Read Guía de la Biblia. Antiguo Testamento Online

Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (24 page)

Balam

El que los israelitas conquistaran Hesebón y Basán era más que suficiente para alarmar a Moab. Aunque no habían atacado su territorio, no estaba segura de que no fuese la próxima de la lista. Por otro lado, Moab no podía menos de considerar a Hesebón, la última conquista de Seón, como territorio propio, y los israelitas, al haberla conquistado a su vez, sin duda no pensaban devolverla a Moab.

Balac, el rey de Moab, decidió debilitar a los israelitas por los medios más sutiles de lo sobrenatural, en lugar de lanzar contra ellos un ataque directo.

Números 22.5.
Mandó, pues, mensajeros a Balam.... a Petor.... diciéndole...

Números 22.6.
...maldíceme a este pueblo... pues sé que es bendito aquel a quien tú bendices, y maldito aquel a quien maldices tú.

Al parecer, Balam era en su tiempo un mago o hechicero famoso; se le atribuía el conocimiento de los ritos por los cuales podía invocarse la ayuda o la maldición de lo sobrenatural, pues había demostrado su habilidad y sabiduría, al menos a satisfacción del común de la gente.

En este aspecto, puede considerarse que la fama de Balam era amplia porque, según suele aceptarse, su ciudad de Petor estaba sobre el Éufrates, a unos seiscientos cuarenta kilómetros al norte de Moab. Se identifica con una ciudad llamada Pitru en los anales asirios, y Pedru según los datos egipcios. (Algunos consideran que esa distancia es demasiado grande para resultar plausible, sugiriendo que el versículo ha sufrido alguna deformación y que Balam era realmente un amonita que sólo vivía a unos dieciocho kilómetros al norte de Moab.)

El poder de Balam era aceptado hasta por los israelitas, y en ninguna parte de las Escrituras se escarnecen los buenos o malos poderes de Balam. Se consideran más bien como una especie de milagro afortunado que Dios escogió para hacer que las maldiciones de Balam no dieran resultado.

En realidad, la fe puede ser suficiente. Si los moabitas se hubieran convencido de la eficacia de la maldición de Balam sobre los israelitas, habrían combatido con mayor espíritu y confianza en la batalla que se produjo a continuación. Y si los israelitas se hubieran convencido de manera semejante, se habrían desanimado a su vez y los moabitas bien podrían haberlos derrotado y rechazado.

Según la opinión posterior, Balam contrataba sus servicios y otorgaba su bendición y maldiciones no necesariamente inspirado por Dios, sino en relación con los honorarios que le ofrecían aquellos que deseaban emplearle. Así, en el libro de Judas del Nuevo Testamento, dice el santo:

Judas 1.11.
¡Ay de ellos, que...se dejaron seducir por el error de Balam por la recompensa... !

Por esta razón, se utiliza la expresión «balamita» para describir a alguien que emplea fundamentalmente la religión como instrumento para ganar dinero.

Baal

Balac tuvo que enviar varias veces por Balam, que se sentía reacio a aceptar el encargo. (La repetición del viaje es un dato a favor de quienes creen que Balam no vivía muy lejos de Moab. La historia de los emisarios no es muy consistente, y probablemente procede de dos fuentes distintas y un tanto conflictivas.)

Finalmente, Balam aparejó su asna para ir a Moab y durante el viaje se produjo el famoso incidente de su burra parlante. Un ángel le cortó el paso, un ángel que la burra que montaba Balam podía ver, pero él no. Cuando la
[51]
asna se negó a avanzar, Balam la fustigó y la burra habló en su defensa. Éste es uno de los dos incidentes de la Biblia en que aparece un animal parlante. (La serpiente de Edén es el otro.) El carácter milagroso de este incidente es tal, que leyendas posteriores describen la boca del animal como uno de los objetos especialmente creados en la semana inicial de la creación para utilizarlo más adelante.

Una vez que Balam llegó a Moab, Balac se apresuró a situarlo donde sus maldiciones podrían ser más eficaces, en las cimas cercanas al cielo, donde los dioses lo oirían mejor y donde el poder de sus palabras podía esparcirse mejor sobre los israelitas, a quienes iba a maldecir:

Números 22.41.
...Balac tomó a Balam y le hizo subir a Bamot Baal,
[52]
desde donde se veía un ala del pueblo
(israelita).

La frase «altos de Baal» es la traducción del hebreo «Bamot Baal», que más adelante se menciona en el libro de Josué como una ciudad de Moab. Sin embargo, tal ciudad estaba situada en las tierras altas, y llevaba el nombre de Baal porque su emplazamiento se asociaba con importantes ritos religiosos. Por tanto, para los efectos es lo mismo que se hable de «Bamot Baal» o de «los altos de Baal».

En las diversas lenguas semíticas,
baal
significa «amo» o «dueño», a veces en un sentido muy mundano. En el libro del Éxodo encontramos:

Éxodo21.28.
y el dueño
(del buey)
será quito.

