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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (53 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Pero antes de poder alcanzar el comienzo de la libertad interior es preciso entender que la
vida son aconteceres
y notar cómo reaccionamos mecánicamente a los diferentes sucesos de la vida. Escudriñando a través de nuestros limitados sentidos vemos la vida como un sinnúmero de objetos pero somos incapaces de verla como una sucesión de hechos cambiantes. Muchas veces pensé que ésta es una de las primeras dificultades que se opone a nuestra comprensión de lo que trata el Trabajo. No podemos ver los aconteceres porque sólo es posible concebirlos mental y emocionalmente. Por ejemplo, podemos ver una mesa, una silla, un árbol, una persona. Estos son objetos y no aconteceres, pero suponiendo que el árbol cae sobre la mesa y mata a una persona y destroza la silla: esto es un acontecer. Todos esos objetos físicos que no son aconteceres de súbito se hallan en relación con un acontecer. Una persona es un objeto. Pero suponiendo que usted aborrece a esa persona cuando la ve hace de ella un acontecer. Los sucesos o aconteceres se amontonan en torno de los objetos en determinadas relaciones. Una mesa de por sí no es un suceso, pero si sobre ella se disponen los enseres del desayuno participa de un acontecer, y si el huevo no está propiamente cocido se convierte en un suceso negativo. Una tromba que levanta súbitamente los techos de las casas es un evento, pero el techo en sí no es un evento. Una cosa poseída por una persona y que ésta mira a veces, tal como un reloj de oro, no es un evento sino un objeto. Pero si alguien lo roba se convierte en un evento. Uno se levanta por la mañana y tropieza con la alfombra, y entonces la alfombra se convierte en un acontecer. En otras palabras, un acontecer es la relación con un número de objetos dispuestos de determinada manera. Esta es una descripción muy inadecuada de los eventos pero es preciso percibir su significado. Es hacia los eventos hacia lo cual debemos tratar de tener una conducta consciente. Es decir, tenemos que ver nuestra vida como acontecer y no como objetos, porque no cuesta nada mirar los caballos y los árboles sin entender que a menos de estar relacionado en cierto modo con uno mismo no constituyen un acontecer. Es apartarse del nivel puramente sensual el percibir que los objetos en sí mismos no son aconteceres.

Ahora bien, haciendo esta conexión con la primera línea de Trabajo será capaz de observar sucesos hacia los cuales reaccionará de un modo particular, porque su trabajo personal descansará por mucho tiempo en sus reacciones hacia la vida como suceder, es decir, en la manera en que contemplará lo que sucede en el mundo de los objetos externos. (Si no puede entender la diferencia entre objetos y sucesos le basta pensar en lo que está sucediendo en la guerra, cómo en el evento de la guerra toda clase de objetos se re-agrupan y cómo en otro evento se agruparían de un modo por completo diferente. Por ejemplo, millones de personas que antes estaban en el país, ahora están en el extranjero. Los objetos son los mismos pero están interrelacionados de una manera muy diferente debido al acontecer de la guerra.) Cuesta mucho creer que los eventos son distintos de los objetos. Por ejemplo, nos cuesta creer que nosotros mismos en un próximo momento nos dejaremos arrastrar por la ira debido a algún suceso en el cual estamos incluidos. No vemos que un evento ha sucedido —en realidad, una tríada de fuerzas ha obrado súbitamente sobre nosotros y hemos sido incorporados en ella como en un torbellino en el que diferentes 'Yoes' se hacen cargo de nosotros mientras dure el evento—. Después que un acontecer ha pasado nos preguntamos qué ha sucedido porque todos los objetos que nos rodean están como estaban antes, pero mientras duraba el hecho condujeron diferentes fuerzas entre las cuales estábamos incluidos.

