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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (54 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Ahora recapitulemos. El verdadero propósito ha de fundarse sobre una detenida observación de uno mismo y sobre lo que enseña el Trabajo para alcanzar un nivel superior de ser. La primera dificultad radica en que no nos recordamos, en que no somos conscientes. No manejamos nuestro carruaje sino que nos quedamos en una taberna embriagados con nuestra imaginación. Se sigue la enseñanza acerca de la identificación, de que somos muchos y no uno, de que decimos "Yo" como si no tuviese significado ninguno, de que estamos llenos de cuentas interiores, llenos de consideración interna, de que mentimos, perdemos nuestra energía en la auto justificación, en fingir lo que no somos, de que estamos llenos de imágenes de nosotros mismos que no tienen nada que ver con nuestro verdadero yo, de que reaccionamos a las actitudes, de que hablamos desde opiniones adquiridas y nunca pensamos por nosotros mismos, de que la imaginación se desliza en todo cuanto hacemos o decimos o sentimos, de que dormimos profundamente en la vida pero nos dejamos arrastrar por reacciones mecánicas, de que somos criaturas de hábitos mentales, emocionales y físicos, de que nunca vemos ni atacamos nuestra propia ignorancia, de que no percibimos las nuevas impresiones producidas por una cosa cualquiera, de que somos gobernados por la vanidad y el orgullo y el engreimiento, y finalmente, de que no estamos despiertos sino tan dormidos e hipnotizados que seguimos cualquier evento de vida y no le oponemos ninguna resistencia interior. Es menester que comprendamos que no se puede tomar todo esto como punto de partida, que no podemos añadir el Trabajo a toda la confusión que reina en nosotros mismos, pero que tenemos que descender y concebir que no podemos hacer, darnos cuenta de que somos realmente muy ignorantes, de que nos pasamos todo el día diciendo cosas que no tienen ningún sentido, que reaccionamos a cosas y creemos que somos realmente conscientes —todo lo cual nos lleva a la percepción de nuestra mecanicidad, a la percepción de que no existimos en absoluto salvo como títeres puestos en movimiento por cuerdas. Ahora bien, ¿puede un títere forjarse un propósito salvo el de ser un títere más grande? Si un títere se forja un propósito será un mero propósito de títere. El títere cree conocer cómo se hace un propósito. Por encima del títere está el Trabajo que nos dice qué clase de propósito es posible hacer, y se puede tener la más absoluta seguridad que ese propósito va siempre en contra del títere. Ahora bien, todo verdadero propósito es psicológico: recuerden que vivimos en un mundo psicológico de pensamientos, sentimientos y deseos. El mundo psicológico es extraordinariamente complejo y maravilloso. Tiene toda clase de combinaciones y modelos, ordenamientos equivocados y ordenamientos correctos. Todo lo que el Trabajo enseña al principio es la manera de poner orden en el mundo psicológico. Supongamos que está lleno de odio hacia alguna persona y trata de poner en orden su mundo psicológico. ¿Acaso es posible? ¿No comprenden todos ustedes que vivimos en un mundo psicológico y no en un mundo físico y que reaccionamos psicológicamente a los eventos del mundo físico salvo cuando el mundo físico nos destruye físicamente? El Trabajo se propone hacer un buen ajuste del mundo psicológico para que pueda comunicarse con los Centros Superiores. En la vida podemos ocultar nuestros pensamientos psicológicos y sentimientos pero el Trabajo es otra fuerza que no es de vida, y al Trabajo no se le puede ocultar nada que sea psicológico. El verdadero propósito tiene mucho que ver con el mundo psicológico y nuestra manera de manejar a los otros y a nosotros mismos. En este mundo es preciso hacer asociaciones enteramente nuevas, y modelos enteramente nuevos. El objeto que se propone el Trabajo es hacer nuevos modelos en el cerebro —pensar de una manera nueva, no como piensan todos aquellos que están asentados en la vida—. A no ser que piense en el Trabajo y lo que significa, a no ser que vea el esoterismo y su propósito, a no ser que comprenda que el Hombre es un organismo capaz de desarrollo propio y que sólo puede desarrollarse por una clase de pensamiento enteramente nuevo, no se formarán nuevos modelos en el cerebro y así toda la parte no desarrollada del cerebro no se usará —esto es, la parte que puede conectarse con los Centros Superiores—. Si toma las cosas como siempre las tomó, nada nuevo puede formarse, pero si toma la vida desde el ángulo que el Trabajo enseña, hará un nuevo modelo, nuevas asociaciones en los lóbulos frontales si prefiere, y éstas lo conectarán con los Centros Superiores. Si su propósito es correcto esto tendrá lugar gradualmente, pero si su propósito es un propósito de vida, un propósito puramente ambicioso, no formará nuevos modelos, sino modelos comunes y triviales. Por eso dije que un verdadero propósito alimenta su comprensión del Trabajo y un propósito de vida no lo hace, pero si incluye un propósito de vida en un propósito de Trabajo entonces la cosa es diferente, nuevas asociaciones pueden producirse y por medio de nuevas asociaciones es creado un nuevo sentimiento de uno mismo —de hecho, a través de una serie de asociaciones uno siente que es una persona muy diferente —es decir, se vuelve uno psicológicamente una persona diferente a condición de poder morir para las antiguas asociaciones.

