguiente relato, con el que acaba el libro de los Jueces es una historia aun más penosa, que indica con mayor claridad el estado de anarquía y desorden que prevalecía en Israel antes de que se estableciera la monarquía.

Se refiere a un hombre de Efraím que desde Judá viajaba al norte con su concubina, pretendiendo cruzar el territorio intermedio de Benjamín. Acababa el día cuando él y su grupo llegaban a Jerusalén, que está en la línea divisoria de Judá y Benjamín.

Pudo pasar allí la noche, pero Jerusalén se encontraba entonces bajo el dominio de los jebuseos, tribu no israelita, y el efraimita prefirió quedarse en una ciudad israelita cercana.

Jueces 19.12.
... «No, no nos desviaremos hacia una ciudad extraña... lleguémonos a Gueba».

Gueba estaba a ocho kilómetros al norte de Jerusalén y era un importante centro benjaminita. Allí consiguió pasar la noche en casa de un anciano que, por casualidad, era otro efraimita. Sin embargo, aquella noche, una partida de rufianes benjaminitas sitiaron la casa del anciano, se apoderaron de la concubina, abusaron de ella y, finalmente, la mataron.

Según parece, la desunión tribal exacerbó la situación una vez más.

Hay que pensar que los benjaminitas no habrían actuado con tanta falta de humanidad si no hubieran tratado con efraimitas, miembros de otra tribu y, por tanto, extranjeros.

La ironía de este episodio es que si el efraimita y su concubina hubieran dormido en Jerusalén, «ciudad extraña» a la que no entró, probablemente habrían estado a salvo.

El «ultraje de Gueba» es el único derecho que tiene la ciudad a una fama muy dudosa, y en siglos posteriores se esgrimió como el epítome de la maldad, un patrón con el que medir la desgracia; así, el profeta Oseas, al escribir cuatro siglos más tarde sobre su propia gente, dijo:

Oseas 9.9.
Profundamente se corrompieron, como en los días de Gueba
[81]
.

Masfa (Benjamín)

El relato de los acontecimientos posteriores al ultraje de Gueba resulta sorprendente, porque en varios aspectos parece contradecir otras partes de la historia bíblica. Cuando la noticia del ultraje se esparció entre las tribus:

Jueces 20.1.
Salieron... los hijos de Israel, desde Dan hasta Berseba y la región de Galad, y se reunieron como un solo hombre en Masfa, delante de Yahvé.

Esta Masfa no es la del territorio gadita, donde las tropas de Jefté se agruparon antes de la batalla contra los amonitas. Es una ciudad de Benjamín, cerca de la frontera con Efraím. En el período de los jueces se utilizó en varias ocasiones como lugar de reunión de las tribus.

Por supuesto, no debemos creer al pie de la letra que todos «los hijos de Israel» se reunieron allí; sino más bien que los representantes de todas las tribus estaban presentes, incluso las del otro lado del Jordán.

El episodio horrorizó a los congregantes, que decidieron realizar una acción conjunta contra Gueba por unanimidad.

Jueces 20.11.
Quedáronse, pues, reunidos en torno a la ciudad todos los hijos de Israel, unidos como un solo hombre
.

Pero esto no parece probable. A lo largo del período de los jueces, las tribus de Israel no se unieron, ni siquiera ante el peligro más urgente. No se aliaron ni contra Sísara, ni contra los madianitas ni contra los amonitas. En realidad, la lucha de Manasés contra los madianitas estuvo a punto de provocar una guerra civil contra Efraím; y el combate de Gad contra los amonitas llegó a originar una guerra civil. Por tanto, parece bastante increíble que en esta ocasión pudiera formarse un frente único.

Los redactores posteriores quizás idealizaran la situación. ¿Es posible que lo que realmente pasase fuera que todo Efraím, en vez de todo Israel, se uniera contra Benjamín en defensa de los efraimitas maltratados?

Sin embargo, si hubiese que buscar una justificación histórica, habría que pensar que el libro de Josué es correcto, y que en la época de la conquista y tal vez en la inmediatamente posterior, las tribus israelitas emprendían acciones comunes. ¿Acaso se produjo el ultraje de Gueba justo al comienzo del período de los jueces, a pesar de su colocación al final del libro?

Al fin y al cabo, cuando Israel sufrió las derrotas iniciales en la guerra que se produjo a continuación, pidió consejo al arca de la alianza y la Biblia hace una pausa en el relato para decir:

Jueces 20.28.
Y Finés, hijo de Eleazar, hijo de Arón, servía ante ella...

