Authors: Patrick Modiano
TANGUY Dirección de Policía Judicial HENNEQUIN Dirección de Policía Municipal
Centenares de adolescentes como Dora fueron detenidos ese mes de junio en las calles, según las consignas precisas y detalladas de los señores Tanguy y Hennequin. Todos ellos pasaron por la prisión preventiva y por Drancy antes de ser enviados a Auschwitz. Está claro que las «órdenes de envío especiales e individuales», al igual que la copia para el señor Roux, fueron destruidas después de la guerra o quizá a medida que se efectuaban las detenciones. Pero quedan algunas, dejadas por descuido:
Informe del 25 de agosto de 1942 El 25 de agosto de 1942
Enviados a prisión preventiva por no llevar la insignia judía:
Sterman, Esther, nacida el 13 de junio de 1926, en París, distrito 12.°, calle de Francs- Burgeois, 42, 4.°.
Rotsztein, Benjamin, nacido el 19 de diciembre de 1922 en Varsovia, calle de Francs-Burgeois, 5, detenidos en la estación de Austerlitz por inspectores de la 3. a sección de información general.
Informe de la policía con fecha 1 de septiembre de 1942.
Los inspectores Curinier y Lasalle al señor Comisario principal, jefe de la Brigada Especial:
Ponemos a su disposición a Jacobson, Louise, nacida el veinticuatro de diciembre de mil novecientos veinticuatro en París, distrito doce [...] desde mil novecientos veinticinco, de nacionalidad francesa por naturalización, de raza judía, soltera.
Domiciliada en casa de su madre, calle Boulets, 8, distrito 11.°, estudiante.
Detenida en este día a las catorce horas, en el domicilio de su madre, en las siguientes circunstancias:
En el momento en que procedíamos a una visita domiciliaria en el lugar arriba mencionado, la joven Jacobson llegó y nos apercibimos de que no llevaba la insignia propia de los judíos como prescribe la ordenanza alemana.
Declaró haber salido de casa a las ocho horas treinta minutos y haber ido a un curso de preparación para el bachillerato al liceo Henri IV, calle Clovis.
Además, vecinos de esta joven declararon que salía a menudo de casa sin la insignia.
La señorita Jacobson no consta en los archivos de nuestra dirección ni en los sumarios judiciales.
17 de mayo de 1944. Ayer a las 22.45 horas, durante una ronda, dos agentes de orden público del distrito 18.° detuvieron al judío francés Barmann, Jules, nacido el 25 de marzo de 1925 en París 10.°, domiciliado en el 40 bis de la calle Ruisseau (18. 0) el cual, al ser interpelado por los guardias, se dio a la fuga, estando desprovisto de la estrella amarilla. Los agentes dispararon tres veces en la dirección que tomó y lo detuvieron en el octavo piso del edificio de la calle Charles-Nodier, 12 (18.°) donde se había refugiado.
Pero, según la «Nota para la señorita Salomon», Dora Bruder fue devuelta a su madre. Llevase o no la estrella -su madre debía de llevarla desde hacía una semana-, el caso es que la comisaría de Clignancourt no hizo aquel día ninguna diferencia entre Dora y cualquier otra chica fugada. A menos que fueran esos mismos policías los que redactaran la «Nota para la señorita Salomon».
No he encontrado ninguna pista de la señorita Salomon. ¿Vive aún? Por lo que parece, trabajaba para la UGIF, un organismo dirigido por notables israelitas franceses y que agrupaba durante la Ocupación todas las obras de asistencia destinadas a la comunidad judía. La Unión general de israelitas de Francia jugó un papel de cierta relevancia en la asistencia a gran número de judíos, pero desgraciadamente tenía un origen ambiguo ya que fue creada por iniciativa de los alemanes y del gobierno de Vichy; los alemanes pensaban que un organismo semejante bajo su control serviría a sus designios, como las
Judenrate
que habían creado en las ciudades de Polonia.
