Authors: Lewis Carroll & Martin Gardner
Tags: #Clásico, Ensayo, Fantástico
[7]
«Portmanteau word»
(«palabra-maleta») puede encontrarse en muchos diccionarios modernos. Se ha convertido en expresión corriente para designar palabras que encierran, como una maleta, más de un significado. Es la literatura inglesa, el gran maestro de la palabra-maleta es, naturalmente, James Joyce.
Finnegans Wake
(un sueño, al igual que los libros de Alicia), contiene miles y miles. Entre ellas, esos truenos de centenares de letras que simbolizan, entre otras cosas, la tremenda caída de Tim Finnegan, peón de albañil irlandés, de su escala. El propio
Humpty-Dumpty
(Tentetieso) está contenido en el séptimo trueno:
Bothallchoractorschumminaoroundgansumuminarumdrumstrumtruminahumptadumpwaultopoofoolooderamaunsturnup!
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[8] Puede que algún lector no sea tan rápido como Alicia en captar el chiste de Tentetieso: cada palabra
«way»
[aquí «largo trecho»] va seguida de otra que empieza por
«be-»
[aqui «de»; por lo que hemos traducido
«wabe»
por «larde»].
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[9] [En ingiés]
«from home»
, al pronunciarse con «h» muda, da el sonido
«mome»
.
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[9a] John Q. Rutherfurd, Mill Lane, Essex, me llama la atención sobre la desagradable costumbre de algunos miembros de la aristocracia victoriana de ofrecer dos dedos al estrecharle la mano a sus inferiores sociales. En su orgullo, Tentetieso lleva esta práctica al último grado.
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[10] No hace falta recordarles a los estudiosos de
Finnegans Wake
que Tentetieso es uno de los símbolos fundamentales del libro: el gran huevo cósmico cuya caída, como la caída de Finnegan, sugiere la de Lucifer y la del hombre.
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[1] Se necesitan los dos caballos en la partida de ajedrez como monturas para los caballeros blancos.
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[2] Con estas alusiones a las actitudes anglosajonas Carroll se burla de la erudición de moda en su tiempo. Harry Morgan Ayres reproduce en su libro
Carroll's Alice
algunos dibujos de anglosajones con diversos trajes y actitudes del Manuscrito Caedman del códice juniano (perteneciente a la
Bodleian Library
de Oxford); y sugiere que pueden haberlos utilizado Carroll y Tenniel como fuente. Una reciente novela de Angus Wilson,
Anglo-Saxon Attitudes
, cita este pasaje de Carroll en la portada.
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[3] Alebre
[«Haigha»]
, como se ve claramente en las ilustraciones, es nuestra vieja amiga la Liebre de Marzo. Ya hemos visto (en el capítulo V) que Brerero
[«Hatta»]
, el otro mensajero, es el Sombrerero Loco, recién liberado de la cárcel, donde fue encerrado al terminar el libro anterior.
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[4] «Amo a mi amor con la A» era un popular juego de sociedad en la Inglaterra victoriana. El primer jugador recitaba:
Amo a mi amor con la A porque es …
Le odio porque es …
Me llevó a la Enseña de …
Y me invitó a …
Se llama…
Y vive en …
En cada espacio en blanco, el jugador ponía una palabra apropiada que empezase por «A». El segundo jugador repetía a continuación las mismas fórmulas, empleando la «B» en vez de la «A», y el juego seguía de este modo a lo largo de todo el abecedario. Los jugadores que no encontraban una palabra adecuada quedaban eliminados del juego. Las fórmulas de este recitado variaban: las líneas citadas arriba están tomadas de
The Nursery Rhymes of England
, de James Orchard Halliwell, libro popular en tiempos de Carroll.
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[5] El interpretar las frases en un sentido literal, y no como se entienden corrientemente, es característico de los seres del espejo, y base de muchas de las gracias de Carroll. Otro buen ejemplo aparece en el capítulo IX, cuando la Reina Roja le dice a Alicia que no puede negar una cosa aunque lo intente con las dos manos.
Una de las bromas más divertidas de Carroll proporciona otro ejemplo de su afición a esta clase de disparate. En 1873, cuando Ella Monier Williams (una amiguita) le prestó su diario de viaje, él le devolvió el libro con la siguiente carta:
QUERIDA ELLA:
Te devuelvo el libro y te doy las gracias; te preguntarás por qué lo he tenido tanto tiempo. Entiendo, por lo que me dijiste que no tienes intención de publicar nada de él; espero que no te moleste que haya enviado tres breves capítulos de extractos suyos para su publicación en
The Monthly Packet. No
he dado tu nombre completo, ni le he puesto otro título más concreto que el de «Diario de Ella, o Experiencias de la Hija de un Profesor de Oxford durante un Mes por el Extranjero».
Te haré puntual entrega del dinero que me dé por ello la señorita Yonge, directora de
The Monthly Packet
.
Afectuosamente, tu amigo,
C. L. Dodgson
Ella sospechó que se trataba de una broma; pero empezó a tomárselo en serio cuando recibió una segunda carta con el siguiente pasaje:
«Siento decirte que
cada palabra de mi carta anterior era estrictamente verdad. Y voy
a decirte más: la señorita Yonge
no ha rechazado
el manuscrito, pero no quiere dar más de una guinea por capítulo. ¿Te parece suficiente?»