Pero Eleazar era contemporáneo de Josué, de manera que los acontecimientos ocurridos en vida del hijo de Eleazar debieron tener lugar inmediatamente después de la conquista y cuando, posiblemente, las acciones conjuntas aún formaban parte de la tradición israelita.

Finalmente la guerra se volvió contra Benjamín. Los israelitas vencieron, Gueba fue saqueada y todo el territorio benjaminita quedó devastado. En realidad, la población benjaminita casi desapareció por completo.

Jueces 20.47.
Seiscientos hombres de los que emprendieron la huida... a la roca de Rimón...

La «roca Rimón» se identifica en ocasiones con una región silvestre y montañosa a ocho kilómetros al norte de Gueba.

Como indica la historia bíblica, sólo seiscientos hombres quedaron de los benjaminitas. Aunque pensemos que es una exageración, si la historia tiene algún fundamento de verdad histórica, señala una grave e incluso devastadora derrota de Benjamín. Si fuera así, no pudo ocurrir al final del período de los jueces, porque Benjamín era próspera por entonces. De hecho, por medio de Benjamín pronto surgiría un rey de Israel. Por otro lado, la idea de una tribu de Benjamín grandemente debilitada a comienzos del período de los jueces podría estar en consonancia con la invasión moabita que sometió a Benjamín a la ocupación enemiga y provocó el contraataque de Aod (v. cap. 7).

Jabes Galad

Prosigue la historia para decir que Israel se arrepintió de la destrucción de Benjamín y se mostró reacio a ver desaparecer una tribu. Los seiscientos sobrevivientes pudieron servir de núcleo para la repoblación, pero los israelitas habían jurado no darles esposas. Por consiguiente, buscaron alguna ciudad o grupo que no hubiese participado en la guerra contra Benjamín y que, por tanto, no hubiera realizado el juramento.

Jueces 21.8.
... Y ninguno de Jabes Galad había venido al campo.

Jabes Galad era una ciudad gadita situada al oriente del río Jordán, a unos veinticuatro kilómetros al norte de Sucot.

Los israelitas procedieron al saqueo de Jabes Galad y obtuvieron una provisión de mujeres para los benjaminitas. De ese modo Benjamín sobrevivió una vez más. Si esto ocurrió realmente, no pudo tener lugar al final del período de los jueces, porque en tiempos del rey Saúl, mucho más adelante, Jabes Galad era una ciudad floreciente.

(No puedo resistirme a la hipótesis personal de que algún escritor israelita de comienzos de la monarquía decidió escribir lo que hoy llamaríamos una novela histórica sobre el tema del incidente de Gueba. La llenó de violencia y de acción y no dudó en ajustar la historia a las exigencias dramáticas el relato. Y entonces, la leyenda fue tomada en serio por los autores sacerdotales que más tarde recopilaron las diversas tradiciones tribales en el libro de los Jueces. La incluyeron, pero la pusieron al final porque no parecía encajar en parte alguna. Y ahí tienen los doctores bíblicos un rompecabezas para descifrar.)

8. Rut

El libro de Rut • Belén de Judá • Majalón y Quelyón • Rut • David.

El libro de Rut

En las diversas versiones de la Biblia utilizadas por los cristianos, a continuación del libro de los Jueces viene uno breve de cuatro capítulos, llamado Rut en honor de su heroína. Está situado en la época de los jueces:

Rut 1.1.
Al tiempo en que gobernaban los jueces...

Casi habría que pensar que se trata de otra de las historias de la época. Algo que añadir a los relatos de las guerras de Gedeón y de Jefté, de las hazañas de Sansón, de la emigración de los danitas, del ultraje de Gueba. ¿Por qué, entonces, no forma parte del libro de los Jueces?

La respuesta es que no se trata de otra de las historias de la época. El texto del libro de los Jueces es cruel, primitivo y hasta repulsivo a veces, como debe esperarse de los relatos basados en las crónicas contemporáneas de una era cruda y bárbara. Por otro lado, la historia de Rut es un encantador idilio pastoril, escrito como si alguien contemplase una época a gran distancia, viéndola a la luz de los «viejos tiempos», considerándola como una etapa de sencillez, de paz y de buena voluntad; cosa que, sin duda, no fue el período de los jueces.

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