Los notables y el personal de la UGIF llevaban encima una carta llamada «de legitimación» que los mantenía a salvo de redadas e internamientos. Pero pronto esa patente de corso se revelaría ilusoria. A partir de 1943 centenares de dirigentes y empleados de la UGIF fueron detenidos y deportados. En la lista de estos últimos encontré una Alice Salomon que trabajaba en la zona libre. Dudo que se tratara de la señorita Salomon a quien estaba dirigida la nota sobre Dora.
¿Quién escribió esa nota? Un empleado de la UGIF.
Lo que significa que desde hacía un tiempo conocían la existencia de Dora y de sus padres. Es probable que Cécile Bruder hubiera recurrido a dicho organismo, desesperada como la mayor parte de judíos, que vivían en una extrema precariedad y carecían de recursos. Era el único medio de tener noticias de su marido, internado en el campo de Drancy desde marzo, y hacerle llegar paquetes. Y tal vez pensaba que con ayuda de la UGIF acabaría por hallar a su hija.
«Las asistentes sociales de la policía (muelle de Gesvres) harán lo oportuno si se lo solicitan.» Eran veinte y dependían, aquel año de 1942, de la Brigada de protección de menores de la Policía judicial. Formaban una sección autónoma dirigida por una ayudante-jefe de policía.
He encontrado una foto de dos de ellas tomada en esa época. Su edad ronda los veinticinco años. Llevan abrigo negro -o azul marino- y una especie de gorra con un escudo con dos P: Prefectura de Policía. La de la izquierda, una morena con una cabellera que le cae casi hasta los hombros, lleva un bolso con correa en la mano. La otra parece llevar los labios pintados. Detrás de la morena, en la pared, dos placas en las que se lee:
AYUDANTES DE POLICIA. Debajo, una flecha. Abajo: «Horario de 9.30 h a 12 h.»
La cabeza y la gorra de la morena ocultan la mitad de los rótulos de la placa inferior. Pero se puede leer de todos modos:
Sección de…
INSPECTORES
Abajo, una flecha: «Pasillo derecho, puerta…» Nunca conoceremos el número de esa puerta.
Me pregunto qué pasó con Dora entre el 15 de junio, cuando entró en comisaría, y el 17 de junio, el día de la «Nota para la señorita Salomon». ¿La dejaron salir de la comisaría con su madre?
Si pudo abandonar el puesto de policía y volver al hotel Ornano en compañía de su madre -estaba muy cerca, bastaba seguir la calle Hermel- quiere decir que la fueron a buscar tres días más tarde, después de que la señorita Salomon entrase en contacto con las asistentes sociales de la policía del muelle de Gesvres.
Sin embargo, tengo la impresión de que las cosas no fueron tan sencillas. Caminando por la calle Hermel en ambos sentidos, hacia la Butte Montmarte o hacia el bulevar Ornano, cierro los ojos y me cuesta imaginar a Dora y a su madre andando a lo largo de la calle hacia su habitación de hotel ese mediodía soleado de junio como si se tratase de un día cualquiera.
Estoy seguro de que el 15 de junio, en la comisaría del barrio de Clignancourt se puso en movimiento un engranaje contra el que ni Dora ni su madre podían hacer nada. Llega un momento en que los niños experimentan necesidades más grandes que las de sus padres y adoptan una actitud ante la adversidad más drástica que la de ellos. Y los dejan atrás, lejos, muy lejos. Y ellos ya no pueden protegerlos.
Frente a los policías, a la señorita Salomon, a las asistentes sociales de la Prefectura, a las ordenanzas alemanas y las leyes francesas, Cécile Bruder debía de sentirse muy vulnerable, con su estrella amarilla, su marido internado en el campo de Drancy y su «situación de indigencia». Y muy desamparada ante Dora, que se mostraba rebelde y había querido, varias veces, desgarrar la red tendida entre ella y sus padres.
«Dadas sus reiteradas fugas, parece indicado pedir su admisión en una casa de reeducación juvenil.»