La tercera carta de Carroll aclaraba la broma:
MI QUERIDA ELLA:
Me temo que te he tomado el pelo demasiado. Pero en realidad, era cierto. «Esperaba que no te molestase que…», etc., por la sencilla razón de que no lo había hecho. Y no le puse
otro
título más concreto que el de «Diario de Ella», ni
ése
tampoco. La señorita Yonge no ha rechazado… porque no lo ha visto. ¡Y no hace falta explicar que no ha dado más de tres guineas!
Ni por trescientas guineas se lo habría enseñado a
nadie
… después de prometerte que no lo haría.
Apresuradamente, con todo afecto
C. L. D.
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[6] Según el
Oxford Dictionary of Nursery Rhymes
, la rivalidad entre el león y el unicornio se remonta a miles de años. Se cree popularmente que esta poesía infantil surgió a principios del siglo XVII, cuando la unión de Escocia e Inglaterra dio origen a un nuevo escudo británico en el que aparecen el unicornio escocés y el león británico, como están hoy, como dos soportes del escudo real.
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[7] Si Carroll pretendió que su León y su Unicornio representasen a Gladstone y a Disraeli (véase la nota 10, más abajo), entonces este diálogo adquiere un significado evidente. Carroll, que era conservador en sus opiniones políticas, y no simpatizaba con Gladstone, compuso dos notables anagramas con su nombre entero, William Ewart Gladstone:
«Wilt tear down all images?»
, y
«Wild agitator! Means well»
(véase
The Diaries of Lewis Carroll
, vol. II, pág. 277).
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[8] La Reina Blanca va de una casilla a la izquierda del Rey Rojo a 8AD: el caballo no podía haberla capturado, mientras que ella sí podía haberle capturado a él…, pero esa jugada es característica de su estupidez.
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[9] «Como los de verdad, e igual de natural», era expresión corriente en tiempos de Carroll (el
Oxford English Dictionary
la cita de una fuente de 1853); pero, al parecer, Carroll fue el primero en sustituir «igual» por «el doble». Esta es hoy la manera corriente de decirlo en Inglaterra y en Estados Unidos.
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[10] Era creencia general en Inglaterra que el león y el unicornio que hizo Tenniel para la ilustración de esta escena eran las caricaturas de Gladstone y de Disraeli, respectivamente. No hay pruebas de que sea así; pero recuerdan las caricaturas que Tenniel publicó en el
Punch
de estas dos figuras políticas que discutían a menudo.
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[10a] Es decir, «la parte del león». La frase procede de una fábula de Esopo que cuenta cómo un grupo de animales se reparten los despojos de una caza. El león exige un cuarto en virtud de su categoría, otro cuarto por su valor superior, un tercero para su esposa e hijos. En cuanto al cuarto restante, añade el león, el que quiera disputarlo con él, es libre de hacerlo.
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[11] Alicia avanza a 7D.
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[1] El Caballero Rojo ha movido a 2R; poderosa jugada en una partida convencional de ajedrez, ya que da jaque al Rey Blanco y a la vez ataca a la Reina Blanca La Reina está perdida, a menos que se pueda quitar del tablero al Caballero Rojo.
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[2] El Caballero Blanco, al llegar a la casilla ocupada por el Caballero Rojo (la casilla inmediatamente a la derecha de la de Alicia), grita distraídamente «¡Jaque!». En realidad sólo da jaque a su propio rey. La derrota del Caballero Rojo indica la jugada CxC en la partida.
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[3] Quiza Carroll sugiere aquí que los caballeros, como los muñecos de guiñol, son manejados por las manos invisibles de los jugadores. Obsérvese cómo Tenniel sigue escrupulosamente el texto, a diferencia de los modernos ilustradores, y representa a los caballeros sujetando sus mazas a la manera tradicional de los muñecos de guiñol.
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[4] Muchos eruditos carrollianos han supuesto, con razón, que Carroll concibió al Caballero Blanco como una caricatura de sí mismo. Como el caballero, Carroll tenía el pelo hirsuto, tiernos ojos azules, y un rostro bondadoso y afable. Como el caballero, su mente parecía funcionar mejor cuando veía las cosas patas arriba. Como el caballero, era aficionado a los artilugios extraños, y era «fenomenal inventando cosas». Estaba constantemente «pensando una manera» un poco diferente de hacer esto o aquello. Muchos de sus inventos, al igual que el budín de papel secante del caballero, eran muy ingeniosos, pero difícilmente realizables (aunque algunos resultaron no ser tan inútiles, al reinventarse varios decenios más tarde).
