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Authors: Leandro Palencia

Hollywood queer (55 page)

Schlesinger hizo su debut como uno de los
angry young men.
Su obra se convirtió en una de las más influyentes de la posguerra. Desde la infancia maneja una cámara de 9.5 mm. El día que cumple dieciocho años se alista en el ejército. Entre 1947 y 1950 estudia literatura en Oxford. A finales de los años cuarenta actúa en pequeños papeles televisivos, algunos dirigidos por Lindsay Anderson. Entre 1956 y 1961 dirige documentales en la BBC, lo que le permite rodar su primer largometraje Terminus (1961). El productor Joseph Janni le elige para que haga una serie de películas —luego reputadísimas— centradas en el desasosiego de los jóvenes. Suponen el surgimiento de estrellas como Alan Bates, Tom Courtenay y Julie Christie. Destacan Esa clase de amor (1962), Billy, el embustero (1963) y Darling (1965). Esta última con Dirk Bogarde y Laurence Harvey. Y aunque trata de las aventuras heterosexuales de una antiheroína se relata con "sensibilidad gay" e incluye un simpático personaje secundario que inequívocamente lo es. Fue la cinta que estableció su reputación internacional.

Otras de sus películas fueron
Marathon Man
(1976), con Laurence Olivier, o Madame Sousatzka (1988). En 1970 fue nombrado Comandante del Imperio Británico. También ha dirigido numerosas producciones para el teatro. Desde 1973 era director asociado del Teatro Nacional de Londres. Los últimos años los pasó viajando entre California y Londres, donde tenía su residencia junto a su pareja, el fotógrafo Michael Childers. Habían iniciado una relación en 1968. Childers por entonces tenía 22 años. Ambos fueron los anfitriones de algunas de las mejores fiestas de Hollywood. En los años ochenta a Childers le diagnosticaron sida y en 2001 Schlesinger sufrió un derrame, lo que no le inhabilitó para colaborar con William J. Mann en su autobiografía autorizada, "Though Edge of Midnight: The Life of John Schlesinger" (2005). Schlesinger ya había perdido la voz pero según Mann «continuó comunicándose conmigo a través de los ojos o con los gestos de sus manos o moviendo la cabeza». Para Mann, que Schlesinger fuera gay, le permitió explorar con sensibilidad como "la gente dirige su vida —actualmente cómo sobrevive— en sus mundos marginales".

SONDHEIM, STEPHEN

Stephen Joshua Sondheim

22 de mayo de 1930 en Nueva York (EE.UU.) —

No trató en sus obras el tema de la homosexualidad ni ofreció explícitamente un personaje con esa identidad. Aun así, son eventos cuasi religiosos para muchos gays sus letras para
Gypsy
o su musical Follies (1971), inspirado por las fotografías de la estrella del mudo Gloria Swanson entrando triunfante entre las ruinas del mítico cine Roxy. Y ello, según algunos, porque su obra «representa la queeridad del sueño estadounidense). Es decir, que evidencia que la insistencia en el materialista american way of Live obliga a los sujetos a perder aquello que más quieren, acabando en el cinismo y el vacío emocional. Además, sus obras no suelen finalizar con un «y vivieron felices para siempre» sino que animan a que prosiga la lucha una vez destruidas las románticas ilusiones. De pequeño se hizo amigo de un chico del vecindario, Jimmy Hammerstein, hijo del célebre Oscar Hammerstein II, quien le ayudó a desarrollar su carrera en Broadway. Y eso que cuando Sondheim le enseñó una de sus primerizas composiciones Hammerstein II le espetó «Si quieres saber porqué es horrible, te lo diré».

Durante un tiempo fue guionista de televisión pero con 26 años le reclama Bernstein para que escriba las letras de West
Side Story
y más tarde de Gypsy, la última obra en la que se encargó de componer sólo la letra. Sus musicales destacan por su brillantez y audacia, como "A Funny Thing Happened on the Way to the Forum" (1962), adaptada al cine como Golfus de Roma (Richard Lester, 1966) y rodada en España. Sondheim continúa la tradición de los maestros como Lorenz Hart, Noel Coward y Cole Porter. También escribió las bandas sonoras de películas como Stavisky (Alain Resnais, 1974) y Reds (Warren Beatty, 1981) y canciones para Elemental, doctor Freud (Herbert Ross, 1976) y Dick Tracy (Beatty, 1990).

