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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (41 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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En nuestros días la Ciencia hizo creer al Hombre que podía obrar. Pero psicológicamente estamos todos conectados a otro medio, que es de la incumbencia del Trabajo, y al cual podemos volvernos gradualmente más sensibles. El objeto que nos proponemos aquí, en Gloucestershire es el de mantener viva la enseñanza del Trabajo —esto es, el esoterismo— a despecho de cuanto sucede en el mundo de violencia. Este lugar se asemeja a un oasis. El que aprecien o no este oasis depende de su comprensión del Trabajo. Aquí pensamos diferentemente, aquí hablamos de cosas diferentes, aquí mantenemos viva una cosa que no depende del péndulo de la violencia.

Birdlip, 2 de diciembre, 1944
La ley del destino y la ley del accidente — nota introductoria a
la enseñanza del trabajo sobre las leyes

El Trabajo enseña que el Absoluto está bajo una sola ley —la ley de su propia Voluntad—. Del Absoluto procede la creación por la primera trinidad de fuerzas que crean el primer orden de mundos bajo 3 leyes. Este es llamado a veces el Mundo 3. Trazando el Rayo de Creación hasta nuestra Tierra, tenemos luego nuestra Galaxia bajo 6 leyes, nuestro Sistema Solar que es una diminuta parte de nuestra Galaxia bajo 12 leyes, nuestro Sistema Planetario en su conjunto bajo 24 leyes, nuestra Tierra como parte de los planetas bajo 48, y nuestra Luna como parte de nuestra Tierra bajo 96 leyes.

Es preciso comprender que la parte está siempre bajo más leyes que el todo. Es necesario verlo claramente para encontrar sus propios ejemplos —por ejemplo, el soldado está bajo más leyes que el Capitán, el Capitán bajo más leyes que el Coronel, etc., y todo el ejército está bajo la ley del General—. ¿Se pone el Hombre bajo más leyes en la guerra? ¿El movimiento general de las cosas tiende a poner hoy al Hombre bajo más y más leyes? ¿Hará esto que le sea posible al Hombre alcanzar su Esencia más fácilmente o el Hombre tenderá a hacerse cada vez más máquina, más mecánico? ¿Están las hormigas y las abejas bajo más leyes que nosotros? ¿Tienen alguna posibilidad individual de desarrollo?

Cuanto mayor sea el número de leyes bajo las cuales se pone el Hombre, más se puede decir que está bajo la Ley del Accidente. En todo lo que sigue es preciso entender claramente que la Personalidad está bajo más leyes que la Esencia. La Esencia está bajo las leyes planetarias de la nota
Fa
en el Rayo de Creación o más bien la nota Si en la Octava Lateral, ya que ambas notas están en el mismo nivel en la escala. Detrás de la Esencia está el "Yo" Real que está bajo 12 leyes y corresponde diagramáticamente al nivel representado por el Sol. Esto es, la Esencia está por encima de la Personalidad en la Escala de Ser, y el "Yo" Real está por encima de la Esencia. Psicológicamente, la Esencia es interna a la Personalidad y el "Yo" Real es interno a la Esencia. Lo que es más interno está más alto en la escala. De modo que se puede decir tanto interno como superior, ya que ambos términos tienen el mismo significado.

Birdlip, 12 de diciembre, 1944
La ley del destino y la ley del accidente

Recientemente se hizo una pregunta en Londres sobre si el Ser atrae la vida. Se dio un ejemplo concreto sobre el particular mencionando el asesinato de uno de nuestros ministros en El Cairo. La pregunta tomó esta forma por lo que comprendí: "¿Por qué dispararon contra el chófer? ¿Se debió a su Ser? ¿Cómo explica el Trabajo tal incidente?" Encuentro que esta cuestión es muy interesante y merece que se la discuta una vez más y los siguientes comentarios se refieren a este problema.

