Read Las seis piedras sagradas Online
Authors: Matthew Reilly
Tags: #Intriga, #Aventuras, #Ciencia Ficción
—Tank, no te lo vas a creer. He encontrado la antecámara, y es fantástica. También contiene un portal sellado que supongo da acceso al sistema de túneles. Estamos cerca, muy cerca. Necesito que bajes aquí y…
—Mago —llegó la respuesta—. Acabamos de recibir una llamada de nuestro vigía en los muelles del Yangtsé. El ejército chino está curioseando. Una patrulla de lanchas, nueve embarcaciones, que se dirigen a nuestra garganta. Vienen hacia aquí.
—Es Mao. ¿Cómo ha podido encontrarnos? —preguntó el Mago.
—Quizá no sea él. Podría ser una patrulla normal —dijo la voz de Yobu
Tank
Tanaka.
—Lo que podría ser todavía peor. —Las patrullas militares chinas eran famosas por maltratar a las expediciones arqueológicas en esas zonas para conseguir pequeños sobornos—. ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que lleguen?
—Una hora, quizá menos. Creo que sería prudente habernos marchado para cuando estén aquí.
—Estoy de acuerdo, amigo mío —respondió el Mago—. Más nos vale apresurarnos. Baja y trae unas cuantas luces más. Dile a Chow que encienda el ordenador: voy a comenzar a filmar imágenes y se las transmitiré.
La cámara subterránea donde se encontraba el Mago pertenecía a la región de las Tres Gargantas de China, en una área que no podía ser más adecuada. Esto era porque el símbolo chino
wu
significaba «mago» o «brujo» según el contexto, y aparecía a menudo en los nombres de las características geográficas de la zona: la garganta Wu, la segunda de las famosas Tres Gargantas; Wushan, la vieja ciudad-fortaleza que una vez había estado en las riberas del Yangtsé, y, por supuesto, la montaña Wushan, el formidable pico de tres mil doscientos metros de altitud que se alzaba por encima de la cámara del Mago. Traducción: la montaña del Mago.
La zona de la garganta Wu era famosa por su historia: santuarios, templos, tallas como la lápida de Kong Ming, y las cuevas abiertas en la roca como la caverna de la Piedra Verde, la mayoría de las cuales estaban ahora siendo sumergidas debajo de las aguas del lago de cuatrocientos cincuenta kilómetros de largo que se había formado detrás del gigantesco muro del pantano de las Tres Gargantas.
La zona también era conocida, sin embargo, por otros acontecimientos extraños.
Como el Roswell de China, durante cientos de años había sido el escenario de múltiples avistamientos extraños: inexplicables fenómenos celestes, lluvias de estrellas y auroras boreales. Incluso se decía que un terrible día del siglo XVII había llovido sangre sobre Wushan.
Desde luego, la zona de la garganta Wu tenía una historia.
Pero ahora, en el siglo XXI, esa historia había sido ahogada en nombre del progreso, engullida por las aguas del Yangtsé a medida que el gran río chocaba contra la mayor estructura construida por el hombre. La vieja ciudad de Wushan yacía actualmente cien metros por debajo de las olas.
Los rápidos tributarios que una vez habían descargado en el Yangtsé por las espectaculares gargantas laterales también habían sido humillados por el enorme embalse; lo que una vez habían sido espectaculares cataratas de agua blanca que se precipitaban desde más de ciento treinta metros de altura ahora no eran más que saltos de treinta metros con el agua plácida en sus bases.
Los pequeños pueblos de piedra que una vez se habían alzado en las orillas de estos pequeños ríos, ya muy alejados del mundo exterior, habían desaparecido ahora por completo de la historia.
Pero no para el Mago.
En una garganta inundada sólo en parte, muy dentro de las montañas al norte del Yangtsé, había encontrado una aislada aldea construida en un terreno elevado y, en ella, la entrada a ese sistema de cuevas.
La aldea era primitiva y muy antigua, unas pocas chozas construidas con piedras irregulares y tejados de paja a dos aguas. Había sido abandonada trescientos años antes, y los lugareños creían que estaba embrujada.
Ahora, debido a la ultramoderna represa a una distancia de ciento sesenta kilómetros, la aldea desierta estaba inundada hasta casi un metro de altura.
La entrada al sistema de cuevas no estaba protegida por bombas trampa ni anunciada por gruesas rejas. Había sido su propia vulgaridad la que había guardado el secreto durante más de dos mil años.
El Mago había encontrado la entrada en el interior de una pequeña choza de piedra apoyada en la ladera. Una vez habitada por el gran filósofo chino Lao-Tsé —el creador del taoísmo y maestro de Confucio—, la humilde choza encerraba un pozo de piedra con el brocal de ladrillo.
En el fondo de dicho pozo, oculto por una capa de pestilente agua negra, había un falso fondo, y debajo del mismo se hallaba esa soberbia cámara.
El Mago puso manos a la obra. Sacó un potente ordenador portátil Asus de su mochila, lo conectó a una cámara digital de alta resolución y comenzó a tomar fotos de las paredes.
Mientras la cámara recogía las imágenes, una rápida serie de operaciones desfilaban por la pantalla del ordenador.
Estaba el programa de traducción; una muy compleja base de datos que el Mago había tardado años en compilar. Disponía de miles de símbolos antiguos, de muchos países y culturas, y las traducciones aceptadas. También podía realizar traducciones aproximadas, algo así como la mejor respuesta cuando el significado de un símbolo era ambiguo.