Aquí, «dueño» es la traducción de la palabra hebrea
baal
.

«Baal» también solía utilizarse como título de las deidades semitas, con la precisa connotación de «Señor». Nunca se empleaba como nombre específico de un ídolo. En realidad, los israelitas utilizaban esa palabra como un título de Yahvé, al menos en la época de David. Así, uno de los hijos del rey Saúl (al que siempre se describe como yahvista convencido) se llamaba Isbaal, «hombre del Señor», y uno de sus nietos, Meribaal, «héroe del Señor».

La palabra
baal
se utilizaba con relación a los ídolos de manera tan frecuente, que posteriores autores bíblicos no podían considerarlo simplemente como «Señor» ni aplicarlo a Yahvé bajo circunstancia alguna. Con respecto a «Señor», el término Adonai sucedió a
baal
, y con el tiempo llegó a resultar ignominioso el empleo de este último. Por ejemplo, cuando tenía que escribirse el nombre de Isbaal, se ponía en cambio Isboset:

2 Samuel 2.8.
... Abner... tomó a Isboseth e hízolo pasar...
[53]

Boset significa «abominación»; y se empleaba para indicar que era una palabra ignominiosa. Es lo mismo que cuando nosotros utilizamos puntos suspensivos para terminar de escribir una palabra inconveniente. Como si al decir Isbaal escribiéramos «Is...».

Fasga

Lamentablemente para los moabitas, Balam se reveló incapaz de maldecir a los israelitas. Según el relato bíblico, bajo la inspiración directa de Dios, sus esfuerzos por lanzar la maldición se convirtieron en bendiciones. Desesperado, Balac buscó otros emplazamientos que fueran más eficaces:

Números 23.14.
Llévalo
(Balac)
...a la cumbre del monte Fasga...

Números 23.28.
Y llevó a Balam a la cima del Fogón...

Actualmente, se identifica al monte Fasga con una cima que sólo está a diez kilómetros al sudoeste de Hesebón, y tal vez a diecinueve kilómetros al este del extremo norte del mar Muerto. Si tal identificación es correcta, se encuentra a treinta y dos kilómetros al norte del río Arnón, y entonces las fuerzas moabitas estarían introduciéndose en el territorio recientemente conquistado por los israelitas, quizá mientras el ejército principal de estos últimos procedía a ocupar Basán.

El monte Fasga tiene unos ochocientos metros de altura. El Fogor, al que no se ha llegado a identificar con seguridad, probablemente estaba un poco al norte del Fasga; así que, si bien no era tan alto como éste, se encontraba más cerca del enemigo. Fasga tiene otro nombre, Nebo, que fue más famoso como el lugar de enterramiento de Moisés.

El unicornio

La incapacidad de Balam para lanzar la maldición continuó en todos los puestos. Desde el monte Fasga, Balam, alabó a Dios, diciendo:

Números 23.22.
El Dios que de Egipto le ha sacado
(a Israel)
es para él la fuerza del unicornio.

Las Escrituras mencionan al unicornio en varias ocasiones. especialmente en el libro de Job:

Job 39.12.
¿Querrá el unicornio servirte a ti, ni quedar a tu pesebre?
[54]

La palabra hebrea que la versión King James traduce por «unicornio» es
re'em
, que sin duda se refiere desde el buey salvaje, (el
urus
o bisonte europeo) ancestral al ganado doméstico de hoy día. El
re'em
aún medraba en los primeros tiempos históricos, Y en épocas modernas seguían existiendo unos cuantos, aunque ya se han extinguido. Era una criatura peligrosa; poseía gran fuerza y tenía una forma y un temperamento semejantes al del búfalo asiático.

La Revised Standard Version siempre traduce
re'em
por «búfalo salvaje». Traduce así el versículo de los Números: «... como los cuernos del búfalo salvaje»; y el de Job: «¿Querrá el búfalo salvaje servirte a ti?» La Anchor Bible traduce el versículo de Job por:«¿Se dignará el búfalo a servirte?».

El búfalo salvaje era una presa favorita de los monarcas cazadores asirios (en asirio, ese animal se llamaba
rumu
, que en esencia es la misma palabra que
re'em
), y se representaba en sus grandes bajorrelieves. Se le mostraba invariablemente de perfil, y, sólo se le veía un cuerno. Bien puede imaginarse que el animal representado de esa forma llegara a llamarse «unicornio» en el habla familiar, lo mismo que nosotros decimos«cornilargos» al referirnos a cierta raza de ganado.

Cuando este animal fue menguando bajo el empuje de la creciente población humana y de la depredación de la caza, pudo olvidarse que en las esculturas tenía un segundo cuerno oculto bajo el primero, y el nombre de «unicornio» pasó a considerarse como una descripción literal de ese animal.

Hacia el 250 aC, cuando se preparó la primera traducción griega de la Biblia, el animal ya escaseaba en las zonas bien pobladas del Cercano Oriente, y los griegos, que no lo conocían directamente, carecían de un término para denominarlo. Utilizaban la traducción de «unicornio»:
monokeros
. En latín se acuñó la palabra que indicaba «un solo cuerno»: «unicornio».

