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Authors: James A. Daron | Robinson Acemoglu

Por qué fracasan los países (65 page)

¿Cómo rompió el molde Botsuana? Desarrollando rápidamente instituciones políticas y económicas inclusivas después de la independencia. Desde entonces, ha sido democrática, celebra elecciones regulares y competitivas y nunca ha experimentado una guerra civil ni una intervención militar. El gobierno estableció instituciones económicas que hicieron respetar los derechos de propiedad, garantizaron la estabilidad macroeconómica y fomentaron el desarrollo de una economía de mercado inclusiva. No obstante, evidentemente, una pregunta más complicada es: ¿cómo logró Botsuana establecer una democracia estable e instituciones pluralistas y elegir instituciones económicas inclusivas, mientras que la mayoría de los otros países africanos hicieron lo contrario? Para responder a esta pregunta, tenemos que comprender cómo una coyuntura crítica, esta vez el fin del control colonial, interactuó con las instituciones existentes en Botsuana.

En la mayor parte del África subsahariana, por ejemplo, Sierra Leona y Zimbabue, la independencia fue una oportunidad perdida, acompañada por una recreación del mismo tipo de instituciones extractivas que existieron durante el período colonial. Las etapas iniciales de la independencia se desarrollarían de una forma muy distinta en Botsuana, de nuevo en gran parte debido al trasfondo creado por las instituciones históricas de los tswanas. En este punto, Botsuana mostró muchos paralelismos con Inglaterra en el período previo a la Revolución gloriosa. Inglaterra había logrado una rápida centralización política bajo los Tudor y tenía la Carta Magna y la tradición del Parlamento que, como mínimo, podía aspirar a limitar a los monarcas y garantizar cierto grado de pluralismo. Botsuana también tenía cierto grado de centralización estatal e instituciones tribales relativamente pluralistas que sobrevivieron al colonialismo. En Inglaterra existía una coalición amplia recién formada que incluía comerciantes del Atlántico, industriales y la
gentry
de mentalidad comercial que estaba a favor del respeto a los derechos de propiedad. La coalición que gobernaba en Botsuana estaba a favor de garantizar derechos de procedimiento, las élites y los jefes tswanas que eran propietarios de la mayoría de los activos de la economía: el ganado. Aunque la tierra fuera de propiedad comunitaria, el ganado era una propiedad privada en los estados tswanas y las élites también estaban a favor de hacer respetar los derechos de propiedad. Todo esto, por supuesto, no niega el devenir circunstancial de la historia. Las cosas habrían sido muy distintas en Inglaterra si los líderes parlamentarios y el nuevo monarca hubieran intentado utilizar la Revolución gloriosa para usurpar el poder. De forma parecida, también habrían sido muy distintas en Botsuana, sobre todo si no hubiera tenido la suerte de beneficiarse de líderes como Seretse Khama o Quett Masire, que decidieron disputarse el poder en elecciones en lugar de subvertir el sistema electoral, como hicieron muchos líderes posteriores a la independencia en el África subsahariana.

En la independencia, los tswanas aparecieron con una historia de instituciones que consagraban la jefatura limitada y algún grado de responsabilidad de los jefes sobre las personas. Evidentemente, los tswanas no eran los únicos de África que tenían instituciones como aquéllas, pero fueron los únicos donde estas instituciones sobrevivieron indemnes al período colonial. El dominio británico prácticamente no había existido. Bechuanalandia se administraba desde Mafeking, en Sudáfrica, y fue solamente durante la transición a la independencia en los sesenta cuando se elaboraron los planes para la capital de Gaborone. La capital y las nuevas estructuras no estaban destinadas a eliminar las instituciones indígenas, sino a construir tomándolas como base; mientras se construía Gaborone, se planificaron nuevos
kgotlas
.

Además, la independencia se logró de una forma relativamente ordenada. Fue impulsada por el BDP, el Partido Demócrata de Botsuana, fundado en 1960 por Quett Masire y Seretse Khama. Khama era nieto del rey Khama III; su nombre, Seretse, significa «la arcilla que une». Resultaría ser un nombre extraordinariamente acertado. Khama era el jefe hereditario de los ngwatos, y la mayoría de los jefes y las élites tswanas se unieron al Partido Demócrata de Botsuana. Botsuana no tenía juntas de comercialización debido al poco interés que habían tenido los británicos en la colonia. El BDP rápidamente estableció una en 1967, la Comisión de Carne de Botsuana. Sin embargo, en lugar de expropiar a los agricultores, dicha comisión tuvo un papel crucial en el desarrollo de la economía ganadera; puso vallas para controlar la fiebre aftosa y fomentó las exportaciones, lo que contribuiría al desarrollo económico y aumentaría el apoyo a las instituciones económicas inclusivas.

