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Authors: César Millán & Melissa Jo Peltier

Tags: #Ensayo

El encantador de perros (25 page)

Cuando haya establecido un ritmo y ya hayan caminado ininterrumpidamente durante unos minutos es el momento de permitir que su perra vaya delante de usted… pero sólo un poco. Reduzca la tensión de la correa y deje que su perra miccione, que huela la hierba o lo que quiera hacer. Recuerde que todo debe hacerlo cuando usted lo diga. Ésa es la clave. Irónicamente cuando usted le dé permiso, es probable que llame menos su atención que si pudiera hacerlo a su libre albedrío desde el principio. Cuando salgo con mi manada de cuarenta o cincuenta perras sueltas por el monte, caminamos treinta o cuarenta minutos yo delante y ellas detrás, y luego les permito adelantarme durante cinco minutos. Ésa es la clase de «libertad» que necesitan sus perras: una libertad con reglas y límites. Les permito ir a un metro o metro y medio delante de mí. Si traspasan la línea, una rápida llamada por mi parte las obligará a retroceder.

El ejercicio que más me gusta acometer con mi pandilla, el que verdaderamente agota toda su energía, es patinar. Me calzo mis patines en línea y salgo con diez perras como poco de una atacada por las calles del sur de Los Ángeles, por supuesto todas sujetas con sus correas. A veces la gente me mira raro: no se pueden creer lo que están viendo. Pero a las perras les encanta. A veces tiro yo de ellas, otras ellas de mí, pero yo voy siempre al mando. Tras una sesión de tres horas ¡todo el mundo está agotado y dispuesto a permanecer sumiso y tranquilo durante el resto del día!

Cintas para correr

Si no puede salir a caminar con su perra tanto como su animal necesita por su nivel de energía, una opción viable es el empleo de una cinta para correr. La cinta no debe convertirse en la única forma en que camine su perra, porque no olvide que necesita salir con usted, pero es un modo estupendo de liberar el estrés de una perra que tiene mucha energía que quemar y se convierte en un desafío físico y psicológico para ella. Las perras son como los hombres en el mundo humano: ¡sólo podemos concentrarnos en una cosa al mismo tiempo! Y cuando una perra se sube a la cinta, va a tener que concentrarse. Tendrá que meterse en «la zona».

Muchos de mis clientes se muestran escépticos con esta técnica. Piensan que la perra puede hacerse daño, sobre todo si está atada. Por supuesto es necesario supervisar la actividad al principio, pero cualquier perra puede aprender. Además, no es algo nuevo que yo haya inventado. En el año 1576 el doctor Johannes Caius de la Universidad de Cambridge describió una raza de perra mestiza a la que él llamaba «turnspit» (mecanismo que da vueltas al asador)
[2]
. Estas perras estaban entrenadas para caminar en una cinta con cuyo movimiento hacían girar mecánicamente el asador en el que se ensartaba la carne para asarla.

La raza se extinguió, sin duda desde que se popularizó el uso del horno, pero, si podía enseñarse a una perra a caminar en una cinta manual del siglo XVI, ¿qué mayor dificultad puede entrañar caminar sobre las eléctricas del siglo XXI?

Uno de mis clientes, conocido directivo de una empresa de facturación millonaria, tenía un poderoso macho de pastor alemán totalmente fuera de control que atacaba y mordía a la gente, pero su dueño se negaba a reconocerlo. Fue su esposa quien me llamó. Trabajé con su marido unas cuantas horas y me di cuenta de que estaba totalmente a la defensiva: no era culpa suya, sino de su esposa y sus hijos. Él era un tipo muy ocupado y no tenía tiempo de sacar a pasear al perro. Entonces yo le dije: «Bien, puesto que dice usted que no tiene tiempo de sacarlo a pasear, ¿podrá hacerle trabajar en una cinta de correr?». Él me contestó: «No. De ningún modo. Este perro jamás aprendería a usar una cinta de correr». Yo no dije nada, y cuando terminó le pregunté: «¿Quiere verlo?». El tipo empezaba a enfadarse conmigo. «Yo le digo que este perro jamás se subirá a una cinta de correr». Tardé cinco segundos en colocar al perro y el animal aprendió inmediatamente. Mi cliente se quedó mudo de asombro. No es la clase de persona acostumbrada a que le quiten la razón o a que alguien le diga que se equivoca. Pero yo estaba allí por el bien del perro y no del dueño. Aun así me temo que no habrá seguido mi consejo y que no lo hará hasta que se encuentre con una demanda judicial en las manos. Desgraciadamente eso, la demanda, es lo único que consigue en algunos casos que mis clientes se tomen en serio el comportamiento de sus animales.

