Read Cómo no escribir una novela Online

Authors: Howard Mittelmark & Sandra Newman

Tags: #Ensayo, Humor

Cómo no escribir una novela (34 page)

—Bueno, ella es muy guapa, y me gusta un montón —dijo Joe, y luego hizo una mueca—. Pero me parece que tiene lo que yo llamo «la belleza del tordo».

—¿La belleza del tordo?

—Sí, cara bonita y culo gordo.

Anna prorrumpió en carcajadas.

—¡La belleza del tordo! ¡Cara bonita y culo gordo! ¡Qué bueno!

En ciertos momentos un escritor relata cómo uno de sus personajes hace una broma o cuenta un chiste que es más viejo que Matusalén. Cuando un personaje utiliza imágenes cómicas o juegos de palabras que casi todo el mundo conoce, los otros personajes no deben sorprenderse y reírle la gracia. Ellos también habrán oído el chiste.

La
claque

Cuando los personajes se ríen en exceso

Y Joe concluyó:

—Y así es como gané mi primer millón de dólares. Si hubiera sabido lo que me iba a ocasionar...

—Sí, ya se sabe, a más millones más gorrones.

Ambos prorrumpieron en carcajadas. Cuando Joe recuperó el resuello soltó:

—Mejor tener gorrones que sabañones.

Eso supuso otro aluvión de risas. Elaine se secó las lágrimas y añadió:

—Mejor tener gorrones que tropezarte con los cojones.

Más risotadas.

—¡O tener sabañones en los cojones! —dijo Joe, con lo que Elaine se partió de risa.

—¡O golondrinos en los cojones! —gritó Elaine, tomándose la revancha y haciendo que Joe se cayera por los suelos de la risa.

Las carcajadas resonaron y retumbaron por toda la habitación durante varios hilarantes minutos.

Incluso cuando un chiste es realmente bueno, el que tus personajes se mueran de la risa hace que esa gracia pierda su chispa. Es como si el autor se jaleara a sí mismo por sus propias bromas y tiene el mismo efecto que las risas enlatadas de una telecomedia.

Cuando el chiste no hace reír al lector, éste se queda con una sensación de extrañeza e incomprensión, lo mismo que si los personajes se pusieran a llorar de repente sin que viniera a cuento o empezaran a romper los muebles sin ningún motivo.

Es mejor ser cauteloso y hacer que un personaje sólo se ría de vez en cuando y tan sólo un poco. El personaje que se ríe, y esto es lo más importante, no debe estar allí para demostrar que el chiste es bueno (no te preocupes, ya tendremos una actitud receptiva), sino para demostrar la buena conexión que hay entre los personajes, o que se lo están pasando bien, etc.

Los chistes visuales

Cuando el chiste está en cómo lo pintan

Jimmy llegó a la oficina llevando una gorra de béisbol y una camisa de leñador con unos pantalones a cuadros que no eran los mismos que los de la camisa. Para mayor ridículo caminaba patizambo, a la manera de un palomo. Y a todo esto, ponía una boba cara de ilusión.

—Hola, Mimí. ¿Puedo ver al jefe? —preguntó Jimmy.

Pero antes de que la secretaria pudiera responderle, Jimmy tropezó con un cordón desatado de su zapato, cayendo hacia delante y agitando los brazos como un loco. Primero chocó con un paragüero, con lo que los paraguas salieron volando por los aires. Algunos se abrieron a mitad del vuelo. Apartando los paraguas de su cara, se cayó de culo y también se golpeó con un recio pisapapeles de la mesa, que cayó dolorosamente en sus testículos. Finalmente logró ponerse precariamente de pie, sólo para resbalar con un paraguas y caer de golpe en el regazo de la secretaria.

Los chistes visuales no funcionan en las novelas, por la sencilla razón de que nadie ve las imágenes. El humor de tipo físico puede funcionar ocasionalmente pero por lo general eso se debe a cómo se describe la escena. Si piensas que no sabrás hacer una descripción ingeniosa, no trates de reemplazarla con escenas de caídas tontas y pastelazos.