Entre los inventos de Carroll, hay un juego de ajedrez de viaje, con agujeros para fijar las piezas; una parrilla de cartulina (que él bautizó «nictógrafo») para escribir a oscuras; un estuche para sello con dos sorpresas gráficas (véase cap. VI, nota 4, de
Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas
). Su diario contiene anotaciones de este estilo: «Se me ha ocurrido que podría confeccionarse un juego de letras movibles sobre un tablero de ajedrez, hasta que formaran palabras» (19 de diciembre, 1880); «He ideado un nuevo sistema de "Representación proporcional"; el mejor, con mucho, de los que se me han ocurrido hasta ahora… También he inventado unas normas para comprobar la Divisibilidad de un número por 17 y 19. ¡Día de inventos!» (3 de junio, 1884); «He inventado un sustitutivo del pegamento para pegar sobres, fijar cosas pequeñas en los libros, etc.; a saber: papel con pegamento por las
dos
caras» (18 de junio, 1896); «Se me ha ocurrido un método para simplificar los giros postales, haciendo que el remitente rellene dos impresos por duplicado, uno que se entrega para que lo transmita el empleado de correos: contendrá un número clave que el destinatario tendrá que dar para que se le haga entrega del dinero. Pienso proponerlo, junto con mi idea de que se pague franqueo doble los domingos, al Gobierno» (16 de noviembre, 1880).
El alojamiento de Carroll contenía gran variedad de juguetes para diversión de sus pequeñas amigas: cajas de música, muñecas, animales con cuerda (entre ellos un oso que andaba y un murciélago llamado
«Bot the Bat»
que revoloteaba por la habitación), juegos, un pequeño «organillo americano» que tocaba al hacerle pasar una cinta de papel perforada. Cuando hacía un viaje, nos cuenta Stuart Collingwood en su biografía, «cada objeto lo envolvía por separado en un trozo de papel, a fin de que el papel ocupara en sus maletas aproximadamente el mismo volumen que las cosas más útiles».
Merece la pena destacar también que, de todos los personajes con los que Alicia se encuentra en sus dos aventuras oníricas, sólo el Caballero Blanco parece cobrarle verdadero afecto y ofrecerle ayuda especial. Es casi el único en hablarle con respeto y cortesía, y sabemos que es al que Alicia recordaba mejor, de todos los personajes que llega a conocer detrás del espejo. Tal vez su melancólica despedida sea la despedida de Carroll al hacerse Alicia mayor (convertirse en Reina) y abandonarle. En todo caso, lo que más oímos en este episodio es esa «sombra de un suspiro», que nos dice Carroll en su poema preliminar que «recorre temblorosa este relato».
El papel del Caballero Blanco en la película de la Paramount de 1933 lo hizo Gary Cooper.
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[5]
«Deal box»
: caja hecha con madera de pino o abeto.
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[6] En tiempo de Carroll, el azúcar refinado se disponía en piezas de forma cónica llamadas «panes de azúcar». El término «pan de azúcar» se aplica corrientemente a montañas y sombreros con esa forma.
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[7] En lógica, esto se llamaría un ejemplo de exclusión de tercero: un juicio es verdadero o falso, y no cabe una tercera alternativa. Esta ley es fundamento de numerosos disparates poéticos; p. ej.: «Había una vieja que vivía en la colina;/ si no se ha ido, allí vivirá todavía».
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[8] Para un estudiante de lógica y matemáticas, todo esto es perfectamente razonable. La canción
es
«En una cerca vi»,
se llama
«Medios y maneras»; el
nombre
de la canción es «Un viejo viejo»; y el nombre
se llama
«Ojos de abadejo». Carroll distingue aquí entre cosas, nombres de cosas, y nombres de nombres de cosas. «Ojos de Abadejo», nombre de un nombre, pertenece a lo que los lógicos llaman hoy «metalenguaje». Al adoptar el convencionalismo de una jerarquía de metalenguajes, los lógicos consiguen soslayar algunas paradojas que les han atormentado desde la época de los griegos. Para el divertido trasvase que hace Earnest Nagel de los comentarios del Caballero Blanco a una notación simbólica, véase su artículo «Symbolic Notation, Haddocks' Eyes and the DogWalking Ordinance», en el vol. III de la Antología de James R. Newman,
The World of Mathematics, 1956
.
Un análisis menos técnico pero igualmente válido y delicioso de este pasaje lo encontramos en el artículo de Roger W. Holmes, «The philosopher's Alice in Wonderland»,
Antioch Review
, verano
1959
. El profesor Holmes (catedrático de filosofía del Mount Holyoke College) cree que Carroll nos toma el pelo cuando hace decir al Caballero Blanco que la canción
es
«En una cerca vi». Evidentemente, ésta no puede ser la canción misma, sino otro nombre. «Para ser coherente», concluye Holmes, «el Caballero Blanco, al decir que la canción
es
… lo que hace es empezar a cantar la canción propiamente dicha. Coherente o no, el Caballero Blanco es un precioso regalo que Lewis Carroll ha hecho a los lógicos».
La canción del Caballero Blanco revela también una especie de jerarquía, como la imagen refleja de la imagen refleja de un objeto. El excéntrico Caballero Blanco de Carroll, a quien Alicia no puede olvidar, es también incapaz de olvidar otra excentricidad cuyas características sugieren también que puede ser una caricatura de Carroll: quizá sea la visión que Carroll tiene de sí mismo como un viejo solitario y sin afectos en torno suyo.
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