Aunque el crecimiento inicial en Botsuana descansaba en las exportaciones de carne, las cosas cambiaron notablemente cuando se descubrieron diamantes. La gestión de los recursos naturales en Botsuana también era notablemente distinta a la que había en otros países africanos. Durante el período colonial, los jefes tswanas habían intentado bloquear la prospección de minerales en Bechuanalandia porque sabían que, si los europeos descubrían piedras o metales preciosos, se acabaría su autonomía. El primer gran descubrimiento de diamantes se hizo en tierras de los ngwatos, el lugar de procedencia tradicional de Seretse Khama. Antes de anunciar el descubrimiento, Khama instigó un cambio en la ley por la que todos los derechos minerales del subsuelo se concedían a la nación, no a la tribu. Así, se garantizaba que la riqueza de los diamantes no crearía grandes desigualdades en Botsuana. Además, dio un impulso adicional al proceso de centralización estatal ya que los ingresos generados por los diamantes se podían utilizar para construir infraestructuras y la burocracia estatal, y para invertir en educación. En Sierra Leona y muchos otros países del África subsahariana, los diamantes avivaron el conflicto entre distintos grupos y ayudaron a mantener guerras civiles, ganando la etiqueta de diamantes de sangre por la matanza que provocaban las guerras por su control. En cambio, en Botsuana, los ingresos generados por los diamantes se gestionaron para el bien de la nación.

El cambio en los derechos minerales del subsuelo no fue la única política de construcción estatal que implantó el gobierno de Seretse Khama. En última instancia, la ley de jefatura de 1965 aprobada por la asamblea legislativa antes de la independencia y la ley de enmienda de la jefatura de 1970 continuarían el proceso de centralización política, consagrando el poder del Estado y el presidente electo, retirando a los jefes el derecho a asignar tierra y posibilitando retirar a un jefe del cargo en caso necesario. Otra faceta de la centralización política fue el esfuerzo de unificar más el país, por ejemplo, con legislación que garantizara que, en la escuela, solamente se enseñaran setswana e inglés. Hoy en día, Botsuana parece un país homogéneo, sin la fragmentación étnica y lingüística asociada con muchos otros países africanos. Sin embargo, este resultado se consiguió mediante la política de enseñar en el colegio solamente el inglés y una única lengua nacional, el setswana, para minimizar el conflicto entre distintas tribus y grupos dentro de la sociedad. El último censo en el que se hacían preguntas sobre etnicidad se realizó en 1946, y reveló una heterogeneidad considerable en Botsuana. En la reserva ngwato, por ejemplo, solamente el 20 por ciento de la población se identificó como ngwato pura; aunque había otras tribus tswanas presentes, también había muchos grupos no tswanas cuya primera lengua no era el setswana. Esta heterogeneidad subyacente ha sido modulada tanto por las políticas del gobierno posterior a la independencia como por las instituciones relativamente inclusivas de las tribus tswanas de la misma forma que la heterogeneidad de Gran Bretaña, por ejemplo, entre el inglés y el galés, ha sido modulada por el Estado británico. El Estado de Botsuana hizo lo mismo. Desde la independencia, el censo de Botsuana nunca ha preguntado sobre la heterogeneidad étnica porque, en Botsuana, todo el mundo es tswana.

Botsuana logró tasas de crecimiento notables después de la independencia porque Seretse Khama, Quett Masire y el Partido Demócrata de Botsuana llevaron al país por un camino de instituciones políticas y económicas inclusivas. Cuando llegaron los diamantes abundantemente en los setenta, no condujeron a la guerra civil, sino que proporcionaron una base fiscal fuerte para el gobierno, que utilizaría los ingresos para invertir en servicios públicos. Había muchos menos incentivos para desafiar o derrocar al gobierno y controlar el Estado. Las instituciones políticas inclusivas generaron estabilidad política y apoyaron a las instituciones económicas inclusivas. Siguiendo un patrón que resulta familiar por el círculo virtuoso descrito en el capítulo 11, las instituciones económicas inclusivas aumentaron la viabilidad y la duración de las instituciones políticas inclusivas.

Botsuana rompió el molde porque pudo aprovechar una coyuntura crítica, la independencia poscolonial, y establecer instituciones inclusivas. El Partido Demócrata de Botsuana y las élites tradicionales, incluso el propio Khama, no intentaron crear un régimen dictatorial ni instituciones extractivas que los podrían haber enriquecido a costa de la sociedad. Fue un caso más de interacción entre una coyuntura crítica y las instituciones existentes. Como hemos visto, a diferencia de prácticamente cualquier otro lugar del África subsahariana, Botsuana ya tenía instituciones tribales que habían logrado cierto grado de autoridad centralizada y que poseían importantes características pluralistas. Además, el país contaba con élites económicas que tenían mucho que ganar si se garantizaban los derechos de propiedad.

No menos importante es el hecho de que el devenir circunstancial de la historia funcionó a favor de Botsuana. Fue tremendamente afortunada porque Seretse Khama y Quett Masire no eran Siaka Stevens ni Robert Mugabe. Khama y Masire trabajaron tenaz y honradamente para construir instituciones inclusivas sobre la base de las instituciones tribales de los tswanas. Todo esto aumentó la probabilidad de que Botsuana lograra emprender el camino hacia las instituciones inclusivas, mientras que gran parte del resto del África subsahariana ni siquiera lo intentó, o fracasó rotundamente.

