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Authors: Ibéyise Pacheco

Tags: #Ensayo, Intriga

Sangre en el diván (20 page)

Hay parte consciente y parte inconsciente. Lo que la gente ve de ti y lo que tú eres. Son cosas distintas. Para un personaje cuyo quehacer es diagnosticar, es una debilidad si te descubren cómo eres realmente. Tienes que ocultar tus fechorías. Porque además, los narcisos cuando son descubiertos se deprimen. Es lo que llamamos la herida narcisística. Es peligrosísima.

Los narcisos se sienten perfectos.

Chirinos cuenta que nace de la nada, tal vez porque para él un pequeño pueblo en el interior, en un pequeño país, es eso: nada. Para él, su verdadera existencia proviene de elementos bioquímicos. Tiene cuerpo, tiene psiquis, existe para presenciar como deidad la transición de la vida a la muerte, robándose ese último aliento de quien nos deja, o para tratar el alma de los poseídos por el demonio de la locura.

Establecer un diagnóstico clínico de este personaje sería obvio, ya que brilló tanto que nunca podría haber pasado desapercibido. Vivió en las alturas porque toda su libido fue colocada en ello, para ello. Esa fue su meta… ¿su misión? O su designio desde que el Conde de Montecristo llegó a su pueblo natal y le prestó su nombre.

Sus dos obsesiones son la muerte y la locura. ¿Cómo establecer diferencias entre una y otra, si al fin y al cabo ambas terminan reposando en sus brazos?

«Yo siempre fui el jefe de la casa», «yo siempre me destaqué», «yo», «yo», «yo». Se describe de prodigiosa memoria, capaz de repetir cada frase de
El lobo estepario
. Brilla como director improvisado de orquesta por petición del dueño de la batuta, es escritor, admirado por Rómulo Gallegos y Pablo Neruda, y es casi un premio Nobel. Chirinos en toda actividad intelectual se coloca por encima del común y al lado de lo genial.

Rodeado de superlativos, de éxito ilimitado, siempre se coloca en el centro protagónico de todos los acontecimientos políticos, culturales y sociales de la Venezuela del siglo XX, con la característica inequívoca de haber ganado todas las batallas sin dejar enemigos: Dios no los tiene.

Chirinos narra haber sido celebridad en Nueva York, exiliado político a los l7, conspirador a los 20, profanador impune de tumbas para obtener los huesos de un cadáver, viajero itinerante fuera de su tierra, ubicado en los más prestigiosos centros científicos del mundo, aventuras muchas, rodeado de los personajes más importantes y populares de su época: en Broadway, Duke Ellington, Sarah Vaughan, Louis Armstrong; en Londres, Eisenek, Skinner, y hasta Bertrand Russell de paciente; en París, trabajaba en el centro de investigaciones científicas más importante del mundo, donde murió Rimbaud; en Marsella, subversivo, activista político junto al Che y los rusos. Siempre en el centro de los grandes, de los importantes, de los genios.

Chirinos no habla de la familia. Sólo la menciona para tomar lo anecdótico que lo convierte en historia romántica.

Asegura no creer en Dios y dice que la vida es producto de procesos químicos. Y no me refiero al Dios en sentido religioso, sino en el sentido del amor. El amor que pueda aparecer en los padres. La familia tiene un nivel de importancia en cualquier ser humano. Tiene una significación afectiva. Para Chirinos es distinto. Lo que le interesa es lo intelectual. Si la vida es producto de una fórmula, de unos elementos, no hay vinculación afectiva con nada. Y eso es lo que le pasa. A Narciso tienen que amarlo. Él no tiene por qué amar. Él es bello, perfecto.

El amor es lo que da humanidad. ¿Qué afecto le puedes dar a la gente, si no amas?

Hay una carencia de empatía hacia el dolor de una pérdida. «Me acostumbré a vivir la muerte, no me importa la mía, ni la de nadie». Como una sombra, cuenta que se aproxima a los dolientes para ver la reacción después de la muerte de su ser querido; supervisa el cuerpo inerte que minutos antes él lo tuvo vivo, y luego lo recibió en el mesón de la morgue.

Llama la atención que cuando se le mencionan a Chirinos amigos o mujeres que fueron cercanos a él, su reacción es de absoluta indiferencia. Eso es falta de empatía. La empatía es la capacidad que tienes para sentir algo por otro, para conectarte afectivamente con el otro. El narciso, el antisocial, es incapaz de esa conexión. Por eso hace las cosas que hace.