Los autores bíblicos no debieron tener la intención de sugerir que el búfalo salvaje tuviera efectivamente un solo cuerno. En realidad, hay una cita bíblica que contradice esa idea. En el libro del Deuteronomio, cuando Moisés imparte la bendición final a cada tribu, habla de la tribu de José (Efraím y Manasés) del siguiente modo:

Deuteronomio 33.17.
Él es aventajado como el primogénito de su toro, y sus cuernos, cuernos de unicornio...
[55]

En la versión que cito, la palabra unicornio va en plural, porque la idea de «un solo cuerno» es contradictoria con la frase «cuernos de un unicornio». Sin embargo, el original hebreo da la palabra en singular, de modo que debernos hablar de «cuernos de unicornio», lo que demuestra que un unicornio tiene más de un cuerno. Además, el paralelismo utilizado en poesía hebrea considera natural igualar «unicornio»y «toro», indicando que el unicornio se parece mucho a un toro joven. En este versículo, la Revised Standard Version dice «los cuernos de un buey salvaje».

Sin embargo, el hecho de que la Biblia hable del unicornio parece estampar el sello de la seguridad divina sobre la realidad de la existencia de un animal semejante. Por tanto, el unicornio es un lugar común en historias y leyendas.

En época de los griegos, los viajeros hablaban de un animal .salvaje de un solo cuerno que existía en la India, asignando grandes poderes a su única asta. Por ejemplo, una copa hecha del cuerno de ese animal volvía inocuo cualquier líquido venenoso que pudiera contener.

Efectivamente, en la India, así como en Malaya, Sumatra y África, existe un animal de un solo cuerno, el rinoceronte (palabra derivada de dos términos griegos que significan«nariz» y «cuerno»). El cuerno del hocico es una concreción de pelo; no obstante, la concreción parece un cuerno y desempeña el papel de un asta. Es muy probable que el rinoceronte sea el unicornio griego, aunque su asta apenas posea las cualidades mágicas que se le atribuyen en la leyenda.

Como el rinoceronte es uno de los animales terrestres más grandes que aún existen y posee una fuerza enorme, podría pensarse que encaja con la descripción bíblica. En consecuencia, algunas traducciones latinas de la Biblia convierten el griego
monokeros
en «rinoceronte». Pero esto es aventurado. Es muy improbable que el autor bíblico conociera el rinoceronte, y seguro que conocía el búfalo salvaje.

El unicornio entró en la leyenda europea sin tener nada que ver con el rinoceronte, que era tan desconocido para el occidental de la Edad Media como para el israelita bíblico. El europeo se representaba al unicornio de la forma que mejor le venía a la imaginación, y a nosotros nos resulta más familiar como una criatura en forma de caballo con un solo cuerno largo en la frente. En esa forma, dos unicornios sostienen las armas reales de Escocia. En 1603, cuando Escocia e Inglaterra se unieron bajo la Casa de Estuardo, los unicornios escoceses se unieron a los leones ingleses en el blasón de armas de lo que ahora es Gran Bretaña.

La vieja enemistad entre las dos naciones se reflejó en la canción de cuna: «El león y el unicornio luchaban por la corona». El hecho de que sea una poesía inglesa y de que Inglaterra solía ganar las guerras, aunque jamás de manera definitiva, viene subrayado por el segundo verso: «El león vencía al unicornio por toda la región».

El rasgo más distintivo del unicornio moderno es el cuerno largo, delgado, levemente ahusado, recto y helicoidal. En realidad, tiene precisamente la forma y dimensiones del único diente del macho de una especie de ballena llamada narval. Tal diente tiene la configuración de un colmillo y a veces mide seis metros de largo.

Sin duda, había marineros que de cuando en cuando conseguían esos colmillos y los vendían por grandes sumas a personas de tierra adentro asegurando que eran el cuerno de un unicornio, con todas las virtudes mágicas de tal objeto.

Las hijas de Moab

Aunque ni la fuerza ni los encantamientos eliminaron de Moab el peligro israelita, la simple proximidad casi estuvo a punto de ser suficiente para el propósito. Los israelitas, con sus años de vagabundaje por el desierto, no pudieron crear ritos complicados, y se sintieron fascinados por las atractivas ceremonias de las religiones más complejas de los habitantes estables de una ciudad:

Números 25.1.
...Israel se prostituyó por el trato con las hijas de Moab.

Números 25.2.
Invitábanle éstas a los sacrificios de sus dioses...

Other books

Lo que el viento se llevó by Margaret Mitchell
Song Of Time by MacLeod, Ian R.
Entwined With the Dark by Nicola Claire
All About Yves by Ryan Field
On a Knife's Edge by Lynda Bailey
Claiming the Cowboys by Alysha Ellis


readsbookonline.com Copyright 2016 - 2024