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Authors: Chuck Palahniuk

Tags: #Humor, Intriga

Pigmeo (8 page)

—Pigmeo... —Dice—: ¿Te vas a presentar a las Naciones Unidas en Miniatura?

Hermano perro-puerco dice:

—Eso no es para Pigmeo. —Cerrando el propio puño para generar un pequeño mamporro que impacta en el deltoides de este agente, el hermano-huésped dice—: Lo único que Pigmeo quiere es recolectar peras de las buenas...

La boca del agente-yo dice:

—¿Definición?

—Las peras, ya sabes... —dice el hermano-huésped—. Las ubres, los melones, los globos, las domingas...

La boca del agente-yo dice:

—¿Definición?

El hermano-huésped se coloca las dos manos ahuecadas y suspendidas encima de los músculos pectorales propios, dobla los dedos para estrujar algo invisible, flexiona los dedos mientras cierra los ojos, se lame el perímetro de la boca propia con el músculo lingual y dice:

—¡El relleno de jersey!

La hermana-gata hurga entre las entrañas del compartimiento deslizante y abre un túnel entre los atuendos para entrepierna hasta extraer algo de tela negra. Un cubre-cabeza con muchos nudos tejidos, fabricado con fibras negras de oveja. La hermana-huésped se extiende el cubre-cabeza-tejido hasta enfundarse el pelo, dejándose la cabeza entera de color negro. El torso negro. En día de hoy toda la hermana está negra como la noche. Negra como la intemperie. Del aparador donde están las sujeciones mamarias extrae un atuendo negro diseñado en forma de manos y ajustado a la forma de los dedos, que le deja las manos negras.

El hermano-huésped pone las manos en forma de pistola revólver, apunta con los dedos hacia este agente y dice:

—Confía en mí, Pigmeo, las Naciones Unidas en Miniatura son un suicidio social. —Coloca la mitad de la boca propia de manera que sonría y, con la mirada posada en la hermana, perro-puerco dice—: ¡Lo único que da más pena todavía que los Negados Unidos en Miniatura es la puñetera feria de las ciencias!

La hermana-gata emprende un pequeño desfile hasta la ventana de la cámara de dormir. Las manos enfundadas en negro agarran el marco de la ventana afianzada y lo deslizan para abrirla. Entran el oxígeno helado y las llamadas de copulación de los grillos. La hermana saca un pie enfundado en calzado negro por la ventana hasta quedar a horcajadas sobre el antepecho. Con el pie de fuera apoyado en una rama del árbol, y la mano de fuera agarrando el follaje del árbol, a medio salir, la hermana-gata hace girar su cara pintada de negrito de cabaret hasta posar la mirada en este agente y en el hermano perro-puerco. Y dice:

—¿Lo has robado?

Perro-puerco dice:

—Atrápalo.

El hermano-huésped proyecta el brazo hacia delante hasta que hace florecer su mano con los dedos extendidos para soltar el objeto. El objeto verde vuela, un objeto húmedo y reluciente que emite destellos verdes y traza un arco de lado a lado de la cámara de dormir, esquiva por poco el techo interior, y su trayectoria se degrada hasta que pata-plaf, lo coge la mano ennegrecida de la hermana-huésped.

La hermana-huésped dice:

—Disfrutad de esas tetas voraces, chicos.

Dentro de su cabeza, el agente-yo cita al villano emperador y eficiente charlatán Adolf Hitler: «Los grandes mentirosos también son grandes magos».

Al momento siguiente, la hermana se ha escabullido al otro lado de la ventana, y el color negro ha sido absorbido por la noche de hoy. Dejando solo el ruido del apareamiento de los grillos. La sombra de la hermana se derrama entre las sombras y se pierde en la ausencia de luz. Al momento siguiente se oye el motor del automóvil habitualmente operado por la madre-huésped, el mecanismo de arranque solenoide se activa, el combustible se inflama, y el tren de marchas activa los haces gemelos de los faros. El vehículo abandona la acera. Cuando llega al indicador de detenimiento de tráfico, los faros viran para tomar la esquina de la derecha.

Perro-puerco inclina el torso propio hasta que su cabeza asoma por el exterior de la ventana y suelta un grito hacia el oxígeno negro, diciendo:

—No tendrías que conducir. —Dice—. ¡Ni siquiera tienes edad de sangrar!

Cita: «Los grandes mentirosos también son grandes magos».

El objeto verde que ha sido arrojado y luego atrapado, ese objeto robado que reluce por culpa de la humedad... es una prótesis artificial de ojo humano fabricada de cristal.

En medio del oxígeno negro y helado, las luces rojas gemelas y relucientes de la parte trasera del automóvil ya se han marchado.

COMUNICADO OCTAVO

Empieza aquí el octavo informe del agente-yo, número 67, asistiendo al ritual de apareamiento de los estudiantes que se celebra en el recinto deportivo a oscuras de las instalaciones educativas. Noche de hoy XXXXX. Canciones rituales interpretadas por XXXXX. Para que conste en acta, la familia americana inventa infinita multitud de etiquetas absurdas para bautizar a la descendencia femenina.