Cuando Chirinos habla de la transición de la vida a la muerte, robándose el último aliento, impacta. Porque cuando tú eres médico, es verdad que te conviertes un poco en ese Dios que tiene la capacidad de alejar a la muerte. Pero eso es mentira. Los médicos sabemos que es mentira. Con el tiempo uno se da cuenta de que eso no es así. Y quiero detenerme en la parte en la que él describe la transición de la vida a la muerte, porque hay una mezcla de cosas. Cuando él hacía las autopsias, era estudiante de Medicina. Que se dedicara especialmente a eso por el puro interés de la muerte, por acercarse al moribundo, es perverso. Para ver cómo se muere, cómo es el último suspiro. Eso es como robártelo. ¡Eso, es robárselo! ¿Qué hace Chirinos ahí? ¡Y no es que le sucedió solo una vez! No. Él cuenta cómo se acercó a diversos pacientes con distintas patologías cuya muerte estaba a la vuelta de la esquina. Él estaba allí esperando que apareciese esa situación, para él ver, sentir el último suspiro. Arrebatándole ese momento hasta a la misma familia. Porque Chirinos cuenta que también le gustaba estar con el entorno, para ver la reacción. ¿Cuál reacción puede tener aquel que pierde a un ser querido? Entonces, esto se va pareciendo… es el placer, la libido. Eso me lleva a preguntarme qué tipo de relaciones sexuales puede tener ese señor.

El hecho objetivo son las fotos de pacientes desnudas, o a medio desnudar, muchas de ellas sedadas, y según algunos testimonios, abusadas sexualmente.

¿Qué sucede con este personaje que tiene que sedar a las pacientes para tener unas relaciones sexuales con ellas, dormidas, inertes, anestesiadas, como muertas? Confiesa que sus obsesiones son la locura y la muerte. Hay un término que describe a personas que tienen trastorno en la sexualidad porque hacen el amor con muertos. Es necrofilia. ¿Será este el caso? Cuando se habla de trastorno es porque la única manera de tener un orgasmo es con un muerto. Todo indica que a él no le ocurre eso. Pero también tengo que decir que en la historia de Chirinos hay una cosa necrofílica en eso que él cuenta como placer, presenciar el último aliento, y en lo que además ejecuta: tomarle fotos a mujeres dormidas, y abusar de ellas mientras están sedadas.

Cuando Chirinos describe las autopsias, refiere que el muerto realmente lo es sólo después que le extraen las amígdalas. A un muerto, para quitarle las amígdalas, tú tienes que degollarlo. ¿Qué tipo de autopsia es esa? ¿Por qué lo degolla? ¿Para que no hable? Fíjate qué interesante, porque cuando él hace eso, dice que la persona se seca, y es cuando aparece la muerte. Digo qué interesante, porque sólo después de que él lo calla, es cuando para él está muerto. El silencio, para reafirmar la muerte.

Para Chirinos la sexualidad es un elemento central de su vida. Tal vez lo más importante. Pareciera que todo lo hace con ese fin. Sexo manejado para su beneficio y como relación de poder. Sexo para generar envidia en el otro. Tanto así que todo lo sexualiza. ¿Es esto una desviación? Claro.

Chirinos se procuró una imagen del amante que domina el arte de la seducción. Poesía, música, popularidad, dinero, política, son ingredientes que mezcla en forma magistral para crear el elíxir erótico y divino de hacerse irresistible, y consumir la fantasía de estar con quien quiera.

Amante de la fotografía, de la belleza, se declara amante de amar, de hacer, cuando en realidad con todo eso obtiene el beneficio personal de engrosar una galería. Tiene el privilegio de poseer el alma, la psiquis y el cuerpo desnudo, de quien le ha dado su gana.

Coleccionista de aventuras amorosas, es arrogante hablando de mujeres hasta el extremo de apropiarse de la castidad de unas monjas. Es soberbio encarando al mismo Hipócrates, al saciar su deseo con las que él califica como unas necesitadas pacientes. En eso está confeso. La despreocupación por la integridad de las psiquis de sus pacientes él mismo las justifica ignorando la ética, bajo el argumento de que ningún psiquiatra ha hecho alguna observación pública sobre el tema. Y hasta ahora, tristemente ha sido verdad.

La otra obsesión que Chirinos confiesa es la locura. ¿Qué psiquiatra no la tiene? Pero, ¿de qué manera lo puedes hacer? Yo me puedo obsesionar por la locura porque quiero saber por qué la gente es loca, de qué se trata. Pero ese cuento de que se hizo amigo de los locos porque jugaban con él metras en una plaza, ¿qué es eso? Yo no sé si es más interés que obsesión. Hay que recordar que él usa el superlativo, como buen narciso, megalomaníaco. Tal vez fue que perdió el miedo a la locura. Además, ¿realmente eran locos? Tal vez eran indigentes, alcohólicos. La verdad es que desestimo el relato en el que dice que luego de jugar metras con los loquitos, habría resuelto su obsesión. Lo veo más como una cosa sobrevalorada. ¿Por qué entonces se hace psiquiatra, si con eso resolvió su obsesión con la locura?

Mencioné megalomanía porque allí se llega después del narcisismo. Para el megalómano, todos sus pensamientos son extraordinarios. Son ideas extravagantes. Es una fabulación donde él es el protagonista de cuanta cosa sucede. Se cree que es lo máximo. Nunca piensa que puede hacer el ridículo. Parte de verdades parciales, menores, y él las magnifica. Ideas sobrevaloradas de las cosas, para colocarse como protagonista, como el hacedor de todos los acontecimientos. Un poco el Dios. ¿Y quién puede desmentirlo? Varios de los protagonistas están muertos. Hay algo fuera de tiempo. También narra episodios donde no hay coincidencia con la realidad, lo que deja en evidencia que existe una desorientación. Se puede haber agravado más por la edad. Tal vez por la circunstancia que está viviendo.

