Entre los científicos alemanes implicados en el proyecto sobre los efectos del tabaco se contaban algunos teóricos raciales, pero también investigadores interesados en el carácter hereditario de las debilidades provocadas por el tabaco y en la cuestión de si el ambiente podía «degenerar» a las personas. La investigación sobre el tabaco fue dirigida por Karl Astel, uno de los colaboradores en la organización de la operación de «eutanasia» en la que fueron asesinadas 200.000 personas con discapacidades mentales y físicas, y uno de los implicados directos en la «solución final a la cuestión judía» en calidad de director de la Oficina de Asuntos Raciales.
[2]
[2]
R. N. Proctor, «Schairer and Schöniger’s forgotten tobacco epidemiology and the Nazi quest for racial purity»,
International Journal of Epidemiology
, 30, 2001, págs. 31-34.
[3]
J. P. A. Ioannidis, «Why most published research findings are false»,
PLoS Medicine
, 2, 8, 2005, e124.
[*]
No tengo reparo alguno en admitir que he tomado prestados estos ejemplos del fabuloso profesor Lewis Wolpert.
Capítulo 13: Por qué hay personas inteligentes que dan crédito a cosas estúpidas
[1]
T. Gilovich, Vallone, R. y Tversky, A., «The hot hand in basketball: on the misperception of random sequences»,
Cognitive Psychology
, 17, 1985, págs. 295-314.
[2]
P. E. Schaffner, «Specious learning about reward and punishment»,
Journal of Personality and Social Psychology
, 48, 6, junio de 1985, págs. 1.3771.386.
[3]
M. Snyder y Cantor, N., «Testing hypotheses about other people: the use of historical knowledge»,
Journal of Experimental Social Psychology
, 15, 1979, págs. 330-342.
[4]
C. G. Lord, Ross, L. y Lepper, M. R., «Biased assimilation and attitude polarisation: the effects of prior theories on subsequently considered evidence»,
Journal of Personality and Social Psychology
, 37, 1979, págs. 2.0982.109.
[5]
A. Tversky y Kahneman, D., «Availability: a heuristic for judging frequency and probability»,
Cognitive Psychology
, 5, 1973, págs. 207-232.
[6]
S. E. Asch, «Opinions and social pressure»,
Scientific American
, 193, 1955, págs. 31-35.
[*]
Siento verdadera curiosidad por saber cuánto tiempo tardaría cualquiera de ustedes en dar, desde el lugar en el que están ahora mismo sentados, con alguien que sepa explicarles la diferencia entre «mediana», «media» y «moda».
[7]
M. G. Frank y Gilovich, T., «The dark side of selfand social-perception: black uniforms and aggression in professional sports»,
Journal of Personality and Social Psychology
, 54, 1, enero de 1988, págs. 74-85.
[*]
Por si acaso sirve para dar más visos de verosimilitud a lo que acabo de decir, les pediré que tengan en cuenta que sólo necesitan que dos fechas
cualesquiera
coincidan. Si en vez de 23 fueran 47 personas, la probabilidad aumentaría hasta 0,95: es decir, ¡diecinueve entre veinte! (Si fueran 57 personas, la probabilidad sería 0,99; si fueran 70, alcanzaría 0,999.) Esto sobrepasa las capacidades de nuestra intuición. A simple vista, no tiene ningún sentido para nosotros.
[8]
Los experimentos de este capítulo, entre otros muchos, pueden encontrarse en
Irrationality
, de Stuart Sutherland (trad. cast.:
Irracionalidad: El enemigo interior
, Madrid, Alianza, 1996), y
How We Know What Isn’t So
, de Thomas Gilovich (trad. cast.:
Convencidos, pero equivocados: Guía para reconocer espejismos en la vida cotidiana
, Barcelona, Milrazones, 2009).
Capítulo 14: Mala estadística
[1]
G. Gigerenzer,
Reckoning with Risk
, Penguin, 2003.
[2]
Butterworth y otros, «Statistics: what seems natural?»,
Science
, 4 de mayo de 2001, pág. 853.
[3]
U. Hoffrage, Lindsey, S., Hertwig, R. y Gigerenzer, G., «Communicating statistical information»,
Science
, 290, 5.500, 22 de diciembre de 2000, págs. 2.261-2.262.
[4]
U. Hoffrage y Gigerenzer, G., «Using natural frequencies to improve diagnostic inferences»,
Academic Medicine
, 73, 1998, págs. 538-540.
[*]
Las cifras aquí recogidas son aproximadas y están tomadas del excelente libro
Reckoning with Risk
, de Gerd Gigerenzer.