Evita también

Los chistes de pedos

O los chistes sobre váteres que se desbordan, sobre los mocos que cuelgan de la nariz o cualquier cosa parecida (véase El grano en el culo).

Los chistes sobre el tamaño

Nos referimos a esos en que una mujer tiene unos pechos muy grandes o un hombre tiene también una parte del cuerpo muy grande, o muy pequeña. A pesar de que se pueden hacer muy buenos chistes con estos elementos —y con cualquier otro—, su sola mención no hace que, automáticamente, el chiste tenga que ser bueno. No lo es.

Esa señora tan gorda

De hecho, te recomendamos vivamente que evites las bromas que pretendan ridiculizar a una persona por su peso, su fealdad u otras características físicas que se aparten de la media. Eso es poco generoso y poco elegante, lo cual debería bastar para disuadirte de hacerlo, pero si no nos estás leyendo por las lecciones de elegancia que podamos darte, añadiremos que, si lo haces, se pondrán en tu contra todos los lectores con sobrepeso, poco atractivos, etc. Y ten presente que, a diferencia de los escritores, no todos los editores son guapos y delgados.

El episodio de
Seinfeld

Muchas de las escenas cómicas de las novelas nos parecen demasiado familiares. Esto se debe a que han sido sacadas de alguna serie televisiva o de una película. Como seguramente habrá algunas personas que están leyendo tu libro que nunca han visto ese episodio donde Elaine queda con el entrenador de lucha libre, habrá quien piense que esa escena robada es muy brillante. Y lo era, cuando Jerry Seinfeld y Larry David la escribieron. Ese préstamo, sea consciente o no, no le parecerá tan brillante a quien haya visto ese episodio.

DÁRSELAS DE POSMODERNO

Buenas, soy el autor

Cuando la novela es autorreferencial

La página en blanco,

por Newton Showalter

Newton Showalter estaba ante su escritorio con una página en blanco
[1]
.

«¡Qué me ha llevado —pensó Newton— a dedicar mi tiempo a crear mundos de ficción que sólo yo conoceré porque tengo la costumbre de borrar todo lo que he escrito al acabar el día!»
[3]

«Haré una lista —decidió Newton Showalter al instante— para definir los límites de lo expresable.»

Y aquí tenemos la lista que confeccionó Newton Showalter, que les aseguro que reproducimos con toda exactitud
[4]
.

  1. Como todo hombre blanco poscolonial doy por supuesto que el impulso creativo es algo que conviene agitar antes de usar, como el pene.
  2. El tardocapitalismo es mi mhy76bgtvfs-destino, el pesado de mi gato,
    Bartok Show
    , que está paseándose por el teclado, irónicamente ha vuelto a romper la suspensión de la credulidad...

Para el tema que tratamos aquí ser posmoderno debe entenderse como cualquier referencia consciente del autor a otro autor, a la novela como ficción, a la escritura como una serie de manchas de tinta sobre el papel o cualquier otra cosa que ponga de manifiesto la naturaleza artificiosa de la novela o ficción.

Debería ser inmediatamente obvio que todas esas cosas conspiran lisa y llanamente contra el propósito del novelista de escribir una historia que el lector pueda creerse.

Entonces ¿por qué la gente sigue escribiendo novelas con desconcertantes notas al pie de página y extraños trucos tipográficos para recordarnos que el libro es un objeto físico que fácilmente puedes arrojarle a la cabeza al sabiondo del escritor?

Pues porque, cada año, hay alguien que consigue escribir un muy buen libro así. Esa persona se gana una buena dosis de fama porque realmente es difícil hacerlo bien. Todo el mundo alaba lo inteligente que es mientras te rechinan los dientes de envidia, lo cual es secundario frente a la mayor recompensa que puede obtener un escritor: un mogollón de pasta.

Si insistes en tomar este camino, apostando al doble o nada, no hay nada que podamos decir para ayudarte. Todo lo que podemos hacer es dejarte que vuelvas a escribir tu libro. Para ti no tiene ningún sentido leer el siguiente apartado.