Yo me asombré cuando escuché a Chirinos en una entrevista por televisión decir que no sabía qué iba a hacer con las citas que tenía por el resto del año y que le preocupaba el destino de sus pacientes. Pero hay un aspecto más grave. La desfachatez para contar los procedimientos que utilizaba. Desestima todo lo que le rodea, en especial a sus colegas. ¿No se da cuenta de que está dando una entrevista por televisión, y que hay psiquiatras que están escuchando lo que está diciendo?

Chirinos afirma sin tapujos que es el único psiquiatra venezolano, y cuidado si del mundo, que tiene en su poder la teoría que explica la base neurofisiológica, etiológica de la esquizofrenia. Esto, además de arrogante, es falso.

Además, Chirinos no ha sido responsable en los tratamientos a supuestos esquizofrénicos. Ni en la medicación de la Clozapina, ni en la aplicación de la terapia electro convulsiva, mejor conocida como TEC.

La Clozapina es una molécula muy cuestionada, que comienza a ser utilizada como un antidepresivo por los años 50, y resulta que por esas cosas de la vida, que siempre suceden en los trabajos de investigación, determinaron que era un medicamento que funciona muy bien en los psicóticos. Hacen entonces estudios en los pacientes esquizofrénicos y se dan cuenta de que los efectos secundarios eran serios, y la sacaron de circulación. Se establece una especie de lucha en los laboratorios, y la Clozapina entraba y salía de los mercados, con presión de ingleses y alemanes que habían detectado casos de aplaxia medular después de su aplicación. Los laboratorios lograron producir otras moléculas.

En todo ese proceso, Chirinos siguió utilizando la Clozapina. El fármaco lo había usado desde que salió por primera vez al mercado. La verdad es que en su momento era mucho más eficaz que cualquier otro medicamento, pero si no se usa con precaución, puede generar la muerte del paciente. El fabricante había dejado claro el altísimo riesgo. Por eso es aplicada como último recurso, y para ser medicada se necesita de controles rigurosos semanales. Se debe, además, ser muy cuidadoso con la dosis y en la selección del paciente. Chirinos la ha utilizado tanto, que hasta se llegó a decir que tenía negocio con la casa farmacológica. Y la ha usado sin cumplir con los controles necesarios.

La indicación de esta molécula es solamente para pacientes que no responden al tratamiento convencional, cuando está descompensado, alucina, delira. Los médicos que se han arriesgado a utilizar la Clozapina la han debido medicar con el rigor debido.

¿Por qué Chirinos sigue utilizando un medicamento que se puede decir que está fuera del mercado por efectos secundarios? Lo más grave es que Chirinos ni siquiera cumple con la premisa de aplicarlo en pacientes esquizofrénicos que no hayan respondido a todo tipo de tratamiento. Y voy más allá. Está aplicando la Clozapina a pacientes que ni siquiera tienen esquizofrenia. Ese señor metió en el saco de diagnóstico de esquizofrenia, todo. Miente al decir que Roxana Vargas era esquizofrénica.

El otro tema es cómo Chirinos aplica la terapia electro convulsiva. El TEC tiene como indicación depresión grave, con ideación suicida. Han evolucionado tanto los aparatos para hacerlo, que los riesgos se han reducido. El uso del TEC no es tan infrecuente en el mundo, pero tiene sus indicaciones. Te repito, la depresión grave con ideación suicida.

Además, con resistencia al tratamiento. Y la esquizofrenia, cuando tampoco cede al tratamiento convencional.

El TEC consiste en resetear el cerebro. Te resetean para que neuroquímicamente el cerebro comience a estabilizarse cuando los medicamentos no lo logran. De verdad, a veces hay pacientes que no responden a un tratamiento, porque el comportamiento orgánico ante las medicaciones es muy específico.

Como indica su nombre, el TEC es terapia electro convulsiva. Te colocan uno o dos electrodos en la cabeza que van conectados a una máquina, frente a un cerebro enloquecido que neuroquímicamente no está respondiendo bien. Como cuando se guinda la computadora. ¿Cuál es el procedimiento? Si bien no necesitas la hospitalización, sí requiere la asistencia del anestesiólogo, de un personal adecuado, sobre todo para el post, porque hay desorientación y pérdida de la memoria, no sólo del momento del tratamiento, sino de lo que te pudo haber pasado antes del TEC, y después. En efecto, te despiertas en un estado de confusión. Lo de la pérdida de la memoria no le pasa a todo el mundo. Pero no es que imaginas cosas, como Chirinos pretende atribuirle a Roxana. Y la presencia del anestesiólogo se requiere porque te aplican una medicación que te anestesia, un fármaco con efecto de sedación profunda, que se utiliza en procedimientos quirúrgicos menores, y para realizar algunas evaluaciones médicas, como la endoscopia.

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