[5]
G. Gigerenzer,
Adaptive Thinking: Rationality in the Real World
, Oxford University Press, 2000.
[6]
G. Szmukler, «Risk assessment: “numbers” and “values”»,
Psychological Bulletin
, 27, 2003, págs. 205-207.
[*]
Por la mañana, al despertarse, el conocido mago y «desenmascarador» de la pseudociencia, James Randi, solía escribir en una tarjeta que guardaba en el bolsillo la siguiente frase: «Yo, James Randi, voy a morir hoy», seguida de la fecha del día y su firma. Según ha explicado recientemente, lo hacía sólo por si acaso fallecía a causa de algún accidente completamente impredecible.
Capítulo 15: El alarmismo sanitario
[1]
N. Manning, Wilson, A. P. y Ridgway, G. L., «Isolation of MRSA from communal areas in a teaching hospital»,
Journal of Hospital Infection
, 56, 3, marzo de 2004, págs. 250-251.
[2]
J. Kruger y Dunning, D., «Unskilled and unaware of it: how difficulties in recognizing one’s own incompetence lead to inflated self-assessments»,
Journal of Personality and Social Psychology
, 77, 6, 1999, págs. 121-134.
[3]
R. Brynner y Stephens, T. D.,
Dark Remedy: The Impact of Thalidomide and its Revival as a Vital Medicine
, Perseus Books, 2001 (trad. cast.:
Oscuro remedio: el impacto de la talidomida y su renacimiento como una medicina vital
, Murcia, Alcantarilla, AVITE, 2010).
[*]
Muchos años más tarde, y en un desafortunado giro de los acontecimientos, William McBride acabó siendo hallado culpable de fraude de investigación por falsificación de datos y fue expulsado del registro de médicos colegiados en 1993, aunque volvería a reincorporarse posteriormente.
[4]
[4]
«Thalidomide hero found guilty of scientific fraud»,
New Scientist
, 27 de febrero de 1993.
[5]
Recogido en J. Pilger (comp.),
Tell me no Lies
, Cape, 2004.
[*]
La vida secreta de Walter Mitty
, Barcelona, Acantilado, 2004.
(N. del T.)
Capítulo 16: El bulo mediático sobre la vacuna triple vírica
[*]
El desdén por las estadísticas en la investigación sanitaria no era inusual en aquellos tiempos: Ignaz Semmelweis advirtió en 1847 que los pacientes se morían con mucha mayor frecuencia en el pabellón de tocología gestionado por los estudiantes de medicina que en el de los estudiantes de partos (hablamos de los tiempos en los que los estudiantes se encargaban de las diligencias prácticas en los hospitales). Él estaba bastante seguro de que eso se debía a que los estudiantes de medicina arrastraban consigo algo peligroso que se les impregnaba de los cadáveres en la sala de disecciones, así que instauró, como medida de higiene apropiada, la práctica de lavarse las manos con lima clorada, y realizó algunos cálculos sobre los beneficios. Los índices de mortalidad cayeron, pero en una era en la que la medicina priorizaba la «teoría» sobre la evidencia empírica del mundo real, los resultados de Semmelweis fueron prácticamente ignorados hasta que Louis Pasteur confirmó años más tarde la teoría de los gérmenes. El médico alemán murió solo en un asilo. De Pasteur ya han oído hablar.
[1]
A. J. Wakefield, Murch, S. H., Anthony, A. y otros, «Ileal-lymphoidnodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children»,
The Lancet
, 351, 9.103, 1998, págs. 637-641.
[2]
Por ejemplo, S. Chess, «Autism in children with congenital rubella»,
Journal of Autism and Childhood Schizophrenia
, 1, 1, enero-marzo de 1971, págs. 33-47.
[4]
«No jabs, no school says labour MP», en
BBC News
.
[*]
He aquí a Jack hablando de los calambres: «Muchas personas llevan años sufriendo calambres. Mediante la oscilación del péndulo, he logrado descubrir que esto se debe a que el organismo no absorbe el elemento conocido como «escandio», vinculado a (y encargado de controlar) la absorción del fosfato de magnesio». Y helo aquí también, hablando de las quejas sobre salud en general: «Basándome en mi propia experiencia con el péndulo, he advertido que muchos de mis pacientes padecían déficits graves de carbono en sus sistemas. La facilidad con la que las personas se producen fisuras y fracturas óseas en la actualidad salta a la vista de los ojos que están entrenados para verlo».