Sondheim comenzó a plantearse su sexualidad cuando descubrió en la Universidad que había "algo diferente" en él, aunque tardó mucho en tener una relación con otro hombre. Según Meryle Secrest en "Stephen Sondheim: A Life" (1998) se desarmarizó ya con más de cuarenta años y públicamente con esta biografía autorizada. Hasta que no tuvo 61 no se permitió enamorarse abiertamente. Fue en 1991 con Peter Jones. Los dos viven juntos y han intercambiado votos de matrimonio. Las canciones de Sondheim como "Somewhere" de
West Side Story
o "Being Alive" de "Company" (1970) son himnos para toda una generación de gays anterior a la liberación de Stonewall. Katharine Hepburn fue durante mucho tiempo su vecina en Nueva York.

STANWYCK, BARBARA

Ruby Katherine Stevens

16 de julio de 1907 en Brooklyn (EE.UU.) — 20 de enero de 1990 en Santa Mónica (EE.UU.)

Apodada "la reina" muchos la consideran la lesbiana más armarizada de Hollywood. Para Clifton Webb, su compañero en
El hundimiento del Titanic
(Jean Negulesco, 1953), era la «lesbiana favorita de América». Stanwyck rechazaba cualquier pregunta sobre su vida privada. Incluso cuando un activista gay la insistió sobre su orientación sexual estuvo a punto de echarle de su casa. Tallulah Bankhead dijo que se habían acostado juntas. Y hubo rumores de que Stanwyck también lo hizo con Joan Crawford, Marlene Dietrich, Marilyn Monroe o Helen Ferguson, su agente de prensa. Lo cierto es que no existe mucha evidencia de sus aventuras y a veces son meras especulaciones. En todo caso, dio vida a la primera lesbiana de Hollywood en la moralista La gata negra (Edward Dmytryk, 1962). Jo es una "bollera marimacho", atractiva y severa, manipuladora y maliciosa que ama a la glamourosa Hallie (Capucine). Ambas tienen una relación inespecífica pero siempre están muy próximas. «Ya me conoces Hallie. Algunas veces he esperado años hasta conseguir lo que quería». Como todas las lesbianas de la época Jo no quiere realmente a su chica sino que permanezca a toda costa a su lado. Y eso que Jo le dice a su marido: «No me hables de amor... ¿Qué sabe ningún hombre de él?». Y más tarde, para confirmar el estereotipo de que las lesbianas son frígidas y que sus relaciones son más bien espirituales: «Amor es comprender y compartir. Disfrutar la belleza de la vida sin lujuria». Laurence Harvey se interpondrá entre ese ideario y Hallie. ¿Quién de los dos ganará? Según Axel Madsen en "Stanwyck" (1994) su primer marido, el actor Frank Fay (1928-1935) era bisexual. Se cuenta que la no transposición de su exitosa carrera en Broadway a la gran pantalla mientras ascendía la de su esposa inspiró
Ha nacido una estrella
(William A. Wellman, 1937), interpretada por Janet Gaynor. Madsen también asegura que el estudio la obligó a casarse con Robert Taylor (1939-1951) para ocultar la homosexualidad de ambos. Se rumorea que por aquel entonces Taylor mantenía una larga y discreta relación con el director teatral Gilmore Brown. Parece que ni Stanwyck ni Taylor encontraban atractivos los habituales círculos homosexuales. Sí se hicieron muy amigos de otro rumoreado matrimonio blanco, el de Tyrone Power y Annabella. Tras las nupcias, Taylor volvió a conseguir los papeles de macho que tanto ansiaba.

La imagen cinematográfica de Stanwyck era la de una mujer de fuerte voluntad, independiente, que sabe como utilizar su feminidad para competir en un mundo de hombres. Su agresividad incluso a veces era vista como masculina. En
Ten Cents a Dance
(Lionel Barrymore, 1931) le suelta a uno «Tú no eres un hombre. Tú no eres un buen ejemplo». En contraposición a ella, claro. Su ambivalencia sexual hizo que muchas lesbianas la percibieran como «una de las nuestras». De todas las estrellas que interpretaron a mujeres excepcionales o sobresalientes Stanwyck fue la única a la que no se la asoció con la clase alta o intelectual, como pasaba con Marlene Dietrich o Katharine Hepburn. Muchas de esas "estrellas lesbianas" estaban caracterizadas por la ambigüedad sexual de su apariencia, como los hombros anchos de Joan Crawford y Greta Garbo, la altura de Hepburn o las duras facciones de Stanwyck, al igual que por su manera de vestir, hecha para la excitación erótica del hombre heterosexual. Tales estrellas, como advierten Janet Mayers y Caroline Sheldon, sugerían un lesbianismo al combinar fuerza con ternura. Sheldon va más allá al afirmar que si entendemos el lesbianismo no necesariamente en términos sexuales sino como una «identificación de la mujer» entonces todas ellas serían lesbianas porque actuaban independientemente de las expectativas masculinas.

