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Authors: J.K. Rowling

Tags: #Aventuras, Fantástico, Infantil y Juvenil, Intriga

Harry Potter. La colección completa (250 page)

Cuando Sirius mencionó la carta de Harry, Hermione y Ron giraron la cabeza y se quedaron observando a su amigo.

—¡No nos dijiste que habías escrito a Sirius! —protestó Hermione.

—Se me olvidó —repuso Harry, y era cierto: su encuentro con Cho en la lechucería le había borrado de la mente todo lo ocurrido con anterioridad—. No me mires así, Hermione, era imposible que alguien obtuviera información secreta de esa carta, ¿verdad, Sirius?

—Sí, era muy buena —confirmó éste sonriendo—. Bueno, será mejor que nos demos prisa, por si alguien nos molesta. A ver, tu cicatriz…

—¿Qué pasa con…? —empezó a decir Ron, pero Hermione lo interrumpió.

—Ya te lo contaremos más tarde, Ron. Sigue, Sirius.

—Mira, ya sé que no tiene ninguna gracia que te duela, pero no creemos que sea algo por lo que debamos preocuparnos. El año pasado te dolía continuamente, ¿no?

—Sí, y Dumbledore dijo que sucedía cada vez que Voldemort sentía una intensa emoción —explicó Harry, ignorando, como de costumbre, las muecas de Ron y Hermione—. Quizá sólo se tratara de que Voldemort estaba…, no sé, muy enfadado o algo así la noche de mi castigo.

—Bueno, ahora que ha regresado, es lógico que te duela más a menudo —afirmó Sirius.

—Entonces, ¿no crees que tenga nada que ver con el hecho de que la profesora Umbridge me tocara mientras estaba cumpliendo el castigo con ella? —inquirió Harry.

—Lo dudo. No la conozco personalmente, pero sé la fama que tiene y estoy seguro de que no es una mortífaga.

—Pues es lo bastante repugnante para serlo —opinó Harry con desánimo, y Ron y Hermione asintieron enérgicamente, dándole la razón.

—Sí, pero el mundo no está dividido en buenas personas y
mortífagos
—aclaró Sirius con una sonrisa irónica—. De todos modos, ya sé que es una imbécil. Deberíais oír a Remus hablar de ella.

—¿Lupin la conoce? —preguntó Harry rápidamente, recordando los comentarios sobre híbridos peligrosos que la profesora Umbridge hizo en su primera clase.

—No —respondió Sirius—, pero hace dos años ella redactó el borrador de una ley antihombres lobo, y por culpa de esa ley, Remus tiene muchos problemas para conseguir trabajo.

Harry se acordó del descuidado y empobrecido aspecto que Lupin tenía últimamente, y sintió aún más desprecio hacia la profesora Umbridge.

—¿Qué tiene contra los hombres lobo? —preguntó Hermione, enojada.

—Supongo que miedo —contestó Sirius sonriendo ante la indignación de Hermione—. Por lo visto odia a los semihumanos; el año pasado hizo una campaña para reunir a toda la gente del agua y etiquetarla. Imaginaos, perder el tiempo y la energía persiguiendo a la gente del agua, cuando hay tantos sinvergüenzas sueltos, como Kreacher.

Ron rió, pero Hermione estaba muy enfadada.

—¡Sirius! —exclamó en tono de reproche—. En serio, si te esforzaras un poco con Kreacher, estoy segura de que él reaccionaría. Después de todo, eres el único miembro de la familia que le queda, y el profesor Dumbledore dijo que…

—Bueno, ¿qué tal son las clases con Umbridge? —la interrumpió Sirius—. ¿Qué hace, os entrena a todos para exterminar híbridos?

—No —contestó Harry sin hacer caso del gesto ofendido de Hermione por haber sido interrumpida en su defensa de Kreacher—. ¡No nos deja hacer magia!

—Lo único que hacemos es leer esos estúpidos libros de texto —añadió Ron.

—No me extraña —dijo Sirius—. Según hemos sabido por las fuentes que tenemos en el Ministerio, Fudge no quiere que recibáis entrenamiento para el combate.

—¿Entrenamiento para el combate? —repitió Harry, incrédulo—. ¿Qué piensa que hacemos aquí, formar una especie de ejército mágico?

—Eso es exactamente lo que piensa que hacéis —confirmó Sirius—, o, mejor dicho, eso es exactamente lo que teme que hace Dumbledore: formar su ejército privado, con el que podrá enfrentarse al Ministerio de Magia.

Se produjo una pausa, y luego Ron dijo:

—Es la cosa más estúpida que he oído en mi vida, incluidas todas las tonterías que dice Luna Lovegood.

—Entonces ¿no nos dejan aprender Defensa Contra las Artes Oscuras porque Fudge teme que utilicemos los hechizos contra el Ministerio? —preguntó Hermione, furiosa.

—Exacto —afirmó Sirius—. Fudge cree que Dumbledore no se detendrá ante nada con tal de alcanzar el poder. Cada día que pasa está más paranoico con él. Sólo es cuestión de tiempo que dé la orden de detenerlo bajo alguna acusación falsa.