Quizá Dora fuera llevada desde la comisaría a la prisión preventiva de la Prefectura de policía, como era costumbre. En ese caso habría visto la gran sala con tragaluz, las celdas y los jergones en los que se hacinaban judíos, prostitutas, «comunes» y «políticos». Supo también de las chinches, del infecto olor reinante y de las guardianas, las amedrentadoras monjas vestidas de negro, con su velito azul, y de las cuales era inútil esperar misericordia.
O bien la condujeron directamente al muelle de Gesvres, horario de 9.30 h a 12 h. Hubiera seguido entonces el pasillo, a la derecha, hasta esa puerta de la que nunca sabremos el número.
En todo caso, el 19 de junio de 1942 debió de subir a un coche celular, donde se encontraban ya otras cinco chicas de su edad. A no ser que a esas cinco jóvenes las hubiesen recogido en la ronda de comisarías. El vehículo las condujo hasta el centro de internamiento de Tourelles, bulevar Mortier, en la puerta de Lilas.
Existe un registro de Tourelles del año 1942. En la cubierta se lee: MUJERES. En él se consignaban los nombres de las internadas a medida que llegaban. Se trataba de mujeres detenidas por actos de resistencia, comunistas y, hasta agosto de 1942, judías que habían cometido alguna infracción de las ordenanzas alemanas: prohibición de salir después de las ocho de la noche, obligación de llevar la estrella amarilla, prohibición de pasar la línea de demarcación, prohibición de utilizar el teléfono, poseer una bicicleta, un receptor de radio…
Con fecha de 19 de junio de 1942 se lee:
Entradas 19 de junio de 1942.
439. 19.6.42.
5.
a
Bruder Dora, 25.2.26. París 12.
0
Francesa. Av. Ornano, 41.J. xx Drancy, 13/8/42.
Los nombres siguientes corresponden a los de las otras cinco chicas, todas de las misma edad que Dora:
1. 19.6.42.
5.
a
Winerbett Claudine. 26.11.24. París 9.
0
Francesa. Calle Moines, 82.J. xx Drancy, 13/8/42.
2. 19.6.42.
5.
a
Strohlitz Zélie. 4.2.26. París U.
a
Francesa. Calle Moliere, 48. Montreuil.J. Drancy, 13/8/42.
3. 19.6.42,
Israelowicz Raca. 19.7.1924. Lodz. ind.J. Calle (ilegible), 26. Devuelta autoridades alemanas convoy 19/7/42.
4
. Nachmanowicz Marthe. 23.3.25. París. Francesa. Calle Marcadet, 258.J. xx Drancy, 13/8/42.
5. 19.6.42.
5.
a
Pitoun Yvonne. 27.1.25. Argelia. Francesa. Calle Marcel-Sembat, 3.J. xx Drancy, 13/8/42.
Los gendarmes le asignaban a cada una un número de registro. A Dora, el número 439. Ignoro el significado de la cifra
s.a.
La letra J quería decir judía. Drancy, 13/8/42 ha sido añadido cada vez: el 13 de agosto de 1942 las trescientas mujeres judías que aún estaban internadas en Tourelles fueron trasladadas al campo de Drancy.
El jueves 19 de junio, el día en que Dora llegó a Tourelles, reunieron a todas las mujeres en el patio del cuartel después del desayuno. Estaban presentes tres oficiales alemanes. Se ordenó ponerse en fila, de espaldas, a las judías entre dieciocho y cuarenta y dos años. Uno de los alemanes tenía ya una lista completa y las fue llamando de una en una. Las otras volvieron a sus habitaciones. Las sesenta y seis mujeres separadas de este modo de sus compañeras fueron encerradas en una gran sala vacía, sin una sola cama, sin un solo asiento, donde quedaron aisladas durante tres días, con los gendarmes de guardia ante la puerta.
