E
l karma es el ciclo de la causa y el efecto moral, un concepto clave en la fe hindú.
Las tradiciones del hinduismo se pueden rastrear hasta el año 3000 a. C., y no se conoce quién fue su creador. Los hindúes creen en el ciclo del nacimiento, la muerte y la reencarnación. A lo largo de la vida, las buenas y malas acciones influyen en el karma de cada uno, un concepto que suele expresarse del siguiente modo: «Uno recoge lo que siembra». Las buenas acciones nos aseguran un futuro prometedor; en cambio, las malas nos garantizan futuras desgracias. Los hindúes recurren al
dharma
(«lo que es correcto»), que distingue las buenas acciones de las malas según antiguas escrituras hindúes.
El karma se compone de tres aspectos: el primero es el
prarabadha
, que describe la organización fundamental de nuestras vidas (quiénes son nuestros padres, en qué casta social hemos nacido o dónde se encuentra nuestra casa), es decir, elementos que están fuera de nuestro control. Se trata de condiciones que no pueden modificarse y que dependen del comportamiento que hayamos tenido en vidas anteriores.
El segundo aspecto es el
samchita
, que describe el modo en que nuestros actos en vidas anteriores desembocan en nuestras aficiones, inclinaciones y personalidad. Explica, por ejemplo, por qué dos niños que Han nacido en el mismo entorno muestran inclinaciones completamente diferentes. El
samchita
puede cambiarse en el transcurso de la vida con esfuerzo y reflexión: podemos mejorar las malas costumbres con las que nacemos y, del mismo modo, las buenas pueden torcerse.
El tercer y último aspecto del karma es el
agami
, que consiste en los actos que realizamos en nuestra vida presente y que influyen en ella Por ejemplo, tratar a un vecino bien o mal determinará el modo en que nos trataran a nosotros en el futuro. El
agami
es karma sobre el que poseemos mayor control.
El concepto del karma también existe en el budismo, pero difiere considerablemente del hindú, que tiene en cuenta la intervención de Dios. Los hindúes creen que cuando alguien muere, un ser sobrenatural conocido como Brahmán evalúa el bien y el mal que esa persona ha cometido y le asigna su próxima reencarnación. De hecho, si a unos pocos malos actos les sigue una gran cantidad de buenas acciones, el Brahmán puede mitigar el efecto de esos primeros errores. Los budistas, en cambio, consideran el karma una ley completamente natural.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
El karma es una forma de explicar la presencia del mal en un mundo en el que existe Dios: las malas acciones de las personas crean un karma negativo que se transmite a sus vidas futuras.
Lunes, día 1
SEMANA 46
HISTORIA
A
finales de la Segunda Guerra Mundial, la 45ª División de Infantería del ejército estadounidense recibió la orden de tomar una pequeña ciudad del sur de Alemania. Su comandante, el teniente coronel Félix Sparks, conquistó la ciudad y envió un destacamento de soldados endurecidos por la batalla a un campo de concentración nazi que había junto a las vías del tren. El nombre del campo, y de la ciudad, era Dachau.
Lo que Sparks vio aquella mañana en Dachau pronto atormentaría la conciencia del mundo entero: miles de inocentes yacían muertos en medio del hermoso bosque bávaro. Los soldados alemanes que aún permanecían en Dachau apenas opusieron resistencia. Un hedor a carne humana flotaba en el aire cuando los horrorizados miembros de la 45ª División entraron en el campo de concentración. Posteriormente, Sparks contó a los historiadores: «La escena que presencié cerca de la entrada a la zona de confinamiento paralizó mis sentidos. El infierno de Dante palidecía ante el auténtico infierno de Dachau».
Dachau fue un prototipo del horror, ya que se trata sólo del primer campo de concentración que abrió Adolf Hitler tras hacerse con el poder en Alemania en 1933. En un principio, el campo albergaba a los opositores del régimen nazi, pero durante la guerra se utilizó para encarcelar a alemanes cuyo único delito era ser judíos. En Dachau se asesinó más de 30 000 presos; se trata de una cifra escalofriante, aunque nimia comparada con los 6 000 000 de judíos que perdieron la vida a lo largo y ancho de Europa durante el holocausto nazi. En la cámara de gas de Auschwitz, un campo de concentración situado en la Polonia ocupada por los nazis, murieron más de 1 000 000 de personas.
La brutalidad alemana no comenzó a hacerse pública hasta que los ejércitos de la Unión Soviética, Reino Unido y Estados Unidos empezaron a liberar a los presos de los campos de concentración en la primavera de 1945. En nombre de la pureza racial, Hitler y sus secuaces ordenaron que se exterminara a toda la población judía de Alemania y de la Europa ocupada. En los campos de concentración también murieron miles de gitanos, polacos, homosexuales y disidentes políticos. Una vez finalizada la guerra, los aliados capturaron y ejecutaron a numerosos oficiales alemanes culpables del genocidio masivo que tuvo lugar en Europa.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
Un puñado de soldados de Sparks se enfurecieron tanto que a los pocos minutos de entrar en Dachau comenzaron a ejecutar sumariamente a los guardianes de la SS que se encontraron en su camino. Estos soldados estadounidenses tuvieron que comparecer ante un tribunal militar, pero el general George S. Patton ordenó que se archivaran las actuaciones.
2.
