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Authors: Patrick Modiano

Dora Bruder (3 page)

Intento reconstruir el periplo de Ernest Bruder. Y la soldada que se cobraba en Sidi Bel Abbes. La mayor parte de los enrolados -alemanes, austríacos, rusos, rumanos, búlgaros- se encuentran en tal estado de miseria que están asombrados de que les proporcionen esa soldada. No se lo pueden creer. Se meten en seguida el dinero en el bolsillo como si alguien fuera a quitárselo. Luego viene el entrenamiento, las carreras en las dunas, las marchas interminables bajo el sol de plomo de Argelia. Los alistados de Europa central como Ernest Bruder soportan mal el entrenamiento: han estado subalimentados durante la adolescencia a causa del racionamiento de los cuatro años de guerra.

En seguida, los cuarteles de Meknes, de Fez o de Marraquech. Se les envía a operaciones de pacificación de los territorios sublevados de Marruecos.

Abril de 1920. Combate en Bekrit y en el Ras-Tarchao Junio de 1921. Combate del batallón de la legión del comandante Lambert en el Djebel Hayane. Marzo de 1922. Combate del Djebel-ech-Cherg. Capitán Roth. Mayo de 1922. Combate del Tizi Adni. Batallón legionario Nicolas. Abril de 1923. Combate de Arbala. Combates de la mancha de Taza. Mayo de 1923. Intervenciones muy duras en Bab-Brida del Talrant, que los legionarios del comandante Naegelin ganan bajo un intenso fuego. En la noche del 26 el batallón Naegelin ocupa por sorpresa el macizo de Incherdit. Junio de 1923. Combate del Tadout. El batallón Naegelin se apodera de la cima. Los legionarios plantan el pabellón tricolor en una gran casbah, al son de los clarines. Combate de la Oued Athia, durante el cual el batallón Barriere tiene que cargar dos veces a la bayoneta. El batallón Buchsenschutz se apodera de los reductos del pico sur del Bou-Khamouj. Combate de la depresión de Elmers. Julio de 1923. Combate de la planicie de Immouzer. Batallón Cattin. Batallón Buchsenschutz. Batallón Susini y Jenoudet. Agosto de 1923. Combate del Oued Tamghilt.

Por la noche, en aquel paisaje de arena y guijarrales, ¿soñaba él con Viena, su ciudad natal, con los castaños de la Hauptallee? La ficha de Ernest Bruder, «legionario francés de segunda clase», indica también: «mutilado de guerra al ciento por ciento». ¿En qué combate fue herido?

A los veinticinco años vuelve a pisar el suelo de París.

Debió de ser liberado de su alistamiento en la Legión a causa de su herida. Supongo que no habló de ello con nadie. Y además a nadie le interesaría. Y estoy seguro de que no cobró pensión de invalidez. No le concedieron la nacionalidad francesa. La única vez que leí que se aludía a sus heridas de guerra fue en una de las fichas de la policía que sirvieron para las redadas que se efectuaron durante la Ocupación.

En 1924 Ernest Bruder se casó con una joven de diecisiete años, Cécile Burder, nacida en abril de 1907 en Budapest. No sé dónde tuvo lugar ese matrimonio e ignoro el nombre de los testigos. ¿En qué circunstancias se conocieron? Cécile Burder había llegado a París el año anterior procedente de Budapest, en compañía de sus padres, sus cuatro hermanas y un hermano. Una familia judía originaria de Rusia que se había establecido en Budapest a principios de siglo.

Al finalizar la primera guerra mundial, la vida era tan dura en Budapest como en Viena y les fue preciso continuar huyendo hacia el oeste. Habían ido a parar a París, al asilo israelita de la calle Lamarck. El mismo mes de su llegada, tres de las chicas, de catorce, doce y diez años, murieron de fiebre tifoidea.