En primer lugar, el Trabajo enseña que nuestro Ser atrae nuestra vida, por lo tanto desde ese punto de vista fue el Ser del chófer lo que atrajo su muerte en ese momento. Por consiguiente hablaremos ante todo sobre el significado del Ser, y para hacerlo es preciso pasar en seguida a otra enseñanza del Trabajo —a saber, que un hombre puede estar tanto bajo la Ley del Accidente como bajo la Ley de su Destino—. La pregunta entonces adopta esta forma: "La muerte del chófer ¿se debió a su Destino o se debió a la Ley del Accidente?" Ahora bien, si el chófer hubiera estado bajo la Ley de su Destino, entonces su muerte se debía a su Destino, pero si el chófer estaba bajo la Ley del Accidente su muerte era accidental. Ahora bien, la gente dirá que si nuestro estado de Ser atrae nuestra Vida, se sigue de ello que todo lo que nos sucede es Destino y por lo tanto es inevitable y, por así decirlo, predestinado. Pero es preciso comprender qué significa el Ser tal como somos. Nuestro Ser es una mezcla. Está compuesto de Personalidad y de Esencia. Esto es, nuestro nivel de Ser, tal como somos en la vida, no es una cosa sino muchas cosas diferentes, y las diferentes partes de nuestro Ser están bajo diferentes leyes. La parte de nuestro Ser que es esencial está bajo la Ley del Destino: la parte de nuestro Ser que es Personalidad, particularmente la Falsa Personalidad, está bajo la Ley del Accidente. Y esta mezcla de Esencia, Personalidad y Falsa Personalidad constituye nuestro nivel general de Ser por el momento. La Falsa Personalidad está bajo 96 órdenes de leyes, la Personalidad bajo 48 órdenes de leyes, la Esencia bajo 24 órdenes de leyes. Por lo tanto nuestro nivel de Ser es una cosa muy complicada. Cuando la Personalidad se hace gradualmente más pasiva —y esto quiere decir que ya se hace menos cargo de nosotros— nuestra Esencia empieza a crecer. Esto significa que empezamos a crecer dentro de nuestro Destino. No deben pensar que el Destino quiere decir algo fatal en el sentido de mortífero. Significa todo lo contrario. Significa que cuando nos sentimos más esenciales conocemos mucho más sobre nuestra verdadera vida, sobre lo que debemos hacer y pensar. En otras palabras, empezamos a conocer lo que somos prescindiendo de lo que nos han enseñado o hemos imaginado ser. El hipnotismo de la vida, como todos saben, es una fuerza muy poderosa, y los grandes y cambiantes aconteceres de la vida siempre ejercen su tremenda fuerza hipnótica sobre nosotros. Quizá juremos hacer esto o aquello —o, digamos, no hacer más la guerra— pero cuando el evento se presenta, cuando se oye el redoble de los tambores, olvidamos nuestra resolución y llegamos a identificarnos con el evento. Recuerdo que en una ocasión el Sr. O. dijo que los centenares de miles de hombres que recuerdan la última guerra están perfectamente seguros de que nunca se dejarán alistar en otra guerra. Dijo que esto era muy justo, pero que cuando el evento de otra guerra empezara a obrar sobre ellos, se olvidarían y verían la cuestión desde otro punto de vista. Al preguntársele por qué esto ocurría así, dijo que se debía a dos cosas, una que el Hombre no puede recordar y la otra que el Hombre es mecánico, una máquina puesta en movimiento por la vida exterior. Recuerdo que en una oportunidad discutí con él y le dije que mucha gente recuerda los horrores de la guerra y si otra guerra estallase, prácticamente nadie lucharía. Me contestó muy seriamente: "Nicoll, aún no ha comprendido lo que significa la mecanicidad. No ve con bastante hondura lo que el Trabajo enseña. Cree que el Hombre posee una Voluntad Real y una Memoria Real. Arguye desde el punto de vista de que el Hombre es ya consciente. Lo trágico es que el Hombre se considera consciente y no ve que es mecánico. ¿Qué significa la mecanicidad? Significa que una cosa es dirigida por otra cosa. El Hombre es dirigido por las circunstancias exteriores, por la vida. La vida se asemeja a una gran correa de transmisión que hace girar la maquinaria del Hombre. La gente nunca lo entiende, siempre cree que puede hacer y cuando hace algo que contradice las opiniones que había previamente expresado no ve ninguna contradicción debido a la acción de los topes. Los topes son las cosas más terribles en nosotros: su acción radica en suavizar el choque de las contradicciones. Le aseguro que cuando estalle la próxima guerra todos olvidarán lo que habían pensado y sentido previamente".

Le dije: "¿En el supuesto caso de que estalle otra guerra?" Permaneció silencioso y me miró y luego dijo: "¿Qué piensa usted?"