SÉPTIMA PARTE
CÓMO NO VENDERLE UN LIBRO A UNA EDITORIAL

¿Qué? Pese a todos nuestros esfuerzos y el tiempo que hemos invertido, ¿has escrito una novela publicable? No, no estamos enfadados. Estamos decepcionados. Desilusionados y heridos.

Pero no desesperes. A tu novela le aguarda un largo camino hasta que vea la imprenta. Porque, si juegas bien tus cartas, la carta de presentación que envíes a la editorial será la única página escrita por ti que alguien leerá.

Recuerda, los editores y los agentes son gente muy ocupada y todo lo que necesitan es una buena razón para pasar otro manuscrito de la bandeja de «tareas pendientes» a la papelera.

¡Dales una buena excusa! Quizá acumulas algunos agravios contra las editoriales que querrías soltar de una vez. ¿Qué mejor sitio para expresar esas quejas que en una carta dirigida a un editor? O quizás tienes serias dudas de último minuto sobre tu libro. Asegúrate de que consten en tu carta de presentación.

Pero ¿qué pasa si el editor o el agente están tan ocupados que no pueden leer tu carta de presentación?

Relájate. Todavía tienes la sinopsis de tu libro. Utilízala para consignar minuciosamente todos los hechos del libro de forma que en ningún momento se haga mención a la trama. Con esta sencilla técnica
El silencio de los corderos
puede pasar a ser un surtido sorpresa con elementos de entomología, trasvestismo, la pobreza de la zona de los Apalaches, la
haute cuisine
y un curso de labores, con una secuestrada por ahí para darle vidilla a la cosa.

Pero pongamos que tienes buena mano para contar todo eso con gracia. Sin importar el buen estilo que tengas, puedes arruinarlo por el simple procedimiento de que haya errores de tecleado en cada página, o pasando el manuscrito a un tipo de letra enana, un tamaño 9, y cambiando el tipo de letra cada vez que interviene un personaje.

Sabemos que has trabajado largo y duro para llegar hasta aquí, pero respira hondo y enfila los últimos metros. En este apartado final aprenderás a asegurarte de que nadie descubra nunca lo bien que escribes.

LA CARTA DE PRESENTACIÓN

Estimado Señor o Señora:

Sé que está ocupado/a pero confío en que excuse mi atrevimiento al enviarle mi primer y probablemente penoso intento de escribir una novela. No se me escapa que no manejo bien las palabras y que mi trama no es perfecta (hasta me parece que las primeras cien páginas podrían suprimirse sin más) y probablemente el personaje principal no es muy simpático porque realmente se basa en mí. También quiero decirle que estoy dispuesto a no cobrar ningún anticipo, sólo quiero dinero si mi novela se vende. De hecho, si es de ayuda, también podrían quedarse ustedes con todas las ganancias que generase mi libro, yo podría buscarme un segundo empleo…

Esta actitud podría funcionarte en la vida cotidiana pero… tampoco te está funcionando muy bien en la vida en general, ¿verdad?

Incluso si el tono de tu carta no es tan apocado, vigila con las excusas y no te adelantes a las críticas que puedan hacerse a tu novela. El momento para ocuparte de los puntos débiles de tu novela es cuando la releas para corregirla, no cuando la quieres vender.

Querido Agente Literario de las Estrellas:

¿Qué posibilidades tengo? Ya sé que muchos tipos le escriben desde la canija Rhode Island, el sobaco de América (no pregunte a qué huele. Le doy una pista: «Aggg») y le dicen que su novela es lo mejor que se ha visto nunca desde que se inventó lo de apalizar a los abogados. Pero sólo esta vez ES CIERTO. Puedo verle meneando su regia cabeza con su portentoso cerebro literario (adulándolo conseguiré algo, ¿no? Aquí viene cuando se ríe usted). Pero échele un vistazo a
Los mejores asesinatos de Fowler
, la increíble novela de Norman Fowler, el desternillante sabueso, y no acabará de reírse hasta que haya firmado todos los cheques de su talonario. ¡Garantizado!

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