¿Vivían ya Cécile y Ernest Bruder al casarse en la calle Liégeard de Sevran? ¿O bien se alojaban en la habitación de un hotel en París? Durante los años que siguieron a su matrimonio, y después del nacimiento de Dora, vivieron siempre en habitaciones de hotel.

Son seres que dejan pocas huellas tras de sí. Personas casi anónimas. Nunca se alejan de ciertas calles de París, de ciertos paisajes de suburbio donde descubrí, por casualidad, que habían vivido. Lo que se sabe de ellas se resume en una simple dirección. Y esta precisión topográfica contrasta con todo lo que se ignorará para siempre de su vida… ese vacío, ese bloque de desconocimiento y silencio.

Encontré a una sobrina de Ernest y de Cécile Bruder. Hablé con ella por teléfono. Los únicos recuerdos que guarda son recuerdos de infancia, desenfocados y precisos a un tiempo. Rememora la amabilidad y la dulzura de su tío. Ella es quien me aporta algunos detalles sobre su familia que anoto. Había oído comentar que antes de instalarse en el hotel del bulevar Ornano, Ernest, Cécile y su hija Dora habían vivido en otro hotel. En una calle que daba a la calle Poissonniers. Miro el plano, le cito las calles una por una. Sí, era la calle Polonceau. Pero nunca había oído hablar de Sevran, ni de Freinville ni de la fábrica Westinghouse.

Dicen que los lugares conservan por lo menos cierta huella de las personas que los han habitado. Huella: marca en hueco o en relieve. Para Ernest, Cécile y Dora, yo diría: en hueco. Me embargaba una sensación de ausencia y de vacío cada vez que me encontraba en un lugar donde habían morado.

Dos hoteles, en esa época, en la calle Polonceau: uno, en el número 49, regentado por un tal Rouquette. En la guía figuraba como hotel Vino. El segundo, en el número 32, pertenecía a un tal Charles Campazzi.

Esos hoteles no tenían nombre. Hoy ya no existen.

Hacia 1968 yo solía recorrer los bulevares hasta llegar a los arcos del metro elevado. Empezaba en la plaza Blanche. En diciembre las barracas de feria ocupaban la explanada. Las luces decrecían a medida que uno se acercaba al bulevar de la Chapelle. Todavía no sabía nada de Dora Bruder y su familia. Recuerdo que experimentaba una extraña sensación recorriendo el muro del hospital Lariboisiere, y luego al pasar bajo la vía férrea, como si hubiera penetrado en la zona más oscura de París. Pero era simplemente el contraste entre las luces demasiado vivas del bulevar Clichy y el muro negro, interminable, la penumbra bajo los arcos del metro…

En mi recuerdo el barrio de la Chapelle se me aparece aún hoy en líneas de fuga a causa de las vías férreas, de la proximidad de la estación del Norte, del estrépito de los vagones de metro que pasaban muy rápido por encima de mi cabeza… Era improbable que alguien se estableciera allí durante mucho tiempo. Una encrucijada en la que cada cual partía por su lado hacia los cuatro puntos cardinales.

Y, sin embargo, he localizado la dirección de las escuelas del barrio donde encontraré, tal vez, en sus registros, el nombre de Dora Bruder, si es que esas escuelas existen todavía:

Parvulario: calle Saint-Luc, 3.

Escuelas primarias municipales de niñas: calle Cavé, 11; calle de Poissonniers, 43, esquina al callejón de Orán.

Y transcurrió el tiempo, puerta de Clignancourt, hasta la guerra. No sé qué fue de ellos durante esos años. ¿Trabajaba ya Cécile Bruder como «obrera peletera» o como «obrera asalariada de la confección», como consta en sus fichas? Según su sobrina, estaba empleada en un taller, cerca de la calle Ruisseau, pero no estaba segura. ¿Seguía siendo Ernest Bruder peón, no en la Westinghouse, sino en alguna otra parte en otra barriada? ¿O también él encontró trabajo en algún taller de confección de París? En la ficha que le hicieron durante la Ocupación y donde he leído «mutilado de guerra al ciento por ciento; legionario francés de segunda clase», está escrito al lado de la palabra profesión: «No tiene.»