Para que conste en acta, este agente se ha aplicado dosis generosas y abundantes de fragancia Listerine en la piel de la cara.

Durante el ritual de apareamiento cobijado en el interior sumido en la penumbra del recinto con suelo de madera de baloncesto, bajo el estruendo de la música que promueve la reproducción sexual prematura y al azar, el hermano perro-puerco pone el dedo recto para señalar a las hembras que hay alineadas en la pared de delante, Desde la distancia, me las presenta. Las hembras reunidas del centro educativo de ciclo medio podrían perfectamente estar alineadas para ser ejecutadas por pelotón de fusilamiento, bajo las miradas de los jóvenes masculinos. El hermano huésped apunta con el dedo hacia ellas y dice:

—... domingas... mamellas... lecheras... zeppelines... —dice—. Flanes... brevas... botellones...

Deambulando en las inmediaciones, el agente Tibor exhibe una cadena de hematomas de color púrpura en el cuello, moretones selectos envueltos en muescas de dentelladas. El agente Mang también muestra un collar de hematomas púrpuras. También el cuello del agente Ling ha sido roído por dientes fantasma.

—¿Quieres estar en la feria de las ciencias? —dice perro-puerco—. ¿Por qué no empiezas inventando un afrodisíaco megafuerte y se lo echas al equipo de animadoras? —Pone el dedo recto otra vez y continúa—: Peritas... montículos... conos... magdalenas...

Colocada en la hilera entre las hembras del lado opuesto, la agente Magda se ofrece a sí misma para inspección.

El hermano-huésped dice:

—... botijos... pechugas... mamas... —Perro-puerco se frota los dedos entre sí para generar chasquidos rápidos, cata-clac, ruidos veloces acompasados con el ritmo de la música de baile para aparearse.

De vez en cuando un estudiante masculino se aproxima a las hembras y solicita un baile desenfrenado conjunto para demostrar que es un compañero reproductivo adecuado, bailes desenfrenados veloces para demostrar que no está lisiado. Que no hay defectos genéticos que legarles a los descendientes. Demostrando coordinación y vitalidad más que suficientes para mantener a la hembra fecundada durante el período de gestación. Y para mantener a la descendencia consiguiente hasta que esta haya madurado. Las hembras hacen alarde de su dermis y su pelo para mostrar que son recipientes viables para la fecundación y se pintan la cara para parecer más simétricas. Más susceptibles de producir nacimientos vivos y frecuentes.

Alrededor del perímetro más oscuro del interior del estadio la nariz de Trevor Stonefield, el matón amarillo-claro, permanece doblada de lado, acostada contra la mejilla propia. Al acecho.

El hermano perro-puerco se hunde a hurtadillas la mano en las profundidades del bolsillo del pantalón propio y extrae un pequeño cilindro. La mano del hermano-huésped se lleva el cilindro a la cara propia, donde su boca se expande para desplegar el músculo lingual. El dedo de su mano comprime la superficie superior del cilindro y expulsa a presión en el interior del propio orificio bucal un chorro de vapor con hedor a mentol a lo largo del músculo lingual. Con el aliento hediendo a mentol, el hermano-huésped me dice:

—Muy bien, Pigmeo, tú serás mi escudero... —Dice—: ¿A cuál separamos del rebaño?

La boca del agente-yo dice:

—A cuál.

Y estirando su dedo bien recto, este agente señala el otro extremo de la penumbra del estadio, allí donde se ubica Magda. Los ojos marrones de la agente 36 se posan en el perro-puerco. Magda sigue requiriendo fecundación para cumplimentar la fase uno de la Operación Estrago.

Trevor la Puta merodea, camina en círculos, acecha de manera que su mirada de depredador no se despega nunca del agente-yo.

Perro-puerco posa la mirada en Magda, tuerce el labio y dice:

—Ni hablar. —Dice—: Esa tiene pinta de haber intentado cambiarse de sexo a los trece años y de que la operación le ha salido mal.

Sería posible que el puño del agente-yo golpeara, pam-pum, con Ataque del Canguro Boxeador, para silenciar al hermano-huésped. Para impartirle una lección de humildad.

—Además —dice perro-puerco—, he oído decir que le mordió la garganta al reverendo Tony.

Al diablo Tony.

La amenaza de Trevor la Puta se aproxima más. Su cortina de pelo rubio se acerca lo bastante como para que me llegue el tufo a colonia. Tiene descargas eléctricas fulminantes en los ojos azules.

Al momento siguiente, el perro-puerco se pone en marcha, bisecciona el estadio con pasos chulescos y se acerca a las hembras para proponérseles.

Al momento siguiente, el agente Metro se aventura en las inmediaciones de este agente y le entrega una cantidad abultada y masiva de dólares americanos. Entrega encubierta. Lo sigue el agente Tanek, para otorgarme en secreto una suma de dinero de papel sustraída del plato de la capilla del culto dominical.