Siempre recomiendo que se contraten los servicios de un profesional para que le enseñe las precauciones imprescindibles que hay que tomar cuando se pone a una perra a andar sobre una cinta. Para ella las dos primeras semanas que pasa utilizando una cinta constituyen un desafío mental, ya que se trata de un suelo que se mueve y su instinto le dice que eso no puede ser bueno y que debe huir. Tras dos semanas verá cómo será ella quien rasque la cinta con las patas para pedirle que la ponga en marcha. Las perras se vuelven adictas a ella… y es una adicción más que saludable. Si empieza con una velocidad lenta y supervisa al animal hasta que se asegure de que domina completamente la situación, podrá poner en marcha la cinta y seguir con sus quehaceres siempre y cuando no se aleje demasiado. Nunca la deje mucho rato en la cinta sin supervisión, por supuesto, pero su uso a una velocidad razonable, aunque no es sustituto de un paseo al aire libre, puede ser una saludable contribución al régimen de ejercicio de su perra. Es especialmente importante para los perros enérgicos que necesitan dosis extra de trabajo que ayude a controlar su tendencia dominante o agresiva.

Mochilas para perras

Otra técnica que empleo para perras de gran energía es colocarles una mochila. Añadir peso a una perra mientras pasea, o incluso mientras se ejercita en la cinta, endurece su trabajo, además de ofrecerle algo en lo que concentrarse, un trabajo que debe realizar. A los perros les encanta tener un trabajo y, como ya he mencionado anteriormente, no pueden hacer más de una cosa a la vez. Si están concentrados en caminar y llevar su peso, es mucho menos probable que se acuerden de perseguir a cada gato que tiene la desgracia de asomar los bigotes a su paso, o de ladrar a los ciclistas. ¿Alguna vez ha visto a los Boy Scout de marcha por el monte? Por hiperactivos que puedan parecer en su campamento, ¡siempre se les ve sumisos y tranquilos cuando van caminando con sus mochilas al hombro! Llevar mochila casi siempre calma a un perro; es como el Prozac, pero sin efectos secundarios. Las mochilas se fabrican en distintos tamaños y estilos; búsquelas en Internet bajo el enunciado
Dog Backpack
. El peso que ponga en ella debe estar entre el 10 y el 20 por ciento del peso corporal del animal, dependiendo de su nivel de energía y necesidades.

Las mochilas han hecho milagros con muchos de los perros que he rehabilitado. Coach, un bóxer agresivo y ultraprotector, tenía un comportamiento tan descontrolado que sus dueños habían decidido dormirlo el mismo día en que yo empecé a trabajar con él. Aunque había asistido a clases de obediencia, su familia no lo sacaba a pasear. Con paseos regulares y nuevas reglas y límites para él y para toda su familia Coach se comporta ahora de un modo tan exquisito que acompaña al colegio al niño de 8 años de la familia y le lleva los libros en su mochila. No hay nada más terapéutico para un perro que darle un trabajo, y llevar una mochila lo es. Coach es un perro que pasó del corredor de la muerte a ser un magnífico compañero en cuestión de semanas.