Algunas fotografías de esa época. La más antigua, el día de su boda. Los cónyuges están sentados, acodados a una especie de velador. Ella se ve envuelta en un gran velo blanco que parece anudado al lado izquierdo de su cara y cae hasta el suelo. Él viste traje y lleva una pajarita blanca. Una foto con su hija Dora. Se hallan sentados, Dora de pie entre ellos: no cuenta más de dos años. Otra foto de Dora, tomada seguramente con ocasión de una entrega de premios. Tiene más o menos doce años, y lleva un vestido blanco y calcetines blancos cortos. Sostiene un libro en la mano derecha. Los cabellos rodeados por una coronita que parece de flores blancas. Apoya la mano izquierda en el borde de un gran cubo blanco adornado con motivos geométricos negros; el cubo debe de formar parte del decorado. Otra foto, captada en el mismo lugar, en la misma época y quizá el mismo día: se reconoce el embaldosado y el gran cubo blanco con motivos geométricos, sobre el que se halla sentada Cécile Bruder. Dora está de pie a su izquierda con un vestido con cuellecito, el brazo izquierdo doblado delante de ella a fin de apoyar la mano en el hombro de su madre. Otra foto de Dora y su madre: la niña ya tiene unos doce años y luce los cabellos más cortos que en la foto precedente. Ambas están de pie delante de lo que parece un viejo muro pero que debe de tratarse del panel del fotógrafo. Las dos visten un traje negro con cuello blanco. Dora está un poco delante de su madre y a su derecha. Una foto de forma ovalada en la que Dora ya es un poco mayor -trece o catorce años, los cabellos más largos- y en la que están los tres como en fila india pero con la cara vuelta hacia el objetivo: primero Dora y su madre, las dos con vestido camisero blanco, y luego Ernest Bruder, en traje y corbata. Una foto de Cécile ante lo que parece un chalet de las afueras. En primer plano, a la izquierda, se aprecia el muro cubierto por la hiedra. Se encuentra sentada en el borde de tres escalones de cemento. Viste un traje claro de verano. Al fondo, la silueta de un niño, de espaldas, brazos y piernas desnudos, en jersey negro o en traje de baño. ¿Dora? Y la fachada de otro chalet detrás de una cerca de madera, con un porche y una sola ventana en el primer piso. ¿Qué lugar podía ser aquél?

Una foto de Dora sola, a los nueve o diez años. Diríase que está en un tejado, justo bajo un rayo de sol, y la sombra alrededor. Lleva bata y calcetines cortos blancos, apoya el brazo en la cadera y el pie derecho en el borde de cemento de lo que podría ser una gran jaula o una gran pajarera, pero no se distinguen, a causa de la sombra, los animales encerrados en ella. Las sombras y las manchas de sol son las de un día de verano.

Hubo otros días de verano en el barrio de Clignancourt. Sus padres llevaban a Dora al cine Ornano 43. Bastaba cruzar la calle. ¿O tal vez iba sola? Desde muy joven, según su prima, había sido rebelde, independiente, inquieta. La habitación del hotel era demasiado exigua para que pudieran convivir tres personas.

De pequeña debió de jugar en el parque Clignancourt. El barrio, en algunos momentos, parecía un pueblo. Al anochecer, los vecinos sacaban sillas a la calle y charlaban. Iban a beber limonada a la terraza de algún café. A veces, unos hombres, que no se sabía si eran cabreros o feriantes, pasaban con cabras y vendían grandes vasos de leche por diez perras chicas. La espuma te dejaba un bigote blanco.