Cuando nos hacemos un propósito siempre descuidamos los aconteceres. No tenemos en cuenta lo difícil que será cumplir ese propósito en vista de los diferentes eventos que puedan sucedernos. Esperamos tener un mar tranquilo que nos permitirá seguir un curso directo. Por lo tanto cuando nuestro propósito es muy superficial y momentáneo, forjado en un momento de entusiasmo, lo encontramos absolutamente inútil e incapaz de llevarnos a parte alguna. Sin embargo, en lugar de sentirnos ofendidos y culpar al Trabajo, tendríamos que comprender lo que significa el Hombre Ladino o como lo llaman los Evangelios, 'φρόνϊμος', u hombre sabio (sabio significa realmente hábil). Recuerden que las vírgenes prudentes no eran prudentes sino hábiles y las palabras que en los Evangelios significa hábil o mentalmente despierto es la misma que la palabra 'ladino' usada en el Trabajo. Un propósito superficial no lleva a ninguna parte, en especial si pertenece a la conciencia adquirida que está respaldada por el mérito, la vanidad. Esos propósitos, que miran hacia la vida externa, no sirve de nada en el Trabajo. No tocan el nivel esotérico, el nivel de la Conciencia Real. Para tener un verdadero propósito es preciso conocer de antemano que no se lo puede cumplir y no decirse a sí mismo lo que es este verdadero propósito. El verdadero propósito proviene de algo más profundo en uno, de algo emocional. Como está dicho en Mateo: "No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha". (VI 3). En el lenguaje de las Parábolas 'izquierdo' es el lado débil, la Personalidad, 'derecho' significa el lado más profundo y real de un hombre. Ahora bien, si se hace un propósito con la mano izquierda y se dice uno a si mismo que obtendrá algún beneficio de ese propósito, algún mérito, algunas alabanzas de las gentes, que ellas mostrarán más consideración (hasta en el Trabajo), no se lo hará con la mano derecha o lado real. Por esa razón el propósito ha de ser algo que no se puede traducir en palabras para que la Falsa Personalidad se entere de ello, y no se debe esperar que se pueda lograr su objeto en seguida. De hecho, es muy probable que tendrá que seguir un camino tortuoso y aparentemente contradictorio para cumplir su verdadero propósito y sobre todo no debe pensarse que si las cosas andan mal su propósito es inútil. Lo más importante es comprender que no se puede ir directamente hacia un verdadero propósito como el velero que en el mar se empeña en llegar a determinada meta; habrá que virar hacia un rumbo, luego hacia el otro de acuerdo con el viento.

Un propósito real depende de la
percepción emocional
de algo que disgusta en uno mismo y que se desea eventualmente cambiar. Depende de cierta integridad de sentimiento que persiste a despecho de las caídas. Por eso es necesaria mucha paciencia en conexión con el verdadero propósito. Un propósito formatorio es muy diferente de un verdadero propósito y si bien se empieza con propósitos formatorios es preciso comprender que no se los puede cumplir. El verdadero propósito sólo puede surgir de una larga observación y verdadera valoración del Trabajo, porque a no ser que la presencia del Trabajo acompañe constantemente al verdadero propósito —es decir, a menos de confiar tanto en el Trabajo como en sí mismo para cumplirlo— no conducirá a parte alguna excepto a la Falsa Personalidad y al sentimiento del mérito. El verdadero propósito siempre sustenta la comprensión de un hombre, y le hace ver cómo puede cambiar y sin embargo seguir siendo el mismo, cómo puede virar de un lado a otro y no seguir el camino recto que exige nuestra impaciencia natural, porque todo verdadero propósito está conectado con nuestro propio auto-desarrollo, es decir, con el desarrollo de nuestra Esencia, de la comprensión que es la fuerza más grande que somos capaces de crear, mientras que el falso propósito no puede desarrollar nuestra comprensión y muy a menudo nos contrae y nos convierte en