Star Wars Episodio V El imperio contraataca (25 page)

Leia y los dos androides se acercaron a Luke mientras se oía una voz por los altavoces del comunicador.

Quien hablaba era Lando.

—Luke... —tronó la voz—, estamos listos para el despegue.

Lando Calrissian ocupaba el asiento del piloto del
Millennium Falcon
. Había echado de menos a su viejo carguero, pero ahora que volvía a ser su capitán se sentía bastante incómodo. En su asiento de copiloto, el gigantesco wookie Chewbacca percibió la incomodidad de su nuevo capitán mientras empezaba a mover las llaves que preparaban la nave para el despegue.

Por el altavoz del intercomunicador de Lando se oyó la voz de Luke.

—Nos encontraremos en Tatooine.

Lando volvió a hablar por el micrófono, pero esta vez se dirigió a Leia, con voz cargada de emoción:

—No se inquiete, Leia encontraremos a Han. Chewbacca se inclinó y rugió su adiós por el micrófono, en un ladrido capaz de trascender los límites del tiempo y el espacio para ser oído por Han Solo, dondequiera que le hubiese llevado el cazador a sueldo.

Fue Luke quien pronunció la despedida final, aunque se negó a decir adiós.

—Cuidaos, amigos míos —dijo con nueva madurez en la voz—. Que la Fuerza sea con vosotros, Leia estaba sola ante la gran ventanilla circular del crucero estelar rebelde, con su esbelta figura vestida de blanco empequeñecida por la vasta bóveda estrellada y las naves de la flota desplegadas.

Contempló la majestuosa estrella escarlata que brillaba en la infinita y negra profundidad.

Luke, con Threepio y Artoo pisándole los talones, avanzó hasta quedar a su lado. Comprendía lo que sentía Leia porque sabía lo terrible que podía ser una pérdida semejante.

Los miembros del grupo, frente a los invitadores cielos, vieron cómo el
Millennium Falcon
pasaba ante sus ojos y luego viraba en otra dirección, rugiendo con gran dignidad a través de la flota rebelde. Poco después la flota desapareció en la estela del
Millennium Falcon
.

En ese momento sobraban las palabras. Luke sabía que la mente y el corazón de Leia estaban con Han, al margen de donde éste estuviera o cuál fuera su sitio. En cuanto a su propio destino, ahora se sentía menos seguro de sí mismo que antes... incluso antes de que un sencillo granjero de un mundo distante se enterase de la existencia de algo intangible llamado Fuerza. Sólo sabía que tenía que volver junto a Yoda y concluir su entrenamiento antes de emprender el rescate de Han.

Lentamente, rodeó a Leia con un brazo y, con Threepio y Artoo, contemplaron con valentía los cielos, los cuatro con la vista fija en la misma estrella carmesí.

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