En la puerta de Clignancourt, el edificio y la barrera del fielato. A la izquierda, entre los bloques de pisos del bulevar Ney y el mercado de las Pulgas, se extendía todo un barrio de barracas, de hangares, de acacias y de casas bajas que ha sido derribado. Cuando yo contaba catorce años, ese solar me había impresionado. He creído reconocerlo en dos o tres fotos, tomadas en invierno: una especie de explanada por la que se ve pasar el autobús. Se aprecia también un camión parado, se diría que para siempre. Un campo de nieve, en el extremo del cual una caravana y un caballo negro parecen aguardar. Y, al fondo, la masa brumosa de los bloques de pisos.

Recuerdo que la primera vez que lo vi experimenté el vacío que se siente ante lo que ha sido destruido, arrasado. No sabía aún de la existencia de Dora Bruder. Tal vez -estoy seguro- ella se había paseado por allí, en esa zona que me hace rememorar citas de amor secretas, grises felicidades perdidas. Aún flotaban en el lugar recuerdos campestres: las calles se llamaban alameda del Pozo, alameda del Metro, alameda de los Chopos, callejón de los Perros.

El 9 de mayo de 1940, Dora Bruder, a los catorce años, es matriculada en un internado religioso, de la obra del Sagrado Corazón de María, que dirigen las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, en los números 60 y 62 de la calle Picpus, en el distrito XII.

El registro del internado lleva las anotaciones siguientes:

Apellido y nombre: Bruder, Dora.

Fecha y lugar de nacimiento: 25 de febrero de 1926, París, distrito XII,

hija de Ernest y de Cécile Burder, padre y madre.

Situación familiar: hija legítima.

Fecha y condiciones de admisión: 9 de mayo de 1940

Pensión completa

Fecha y motivo de salida: 14 de diciembre de 1941 Por fuga.

¿Por qué sus padres decidieron matriculada en este internado? Sin duda porque era difícil continuar viviendo tres personas en una sola habitación de hotel. Me pregunto también si Ernest y Cécile Bruder no estarían bajo la amenaza de una medida de internamiento en calidad de «súbditos del Reich» y de «ex austríacos», pues desde 1938 Austria había entrado a formar parte del Reich y dejado de existir.

En el otoño de 1939 los súbditos del Reich y los ex austríacos de sexo masculino habían sido internados en campos de concentración. Habían sido catalogados en dos categorías: sospechosos y no sospechosos. Los no sospechosos habían sido reunidos en el estadio Yves-du-Manoir, en Colombes. Luego, en diciembre, los habían reunido con otros grupos llamados «de prestatarios extranjeros». ¿Había formado parte Ernest Bruder de esos grupos de prestatarios?

El 13 de mayo de 1940, cuatro días después de la llegada de Dora al pensionado del Sagrado Corazón de María, a las mujeres súbditas del Reich y ex austríacas les había llegado el turno de ser convocadas al velódromo de invierno y de ser internadas durante trece días. Luego, al acercarse las tropas alemanas, habían sido trasladadas al campo de Gurs, en los Bajos Pirineos. ¿Había sido convocada también Cécile Bruder?

Te clasifican en extrañas categorías de las que nunca has oído hablar y que no corresponden a lo que realmente eres. Te convocan. Te internan. Y querrías saber por qué.

Me pregunto gracias a qué casualidad Cécile y Ernest Bruder supieron de la existencia del pensionado del Sagrado Corazón de María. ¿Quién les aconsejó matricular a Dora?

Supongo que a los catorce años Dora ya habría dado muestras de independencia, y que el carácter inconformista al que se había referido su prima seguramente ya se habría manifestado. Sus padres juzgaron que necesitaba disciplina. Unos judíos como ellos habían escogido una institución cristiana. ¿Serían practicantes? ¿Podían escoger? Las alumnas del pensionado eran chicas de origen modesto y puede leerse en la nota biográfica de la superiora del establecimiento, en la época en que Dora estaba interna: «Niñas sin familia o casos sociales graves, por las que Cristo ha manifestado siempre su predilección.» Y en un folleto consagrado a las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia: «La fundación del Sagrado Corazón de María estaba llamada a rendir eminentes servicios a las niñas y jóvenes de familias desheredadas de la capital.»

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