puritanos, dedicados a la rígida observancia de alguna decisión interna carente de importancia. No se puede hacer nada apartándose súbitamente por un acto arbitrario de lo que se ha sido. Es tan sólo modificando y transformando la vida cómo se puede cambiarla. Cuando se tiene un verdadero propósito se ve lo que cuesta cumplirlo. Cuando se hace un propósito formatorio la cosa es muy diferente. Nos dicen que formulemos propósitos con el objeto de hacernos ver que somos incapaces de cumplirlos, es decir, para que podamos ver la segunda fuerza o fuerza de resistencia. Pero si llegamos a hacer un verdadero propósito tendremos una mejor percepción de la segunda fuerza y de las dificultades que se oponen al cumplimiento de nuestro propósito. El verdadero propósito es un propósito
silencioso
—algo que nunca se dice claramente a los otros ni siquiera a uno mismo— y es tal la calidad de esta clase de propósito que no se desalienta uno por su constante y aparente incumplimiento, o por las contradicciones que surgen en conexión con él cuando en apariencia se sigue otra dirección de la que uno se había propuesto seguir. Les di la imagen de un velero que atraviesa el Atlántico, de Este a Oeste, por ejemplo, y probablemente este velero no podrá dirigirse directamente hacia el Oeste sino que tendrá que poner rumbo al Noroeste o al Sudoeste, y hasta en ocasiones tendrá que ir en dirección opuesta por un momento; sin embargo, si es fiel a su propósito llegará eventualmente a donde se había propuesto llegar. No pierde la esperanza, no se desespera, porque tiene la profunda intención de llegar eventualmente adonde se había propuesto llegar.

Ahora bien, ¿en qué se diferencia el verdadero propósito del propósito artificial? Como dije, el verdadero propósito sólo puede surgir de una larga observación y de una verdadera valoración del Trabajo. Hay una frase que O. acostumbraba decir:
"El Trabajo le encontrará el camino".
Esta es una frase que merece recordarse pero exige una constante relación con el Trabajo en el alma, en sus honduras. Es el Trabajo el que nos cambia, porque el Trabajo nos acerca, poco a poco, a los Centros Superiores, que siempre nos están diciendo cómo llevar nuestra verdadera vida y a los que no podemos prestar atención debido al tránsito de la vida en las partes mecánicas de los centros. El gran propósito fue dado en los Evangelios: "Buscad primeramente el Reino de los Cielos", es decir, es preciso buscar otro nivel de ser, el nivel de ser verdadero, que nos fue prometido por los Evangelios y por el Trabajo. Recuerdo otra frase que G. tenía la costumbre de decir: "Puedo trabajar", la cual les servirá de ayuda, en especial cuando se sientan desalentados por tener que virar al Norte o al Sur. Pero si me piden que les defina cuál es el verdadero propósito, dejo en sus manos la tarea. Tenemos que hacernos un propósito. No sabemos exactamente cuál será el próximo paso que tendremos que dar en nuestro desarrollo, pero si nuestro propósito es suficientemente genuino las influencias del Trabajo lo modificarán notablemente en la dirección correcta. Les asombrará ver que lo que deben hacer es muy diferente de lo que creían era preciso hacer, y también les asombrará ver la ayuda que reciben mientras no levanten los brazos con desesperación. Pero si quieren voluntariamente el Trabajo, si tienen buena voluntad hacia él, si la idea que tienen del Bien empieza a conectarse con la enseñanza esotérica, entonces de seguro recibirán una respuesta correcta aun cuando lo que hayan pedido fuera equivocado, pero a condición de que fuera sincero. Recuerden que no se puede usar este Trabajo para la vida como objeto primario, pero que se puede usar la vida para el Trabajo. Es difícil ver lo que esto significa, porque no nos damos cuenta de lo que es
primero