Aquellas palabras hicieron que Harry recordara la carta de Percy.

—¿Sabes si mañana va a salir algo sobre Dumbledore en
El Profeta?
Percy, el hermano de Ron, dice que sí…

—No lo sé —repuso Sirius—. No he visto a nadie de la Orden en todo el fin de semana; andaban todos muy ocupados. Hemos estado solos Kreacher y yo…

La voz de Sirius tenía un claro deje de amargura.

—Entonces ¿tampoco has tenido noticias de Hagrid?

—Ah… —dijo Sirius—, bueno, ya tendría que haber vuelto, nadie sabe con certeza qué le ha pasado. —Entonces, al ver los acongojados rostros de los tres amigos, se apresuró a añadir—: Pero Dumbledore no está preocupado, así que no os pongáis nerviosos. Estoy seguro de que Hagrid está bien.

—Pero si ya tendría que haber vuelto… —insistió Hermione con un hilo de voz.

—Madame Máxime estaba con él; hemos hablado con ella y dice que se separaron en el viaje de regreso a casa, pero nada indica que pueda estar herido o… Bueno, nada indica que no esté perfectamente bien. —Harry, Ron y Hermione, poco convencidos, intercambiaron miradas de preocupación—. Mirad, será mejor que no hagáis muchas preguntas sobre Hagrid —continuó Sirius—. Con eso sólo conseguiréis atraer la atención hacia el hecho de que no ha vuelto, y sé que a Dumbledore no le interesa. Hagrid es un tipo duro, seguro que está bien. —Y como no pareció que sus palabras animaran a los chicos, añadió—: Por cierto, ¿cuándo es vuestra próxima excursión a Hogsmeade? Se me ha ocurrido que ya que nos salió bien lo del disfraz de perro en la estación, podríamos…


¡NO!
—saltaron Harry y Hermione a la vez, gritando.

—Sirius, ¿acaso no lees
El Profeta?
—le preguntó Hermione muy angustiada.

—¡Oh,
El Profeta
!—exclamó Sirius sonriendo—. Les encantaría saber por dónde ando, pero en realidad no tienen ni idea…

—Creemos que esta vez sospechan algo —intervino Harry—. Algo que comentó Malfoy en el tren, utilizando la palabra «perro», nos hizo pensar que sabía que eras tú, y su padre estaba en el andén, Sirius, ya sabes, Lucius Malfoy, así que sobre todo no te acerques por aquí. Si Malfoy vuelve a reconocerte…

—De acuerdo, de acuerdo —repuso Sirius con aire muy contrariado—. Sólo era una idea, pensé que te gustaría que nos viéramos.

—¡Claro que me gustaría, pero no quiero que vuelvan a encerrarte en Azkaban! —aclaró Harry.

Hubo una pausa durante la cual Sirius se quedó mirando a su ahijado desde el fuego, frunciendo el entrecejo.

—No te pareces a tu padre tanto como yo creía —comentó entonces con frialdad—. Para James, el riesgo habría sido lo divertido.

—Mira…

—Bueno, tengo que marcharme. Oigo a Kreacher bajando por la escalera —dijo Sirius, pero Harry estaba seguro de que mentía—. Ya te escribiré diciéndote a qué hora puedo volver a aparecer en el fuego, ¿está bien? Si no lo encuentras demasiado arriesgado, claro…

Entonces se oyó un débil «¡Pum!», y donde antes estaba la cabeza de Sirius volvieron a verse sólo llamas.

15
La Suma Inquisidora de Hogwarts

Creyeron que a la mañana siguiente tendrían que repasar
El Profeta
de Hermione de arriba abajo para encontrar el artículo que Percy mencionaba en su carta. Sin embargo, cuando la lechuza que se lo había llevado acababa de levantar el vuelo desde la jarra de leche, Hermione soltó un grito ahogado y puso el periódico sobre la mesa para enseñar a sus amigos una gran fotografía de Dolores Umbridge que lucía una amplia sonrisa en los labios y pestañeaba lentamente bajo el siguiente titular:

EL MINISTERIO EMPRENDE LA REFORMA EDUCATIVA Y NOMBRA A DOLORES UMBRIDGE PRIMERA SUMA INQUISIDORA

—¿La profesora Umbridge «Suma Inquisidora»? —repitió Harry, desconcertado. La tostada que estaba comiendo se le cayó de los dedos—. ¿Qué significa eso?

Hermione leyó en voz alta:

Anoche el Ministerio de Magia tomó una decisión inesperada y aprobó una nueva ley con la que alcanzará un nivel de control sin precedentes sobre el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

«Hace tiempo que el ministro está preocupado por los sucesos ocurridos en Hogwarts —explicó el asistente del ministro, Percy Weasley—. Y el paso que acaba de dar ha sido la respuesta a la preocupación manifestada por muchos padres angustiados respecto a la orientación que está tomando el colegio, una orientación con la que no están de acuerdo.»

