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Authors: Brian Lumley

Vampiros (38 page)

Aquí estáis varios cientos de vosotros
, respondió Harry.
Pero ¿hay alguien de Rumania? Quiero ir allí y necesito instrucciones y una presentación. Las únicas personas que conozco allí son… mala gente
.

Varias voces farfullaron entre ellas, pero una se destacó, hablando directamente a Harry. Era una voz de niña, dulce y delicada:

Yo conozco Rumania
, dijo.
Al menos parte de ella. Vine aquí desde Rumania, después de la guerra. Hubo disturbios y opresión, y por eso me enviaron aquí mis hermanos mayores, a vivir con una tía nuestra. Es extraño, pero, después del largo viaje, pillé un catarro y me morí. Era muy joven
.

¿Conoces a alguien a quien pudiese buscar para pedirle ayuda?
Harry no quería parecer demasiado ansioso por marcharse, pero nada pudo hacer.
Es muy importante, te lo aseguro
.

¡Mis hermanos estarán encantados de guiarte, Harry!
, dijo al momento ella.
Sólo desde que tú viniste hemos podido… unirnos de nuevo todos los de aquí. Te debemos mucho

Si puedo
, repuso Harry,
volveré y hablaré más tiempo contigo. Pero ahora, tengo prisa. ¿Cómo se llaman tus hermanos?

Son Jahn y Dmitri Syzestu
, dijo ella.
Espera y los llamaré
.

Llamó y, al cabo de un momento, respondieron sus hermanos. Sus voces eran muy débiles, como transmitidas por teléfono desde el otro lado del mundo. Harry les fue presentado.

Seguid hablándome
, pidió él a los hermanos,
y encontraré el camino hasta vosotros
.

Se excusó con sus amigos del cementerio de Hatlepool, encontró una puerta de espacio-tiempo y pasó por ella al continuo de Möbius.

¿Jahn? ¿Dmitri? ¿Estáis todavía ahí?

Sí, Harry, y es un honor para nosotros poder ayudarte en esto
.

Se dirigió a su encuentro y salió por otra puerta a un gris amanecer rumano. Se encontró en un campo herboso, junto a una pared picada de viruela y que se estaba derrumbando rápidamente. Había ponis en el campo, pero, naturalmente, no podían verlo; estaban quietos, temblando un poco y con la piel brillante de gotas de rocío. Volutas de aire caliente surgían de sus fosas nasales como humo. A lo lejos, las últimas luces de una ciudad se iban apagando al salir el sol en el horizonte del este.

¿Dónde estamos?
, preguntó Harry a los hermanos Syzestu.

La ciudad es Cluj
, dijo Jahn, que era el mayor.
Este lugar no es más que un campo. Estuvimos en la cárcel, como prisioneros políticos, y escapamos. Nos persiguieron, con armas, y nos pillaron aquí, cuando tratábamos de encaramarnos a esa pared. Y ahora dinos, Harry Keogh, ¿en qué podemos ayudarte?

¿Cluj?
, dijo Harry, un poco contrariado.
Tengo que ir hacia el sur, creo yo, y hacia el este…, al otro lado de las montañas
.

¡Eso es fácil!
, dijo Dmitri, el hermano menor. Estaba excitado.

Nuestros padres yacen juntos en el cementerio de Pitesti. ¡Hace muy poco rato estuvimos hablando con ellos!

Es verdad
, dijo una voz más grave y más triste, desde cierta distancia.
Ven a visitarnos y serás bienvenido, Harry, si encuentras el camino para llegar hasta aquí
.

Harry se excusó, un poco deprisa, pero con muchas palabras de cortesía, y volvió a entrar en el continuo de Möbius. Al poco rato, se halló en un brumoso cementerio de Pitesti.

¿A quién buscas?
, le preguntó Franz Syzestu.

A un tal Ladislau Giresci
, dijo Harry.
Lo único que puedo decirte es que murió hace poco tiempo en su casa, cerca de una población llamada Titu
.

¿Titu?
, repitió Anna Syzestu.
¡Sólo está a cincuenta kilómetros de aquí! Mejor aún, tenemos amigos enterrados allí
. Estaba visiblemente orgullosa de poder ayudar al necroscopio.
¿Puedes oírme, Greta?

¡Claro que puedo!
, respondió una nueva voz, estridente y gruñona.
Y tengo aquí a ese hombre
.

¿Lo ves?
, dijo Anna Syzestu, en tono de ¿no te lo había dicho?
Si quieres hablar con alguien de Titu, pregunta a Greta Mirnosti. ¡Conoce a todo el mundo!

¿Harry Keogh?
, dijo una voz varonil.
Soy Ladislau Giresci. ¿Quiere venir más cerca, o le parece bien así?

¡Voy para allá!
, dijo Harry.

Dio las gracias a los Syzestu y fue a la tumba de Giresci, en Titu. Y por fin, ya en presencia del propio experto en vampiros, dijo:

Señor, creo que puede ayudarme… si le place
.