Stanwyck creó una rica y variada galería de personajes en diversos géneros como por ejemplo
femme fatale
en Perdición (Billy Wilder, 1944). No obstante, su habilidad para proyectar a la vez cinismo y sensibilidad la hizo especialmente adecuada para la comedia (Las tres noches de Eva, Preston Sturges, 1941). Donde aunque se enamore, ella siempre mandaba sobre el varón. Aparte, su aspecto y espíritu masculino también la hacía propicia para el western (Forty Guns, Samuel Fuller, 1957). Huérfana de madre a los tres años su padre abandona a toda la familia teniendo ella doce. Comienza a trabajar en labores de poca categoría sin dejar nunca de intentar ganarse la vida como bailarina y al final logra intervenir en musicales de clubes nocturnos. Su carrera cinematográfica va de 1927 a 1964. A partir de los años sesenta se labra un camino en la televisión que dura hasta su muerte, como pasó con Agnes Moorehead o Judith Anderson.

STILLER, MAURITZ

Moshe Stiller

17 de julio de 1883 en Helsinki, Finlandia —18 de noviembre de 1928 en Estocolmo, Suecia

Su madre se suicidó teniendo él cuatro años y su padre murió con nueve. Fue educado por unos amigos de su familia que eran tenderos. Stiller ayudó en el negocio, tomó clases de violín y durante la guerra ruso-japonesa huyó a la neutral Suecia para no ser alistado en el ejército de los zares. Allí —en 1921 se nacionalizará sueco-, enfermo de tuberculosis, se gasta el dinero que lleva no para curarse sino para alojarse en un hotel de lujo de Estocolmo donde se hace pasar por un exitoso director alemán. El osado engaño le permite iniciar una carrera en la incipiente industria del país como director, guionista y actor ocasional, Ddestacando su filmografía por sus innovaciones técnicas y la exploración de deseos y emociones oscuras. Su perfeccionismo le lleva a decir a Emil Jannings que Stiller era «el Stanislavski del cine». Stiller fue muy amigo del otro artífice de la edad de oro del cine mudo sueco, Victor Sjöstróm, y éste dijo de él que «Era capaz de ponerse físicamente mal, enfermo, si veía algo feo».

Stiller rueda la primera película comprometida con el amor homosexual,
Vingame
(1916). La iconografía evocaba a Ícaro y a Ganímedes —el amante de Zeus— y ponía en escena la obra de artistas gays como el escultor Carl Milles o el pintor Magnus Enckell. Se basaba en la novela Mikaël (1902) del autor gay danés Herman Bang, la misma que usó Carl Theodor Dreyer para su versión de 1924. La de Stiller también fue notable por la innovación de contar la historia metareferencialmente —haciendo referencia a sí misma— y a través de flashbacks. Sólo han sobrevivido 40 minutos de sus 70 originales. En 1987 se restauró sirviéndose de fotografías e intertítulos. Según Mark Finch, el romance gay es «representado como grandioso y digno (aunque trágico) próximo a las sórdidas e ineptas obsesiones de un público heterosexual». Probablemente la función del uso metareferencial, mediante un doble encuadre dentro de plano, quería facilitar que los espectadores se distanciaran del escabroso tema. La propia presencia de Stiller como "el director" en el primer encuadre subraya su implicación personal con la historia y puede ser entendido como su desarmarización pública. El paralelismo entre las dos historias es sugerente. En la primera Stiller elige a Lars Hanson como su actor protagonista, al igual que en la segunda el escultor convierte al actor en su bello modelo. Ambos artistas subliman su sexualidad dentro de la creatividad y ambos pierden a sus protégés a manos de las mujeres. Erotikon (1920), una comedia costumbrista grácil y elegante, preludia el famoso "toque Lubitsch", aplicado a la relaciones entre los sexos. Y Johan (1921) presagia la dicotomía masculina en la filmografía de John Ford. La de los aventureros viriles frente a los "afeminados" caseros, asociados estos últimos a una esfera doméstica maternal. El recién llegado sería quien seduciría a las esposas de los hogareños, como en Centauros del desierto (Ford, 1956).

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