Es interesante reflexionar sobre el hecho de que los Centros Superiores siempre tratan de cambiarnos. Somos organismos capaces de desarrollo propio a la vista de los Centros Superiores. Ponernos en contacto con ellos sólo puede desarrollarnos de un modo correcto porque cada hombre es creado como un organismo auto-desarrollante diferente. El objeto del Trabajo es ponernos en contacto con los Centros Superiores. Desde este punto de vista interesa reflexionar sobre lo que creemos poder desarrollar según nuestras ideas de lo que significa el desarrollo y de las diferencias que pueda haber en las influencias de los Centros Superiores. Creemos que debemos seguir esta dirección pero desde el punto de vista de los Centros Superiores podemos haber tomado una dirección equivocada. Por esta razón es preciso empezar teniendo al Trabajo como propósito porque nos fue dado por la Humanidad Consciente, es decir, la gente que ha alcanzado los Centros Superiores. Cabe agregar aquí, que es preciso desarrollarse en la dirección de nuestras funciones menos usadas, del lado más desestimado de nosotros mismos, y no a lo largo de la línea de lo que hay de mejor en nosotros. Recuerden que debemos ser equilibrados. Si se piensa bien hay que sentir más, y si se siente demasiado hay que pensar más, y así sucesivamente.

Birdlip, 3 de marzo, 1945
Comentario sobre la libertad interior

(2) ¿Qué entiende por ser más libre? A veces este Trabajo fue definido como algo que otorga más libertad interior. ¿La libertad interior es hacer lo que le gusta tal como es usted ahora?