Joven
, dijo Giresci,
o estoy muy equivocado o sé por qué está aquí. La última vez que vino alguien a preguntarme sobre los vampiros, ¡me costó la vida! Pero si puedo ayudarle, Harry Keogh, en lo que sea, ¡sólo tiene que pedirlo!

Fue Boris Dragosani quien vino a verlo, ¿no?
, dijo Harry.

Sintió que el otro se estremecía. Giresci podía no tener cuerpo, pero la mención del nombre de Dragosani lo hizo temblar.

Él, sí
, respondió al fin Giresci.
Dragosani. Cuando lo conocí, ya era uno de ellos. O tan bueno como ellos. El no lo sabía, no del todo, pero el mal estaba en él
.

Envió a Max Batu a matarlo con su «mal de ojo»
, dijo Harry.

Sí, porque entonces yo sabía lo que era. Esto es lo que más teme el vampiro: que la gente descubra que lo es. Si alguien sospecha… tiene que morir. Así, el pequeño mongol me mató, y me robó el arco
.

Eso fue así por Dragosani. El lo empleó para matar a Thibor Ferenczy en los montes cruciformes
, dijo Harry.

¡Entonces, fue usado para algo bueno! Ah, pero cuando habla de Thibor se refiere a un vampiro
¡auténtico!, dijo Giresci.
Si Dragosani, con todo su poder para el mal, hubiese vivido, vivo o no-muerto, tanto como
aquél,
¡el mundo habría padecido una enfermedad incurable!

Discúlpeme
, dijo Harry,
pero no puedo encontrar nada admirable en tales monstruos. Y en todo caso, hubo otro más grande que Thibor, otro que lo precedió y que duró más que él. Se llamaba Faethor, y Thibor tomó su apellido. Y con razón, pues fue Faethor quien hizo de él un vampiro. Me refiero a Faethor Ferenczy, naturalmente
.

La voz de Ladislau Giresci se convirtió en un ligero murmullo al responder:

Cierto, y esto fue lo que despertó realmente mi interés en los no-muertos. Pues yo estaba con Faethor cuando murió. Imagínese, ¡una criatura que tenía al menos mil trescientos años!

De éstos quisiera que me hablase
, dijo ansiosamente Harry.
De Thibor y de Faethor. En vida, usted fue un experto en vampirismo; aunque la gente se burlaba de su obsesión o lo consideraba un excéntrico, estudió los mitos del vampiro, sus leyendas, su tradición. Todavía los estaba estudiando cuando murió, y presumo que la muerte no lo detuvo. ¿Hasta dónde ha llegado en su investigación? ¿Cómo terminó Thibor enterrado aquí, en los montes cruciformes? ¿Y qué fue de Faethor entre los siglos diez y veinte? Es importante que yo sepa estas cosas, pues guardan relación con lo que estoy haciendo ahora. Y lo que estoy haciendo guarda relación con la seguridad y la cordura de todo el mundo
.

Lo comprendo
, dijo, gravemente, Giresci.
Pero ¿no cree, Harry, que debería hablar con alguien aún más autorizado que yo? Creo que podríamos arreglarlo

¿Qué?
Harry se quedó pasmado.
¿Alguien más autorizado que usted? ¿Existe esa persona?

¡Ahhh!
, dijo otra voz, una voz potente, negra como la noche y profunda como las raíces del infierno, y que parecía venir de todas partes y de ninguna al mismo tiempo.
Oh, sí, Haarrry, existe… o existió… tal persona. Soy yo. Nadie sabe tanto como yo sobre los wamphyri, pues nadie ha vivido ni vivirá tanto tiempo. Tanto, en verdad, que cuando morí estaba preparado para ello. Oh, luché contra la muerte, naturalmente, pero, en definitiva, fue para bien. Ahora tengo paz
. Y
tengo que agradecerle a Ladislau Giresci aquella definitiva y misericordiosa liberación. Ya que te tiene evidentemente en tal alta estima, lo mismo que todos los muertos, debo seguir su ejemplo. Por consiguiente, acude a mí, Harry Keogh y deja que un verdadero experto conteste tus preguntas
.

Era un ofrecimiento que Harry no podía rehusar. Enseguida supo quién era, y se preguntó cómo no había pensado antes en él. A fin de cuentas, era la solución evidente.

Allá voy, Faethor
, dijo.
Espere sólo un momento, y enseguida estaré ahí

Capítulo 11

En las afueras de Ploiesti, en dirección a Bucarest, se conservan todavía unas terribles ruinas, recordatorio de los horrores de la guerra. Los cascos de granada yacen como cadáveres petrificados y medio enterrados en campo abierto, extrañamente bello en verano, cuando los viejos cráteres de las bombas están llenos de flores y zarzas y vida salvaje, y la hiedra trepa por las paredes ruinosas para pintarlas de verde. Se necesita que lleguen el invierno y la nieve para hacer visible la devastación, para poner en una perspectiva monocroma la triste realidad de la región. Los rumanos nunca han reconstruido estas ruinas ni construido cerca de ellas.