Ahora bien, cuando estamos bajo la Ley general de nuestro Ser estamos bajo leyes muy mezcladas porque nuestro Ser no está fusionado en una unidad. Tenemos, por así decirlo, algunos "Yoes" bajo la influencia de 96 órdenes de leyes, aquellos que pertenecen en especial a nuestro lado puramente inventado, a las ridículas imágenes de nosotros mismos, o auto adoración. Luego tenemos otros "Yoes" que pertenecen a nuestra Personalidad, bajo 48 órdenes de leyes y finalmente tenemos unos pocos "Yoes" muy cercanos a la Esencia que están bajo 24 órdenes de leyes. La esencia es nuestro lado más real. Tras la Esencia está el "Yo" Real, que se encuentra bajo 12 órdenes de leyes y en la escala cósmica está en el nivel del Sol. Estudiemos otra vez la octava lateral del Sol que crea la vida orgánica sobre la Tierra. Somos parte de la vida orgánica, esa enorme máquina que fue creada por razones cósmicas para transmitir las influencias provenientes de la parte superior del Rayo de Creación de modo que pudieran pasar por el estrecho lugar llamado el intervalo entre
Fa
y
Mi
, el lugar del semitono faltante, para que puedan alcanzar la terminación de nuestro Rayo particular, a saber nuestra Tierra y nuestra Luna. Nadie puede entender exactamente lo que sucede en la tierra y todas sus tragedias a no ser que tenga una clara idea de que somos parte de una maquinaria viviente que no fue construida con el propósito de beneficiar al individuo. La máquina llamada vida orgánica fue creada por el Sol —esto es, por influencias que son conscientes— no sólo para reemplazar la parte faltante del gran Rayo sino también para que le fuera posible al Hombre en la Tierra progresar hacia lo alto en la escala de Ser por medio de la Enseñanza Esotérica. El Hombre puede ascender por la octava lateral del Sol. La Inteligencia Divina que está en el nivel del Sol ha hecho dos cosas que a primera vista parecen completamente contradictorias. Ha creado la vida orgánica en el punto donde tenía que hacerlo y al mismo tiempo dio al Hombre la posibilidad, como parte de la vida orgánica, de ascender por la escala lateral. Esta ascensión depende del desarrollo interior de un hombre particular, cuyo nivel de ser está caracterizado por la posesión del Centro Magnético. Por consiguiente un hombre puede permanecer dormido en la gran maquinaria del Rayo de Creación y ser usado simplemente por él o puede empezar a despertar y darse cuenta de que hay otra posibilidad que puede seguir. (Y cuanto más siga esa posibilidad, tanto más ayudará a la humanidad en general.) Por esta razón el Trabajo enseña que el Hombre es un organismo capaz de desarrollo autónomo, y ahora se verá claramente por qué puede servir a la vida como un fin en sí o tomar la vida como el medio conducente a otro fin.

Ahora bien, tanto en el auto-desarrollo como en el método que el Trabajo enseña sobre ese particular, lo primero que comprenderá es que es preciso observar y separarse de la Falsa Personalidad. A través de los "Yoes" que forman esa poderosa cosa llamada Falsa Personalidad o "Yo" Imaginario, estamos en especial bajo la Ley del Accidente. En la terminología del Trabajo estamos bajo la influencia de la Luna que está bajo 96 órdenes de leyes. Si el Hombre empieza a enajenarse por las continuas reacciones de la Falsa Personalidad en él, comienza a adentrarse alejándose así de su lado externo reaccionante. Muchas reacciones mecánicas a las que antes se había entregado, tomándolas como si fueran él mismo, ya no ejercen más el mismo poder sobre él. Esto sólo es posible mediante una larga y sincera observación de sí, mediante el conocimiento aplicado del Trabajo. Pero este movimiento interno será acompañado también por el comienzo de una liberación de lo que no le pertenece —a saber, la liberación de la Ley del Accidente—. Cuando empiece a trabajar sobre su Personalidad, sobre el pensamiento de que conoce, se alejará aún más de la Ley del Accidente y por lo tanto seguirá la dirección de la Ley de su Destino. ¿Por qué esto es así? Porque se traslada hacia la parte más real de sí. Arroja fuera de sí las pieles exteriores que no le pertenecen. Por así decirlo, se quita sus diversos vestidos. El Sr. O. dijo una vez que el Hombre tal como es, puede ser comparado psicológicamente con una persona que lleva un gran número de abrigos y que la acción del Trabajo se asemeja a desechar un abrigo tras otro. Cuanto más vestidos se llevan, tanto más se está bajo la Ley del Accidente: esto significa que todo puede sucedernos, además de nuestro Destino —significa que no se está en contacto con el propio Destino—. Sólo se puede estar en contacto con ideas inventadas e imaginarias sobre sí mismo. Aquí llegamos a la cuestión de la gente que tiene lo que suele llamarse una fuerte Personalidad. Desde el punto de vista del Trabajo una fuerte Personalidad denota mucha debilidad. Tales personas insisten en sus derechos. Están seguras de conocer qué es qué. Están seguras de saber lo que es justo y lo que es injusto y suelen producir una fuerte impresión mientras las cosas no se apartan de lo que esperaban. Pero cuando las cosas siguen un curso diferente caen vencidas porque no tienen nada de real detrás de ellas. Carecen de flexibilidad, no tienen verdadera inteligencia, ni el poder de adaptarse a las diferentes situaciones. Muchas veces un hombre aparentemente débil es mucho más fuerte que esas personas de fuerte Personalidad que se sienten capaces de progresar. No ven su debilidad interior ni la enorme super-estructura que llevan a cuestas y que no tiene nada que ver con ellas.