En lo que respecta a la última parte de la pregunta: "¿La libertad interior es hacer lo que le gusta tal como es usted ahora?", la mayoría de la gente contesta que no consiste en hacer lo que le gusta. Al mismo tiempo agregaría que toma mucho tiempo darse cuenta de esto. Se necesita mucho tiempo para comprender que hacer lo que gusta no nos da libertad sino que al contrario es una forma de esclavitud mientras no intentemos ir más conscientemente en contra de lo que nos gusta hacer mecánicamente. Entonces comenzamos a darnos cuenta que hacer lo que nos gusta no es en realidad lo que nos gusta. Cuando estamos gobernados por nuestras pasiones, por nuestros impulsos mecánicos, por querer hacer lo que nos da la gana, no nos sentimos muy cómodos en nosotros mismos. Seguir la obstinación no conduce eventualmente a ninguna satisfacción. En una cuestión de esta clase es preciso empezar desde una base muy sincera y no desde una base teórica —es decir, desde la verdadera auto-observación de lo que sucede cuando hacemos simplemente lo que nos gusta, digamos, desde nuestro lado perezoso, o desde nuestro lado sensual, o desde nuestro lado celoso, o desde nuestro lado negativo, y así sucesivamente—. Hablo así porque es muy fácil decir teóricamente que uno no gusta realmente de hacer lo que gusta. Estamos siempre haciendo lo que nos gusta. Por ejemplo, estamos siempre evitando los esfuerzos que de una manera u otra sabemos que es preciso hacer, y a no ser que reconozcamos sinceramente esto no estamos en paz con nosotros mismos y no comprenderemos bien de qué trata el Trabajo. Este punto fue entendido en todas las épocas y es una de las cosas más extraordinarias en la experiencia del pasado. ¿No es extraordinario darse cuenta que en todas las épocas las gentes pensaron que no podían hacer simplemente lo que les gustaba? ¿Cómo podemos darnos cuenta de este factor que se repite a todo lo largo de la historia a menos que admitamos que otras influencias están obrando sobre nosotros que no son las de la obstinación de nuestros apetitos? Aquí tenemos el punto decisivo de nuestra comprensión del Trabajo. Aquí tenemos una concepción de que obra sobre nosotros algo más que el hacer lo que nos da la gana. Pero repito que es preciso comprender internamente que las cosas son así y que la auto-satisfacción de nuestros deseos no lleva a ninguna armonía interior.

Ahora bien, en lo que respecta a no hacer lo que gusta, estamos ante todo bajo las leyes externas del país que nos impiden hacer muchas cosas que de otro modo haríamos por propia voluntad, o por obstinación. Este es el primer freno pero cabe advertir que es un freno puramente
externo.
Un hombre que obedece la ley por temor no es un
buen
hombre. Probablemente la mayoría de las gentes no sienten otro freno en sí mismas y, si no hubiera tales cosas como las leyes externas y el miedo que deriva de ellas, se comportarían de una manera imposible porque no hay bondad interna de Ser. Por eso debe de haber ante todo restricciones externas edificadas por la ley, para que una civilización sea posible. Pero hay asimismo restricciones internas que pueden obrar sobre nosotros a través de la influencia del Trabajo. Estas están conectadas con la Conciencia Real. En otras palabras debemos aprender a distinguir entre dos clases de restricciones. Por ejemplo, por medio del desarrollo del "sabor interior" nos damos cuenta de lo desagradable de los estados negativos. Pero no hay ley externa acerca de los estados negativos. La policía no lo arresta por ser negativo. Todos los estados negativos al llegar a su punto culminante llevan a la violencia, a la venganza, hasta al crimen. Luego, claro está, la ley externa hace su aparición. El Mandamiento "No matarás" es ante todo literal y se refiere a la verdadera ley. Pero el significado psicológico es muy diferente y, como es sabido, matamos psicológicamente a mucha gente cuando no la mutilamos y la herimos —es decir, si en realidad hiciéramos lo que queremos seríamos arrestados por la policía. Por lo tanto las leyes externas nos impiden hasta cierto punto hacer lo que nos gusta, pero las influencias internas del Trabajo empiezan a obrar sobre nosotros si sentimos emocionalmente que el Trabajo nos impide hacer lo que queremos de una manera muy diferente. A medida que el Trabajo se enriquece en comprensión y se conecta más sutilmente empezamos a vacilar en hacer muchas cosas que antes hacíamos por falta de discernimiento. Comenzamos a dar una nueva orientación a todas las cosas y a todas las personas, edificamos una nueva casa, una nueva arquitectura interior. Cuando esto empieza ya sabemos que no podemos comportarnos de cierta manera, pensar y sentir de cierta manera, tal como lo hacíamos antes, impunemente. Todo el acercamiento a nosotros mismos y todo el acercamiento y la concepción de las otras gentes se convierte en una cosa mucho más fina y mucho más interesante. Cuando esto sucede empezamos a flotar, por así decirlo, a elevarnos del suelo, a aprender a navegar. De todo ello surge el Segundo Cuerpo, es decir, un cuerpo organizado que la conciencia ocupa, un cuerpo psicológico, muy alejado del cuerpo físico y sus reacciones. Entonces empezamos a vivir en nosotros mismos, a vivir en la vida y no ser simplemente nuestras reacciones a la vida. Empezamos a vivir en nuestra vida, y ya no pertenecemos simplemente a la vida, al mundo, a las reacciones mecánicas a las cosas externas. Nuestra
psicología
empieza a ser del Trabajo y no meramente de la vida. Entonces sabemos que no podemos hacer lo que nos gusta o como nos gustaba, sino que es preciso seguir, gustar otro orden de ideas, otro significado de nosotros mismos, otro modo de vivir nuestra vida, en lugar de ser simplemente nuestra vida. Si hace lo que le gusta mecánicamente, está en la Tierra. No hay nada que lo distinga de la Tierra, de la vida y sus incidentes. Cuando se eleva por medio de las influencias del Trabajo aprende a tocar la Tierra de un modo diferente. De hecho, llega a la orilla de la Tierra donde toca el mar, y luego, por así decirlo, empieza a vivir en un medio diferente, a navegar por encima de la tierra, a estar en un navío que no es de la Tierra, un navío tan real que sufre cuando lo abandona. Esta travesía, este viaje, fue representado muy a menudo en los mitos esotéricos, y es la mejor manera de comprender lo que significa la forma del Segundo Cuerpo. Este es el cuerpo psicológico, una habitación psicológica, que lo eleva por encima de la sensual Tierra de sí mismo, y para sustentar ese cuerpo, para mantenerlo en buenas condiciones y desarrollarlo, es preciso que guste de otra serie de gustos, otra serie de valores, una nueva serie de ideas. El Trabajo dice: "Trabaje contra lo que no le gusta". Asimismo dice respecto de otra cosa: "Intente gustar de lo que no le gusta, y no gustar de lo que le gusta". Como dije, el mejor ejemplo es tomar las emociones negativas —que nos gustan— y pensar profundamente en la relación que tiene con ellas, porque en cuanto se dé cuenta que cada vez que es negativo se debe a su culpa, sea cual fuere la causa externa, ya tiene una orientación completamente nueva en usted, un nuevo cuerpo psicológico. Ya no necesitará más tomar su libra de carne, porque si lo hace, si le gusta, se encontrará nuevamente en la Tierra de sí mismo y al punto toda la fuerza de Trabajo se escapará. Cada átomo de acrecentada conciencia desaparecerá y se encontrará en medio del tumulto y la confusión de la vida ordinaria. Perderá este Cuerpo del Trabajo, esta Barca, esta Arca.