Aquí fue donde murió por fin Faethor Ferenczy a manos de Ladislau Giresci en la Segunda Guerra Mundial, durante un bombardeo sobre Bucarest y Ploiesti. Clavado en el suelo de su estudio por una viga astillada, al ser alcanzada su casa, había temido las ávidas llamas porque los vampiros arden muy lentamente cuando están vivos. Giresci, que trabajaba en la Defensa Civil, había visto caer la bomba en la casa, había entrado en las ardientes ruinas y había tratado en vano de liberar a Faethor. No había nada que hacer.

El vampiro sabía que había llegado su fin. Con un sobrehumano esfuerzo de voluntad, ordenó a Giresci que le pusiese rápidamente fin. La antigua manera era todavía la única posible. Como Faethor estaba ya empalado, Giresci sólo tenía que cortarle la cabeza. Las llamas harían lo demás, y el antiguo monstruo ardería junto con su casa.

El horror que había experimentado en aquella casa permaneció vivo en Giresci durante el resto de su vida. Era lo que lo había convertido en una autoridad en vampirismo. Ahora Ladislau Giresci estaba muerto lo mismo que Faethor, pero el vampiro seguía en deuda con él. Por eso ayudaría a Harry Keogh cuanto pudiese; al menos, era parte de la razón. El resto de ella era que Keogh se había levantado contra Thibor el Valaco.

Todavía no había llegado el invierno cuando Harry Keogh compartió las ideas incorpóreas de Faethor y emergió del continuo de Möbius a la ruina revestida de enredaderas y de zarzas que había sido el último refugio del vampiro en la tierra. El verano acababa de dar paso al otoño, los árboles eran todavía verdes, pero el frío que sintió Harry habría sugerido el invierno a los huesos de un hombre ordinario. Harry no tenía nada de ordinario. Sabía que era un frío del espíritu, una ráfaga de viento que soplaba sobre el alma. El estremecimiento psíquico que sólo se siente en presencia de un poder sobrenatural. Faethor Ferenczy lo había tenido, y Harry lo reconoció. Pero Faethor sabía también cuándo se hallaba frente a otro poder.

Los muertos hablan bien de ti, Harry
, comenzó el vampiro, con voz mental sepulcral.
Sin duda te quieren. Esto es difícil de entender para alguien que no amó jamás. No eres uno de ellos y, sin embargo, te aman. Tal vez es porque, como ellos, careces también de cuerpo
. La voz adquirió un tono tristemente humorístico.
¡Oh! Tal vez podría incluso decirse que eres… un no-muerto
.

Si he aprendido algo acerca de los vampiros
, dijo pausadamente Harry,
es que les encantan los acertijos y los juegos de palabras, ¿Por qué me quieren los muertos? Porque les doy esperanza. Porque pretendo no causar daño y hacer sólo el bien. Porque a través de mí, son algo más que recuerdos
.

Dicho en otras palabras, ¿porque eres «puro»?
Las palabras del vampiro estaban teñidas de sarcasmo.

Yo nunca fui puro
, dijo Harry,
pero comprendo lo que quieres decir y presumo que tienes bastante razón. Lo cual podría explicar también por qué no tienen ellos nada que hacer contigo. En ti no hay vida, sólo muerte. Incluso en vida estuviste muerto. ¡
Estabas
muerto! La muerte te acompañaba dondequiera que fueses. No compares mi condición con la no-muerte; estoy más vivo ahora de lo que tú estuviste jamás. Cuando llegué aquí, y antes de que hablases, advertí algo. ¿Sabes qué fue?

El silencio
, respondió Faethor.

Exacto. Aquí no cantan los gallos, ni los pájaros. Ni siquiera se oye el zumbido de las abejas. Las zarzas son exuberantes, verdes, pero no dan fruto. Nada ni nadie vendrá cerca de ti, ni siquiera ahora. Las cosas de la naturaleza sienten tu presencia. No pueden hablarte como puedo hacerlo yo, pero saben que estás aquí. Y te rehuyen. Porque has sido malvado. Aun después de muerto, sigues siendo malo. Por consiguiente, no te burles de mi «pureza», Faethor. Yo nunca estaré solo
.

Y tras un momento de silencio, Faethor dijo reflexivamente:

Si estás buscando mi ayuda, no disimulas muy bien tus sentimientos

Somos polos opuestos
, le dijo Harry,
pero tenemos un enemigo común
.

¿Thibor? Entonces, ¿por qué has pasado tiempo con él?

Thibor es la fuente de una gran desgracia
, le respondió Harry.
Es, o era, tu enemigo, y lo que dejó detrás es mi enemigo. Confiaba en que me dijese cosas y lo conseguí en parte. Pero ahora ya no quiere decirme nada más. Tú me ofreciste ayuda, y he venido para aceptar tu ofrecimiento. Pero no tenemos que fingir que somos amigos
.

Eres franco
, dijo Faethor.
Por eso te quieren. Pero tienes razón: Thibor era y es mi enemigo. Por mucho que lo haya castigado, nunca habrá sido suficiente. Por consiguiente, pregúntame lo que quieras y te responderé
.

Entonces dime esto
, pidió Harry, de nuevo ansioso.
Después de que él te echó de tu castillo en llamas, ¿qué fue de ti?

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