en nosotros. Si pudiéramos arreglarnos para que el Trabajo fuera lo primero, entonces recibiríamos todo lo demás por añadidura y podríamos encontrar lo que realmente nos pertenece en la vida y lo que no nos pertenece, pero esto se asemejaría a algo pasivo que se vuelve activo y a algo que es activo y se vuelve pasivo. Significaría que hemos empezado a vivir el Trabajo en la vida. Por esta razón es preciso relacionar todo cuanto hacemos en la vida con el Trabajo, aun cuando al principio sea artificialmente. Esto es llamado, por lo que puedo recordar, hacer todo en nombre de Dios. Hay que dejar de hacer el Trabajo por breve tiempo y luego salir de él y entrar en la vida como una antítesis. Es preciso tratar, aun artificialmente, de obrar de modo que todo lo que se haga en la vida tenga alguna conexión con el Trabajo, y no hacer del Trabajo lo opuesto a la vida. G. dijo una vez:
"Traigan todas las cosas al Trabajo. No vayan a la vida como a un descanso del Trabajo, sino que deben conectar su descanso en la vida con el Trabajo"
. Esto suena al parecer extraño y sin embargo contiene una idea muy importante. Algunas personas suelen decir: "Si soy negativo es en el Trabajo" Sí, desde luego es en el Trabajo. Si hablan en contra del Trabajo, recuerden que es en el Trabajo. Si se meten en camisa de once varas, recuerden que es en el Trabajo. Si están en el Trabajo, todo cuanto hagan será en el Trabajo. Si están en el Trabajo, todo cuanto hagan será en el Trabajo. Si no pueden sentirlo, se dividirán en "Yoes" de vida y en "Yoes" de Trabajo, los cuales se muestran enemigos unos de los otros. Si está en el Trabajo no podrá estar fuera de él, cualesquiera que sean los "Yoes" que obren en usted, de modo que no haga esta oposición entre el Trabajo y la vida, y recuerde que el Trabajo no es ignorante de la naturaleza humana. Todo cuanto hace pensando que no tiene nada que ver con el Trabajo, y todo cuanto hace pensando que tiene que ver con el Trabajo, todo ello es en el Trabajo. No se puede vivir ora en el Trabajo ora en la vida, porque esto produce una escisión en uno mismo. La idea del Hombre Equilibrado es una idea que incluye todo, pero en su justo lugar, en su justo orden, en su justa disposición. Recuerden que hasta los animales nocivos fueron tomados en el Arca de Noé e incluidos en todo el conjunto. Nadie puede desarrollarse sin su lado malo: nadie puede ser simplemente bueno sin el poder de ser malo. Es una cuestión de disposición correcta, de orden correcto, de equilibrio correcto. Hasta los 'Yoes' que no están en el Trabajo son útiles y están en el Trabajo, si comprenden lo que quiero decir. ¿Cómo podríamos, a menos de tener muchas dudas, tener alguna energía? ¿Cómo, a no ser que fuéramos continuamente tentados en el Trabajo, podríamos alcanzar un nuevo nivel de comprensión? Hasta los "Yoes" negativos son buenos, a condición que sepamos no identificarnos con ellos. Teniendo en cuenta todas estas cosas vemos cómo los verdaderos propósitos, que tienen que tener en consideración la segunda fuerza, y tienen que ser hechos con suma habilidad en uno mismo, no son lo que esperábamos y no nos darán en seguida una bella recompensa, un bello e instantáneo resultado. Es preciso trazar en una carta el curso que seguiremos, tal como lo hace un marino, pero el capitán del velero no espera llegar directamente a su meta, aun cuando tenga la intención de hacerlo a despecho de todos los tiempos, de todos los vientos contrarios. Deseo que todos ustedes piensen en lo que es el verdadero propósito en contraste con los propósitos temporarios aunque muy útiles, y a no ser que tengan una idea de un nivel superior de Humanidad, del Círculo Consciente de la Humanidad, un estado de la Humanidad mucho mejor que el que vemos en la Tierra, les será muy difícil forjarse un verdadero propósito. Todos los conceptos e ideas del Trabajo son necesarios para un verdadero propósito, y hay una cosa aún más necesaria que todas las demás —no estar satisfecho de nuestro nivel de ser y sentir que existe la posibilidad de cambiar.

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