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Authors: Kodo Sawaki

Tags: #Autoayuda, Esoterismo.

El zen es la mayor patraña de todos los tiempos (13 page)

Vivir en el estado de confianza básica significa ir más allá del pensamiento discriminador y no dejarte arrastrar por tus opiniones y deseos. En otras palabras: significa confiar en lo que realmente eres.

Prestas atención a cualquier señuelo que se balancee ante tus narices: son fabricaciones de tu conciencia. Déjate ya de esas niñerías. Has de salir totalmente de ti mismo y contemplarte con los ojos del mundo. Obsérvate con los ojos de la montaña: la montaña no te elogia, no te censura y tampoco te saca la lengua.

La luna te observa: por mucho que trates de ocultarte en este mundo, tus secretos saldrán a la luz.

Tu vida será impecable y justa cuando tomes conciencia de la caducidad de las cosas. Dejarás de matar el tiempo y de engañarte a ti mismo. No engañarse a sí mismo significa llevar una vida religiosa: sin doble moral, transparente, una con el universo.

El estado de confianza básica es espíritu puro, espíritu transparente, un espíritu tan claro como el cielo.

Zazen significa volverse transparente. En ningún lado te enfrentarás contigo mismo tan implacablemente como en zazen. En ti verás ahí lo que preferirías no ver. Y cuanto más puro sea tu zazen, más transparente te volverás a ti mismo. Cuanto más transparente te vuelvas, con mayor claridad aparecerán ante tu vista tus facetas más turbias. Practica zazen sólo cuando quieras realmente conocerte a ti mismo.

Debes practicar zazen en medio de tus ilusiones. Zazen arroja la luz de la verdad sobre ti, que estás extraviado. Aún en medio de tus ilusiones, el Buda te envuelve y cuanto más claramente veas al Buda, más claramente advertirás hasta qué punto te ves atrapado por tus ilusiones y de qué manera miserable vives en realidad tu vida. Confianza significa hacerse cargo, conocerse calladamente a uno mismo.

Piensa por un momento cómo afectaría a tu conducta que Dios observara todo lo que haces. Tener una religión significa observar nítidamente tu vida de esta manera. Obsérvate con los ojos de Dios: sentirás arrepentimiento.

Arrepentirse significa negarse por completo a uno mismo y vivir sin ego alguno. De esta manera te fundirás con el universo; esto es, estarás totalmente unido al Buda.

Rezar no significa pedirle a Dios un lugar en el paraíso o esperar algo como el satori. En un autentico rezo no aparece por ningún lado ese mendigo que anida en tu corazón y que te tira continuamente de la manga para pedirte esto o aquello. Tus rezos no pueden surgir de tus deseos y esperanzas personales. Un rezo auténtico brota de aquello que compartes con las diez mil cosas del cielo y la tierra. Ese rezo te une totalmente a lo ilimitado, como una garza blanca que se posa en la nieve
[55]
.

Cuando nos postramos en un gesto de veneración al Buda, no contemplamos ahí al Buda como a alguien externo al que dirigimos nuestras súplicas. La verdadera veneración que le profesamos al Buda ha de manifestarse en nuestra vida diaria: tenemos que llevar a Buda en nuestras entrañas. Esto quiere decir que tienes que fundirte con Buda. Entonces no hay ya ni “tú” ni “Buda”.

Cuando dos personas hacen una mutua inclinación de cabeza, esto significa que le dan un pequeño descanso a su ego. A la inversa, significa también que para inclinar la cabeza ante alguien hemos de darle un pequeño descanso a nuestro ego. En el momento en el que dos personas se reverencian así se unifican totalmente. Tanto el que se inclina como el que acoge ese gesto de reverencia van más allá del marco de sus sentimientos de persona corriente.

Lo más importante en la vida es vivir con respeto. Incluso tus problemas familiares desaparecerán si tan sólo por una vez tratas durante diez días de mostrar respeto por el otro.

Vivir en el estado de confianza básica significa hacer una pausa. Todo el mundo se deshace en lágrimas o estalla en risas: tienes que tomarte un descanso de eso. Si llegas al enfrentamiento es porque te obstinas en mantener tu punto de vista personal. Si dejas de aferrarte a la idea de “ti mismo”, también se disolverán todos tus problemas. Ser no-mente
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significa simplemente prescindir de uno mismo. No hay ningún problema en tu vida que no se resuelva tan pronto como prescindes de ti mismo.

36 - Eres uno con el universo

Con tus constantes gimoteos no consigues más que afligirte. Es hora de que alises las arrugas de tu corazón y simplemente te sientes durante media hora: ¡haz borrón y cuenta nueva! Así, a la luz de la verdad original, te encontrarás con tu auténtico rostro.

El secreto de las artes marciales japonesas consiste en no dejarse ofuscar por el intelecto. En estas artes se alcanza la perfección cuando la mente, en un perfecto equilibrio de tensión, gravedad y compostura, no deja al descubierto ningún punto débil y sus vibraciones coinciden exactamente con las del universo. En tales momentos no existe ninguna brecha entre el cielo y la tierra y eres por completo tú mismo. En pocas palabras: estás en
samadhi
.

