Esto sería un rascacielos poco respetable en la actualidad, y era mucho más pequeño que las impresionantes pirámides construidas por los egipcios. Sin embargo, constituía la mayor estructura del suroeste de Asia y, cosa aún más notable, lo que ahora nos resulta tan conocido como la «torre de Babel», por fin terminada.
El capítulo undécimo del Génesis concluye con una enumeración rápida de los descendientes de Sem y de Arfaxad. De nuevo, la edad de cada patriarca postdiluviano se menciona en el momento del nacimiento del sucesor. También se citan los años que vivió después de ese nacimiento. La edad total que se atribuye a tales patriarcas va decreciendo poco a poco. Se dice que la edad de Sem en el momento de su muerte era de 602 años (menos que la de Matusalén, 969), pero Teraj, de la octava generación posterior, sólo vive 205 años, y sus descendientes directos tienen vidas de menos de 200 años.
Si hacemos un cálculo con las edades, parecería que Abram, hijo de Teraj, nació 292 años después del Diluvio, aproximadamente en el 2100 aC. No hay modo de comprobarlo con fuente alguna aparte de la Biblia, pero tal nacimiento encajaría mejor con las fechas de los acontecimientos posteriores de la Biblia si se situara históricamente un poco más tarde, quizá poco después del 2000aC.
Ahora resulta imposible saber si Abram y sus descendientes directos representan a individuos reales o, como en el caso de Nemrod, a una síntesis de varios. Sin embargo, si consideramos a la historia bíblica en su valor nominal, se trata de un individuo y, además, bien descrito. El Génesis hace que parezca histórico, tanto si lo es como si no.
Abram, cuyo nombre se alteró posteriormente al ahora bien conocido Abraham, es el primero de los patriarcas de quienes los judíos posteriores trazaron la descendencia no sólo física sino también espiritual. Sí seguimos la historia bíblica, la importancia de Abraham sobre los que le precedieron, reside en que fue el primero que viajó a Canán y que, según leyendas que no aparecen en la Biblia, abandonó públicamente la adoración de ídolos convirtiéndose en partidario del monoteísmo. (Las leyendas explican que su padre, Teraj, era fabricante de ídolos y que Abraham los rompió en un acceso de ira.)
La historia de Abraham comienza en la región Tigris-Éufrates, que ha sido el núcleo de los once primeros capítulos de la Biblia:
Génesis 11.27.
...Teraj engendró a Abram, Najor y Aram. Aram engendró a Lot
Génesis 11.28.
y murió Abram antes que su padre Teraj en su país natal, en Ur de los caldeos.
Por tanto, puede considerarse a Ur como la patria de la familia de Abraham y el lugar de nacimiento del propio Abraham.
Ur era una ciudad sumeria, fundada no después del 3500 aC, y posiblemente mucho antes. Estaba emplazada sobre la orilla derecha del río Éufrates, a unos 215 kilómetros al sudeste de Babilonia, justo en lo que entonces era la costa del golfo Pérsico. En la época sumeria era una ciudad importante, un centro de veneración de la diosa lunar Sin, poseía un zigurat impresionante y probablemente se enriqueciera con un importante comercio marítimo, dado que estaba en la costa.
Hacia el 2500 aC, Ur conoció una etapa de considerable poderío bajo su «primera dinastía»,que no obstante acabó después de dos siglos y medio, cuando Ur cayó bajo los ejércitos victoriosos de Lugal Zaggisi y, más adelante, de Sargón de Acade.
Los habitantes e historiadores de Ur debieron considerar a los conquistadores bajo un aspecto severamente desfavorable. Si es cierto que Nemrod representa un vago recuerdo de Lugal Zaggisi y de Sargón, entre otros, resulta interesante que en la leyenda judía se represente a Nemrod como rey de Babilonia en la época del nacimiento de Abraham y que se describan sus infructuosas tentativas de matarlo.
Tras la caída del imperio acadio, Ur inició otro período de grandeza y de prosperidad comercial bajo su «tercera dinastía». La etapa final del poderío sumerio se sitúa entre el 2050 aC y el 1950 aC, en la época del nacimiento de Abraham.
Ur continuó existiendo a lo largo de la época del Antiguo Testamento, y se menciona en documentos del año 324 aC. Sin embargo, en el período en que el Génesis recibió forma escrita, Ur no era sino una aldea oscura y decadente. Al mencionar una ciudad que, gracias al nacimiento de Abraham, tenía un interés sobresaliente para los lectores, los autores del Génesis se sintieron obligados a darle cierta identificación. Por consiguiente, la llamaron «Ur kasdim», que se traduce como «Ur de los caldeos».
Los caldeos eran una tribu arábiga que entró en Babilonia por el sur, tras los talones de los arameos (v. este mismo cap.), hacia el 1150 aC. Por tanto, no fue hasta casi mil años después de la época de Abraham cuando Ur formó realmente parte del territorio caldeo. Sin embargo, durante el período asirio los caldeos constituían el componente tribal más importante de la población babilónica, y «Ur de los caldeos» era la forma más cómoda de identificar a la ciudad, a pesar del anacronismo de la frase.