El domingo 22 de junio, a las cinco de la mañana, varios autobuses fueron a buscarlas para llevárselas al campo de Drancy. Ese mismo día fueron deportadas en un convoy con más de novecientos hombres. Era el primero que salía de Francia con mujeres. La amenaza que se cernía sin que pudiera dársele un nombre y que acababa olvidándose se hizo realidad para las judías de Tourelles. Y durante los primeros días de su internamiento Dora vivió en ese clima opresivo. La mañana del domingo, cuando aún era de noche, vio partir a través de los cristales de las ventanas cerradas, como sus demás compañeras de internamiento, a las sesenta y seis mujeres.
Un funcionario de policía firmó el 18 de junio, o el 19, la orden de envío de Dora Bruder al campo de Tourelles. ¿Fue en la comisaría de Clignancourt o en el muelle de Gesvres? Esta orden de envío debía estar cumplimentada en dos ejemplares y había que remitida a los conductores de los coches celulares, sellada y firmada. ¿Midió ese funcionario la importancia de su gesto en el momento de firmar? Para él sólo se trataba de una firma de rutina y, además, al lugar donde se enviaba a la joven lo designaban en la Prefectura con una expresión tranquilizadora: «Albergue. Residencia vigilada.»
He podido identificar a algunas de las mujeres que partieron el domingo 22 de junio, a las cinco de la mañana, y que Dora se cruzó al llegar el jueves a Tourelles.
Claudette Bloch tenía treinta y dos años. Había sido detenida cuando iba a la avenida Foch, a la sede de la Gestapo, a pedir noticias de su marido, arrestado en diciembre de 1941. Fue una de las escasas personas del convoy que sobrevivieron.
Josette Delimal tenía veintiún años. Claudette Bloch la había conocido en la prisión preventiva de la Prefectura de policía antes de que ambas fueran internadas en Tourelles, el mismo día. Según su testimonio, Josette Delimal «había sobrellevado una vida muy dura antes de la guerra y no había hecho acopio de la energía que se extrae de los recuerdos felices. Se hallaba completamente hundida. Yo la animaba cuanto podía […]. Cuando nos condujeron al dormitorio y nos asignaron una cama, pedí con insistencia que no nos separasen. No nos separamos hasta que nos llevaron a Auschwitz, donde el tifus se la llevó pronto». Esto es lo poco que sé de Josette Delimal. Me gustaría saber más.
Tamara Isserlis. Tenía veinticuatro años. Estudiante de medicina. Había sido arrestada en el metro de Cluny por llevar «la bandera francesa bajo la estrella de David». Su carnet de identidad, que ha sido encontrado, indica que vivía en la calle de Buzenval, 10, en Saint Cloud. Tenía el rostro ovalado, el cabello castaño rubio y los ojos negros.
Ida Levine. Veintinueve años. Quedan algunas de las cartas a su familia, que escribía desde la prisión preventiva, y luego desde el campo de Tourelles. Había tirado su última carta desde el tren, en la estación de Barle-Duc, y los ferroviarios la enviaron. Decía: «Salgo con destino desconocido, pero el tren desde el que os escribo se dirige al este: es posible que vayamos bastante lejos…»
Hena. La llamaré por su nombre de pila. Tenía diecinueve años. Fue detenida por desvalijar un piso, ella y su amigo, y robar ciento cincuenta mil francos de la época y joyas. Tal vez soñaba con abandonar Francia con ese dinero y escapar a las amenazas que pesaban sobre su vida. Tuvo que comparecer ante un tribunal correccional. La condenaron por robo. Como era judía, no la encerraron en una prisión ordinaria sino en Tourelles. Me siento solidario con ese desvalijamiento. También mi padre había robado, en 1942, junto con otros cómplices, los
stocks
de cojinetes a bolas de la empresa SKF, en la avenida de la Grande-Armée, y habían cargado la mercancía en camiones para llevarla a su almacén de mercado negro, en la avenida Hoche. Ya que las ordenanzas alemanas, las leyes de Vichy, los artículos de los periódicos no les concedían otro estatus que el de apestados y de delincuentes comunes, era legítimo que obrasen como forajidos a fin de sobrevivir. Eso los honra. y los amo por eso.