Las manos de este agente reúnen dinero de curso legal que tiene escondido dentro del pantalón propio. Los pies del agente-yo emprenden un pequeño desfile para seguir al hermano-puerco. Para ofrecer sacrificio de este agente a la compañera reproductiva. Proyectando la mirada sobre las hembras alineadas, este agente cita dentro de su cabeza al muy honorable rebelde y tenaz revolucionario Che Guevara, que decía: «Se que has venido a matarme». Y a continuación: «Dispara, cobarde. Solo vas a matar a un hombre».

Los pies del agente-yo presentan la mejor apariencia ante la compañera potencial, una mongoloide hembra con cráneo braquicéfalo, apertura nasal pequeña y huesos cigomáticos prominentes. Este agente dispone en su boca una sonrisa agradable, pone voz de trompeta clara para competir con el ruido de la música y le dice:

—Respetado recipiente reproductivo potencial, solicito iniciar rituales preliminares previos al coito genital...

La hembra mongoloide, que carece de arcos ciliares, inclina hacia atrás la cara propia para desplegar los orificios nasales y mostrarle la apertura nasal a este agente. La mano de la hembra levanta un largo mechón de pelo propio que le cuelga sobre el pecho y lo lanza hacia atrás por encima del hombro propio. Con los orificios nasales dilatados, la hembra dice:

—Largo de aquí, pirao.

Al momento siguiente, este agente se aproxima a una hembra negroide caracterizada por un cráneo de forma mesocefálica, una apertura nasal amplia y huesos cigomáticos en recesión. La mano del agente-yo se extiende, abierta hacia la hembra, y este agente dice:

—Espécimen hembra, ¿me permites ejecutar danza de apareamiento previa a la generación de un embrión humano?

La boca del agente-yo promete que va equipado con los cromosomas adecuados para no cargar a la sociedad con el cuidado de una progenie de monstruos deformes.

La respetada hembra negroide coloca la boca para desplegar mueca de disgusto. Efectúa una rotación de la cara a un lado y luego al otro, y por fin repite la rotación para formar ese gesto de cabeza que significa «No».

Al momento siguiente, este agente se aventura cerca de una hembra caucasiana que cuenta con cráneo de forma dolicocéfala, arco cilial de gran tamaño y huesos cigomáticos en recesión. Los pies del agente-yo se plantan como raíces, a una respiración de distancia de la cara de la hembra, con los brazos puestos en jarras y los puños plantados encima de las respectivas crestas ilíacas, y entonces digo:

—Estimada señorita Botijos... —Le digo—: Solicito que me muestre la anatomía superior como condición para recibir generoso depósito de semilla viva masculina.

Y al momento siguiente, pata-plaf, la bofetada de la hembra caucasiana impacta contra la mejilla facial del agente-yo, con la violencia suficiente como para generar un rubor de sangre, con el contorno inflamado de los dígitos de la hembra en la piel facial de este agente.

El ruido de la bofetada reverbera repetidamente, llegando a todos los confines del recinto deportivo a oscuras. Todas las hembras jóvenes proyectan sus miradas para posarlas en el agente-yo. La señorita Relleno de Jersey. La señorita Domingas. La señorita Mamellas Zeppelines. Todas susurran cubriéndose las bocas con las manos ahuecadas. Estiran los dedos rectos en dirección a este agente. La señorita Brevas en Dulce posa la mirada sobre este agente, abre la boca pintada y se introduce en ella el más largo de sus dedos para imitar la producción del vómito. La señorita Melones de Huerta dice:

—Puto pringao...

La mirada del agente-yo barre el estadio hasta descubrir al perro-puerco, que resulta que ya está implicado en un baile ritual de apareamiento. Frotando su zona genital contra la zona genital de la agente Magda.

Al momento siguiente, el espinazo del agente-yo detecta una presión y siente la impronta de la boca de cañón de un Colt Detective Special DA corto del calibre 38, en su versión con armazón de aleación y cañón de dos pulgadas, pinchándole la confluencia espinal de la vértebra torácica doce y la lumbar primera. Desde detrás, una voz masculina emite un susurro en el oído del agente-yo, diciendo:

—Tú y yo, Pigmeo, al aparcamiento, ahora mismo...

La voz de Trevor la Puta. Su hedor a colonia.

Con el arma corta encajada entre el matón amarillo-claro y este agente, emprendemos un pequeño desfile por el perímetro a oscuras del recinto deportivo, dejando atrás a la señorita Ubres Suizas, a la señorita Globos Aerostáticos, hasta la etiqueta de puerta que dice «Salida».

Sería posible que las piernas del agente-yo saltaran como un muelle, se giraran y dieran una patada, zaca-bum, con Ataque del Leopardo en Vuelo, para desprenderle a Trevor el revólver de la mano y hacerle trizas la muñeca. Este agente solo está mostrando paciencia hasta acceder a la soledad del exterior, hasta abrir la puerta para salir al oxígeno helado y a la tenue iluminación de la lámpara de seguridad de vapor de mercurio. Al campo asfaltado de almacenamiento de automóviles en reposo. A la noche de hoy. La presión del cañón corto se despega del espinazo permitiendo que este agente sea capaz de volverse sobre sí mismo y posar la mirada en su atacante.

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