A la entrada de este zendo
[57]
hay colgada una caligrafía que dice: “Mirador con vistas al universo”. En zazen puedes contemplar todo el paisaje cósmico. Eso significa que tú desapareces dentro del universo. Por eso es importante que te olvides de ti. Si consideras tus propios asuntos como lo más importante que hay, te separarás de la totalidad de las cosas y te precipitarás en lo más hondo del infierno. Tu deriva empieza en el momento en que te separas del resto del universo. Tus asuntos privados te parecen tan importantes sólo porque te niegas a comprender que nada te separa del resto del universo.

La luz de Amitabha Buda
[58]
ilumina cielo y tierra. ¿Qué es lo que arroja sombras sobre esa luz? ¡Sólo tu ambicioso afán por hacer tuya la iluminación!

“El santo o el sabio no tiene ningún yo, pues no hay ningún lugar que esté separado de él. Comparte sus raíces con el cielo y la tierra, su cuerpo es el cuerpo de las diez mil cosas”
[59]
A todo el mundo le gustan palabras tan bellas como éstas. Pero lo importante es que te liberes de esas opiniones de persona corriente que te separan de la realidad de las cosas. Tienes que ablandar tu testarudez para recuperar una mente recta y flexible.

Practicar zazen significa renunciar a tu yo personal. En zazen te tomas vacaciones de tus asuntos privados. Sólo cuando dejes de ocuparte de tus asuntos privados comprenderás que eres uno con el universo. Mientras no quieras comprenderlo y sólo te preocupes de tu propio saco de carne, ni todo el dinero del mundo, ni tus estudios académicos, ni siquiera años de práctica de zazen te ayudarán.

Los seres sufrientes corren tras las cosas sin conocerse a sí mismos. Es el error de pensar que las cosas existen separadas de nosotros, en eso consiste nuestra ilusión. En realidad todas las cosas del universo están ligadas indisolublemente.

Puesto que soy uno con el universo, todo lo que se encuentra ante mí es una forma de mí mismo.

Vivir sin ego
[60]
significa olvidarse de sí mismo. Desaparece así la sutura entre tú y las cosas y aquello que tomabas por “ti mismo” se expande sin límites.

Contempla por una vez el mundo dando un giro de 180 grados a tu perspectiva habitual. De esta manera sintonizas tu cuerpo en la frecuencia del universo. Vive con el universo, muere con el universo. Si eres uno con el universo, tu nacimiento no es realmente tu nacimiento ni tu muerte es realmente tu muerte.

No podemos ser conscientes del hecho de que somos uno con el universo, ni podemos comprenderlo. Y, sin embargo, vivir nuestra vida firmemente asentada en este hecho es nuestra tarea más grande como seres humanos.

El hecho de que compartes raíces con las diez mil cosas del mundo no se presentará ante tu conciencia. Si pudiera presentarse ante tu conciencia, quedarías fuera de la unidad, te desligarías de las cosas. Lo que sucede es que no tenemos otra manera de expresar el hecho de que las cosas son como son.

La luz de la sabiduría no es algo que puedas percibir, pues la percepción misma es la luz de la sabiduría.

El auténtico yo no es una parte de tu conciencia. Cuando eres consciente de ti mismo, lo eres únicamente porque te comparas con los demás. Pero al igual que no eres consciente de ti cuando duermes, de la misma manera tampoco eres consciente de tu verdadero yo. Pero que no puedas verlo o entenderlo no significa que no seas uno con él. En zazen eres realmente uno contigo mismo.

Sujeto y objeto, yo y tú, zazen y
satori
: todos estos objetos de nuestra mente discriminadora nada tienen que ver con el zen. Se trata de que seas totalmente uno con zazen.

Ser uno en zazen significa que tú mismo, a ti mismo, por medio de ti mismo, te vuelves tú mismo. Por eso no puedes hacer de zazen un objeto de tu conciencia. Afirmar que has obtenido el
satori
o que te has transformado de esta o aquella manera es como si dijeras:
“¡Mira qué profundamente duermo ahora!”
Una vez me quedé dormido en la peluquería. El peluquero me dijo después que tenía una expresión muy dulce mientras dormía. Quería yo verlo con mis propios ojos y decidí colocar una espejo junto a la cama para poder echar una mirada furtiva a mi rostro durante el sueño. Comprobé que eso no funcionaba. Cuando de verdad duermes no sabes que duermes: eres uno con el sueño.

Tengas los
satoris
que tengas, no te esfuerces en retenerlos en la memoria. Tienes que dejar que el viento se lleve las hojas que caen del árbol y tienes de permitir que el canto del pájaro desaparezca entre las nubes.

Zazen es la cosa más natural del mundo. El
satori
es totalmente transparente, en él no hay nada que asir.

Cuando practicas zazen no debe quedar ni un resto de zazen. Es esencial que la propia práctica desaparezca en tu práctica. Cuando el regusto a
zazen
se ha disuelto por completo, tu práctica es al fin natural, sobria y cabal.