La etapa de prosperidad de Ur llegaba a su fin durante la juventud de Abraham. El encenagamiento de las bocas del Tigris y del Éufrates significaba que Ur sólo podía mantener su prosperidad marítima mediante trabajos incesantes. Pero las luchas continuas entre las ciudades sumerias agotaron sus energías y contribuyeron a arruinar a Ur como puerto de mar. Además, el naciente poderío de los dirigentes amorreos de Babilonia iba acabando poco a poco con todas las ciudades-estado sumerias.
No es sorprendente, pues, que la familia de Abraham no viese futuro en quedarse en Ur y que abandonara Sumeria para siempre.
Génesis 11.31.
... salieron ... de Ur de los caldeos... y llegados a Jarán, se quedaron allí.
Al emprender el viaje, la familia siguió las habituales rutas comerciales de Sumeria al Mediterráneo. El Mediterráneo queda a ochocientos kilómetros al oeste de Ur, pero los viajeros que se dirigían al oriente debían cruzar las estribaciones norteñas del desierto de Arabia, y eso no era práctico. En cambio, si se seguían los ríos hacia el noroeste y luego se torcía al sur, describiendo un gran semicírculo, se recorrería una distancia de más de mil seiscientos kilómetros. Se emprendía la ruta más larga porque así se viajaba por territorio fértil y poblado y había la seguridad de obtener alimento y suministros para hombres y bestias durante el camino. De hecho, las regiones que atravesó Abraham forman lo que familiarmente se denomina «Semicírculo Fértil».
Abraham y su familia se detuvieron en Jarán, en la punta norte del semicírculo, y allí permanecieron durante varios años. Jarán está emplazada en la orilla oriental del río Balikh, que corre hacia el sur, hacia el brazo norte del Éufrates, a noventa y cinco kilómetros. Jarán se encuentra a unos doscientos sesenta kilómetros del extremo noreste del Mediterráneo y está situada en lo que ahora es el sureste de Turquía, justo al norte de la frontera siria.
En tiempos de Abraham era un importante centro comercial, y por lo tanto un buen lugar para instalarse, al menos durante un tiempo, para recuperar el aliento. Al igual que Ur, era un centro de veneración a la diosa lunar Sin.
La Anchor Bible señala ciertas dificultades para aceptar la frase «Ur de los caldeos», y se pregunta si no sería posible traducirlo mejor como «tierra de los caldeos». En ese caso, la propia Jarán sería el lugar de nacimiento de la familia de Abraham en lugar de Ur, y ambas podrían confundirse por el culto lunar que allí se practicaba.
El hecho de nacer en Jarán en lugar de Ur convertiría a Abraham en arameo (o al menos, en nativo de una región que más adelante sería aramea), en vez de sumerio. Ello encajaría con la descripción que hace el Deuteronomio del antepasado de los israelitas, probablemente Abraham. En la Revised Standard Version se lee: «Un arameo vagabundo fue mi padre».
A primera vista parecería importante el hecho de que el hermano menor de Abraham, que murió a edad temprana, se llamase Jarán. Sin embargo, es imposible pensar que le pusieran el nombre de la ciudad, porque ambos nombres sólo son iguales en inglés. En hebreo, el nombre de la ciudad no empieza efectivamente con el sonido que representa la «J» («H»), sino con el del alemán «Ch».
Pero no es probable que triunfe ese argumento. El nacimiento de Abraham en Ur no sólo está firmemente arraigado en la tradición, sino que también posee rasgos atractivos.
Ur es uno de esos lugares donde las excavaciones revelan capas de cieno como consecuencia de grandes inundaciones. Es posible que emigrantes procedentes de Ur, y entre ellos Abraham en lugar destacado, llevaran noticias de tales inundaciones a Canán, donde éstas se incorporaron a la historia tradicional del hombre primitivo. Otras leyendas sumerias, como las del jardín de Edén, de Caín y Abel, de la torre de Babel, también pudieron llegar con ellos.
La ciudad de Jarán entra en la historia como poco más que un lugar del que podría decirse:«Abraham durmió aquí». Es el escenario de tres batallas dramáticas. Era un importante bastión del imperio asirio, y cuando éste cayó, sus fuerzas se agruparon por última vez en Jarán y fueron destruidas. Para los romanos, Jarán era conocida como Carrae. Allí en el 53 aC, un ejército romano a las órdenes de Craso fue derrotado por los partos; fue una prueba crucial para la expansión del imperio. En el 296 dC, el emperador romano Galerio fue derrotado por los persas en otra batalla formidable.
El padre de Abraham, Teraj, murió en Jarán; era hora de que Abraham se marchara.
Génesis 12.5.
Tomó, pues, Abraham a Sarai, su mujer, y a Lot, su sobrino..., y salieron en dirección de la tierra de Canán, y llegaron a ella.
Canán es el nombre de la parte de la costa asiática del Mediterráneo que queda al sur de Asia Menor. La utilización del nombre en este sentido se encuentra en inscripciones egipcias que se remontan al 1800 aC.