 

 

El fin de la extracción del sur

 

Era el 1 de diciembre de 1955 en la ciudad de Montgomery (Alabama) según la orden de detención, la hora en la que se produjo el delito fueron las 18.06. James Blake, conductor de autobús, tenía problemas, llamó a la policía, y los agentes Day y Mixon llegaron al lugar de los hechos. Apuntaron lo siguiente en su informe:

 

Recibimos una llamada. Al llegar al lugar de los hechos, el conductor del autobús dijo que había una mujer de color sentada en la parte para blancos del vehículo y que no se quería ir. Nosotros también la vimos. El conductor del autobús firmó una orden de detención contra ella. Rosa Parks (cf.) fue acusada de infringir el capítulo 6, artículo 11, del Código de la ciudad de Montgomery.

 

Rosa Parks se sentó en la parte del bus de Cleveland Avenue reservada para los blancos, lo que, según las leyes de Jim Crow de Alabama, era un delito. Le pusieron una multa de 10 dólares además de los dólares por las costas judiciales. Pero no era una mujer anónima, sino la secretaria de la sección del NAACP (Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color) de Montgomery, que hacía tiempo que luchaba para cambiar las instituciones del Sur de Estados Unidos. Su detención activó un movimiento masivo, el boicot al bus de Montgomery, ideado por Martin Luther King Jr. El 3 de diciembre, King y otros líderes negros habían organizado un boicot coordinado a los autobuses, tras convencer a todos los negros de que no cogieran ningún autobús de Montgomery. El boicot tuvo éxito y duró hasta el 20 de diciembre de 1956. Puso en marcha un proceso que culminó en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, que decidió que las leyes de segregación en los autobuses de Alabama y Montgomery eran inconstitucionales.

El boicot al bus de Montgomery fue un momento clave en el movimiento por los derechos civiles del Sur de Estados Unidos. Este movimiento formaba parte de una serie de acontecimientos y cambios que finalmente rompieron el molde en el Sur y condujeron a un cambio fundamental de las instituciones. Como vimos en el capítulo 12, tras la guerra civil las élites terratenientes del Sur consiguieron recrear las instituciones políticas y económicas extractivas que habían dominado en este territorio antes de la guerra civil. Aunque algunos detalles de aquellas instituciones hubieran cambiado —por ejemplo, ya no era posible la esclavitud—, el impacto negativo en los incentivos económicos y la prosperidad del Sur era el mismo. Era notablemente más pobre que el resto de Estados Unidos.

A partir de los cincuenta, las instituciones del Sur empezarían a impulsar una trayectoria de crecimiento mucho mayor en la región. Por último, el tipo de instituciones extractivas eliminadas en el Sur de Estados Unidos fue distinto de las instituciones coloniales anteriores a la independencia de Botsuana. La clase de coyuntura crítica que inició el proceso de su caída también fue diferente, aunque tuvo algunos puntos en común. A partir de los años cuarenta, quienes sufrieron las consecuencias de la discriminación y las instituciones extractivas en el Sur, como Rosa Parks, empezaron a organizarse mucho mejor para luchar en su contra. Al mismo tiempo, el Tribunal Supremo de Estados Unidos y el gobierno federal finalmente empezaron a intervenir sistemáticamente para reformar las instituciones extractivas en el Sur. Por lo tanto, un factor principal que creó una coyuntura crítica para el cambio en el Sur fue la cesión de poderes de los norteamericanos negros allí y el fin del dominio indiscutido de las élites del Sur.

Las instituciones políticas del Sur, antes y después de la guerra civil, tenían una lógica económica clara, no muy distinta del régimen del
apartheid
sudafricano: garantizar mano de obra barata para las plantaciones. Sin embargo, en los cincuenta, esta lógica pasó a ser menos evidente. Se inició una importante emigración externa de negros del Sur debido a la Gran Depresión y a la segunda guerra mundial. En los años cuarenta y cincuenta, dicha emigración era de cien mil personas de media al año. Al mismo tiempo, la innovación tecnológica en la agricultura, aunque se adoptara despacio, reducía la dependencia de los propietarios de plantaciones de mano de obra barata. La mayor parte de ésta se utilizaba para recoger algodón. En 1950, prácticamente todo el algodón del sur todavía se recogía a mano. No obstante, la mecanización de la recogida del algodón reducía la demanda de este tipo de trabajo. En 1960, en los estados clave de Alabama, Luisiana y Misisipi, casi la mitad de la producción se había mecanizado. Al mismo tiempo que los negros eran más difíciles de atrapar en el sur, también dejaron de ser indispensables para los dueños de las plantaciones. Por lo tanto, había menos razones para que las élites lucharan con fuerza para mantener las viejas instituciones económicas extractivas. Sin embargo, esto no significó que las élites estuvieran dispuestas a aceptar cambios en las instituciones, ya que hubo un conflicto prolongado. Una coalición poco habitual, entre los negros del sur y las instituciones federales inclusivas de Estados Unidos, creó una fuerza potente lejos de la extracción sureña y hacia la igualdad de derechos políticos y civiles para los negros del Sur, que finalmente eliminaron las importantes barreras para el crecimiento económico en el sur de Estados Unidos.

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