No es la primera vez en las últimas semanas que el ministro, Cornelius Fudge, utiliza nuevas leyes para introducir mejoras en el colegio de magos. Recientemente, el 30 de agosto, se aprobó el Decreto de Enseñanza n.° 22 para asegurar que, en caso de que el actual director no pudiera nombrar a un candidato para un puesto docente, el Ministerio tuviera derecho a elegir a la persona apropiada.

«Así fue como Dolores Umbridge ocupó su actual puesto como profesora en Hogwarts —explicó Weasley anoche—. Dumbledore no encontró a nadie para impartir la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras… y por eso el ministro nombró a Dolores Umbridge, lo que ha constituido, por supuesto, un éxito inmediato…»

—¿Que ha sido
QUÉ
? —saltó Harry.

—Espera, aún hay más —dijo Hermione, apesadumbrada.

«… por supuesto, un éxito inmediato porque ha revolucionado por completo el sistema de enseñanza de dicha asignatura y porque así proporciona al ministro información de primera mano sobre lo que está pasando en Hogwarts.»

El Ministerio ha formalizado esta última función con la aprobación del Decreto de Enseñanza n.° 23, que crea el nuevo cargo de Sumo Inquisidor de Hogwarts.

«De este modo se inicia una emocionante nueva fase del plan del ministro para poner remedio a lo que algunos llaman el "descenso de nivel" de Hogwarts —explicó Weasley—. El Inquisidor tendrá poderes para supervisar a sus colegas y asegurarse de que su trabajo alcance el nivel requerido. El ministro ha ofrecido este cargo a la profesora Umbridge, además del puesto docente, y estamos encantados de anunciar que ella lo ha aceptado.»

Las nuevas medidas adoptadas por el Ministerio han recibido el entusiasta apoyo de los padres de los alumnos de Hogwarts.

«Estoy mucho más tranquilo desde que sé que Dumbledore estará sometido a una evaluación justa y objetiva —declaró el señor Lucius Malfoy, de 41 años, en su mansión de Wiltshire—. Muchos padres, que queremos lo mejor para nuestros hijos, estábamos preocupados por algunas de las descabelladas decisiones que ha tomado Dumbledore en los últimos años y nos alegra saber que el Ministerio controla la situación.»

Entre esas «descabelladas decisiones» están sin duda los controvertidos nombramientos docentes, anteriormente descritos en este periódico, que incluyen al hombre lobo Remus Lupin, al semigigante Rubeus Hagrid y al engañoso
exauror Ojoloco
Moody.

Abundan los rumores, desde luego, de que Albus Dumbledore, antiguo Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos y Jefe de Magos del Wizengamot, ya no está en condiciones de dirigir el prestigioso Colegio Hogwarts.

«Creo que el nombramiento de la Inquisidora es un primer paso hacia la garantía de que Hogwarts tenga un director en quien todos podamos depositar nuestra confianza», afirmó una persona perteneciente al Ministerio.

Dos de los miembros de mayor antigüedad del Wizengamot, Griselda Marchbanks y Tiberius Ogden, han dimitido como protesta ante la introducción del cargo de Inquisidor de Hogwarts.

«Hogwarts es un colegio, no un puesto de avanzada del despacho de Cornelius Fudge —afirmó la señora Marchbanks—. Esto no es más que otro lamentable intento de desacreditar a Albus Dumbledore.»

(En la página 17 encontrarán una detallada descripción de las presuntas vinculaciones de la señora Marchbanks con grupos subversivos de duendes.)

Hermione terminó de leer y miró a sus amigos, que estaban sentados al otro lado de la mesa.

—¡Ahora ya sabemos por qué nos han puesto a esa Umbridge! ¡Fudge aprobó el Decreto de Enseñanza y nos la ha impuesto! ¡Y ahora va y le da poderes para supervisar a los otros profesores! —Hermione respiraba muy deprisa y le brillaban los ojos—. No puedo creerlo. ¡Es un escándalo!

—Ya lo sé —coincidió Harry, que se miró la mano derecha, apoyada con fuerza en la mesa, y vio el débil trazo de las palabras que la profesora Umbridge le había obligado a grabarse en la piel.

Pero en la cara de Ron estaba dibujándose una sonrisa.

—¿Qué pasa? —preguntaron Harry y Hermione al mismo tiempo, observándolo.

—Es que me muero de ganas de ver cómo supervisan a la profesora McGonagall —dijo Ron alegremente—. Umbridge va a enterarse de lo que es bueno.

—En fin, vámonos —propuso Hermione poniéndose en pie—. Si piensa supervisar la clase de Binns, será mejor que no lleguemos tarde…

Pero la profesora Umbridge no supervisó la clase de Historia de la Magia, que fue tan aburrida como la del lunes anterior; tampoco la encontraron en la mazmorra de Snape cuando llegaron para una clase de dos horas de Pociones, en la que a Harry le devolvieron su redacción sobre el ópalo con una enorme y puntiaguda D negra estampada en una esquina superior.

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