El cerebro y responsable logístico del holocausto, Adolf Eichmann, logró huir de Europa aprovechando el caos que reinaba en la Alemania de posguerra y no fue capturado hasta 1960 en Argentina. Se lo juzgó por crímenes contra la humanidad en Israel y fue condenado y ahorcado en 1962.
3.
A pesar de los esfuerzos de los aliados, la mayor parte de los que participaron en el holocausto no recibieron su castigo: según los cálculos, dé los 7000 miembros de la SS que sirvieron en Auschwitz, sólo fueron juzgados 800.
Martes, día 2
SEMANA 46
LITERATURA
E
l romanticismo fue un amplio movimiento artístico e intelectual que floreció en Europa y Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XIX. Surgió como reacción al racionalismo, la exactitud y la moderación que habían predominado en el panorama intelectual occidental en el siglo XVIII con la Ilustración. Nada más nacer echó raíces en múltiples campos como la literatura, el arte y la música.
Los pensadores ilustrados valoraban el pensamiento empírico y racional, mientras que los románticos sostenían que los verdaderos referentes a tener en cuenta debían ser los sentimientos y la pasión, en lugar de la razón o el intelecto. La literatura romántica loa la creatividad, la imaginación, los sentidos y el rechazo de las convenciones en favor de la visión particular de cada individuo, un enfoque que el poeta romántico inglés William Blake resumió en su famosa declaración: «Debo crear un sistema o seré esclavo del de otro hombre». Como es lógico, muchas obras de la literatura romántica muestran una fascinación por los personajes anómalos o incomprendidos, como los genios o los locos. Estos caracteres suelen ser grotescos, como el monstruo de
Frankenstein
(1818), de Mary Shelley, o simplemente están marginados de la sociedad, como Edmond Dantès, que es hecho prisionero injustamente en
El conde de Montecristo
(1844-1845), de Alejandro Dumas.
El origen del romanticismo literario suele fecharse en 1798, cuando los poetas ingleses William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge publicaron una colección conjunta de poemas titulada
Baladas líricas
. En 1800, Wordsworth añadió un prólogo enormemente influyente a la colección en el que definía la poesía como un «desbordamiento espontáneo de sentimientos intensos». Este flagrante rechazo de la razón se convirtió en el grito de guerra del movimiento romántico.
Los primeros representantes de la literatura romántica fueron los poetas ingleses Blake, Wordsworth y Coleridge, junto con John Keats, Percy Bysshe Shelley y Lord Byron. Poco después, el romanticismo ya había calado en la prosa y se había extendido a otras partes de Europa, donde dejó ver su influencia en novelas de la talla de
El jorobado de Notre-Dame
(1831), de Víctor Hugo. A continuación cruzó el Atlántico; los escritores trascendentalistas estadounidenses adoptaron la exaltación de los románticos por la naturaleza. De hecho, la mayoría de los representantes de la literatura estadounidense de mediados del siglo XIX —Edgar Allan Poe, Nathaniel Hawthorne y Herman Melville, entre otros— se sumergieron sin tapujos en la tradición romántica.
A finales del siglo XIX, el romanticismo dejó paso al realismo, que se filtró a través de obras como
Madame Bovary
(1857), de Gustave Flaubert. Sin embargo, siguió ejerciendo una influencia significativa en las obras más famosas del panorama occidental.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
El romanticismo también caló en la música del siglo XIX, enraizado en las apasionadas y emotivas piezas de Ludwig van Beethoven. Entre los compositores románticos más destacados se cuentan Frédéric Chopin, Richard Wagner y Piotr Ilich Chaikovski.
Miércoles, día 3
SEMANA 46
ARTES PLÁSTICAS
P
ablo Picasso (1881-1973) fue uno de los artistas más famosos e influyentes del siglo XX. Durante los 80 años que duró su carrera, creó o abanderó un abanico de estilos tan amplio que quizá sea el pintor más prolífico y versátil de todos los tiempos.
Nació en Málaga y fue un niño prodigio. Su padre, que era profesor de arte, se dio cuenta del talento que poseía el muchacho y se afanó en alentarlo. A principios del siglo XX, Picasso viajó a París, faro de la vanguardia artística del momento. Allí, tras el suicidio de su mejor amigo en 1901, inició la que se conoce como época azul, pues creaba todas sus composiciones en distintos tonos de azul para transmitir la tristeza y pobreza de sus figuras. En 1904 cambió a tonos más cálidos, pasando así a la época rosa, durante la cual se dedicó casi en exclusiva a retratar personajes circenses y arlequines.
En 1907 pintó su primera obra cubista,
Las señoritas de Avignon
. Tomando los cánones occidentales como punto de partida, utilizó como modelo esculturas polinesias, ibéricas y africanas. Al rechazar las normas de la perspectiva —la técnica predominante desde el Renacimiento—, Picasso y su compañero cubista Georges Braque cambiaron el curso del arte.
Revisaba constantemente su estilo y su forma de entender la pintura. Así, en 1917 decidió volver a utilizar el color, que prácticamente había abandonado en sus obras cubistas. Posteriormente, en
Tres músicos
(1921), combinó elementos cubistas con colores intensos y modelos vivos para plasmar el ritmo dinámico de las figuras. A finales de la década de 1920, el artista se unió al movimiento surrealista: intrigado por el concepto de la metamorfosis, en los años treinta creó varios cuadros cuyos protagonistas eran mitad humanos, mitad bestias. En esta fase también escribió poesía, así como una obra teatral surrealista titulada
El deseo atrapado por la cola
(1941).