Ahora bien, muchas personas dicen que para ser libre es necesario ponerse bajo más leyes. Esto es exactamente lo que dice el Trabajo. El Trabajo dice que un hombre debe ponerse bajo las leyes del Trabajo, esto es, bajo más leyes, para alcanzar el desarrollo, que es libertad. Toda libertad en el sentido esotérico es debida al desarrollo interior, tanto del lado del Conocimiento como del lado del Ser. Esto forma en nosotros un nuevo nivel de comprensión.
Un nivel superior de Ser siempre es más libre que un nivel inferior.
Para llegar a un nivel superior de Ser es preciso ponerse bajo más leyes que las que pertenecen al actual nivel de Ser. Podemos vivir mecánicamente con arreglo a las leyes pertenecientes a nuestro nivel de Ser, o vivir más conscientemente con arreglo a las leyes de un nivel superior de Ser, y este es el objeto del Trabajo que nos enseña que es menester trabajar sobre si para alcanzar un nivel superior de Ser, no por una ciega obediencia sino por una inteligente percepción del nuevo Conocimiento de que habla el Trabajo, es decir, por medio de la comprensión, que es la fuerza más poderosa que podemos crear en nosotros mismos. El Trabajo no es una serie de mandamientos literales a los que hay que obedecer como el Decálogo, sino una serie de nuevas ideas, de nuevas percepciones interiores, que nos hacen pensar y ver de un modo nuevo y a cuya verdad llegamos gradualmente desde nosotros mismos, desde nuestra comprensión.

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