Regresemos ahora a la cuestión del chófer. Es muy probable que tengamos aquí a un hombre bajo la Ley del Accidente. Tiene que alistarse, que cumplir órdenes, es muerto de un tiro. Es simplemente un hombre mecánico ordinario. Quizá haya pensado profundamente sobre el sentido de las cosas y lo haya hecho probablemente más veces que encogerse de hombros y cumplir las órdenes que le daban. Ahora bien, en el supuesto caso de que dicho hombre haya pensado mucho y se haya dado cuenta de su situación y que hiciera su trabajo conscientemente y no mecánicamente, ello significaría que el centro de gravedad de la conciencia ya no está en el lado externo sino más internamente —esto es, más cerca de la Esencia—. Su Ser estaría entonces bajo la Ley de su Destino. Si su Destino era que lo mataran en ese momento, probablemente lo hubiera conocido con antelación. Si su Destino era no morir en ese momento, no lo habrían muerto. Habría tal vez caído gravemente enfermo un día o dos antes de que surgiera esa situación o se habría roto la pierna o se habría levantado demasiado tarde. Todos ustedes deben reflexionar sobre ese difícil problema del Accidente y del Destino a lo largo de estas líneas. "Muchas personas", dijo O. en una ocasión, "ya están muertas por su Destino pero siguen en vida por Accidente. Nos encontramos con ellas en la calle, en el club, en el restaurante. Pero muchas gentes que han muerto por Accidente si hubieran estado bajo la ley de su Destino seguirían aún con vida. Es increíble el número de personas que están muertas. Por lo general ocupan altos cargos oficiales. Tienen lo que es llamado una fuerte Personalidad —esto es, poseen una enorme cantidad de topes muy poderosos—. Reciben honores o distinciones pero ya están muertas y por cierto muchos han muerto hace mucho tiempo. La Ley de Accidente los mantiene con vida. Están, por así decirlo, accidentalmente vivos y siempre se aferran a la vida aunque ya están muertos". En otra oportunidad, el Sr. O. dijo: "Algunas enfermedades son accidentales y otras son fatales —es decir, están bajo el Destino o Fatalidad—". Pensé muchas veces acerca de este extraño término Ley del Accidente. Me preguntaba cómo el accidente podía ser una ley. ¿Cómo una ley puede ser un accidente? Comprendí gradualmente lo que significaba al darme cuenta de lo que quería decir estar bajo la Ley del Destino; que cuando estamos bajo la Ley de nuestro Destino las cosas concuerdan más con lo que debemos ser. Comprendí que el hombre que apilaba carbón no estaba destinado a ser un artista, y viceversa, y empecé a vislumbrar que lo que es llamado la Ley del Accidente se compone realmente de leyes que nunca deberían obrar sobre nosotros, leyes que no fueron creadas para que estuviéramos bajo ellas, y que para nosotros toman la forma de accidente. Por decirlo así, estamos atrapados en órdenes de leyes que no deberían afectarnos. Es semejante a un fuego encendido. El fuego está bajo sus propias leyes, pero si insistimos en arrojarnos al fuego nos ponemos bajo la Ley de Accidente porque no hay razón ninguna, para que nos arrojemos en una hoguera. Es una cuestión que merece ser pensada profundamente.

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