Cada vez que un símbolo era fotografiado por la cámara digital, el ordenador lo escaneaba y buscaba la traducción. Por ejemplo:
traducción del elemento:
shi tou (piedra) si (templo)
traducción de la secuencia completa:
«El templo de piedra»
traducciones aproximadas:
«santuario de piedra», «templo de piedra del Sol Oscuro», «Stonehenge» (Ref. asociada. ER: 46-2B)
Entre los otros glifos y relieves en las paredes, el ordenador encontró la más famosa invención filosófica de Lao-Tsé, el Taijitu:
El ordenador tradujo: «Taijitu; referencia:
Tao Te Ching.
Referencia coloquial occidental: «Yin-Yang.» El símbolo común para la dualidad de todas las cosas: los opuestos poseen pequeños rasgos del otro: por ejemplo, en el bien hay algo de mal, y en el mal hay algo de bien.»
En otras ocasiones el ordenador no encontraba ningún registro anterior de un símbolo:
En estos casos, creaba un nuevo archivo y lo añadía a la base de datos, de tal forma que, si el símbolo en cuestión se encontraba de nuevo, la base de datos tendría un registro.
En cualquier caso, el ordenador del Mago continuaba registrando las imágenes como una fiera hambrienta.
Al cabo de unos minutos, una traducción en particular captó su atención. Decía:
EL PRIMER
PILAR*
DEBE SER COLOCADO EXACTAMENTE CIEN DÍAS ANTES DEL REGRESO.
LA RECOMPENSA SERÁ EL
CONOCIMIENTO**
.
TÉRMINOS AMBIGUOS:
*
«barra», «bloque de diamante»
**
«sabiduría»
—El primer pilar —susurró el Mago—. Oh, Dios mío.
Diez minutos después, mientras él seguía suministrando más fotos a su ordenador, una segunda figura bajó al recinto.
Era Tank Tanaka, un fornido profesor japonés de la Universidad de Tokio, investigador junto con el Mago en ese proyecto y amigo de toda la vida. Con sus ojos castaños de amable mirada, un bondadoso rostro redondo y las patillas canosas, Tank era el profesor que todos los estudiantes de historia deseaban tener.
Se estaba quitando el arnés cuando el ordenador del Mago emitió un pitido para alertarlos de una nueva traducción. Los dos viejos profesores miraron la pantalla. Decía:
LA LLEGADA DEL DESTRUCTOR DE RA
LA LLEGADA DEL DESTRUCTOR DE RA
VE EL
ARRANQUE
* DE LA GRAN
MÁQUINA
**
Y, CON ESO, EL ASCENSO DEL
SA-BENBÉN.
HONRA AL
SA-BENBÉN,
MANTENLO CERCA, MANTENLO PRÓXIMO,
PORQUE SÓLO ÉL GOBIERNA A LOS SEIS
Y SÓLO LOS CARGADOS SEIS PUEDEN
PREPARAR LOS PILARES Y
LLEVARTE A LOS SANTUARIOS Y, ASÍ,
COMPLETAR LA MÁQUINA
ANTES DE LA SEGUNDA
LLEGADA
.***
EL FIN DE TODAS LAS COSAS ESTÁ CERCA.
TÉRMINOS AMBIGUOS:
* «comienzo», «inicio» o «puesta en marcha»
** «mecanismo» o «mundo»
***«el regreso»
REFERENCIA ASOCIADA:
Ref. XR: 5-12 Inscripción parcial encontrada en monasterio de Zhou-Zu, Tibet (2001)
—¿El
Sa-Benbén?
—preguntó Tanaka.
Los ojos del Mago se abrieron mucho por la excitación.
—Es un nombre poco usado para la parte superior más pequeña del piramidión dorado de la Gran Pirámide. El piramidión entero recibe el nombre de
Benbén.
Pero la pieza de arriba de todo es especial porque, a diferencia de las otras piezas, que son todas de forma trapezoidal, ésta es una minipirámide y, por tanto, en esencia, una pequeña
Benbén.
De ahí el nombre,
Sa-Benbén.
El nombre oriental es un poco más impresionante: la llaman la Piedra de Fuego.
El Mago miró el símbolo encima de la traducción.
—La Máquina… —susurró.
Leyó la traducción con mucho cuidado, vio la referencia asociada al final de la entrada.
—Sí, sí, he visto esto antes. Aparecía en una tablilla de piedra rota desenterrada en el norte del Tibet. Pero, debido al daño en la tablilla, sólo se podía leer la primera y la tercera línea: «la llegada del Destructor de Ra» y «y, con eso, el ascenso del
Sa-Benbén»,
pero aquí aparece el texto completo. Se trata de un descubrimiento trascendental.
El Mago comenzó a murmurar rápidamente para sí.
—El Destructor de Ra es Tártaro, la mancha solar de Tártaro…, pero Tártaro fue evitado… Sólo… sólo que no podría ser que el acontecimiento de Tártaro pusiera en marcha alguna otra cosa, algo que no anticipamos…, y si la Piedra de Fuego gobierna a las seis piedras sagradas, les da poder, entonces es fundamental para todo lo demás…, para los pilares, la Máquina y el regreso del Sol Oscuro; oh, Dios mío.
Salió de su ensimismamiento, los ojos muy abiertos.
—Tank. El acontecimiento de Tártaro en Gizeh estuvo conectado a la Máquina. Nunca sospeché…, quiero decir, tendría que… tendría que haberlo visto desde el primer momento, pero yo… —Una expresión frenética cruzó su rostro—. ¿Para cuándo calculamos el retorno?