Que las cosas son como son significa que en el universo no hay la menor elaboración ni ornamentación.

Los Budas y Patriarcas no han practicado zazen. Los Budas y Patriarcas han sido practicados por zazen. Este punto es importante: no debes hacer zazen, has de ser hecho por zazen. No sabes cómo, pero zazen simplemente lo hace. Zazen hace zazen y tú no puedes evitarlo.

Zazen hace tábula rasa con todo. Pero eso no lo vemos con nuestros ojos, lo vemos con los ojos de zazen. No hay palabras para el mundo que ves con los ojos de zazen: es el mundo verdadero. También el yo que ves con los ojos de zazen escapa a cualquier descripción: es tu yo verdadero.

37 - Tus ilusiones no son otra cosa que la luz de la sabiduría

Dices que cuando tratas de practicar zazen te vienen un montón de pensamientos molestos a la cabeza. ¿Y cómo te das cuenta de todos esos “pensamientos molestos”? ¡Eso se debe a que en zazen disminuye la presión sanguínea y tu cabeza se vuelve clara y sobria!

Quien se tiene por un hombre bueno, no lo es en realidad. Quien por el contrario se tiene por un hombre malo, no es tan malo. Por eso, cuando reconoces tus ilusiones como tales, esto no es ni más ni menos que una prueba de claridad interior. Por lo demás, no hay ya más ilusiones que erradicar ni tampoco verdad a la que aspirar.

Te quejas de tus pensamientos durante zazen. Pero ¿no es completamente natural que durante toda tu vida tengas pensamientos? No es necesario tomarlos por “molestos” e intentar extirparlos. Tampoco es necesario que los tomes por algo de particular importancia. Deja simplemente que esos pensamientos sean como son. Cuando lleguen, deja que lleguen. Lo que no debes hacer es agarrarlos y enlazar uno con otro; así te perderás en tus pensamientos. Sólo con que dejes de hacerlo, tus pensamientos se disolverán por sí solos. Cuando uno se disuelve, enseguida aparece el siguiente. Mientras no te ocupes de ellos, todos desaparecen sin dejar ningún rastro tras de sí. Y como salidos de la nada, nuevos pensamientos aparecerán en la superficie de tu conciencia. Permanece simplemente sentado en zazen, dejando que venga lo que venga, sin ocuparte de ello. Zazen es lo único que te permite realmente no ocuparte de ello.

Zazen es transparente, por eso tus ilusiones aparecen con tanta claridad.

Cuando con la mente despierta te sientas en zazen, todo es exactamente como es. Oyes el ruido de la calle con más claridad que en cualquier otro momento. No vives tu vida en estado de coma y, por lo tanto, no hay ninguna razón para querer excluir nada de tu conciencia.

Siéntate sin más en zazen y deja que todo venga como venga. ¿Qué es pues lo que viene? ¿No es el escenario normal y corriente de tu vida cotidiana? Si tu zazen es de verdad el zazen de todos los Budas, el contenido de ese zazen ha de ser la totalidad de los seres que sufren.

Cuando practicas zazen, mil pensamientos pasan por tu cabeza, pero eso es sólo la prueba de que tu cerebro sigue funcionando y estás aún en vida. Eso no es ni una ilusión ni una verdad profunda, es el hecho más evidente que puede haber. Como las nubes blancas que siguen su camino, tampoco para tu mente hay lugar alguno en el que pueda morar.

Ochenta y cuatro mil pensamientos surgen y desaparecen: esto significa que tu cuerpo – ¡sin que tú intervengas para nada!– hace su función, sin interrumpir su actividad ni por un instante. Por eso no eres realmente “tú” quien “tiene” tales pensamientos. Estás en un error si crees que eso son “pensamientos tuyos” con los que tienes que hacer algo. Para evitar este error no tienes más que dejar de ocuparte de tus pensamientos. La actitud de tu práctica es correcta si simplemente dejas estar tus pensamientos. Así comprenderás que el surgir y desvanecerse de los ochenta y cuatro mil pensamientos no es otra cosa que el natural funcionamiento de tu cuerpo en cada instante. A ese funcionamiento debes el estar vivo en este momento y por eso cada pensamiento no es sino la luz de la verdad.

Crees que tu zazen no sirve para nada, pues dices:
“Por mucho que practico zazen no consigo librarme de mis molestos pensamientos”
. Si constantemente te rompes la cabeza pensando en cómo puedes deshacerte de tus “pensamientos molestos”, no es de extrañar que no puedas librarte de ellos: la idea de liberarse de los pensamientos es también un pensamiento.

Si cuando estás sentado andas cavilando acerca de si tu mente está en orden tal como está y sobre si ahora tu práctica es realmente
satori
o no lo es, eso quiere decir que no tienes ninguna confianza en zazen. Lo que pueda pasar por tu mente mientras haces zazen no tiene la menor importancia, ¡permanece sentado sin más! Siéntate con absoluta confianza en zazen, sin dejarte llevar en lo más mínimo por esas ideas.

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