Para finalizar, si usted no puede de ninguna manera salir a pasear con su perra, si padece usted alguna enfermedad o incapacidad, le sugiero que contrate los servicios de alguien que la lleve a pasear. No es una solución ideal para reforzar el papel de líder de la manada, pero ayuda a que el animal se acostumbre a tener un líder humano. Algunos dueños de perras que conozco, comprometidos con el cuidado de su compañera, la sacan a pasear por la mañana y por la noche y además contratan los servicios de un profesional para asegurarse de que hace el suficiente ejercicio por la tarde también. No todo el mundo puede permitirse ese lujo, pero para aquellos que sí les aseguro que es mucho menos caro que los costes legales que puede acarrearle un mal comportamiento de su perro. Por supuesto siempre debe asegurarse de que la persona que saca a pasear a su perra es un profesional, y así mismo debe observarlo cuando se lleve al animal. ¿Controla a las perras? ¿Lo arrastran tirando de sus correas o le muestran respeto? Siempre debe usted sentirse cómodo con la persona a la que le deja su mascota. El animal no puede quejarse, de modo que tendrá que confiar en su propia valoración.

Las perras necesitan trabajar

Las perras son animales que desde el principio de los tiempos fueron creados para trabajar. En la naturaleza las manadas funcionan como máquinas de cazar bien engrasadas, y tras domesticarlas las criamos para aprovecharnos de su innata capacidad de trabajo. Seleccionamos las distintas razas en función del uso que podíamos darles. Nos gusta cómo saltan por encima de un obstáculo. Nos gusta cómo cavan en la tierra. Nos gusta cómo trae la presa que hemos abatido o cómo conduce al ganado. El 90 por ciento de las razas caninas del mundo fueron en sus orígenes razas de trabajo. No más del 5 por ciento de las razas actuales se criaron como animales de compañía. Los canes, tanto salvajes como domésticos, nacieron para trabajar. Pero en nuestra era moderna no siempre tenemos un trabajo que pueda encajar con el talento especial de nuestra perra.

Por lo tanto, el paseo es el trabajo más importante que puede ofrecerle. Caminar con usted, su dueño, es una actividad tanto física como mental para nuestra mascota. Una vez acometida esta forma básica de ejercicio, está bien que realicen las otras cosas con las que tanto disfrutan los dos: jugar a traer objetos que usted le lance, nadar en la piscina, hacer pequeños trucos y toda otra clase de actividades. Del mismo modo que usted no dejaría a sus hijos todo el día en un parque recreativo, también estas actividades más frenéticas con su perra deben tener un límite de tiempo. Pero al igual que decíamos respecto al jardín, estos juegos no pueden sustituir al paseo. No se lo puede saltar. Después de él su perra caerá de modo natural en el modo más profundo de descanso: lo que los humanos llamamos
meditar
. Cuando esté en esta disposición, podrá usted marcharse de casa e iniciar su rutina diaria, seguro de que su perra sabe que es usted el líder de la manada y que toda esa energía que lleva dentro está siendo canalizada debida y constructivamente.

Disciplina

Cuando hablamos del comportamiento de una perra, la palabra
disciplina
tiene últimamente muy mala reputación. Hay personas que se niegan incluso a pronunciarla, pero porque suelen interpretarla como sinónimo de
castigo
. Para mí el término tiene un significado totalmente distinto. Por supuesto que significa reglas y límites, pero posee también un sentido mucho más profundo respecto a mis perros y a mi propia vida.

La disciplina hace de uno mismo una persona mejor, te pone en forma, te ayuda a preservar tu salud y te ayuda a que tus relaciones sean mucho más sanas porque la disciplina te empuja a hacer lo mejor para esa relación. Por supuesto esto no quiere decir que yo «imponga» disciplina a mi esposa diciéndole que ha hecho algo mal; ¡además, en mi casa suele ocurrir precisamente lo contrario! La disciplina significa en nuestra relación que formo parte de una pareja, de una estructura que tiene sus propios límites y, como soy una persona disciplinada, quiero vivir de acuerdo con ese compromiso. Cuando prometo a mi esposa que voy a hacer algo, lo cumplo y ella hace lo mismo. Siempre. Para mí la palabra
disciplina
me ayuda a estar concentrado, a alcanzar mis objetivos y a perseguir mis sueños. Es una palabra que me permite mantener el equilibrio, ser un ser humano respetuoso, honrado, alguien que quiere lo mejor para sí mismo y para todo lo que tiene a su alrededor, desde los árboles, pasando por los animales y terminando en los seres humanos. Sin disciplina no se puede ser un buen modelo que se pueda seguir. Si no eres una persona disciplinada, toda tu energía se vuelve negativa.