Canán era el centro de una tardía civilización paleolítica con ciudades identificables hacia el4000 aC. Hacía el 3200 aC se introdujo la elaboración de los metales y entró en la Edad del Bronce.
Un pueblo que hablaba una lengua semítica apareció en Canán en el 3000 aC, y durante los milenios siguientes se benefició del contacto con la cultura en expansión de la región Tigris-Éufrates y de una nueva inmigración. Por tanto, en la época de la llegada de Abraham, Canán ya poseía una larga historia de civilización y estaba poblada por una mezcla de razas, agrupadas en la Biblia bajo el nombre de «cananeos».
Pese a la descripción bíblica de Canán como hijo de Cam (v. este mismo cap.), a consecuencia de la dominación del territorio por Egipto, la mayoría de los cananeos no sólo hablaban una lengua semítica, sino que también se comunicaban en hebreo. Los israelitas que finalmente conquistaron el territorio hablaron o adoptaron la lengua del pueblo dominado pero al final, y esta es la esencia de la importancia histórica de Israel, impusieron y mantuvieron sus propios valores religiosos.
Aunque Abraham emprendiera un viaje de mil seiscientos kilómetros, en cierto sentido nunca dejó su patria, porque la cultura que se había originado en Sumeria se extendía en su tiempo por todo el Semicírculo Fértil. Pero Canán representaba el límite occidental de tal cultura. Cuando Abraham salió de Canán en dirección sureste, entró en un mundo enteramente distinto
Génesis 12.10.
Pero hubo un hambre en aquella tierra (Canán), y (Abraham) bajó a Egipto para peregrinar allí...
Era bastante lógico, porque la fertilidad de Egipto dependía de la crecida anual del Nilo, cosa que rara vez fallaba. Por consiguiente, el hambre que azotaba como una plaga a las tierras semiáridas siempre que las lluvias no eran suficientes no solía afectar a Egipto.
Egipto comparte con Sumeria el honor de ser el hogar primero de la civilización humana. Hacia el 3000 aC la civilización estaba muy avanzada: se había descubierto la escritura (inspirada en Sumeria, muy probablemente) y florecían el arte y la literatura.
Egipto se beneficiaba de su situación. Estaba aislado en todas direcciones por el desierto y por el mar, y podía desarrollarse a su manera sin interferencias. Mientras el Asia occidental veía a una serie de ciudades o tribus diferentes alzarse con la dominación y caer en la ruina, con alternancias de prosperidad y desgracia, la historia egipcia era relativamente tranquila.
Por otro lado, su misma geografía hizo padecer a Egipto durante sus primeras etapas. Egipto es un país largo y estrecho, un verdadero filamento de tierra. Sólo las orillas inmediatas del Nilo reciben el agua vivificante de la crecida, y los egipcios se encontraron cultivando unos mil trescientos ochenta kilómetros de ribera con una anchura media de sólo veinte kilómetros. Ese carácter lineal y la ausencia de solidez de la región significó que el país se dividiera de manera natural en fragmentos aislados.
Hacia fines del cuarto milenio aC, tales secciones se habían soldado en dos partes. Al norte, donde el Nilo se acercaba al Mediterráneo, se formó un delta (como ocurrió con el Tigris y el Éufrates), y el Nilo se vertió en él, rompiéndose en una serie de corrientes lentas que fertilizaban un área con una forma semejante a la de un triángulo equilátero de unos mil seiscientos kilómetros de lado. (La letra mayúscula griega «delta» es un triángulo equilátero, y es lo que dio nombre al delta del Nilo y, en definitiva, a todos los deltas de río.) El delta del Nilo configura el «Bajo Egipto».
Al sur del Delta está el río, con su estrecha franja de tierra fértil a lo largo de cada orilla. Es el«Alto Egipto».
Hacia el 3100 aC, un soberano del alto Egipto llamado Narmer, pero mejor conocido por la versión griega de su nombre, Menes, se proclamó rey de los dos Egiptos y estableció su capital en Menfis, a sólo unos veinticuatro kilómetros al sur del delta. Probablemente, el emplazamiento de la capital se escogió a propósito, porque casi estaba en el punto de confluencia de los dos reinos anteriores, para que ninguno de ellos pareciera ser el dominante.
Menes fue el primer rey de la primera dinastía (una dinastía es una familia real cuyos miembros se siguen unos a otros en el trono, por lo general en sucesión ininterrumpida) del Egipto unificado. En conjunto, hay documentos de treinta dinastías reinantes en Egipto, aunque algunas de las últimas representan a conquistadores extranjeros.
La primera etapa de gran prosperidad de Egipto se refiere al «Antiguo Reino». Duró de la dinastía tercera a la sexta, ambas inclusive, del 2664 al 2181 aC; un período de casi quinientos años que comprende claramente la fecha del Diluvio, El primer soberano de la tercera dinastía fue Zosery, según la tradición, en su reinado se construyó la primera pirámide.