[5]
K. Schmidt, Ernst, E. y Andrews, D. N., «Survey shows that some homeopaths and chiropractors advise against MMR»,
British Medical Journal
, 325, 7.364, 14 de septiembre de 2002, pág. 597.
[6]
I. Hargreaves, Lewis, J. y Speers, T., «Towards a better map: science, the public and the media», Economic and Social Research Council (Consejo de Investigaciones Económicas y Sociales británico), 2003.
[7]
T. Boyce,
Health, Risk and News: The MMR Vaccine and the Media
, Peter Lang, 2007.
[8]
Ibíd.
[9]
J. Durant y Lindsey, N., «GM foods and the media», Select Committee on Science and Technology (Subcomisión Parlamentaria de Ciencia y Tecnología), tercer informe, apéndice 5, en
www.parliament.uk
.
[*]
Que nos creamos o no la frase «la SPR es segura», del Ministerio de Sanidad, depende de lo que queramos entender por el adjetivo «segura». ¿Volar es seguro? ¿Nuestra lavadora es segura? ¿En qué estamos sentados ahora mismo? ¿Es seguro? Podemos obsesionarnos (y muchos son los que se obsesionan) con la idea de que, filosóficamente hablando, nada puede decirse que sea seguro al cien por cien, pero entonces estaríamos argumentando sobre la base de una definición absurda y muy poco habitual de ese término.
[10]
L. Smeeth, Cook, C., Fombonne, E., Heavey, L., Rodrigues, L. C., Smith, P. G. y otros, «MMR vaccination and pervasive developmental disorders: a case-control study»,
The Lancet
, 364, 9.438, 2004, págs. 963-969.
[11]
K. M. Madsen, Hviid, A., Vestergaard, M., Schendel, D., Wohlfahrt, J., Thorsen, P. y otros, «A population-based study of measles, mumps, and rubella vaccination and autism»,
New England Journal of Medicine
, 347, 19, 2002, págs. 1.477-1.482.
[13]
M. A. Afzal, Ozoemena, L. C., O’Hare, A. y otros, «Absence of detectable measles virus genome sequence in blood of autistic children who have had their MMR vaccination during the routine childhood immunization schedule of UK»,
Journal of Medical Virology
, 78, 5, 2006, págs. 623-630.
[*]
«Se invitó a los grupos de investigadores que habían tenido acceso a especímenes originales con autismo, o que los habían estudiado más tarde en busca de rastros de virus de sarampión, a que tomaran parte en el estudio, pero ninguno de ellos respondió a la invitación. Tampoco fue posible obtener especímenes clínicos de casos de autismo de dichos investigadores para su utilización en investigaciones independientes.»
[14]
Y. D’Souza y otros, «No evidence of persisting measles virus in peripheral blood mononuclear cells from children with autism spectrum disorder»,
Pediatrics
, 118, 4 de octubre de 2006, págs. 1.664-1.675.
[*]
En 2008, justo cuando se estaba ultimando este capítulo, algunos periodistas se dignaron —¡milagro!— informar de un experimento por RCP que había dado un resultado negativo. De él se dijo, erróneamente, que suponía la refutación definitiva de la hipótesis íntegra sobre la conexión entre la vacuna SPR y el autismo. Aquélla no dejaba de ser una exageración infantil que tampoco ayuda a nadie. (No se crean: en el fondo, soy fácil de complacer, de verdad.)
[*]
Y no el 11,7 % que anunciaron el
The Daily Telegraph
y el
Daily Mail
en febrero y junio de 2006.
[15]
En
BMJ
; Pearce y otros, «Factors associated with uptake of measles, mumps, and rubella vaccine (MMR) and use of single antigen vaccines in a contemporary UK cohort: prospective cohort study»,
British Medical Journal
, 336, 7.647, 2008, pág. 754.
[16]
S. Chapman y otros,
Medical Journal of Australia
, 183, 5, 5 de septiembre de 2005, págs. 247-250; R. Grilli y otros,
Cochrane Database of Systematic Reviews
, 4, 2001: CD000389.
[17]
D. P. Phillips y otros,
New England Journal of Medicine
, 325, 1991, págs. 1.180-1.183.
[18]
G. Schwitzer,
PLoS Medicine
, 5, 5, 2008, e95.
[19]
Health Protection Agency (Agencia británica de Protección de la Salud), «Confirmed measles mumps and rubella cases in 2007: England and Wales», Health Protection Report, 2, 8, 2008, consultado el 9 de abril de 2008
aquí
.
[20]
M. Fitzpatrick, «MMR: risk, choice, chance»,
British Medical Bulletin
, 69, 2004, págs. 143-153.