Necesito ser disciplinado para dirigir mi Centro de Psicología Canina. He de serIo para llevar a cabo las tareas asignadas a cada día. He de hacerlo para respetar el horario. Tengo que asegurarme cada día de que las perras tienen agua, comida y ejercicio. Tengo que ocuparme de su salud y llevarlas al veterinario si se ponen enfermas. Tengo que mantener limpias las instalaciones. Si no fuera una persona disciplinada en todas estas cosas, no sólo fracasaría mi negocio, sino que mis preciosos animales podrían ponerse enfermos e incluso morir. Para mí la disciplina es algo serio.

La Madre Naturaleza responde ante la disciplina. Las reglas y los límites existen en todas las especies que viven en el planeta. Las abejas son disciplinadas. Las hormigas también. Los pájaros, los delfines… Si alguna vez ha visto delfines cazando en un banco de anchoas, habrá reparado en lo ordenadamente que trabajan para reconducir a sus presas. Los lobos son disciplinados no sólo cuando cazan, sino cuando viajan, juegan o comen. No cuestionan la disciplina. La naturaleza no la considera negativa, sino parte del ADN. Imprescindible para sobrevivir.

Reflexione ahora sobre cómo la disciplina interviene en su vida. Si usted fuera Lance Armstrong, la disciplina lo empujaría a mantenerse en forma, a entrenar, a comer sólo la comida adecuada y a recorrer sobre su bici un montón de kilómetros a la semana. Si trabajase en Starbucks, la disciplina significaría llegar al trabajo a tiempo, memorizar interminables listas de bebidas en las que interviene el café, saber cuánta nata debe llevar un capuchino y saber cómo ser educado aun teniendo una larga fila de clientes esperando impacientes. Eso es disciplina. Para alcanzar el éxito en cualquier cosa que acometemos necesitamos disciplina.

Así es como interpreto yo la disciplina en cuanto a las perras. Mi trabajo consiste en decirles cuándo deben despertarse, cuándo deben comer y cómo deben interactuar las unas con las otras. Yo pongo las reglas y los límites sobre dónde vamos a ir y a qué paso, cuándo descansar, cuando defecar, a quién perseguir, a quién no, dónde hacer un agujero y dónde revolcarse. Todo ello forma parte de la disciplina. No del castigo. Estas reglas, estos límites existen por el bien de las perras y de mi relación con ellas.

Correcciones

En la naturaleza los perros se corrigen los unos a los otros constantemente. Las madres corrigen a los cachorros; los líderes, a sus seguidores. Las manadas están llenas de reglas y límites. Hay docenas de normas de etiqueta no escritas en una manada de lobos, a veces comunicadas por energía, otras a través del lenguaje corporal, otras por un contacto físico o un mordisco. Una corrección —lo que algunas personas podrían llamar un «castigo»— es simplemente la consecuencia de la ruptura de las normas por parte de un individuo. Sin excepciones. Si los miembros de una manada pudieran hablar, le dirían al transgresor: «No estás siendo disciplinado como nosotros; no formas parte de la manada. Vamos a darte una oportunidad. Si lo vuelves a hacer, quedarás fuera. Te mataremos o te echaremos a patadas». Las perras no se ofenden porque otras las corrijan, ni cogen ojeriza a aquel que comete un error. Simplemente le corrigen y siguen adelante. Es sencillo y natural para ellas.

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