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Authors: César Millán & Melissa Jo Peltier

Tags: #Ensayo

El encantador de perros (30 page)

A ver si le suena lo que voy a contarle: usted está cansada. Ha tenido un día muy largo y no tiene ganas de salir a pasear con su perro, así que decide montarlo en el coche. El animal está muy excitado y usted le dice: «Tranquilo, Rex, que voy a llevarte al parque». El perro percibe su energía y sus señales. Reconoce los olores y las características del paisaje. Sabe adónde van y empieza a saltar dentro del coche. «¡Qué contento se pone porque sabe que vamos al parque!», piensa usted. Pero no, no es felicidad. Es excitación. Y usted debe saber a estas alturas del libro que la excitación en un perro no es sinónimo de felicidad, sino que en la mayoría de casos expresa energía reprimida y frustrada. Es decir: ¿qué está a punto de ocurrir? Pues que un perro frustrado y sobreexcitado se va a presentar en un parque para perros. Dependiendo del perro, puede estarse preparando el desastre.

Cuando un perro con energía excitada, frustrada, ansiosa o dominante llega a uno de estos parques, los perros que ya están allí van a sentir su energía inmediatamente y será interpretada como inestable. Y ya sabemos que en la naturaleza los animales no alientan la inestabilidad, de modo que los demás se acercarán a él y lo desafiarán, o bien huirán de él porque está saturado de energía negativa y explosiva. Ver huir a esos otros perros puede hacerlo entrar en estado depredador o de ataque porque es la forma más fácil de descargar la frustración. Un perro en ese estado puede crear problemas atacando a otro y las dueñas de los demás perros se alarmarán. Algunas intentarán recordar la hora en que suele aparecer el atacante e intentarán ir ellas treinta minutos antes o después. Cuando el perro se encuentre con esas personas, recibirá descargas de energía negativa que quedarán registradas en él, de modo que el parque dejará de ser un lugar de destino posible para él.

Por supuesto ya sabe lo que yo le recomendaría antes de llevar al perro al parque, ¿verdad? ¡Pasear con él! Darle un paseo de al menos media hora y después, una vez que hubiera aparcado cerca del parque, darle otro paseo por aquel barrio. Si se trata de un perro con mucha energía, podrá utilizar una mochila. Recuerde que el parque para perros debe utilizarse para trabajar con sus habilidades sociales, no como sustituto para el ejercicio regular. El animal debe agotar tanta energía como sea posible antes de llevarlo al parque, cuando su nivel sea casi cero. De ese modo, cuando llegue al parque, estará relajado pero aún tendrá ganas de relacionarse con los otros perros.

¡No hay que olvidarse de él en el parque!

A menudo el comportamiento de la dueña de un perro en el parque es tan culpable como la falta de preparación del animal antes de llegar. La dueña llega al parque, suelta al animal y se pasa el resto de tiempo totalmente al margen, de pie a un lado, charlando con el resto de dueñas. La propietaria interpreta ese tiempo como una oportunidad de relajare de la carga que supone tener un perro… «olvidarse» de ese trabajo durante un tiempo. Pero no olvide que ser el líder de la manada es una responsabilidad de veinticuatro horas al día, siete días a la semana. La experiencia puede no resultar satisfactoria para el perro porque se siente completamente solo, sin la guía de su perro alfa. No pretendo decir que deba estar constantemente al lado del perro, pero sí que debe permanecer alerta, no quedándose siempre en el mismo sitio sino caminando alrededor del parque, conectando con su perro mediante la voz, con serenidad y calma, mirándolo, transmitiéndole su energía. Debe conocer el lenguaje corporal de su mascota y cómo sacarle de una interacción que parece estarse transformando en una confrontación. Si un perro se comporta mal o lo desafían, o lo atacan, no debe actuar con suavidad. No alimente un comportamiento dominante, temeroso o agresivo consolando al perro o acariciándolo. No permita que su perro se esconda o que se le meta entre las piernas. ¡Y nunca lo deje sin supervisión en un parque para perros! Si ha conseguido establecerse como el líder de la manada de su perro, él la buscará para que le indique cómo comportarse. ¡No le defraude!

Recuerde que su perro tiene cuatro opciones cuando interactúa con otros perros: pelear, huir, evitar o someterse. Si ignora o evita a otros perros en el parque, eso no significa que sea un inadaptado social. Si usted se paseara en el centro de Los Ángeles a mediodía en un día laborable, no iría diciéndole «hola» a todo aquel que se cruzara en su camino, ¿verdad? Por supuesto que no. Ignora a la mayor parte de las personas con las que se cruza. ¡No se presenta a cada desconocida que se encuentra una en un ascensor! Para un perro ignorar también forma parte de un comportamiento social habitual. Un perro saludable y equilibrado sabe cómo evitar a los demás como modo de prevenir un conflicto y mantener estable su disposición.

No hay estadísticas sobre las peleas que se producen en los parques para perros, de las heridas y las muertes en Norteamérica, pero han ocurrido suficientes incidentes para provocar que muchas comunidades hayan intentado prohibir los parques en los que los animales van sin correa. Los perros que mejor se comportan en estos lugares son los que han sido socializados a una edad muy temprana. Claramente hay algunos perros que, simplemente, no deben acudir a estos parques y no hay más opción. Los animales agresivos y dominantes nunca deben acudir a esta clase de instalaciones. Un animal nervioso o temeroso, tampoco. (Sin embargo, no es una solución que pueda contribuir a superar ese temor). El miedo es una señal que los animales dominantes interpretan con claridad y por esa debilidad pueden atacar a su perro.

Bajo ningún concepto debe llevar un perro enfermo a un parque: no sólo podría infectar a otros, sino que los perros dominantes interpretarían su enfermedad como una debilidad. Tampoco lleve nunca más de tres perros al mismo tiempo, y lleve más de uno sólo si está completamente seguro de su temperamento. Las hembras en celo pueden causar peleas, lo mismo que llevar comida.

En cualquier parque público para perros no hay modo de predecir cuál va a ser el comportamiento de los perros que acudan. Para socializar a su perro con otros miembros de la raza canina hay muchas alternativas más seguras. Puede encontrar a otras personas que salgan a pasear con su perro, que es el mejor modo de que su can sienta la manada. Empiece por permitir que sus perros se conozcan en una situación más relajada, más lúdica, atenta siempre al comportamiento de ambos. Corrija a su perro si es necesario y anime a la otra dueña a hacer lo mismo. Los perros en grupo aprenden enseguida las normas. No olvide que las manadas de lobos suelen constar de sólo cinco a ocho miembros. No hay por qué buscar la compañía de diez o veinte perros para que su mascota se beneficie del contacto con los de su propia especie.

Viajar

Cualquier dueña de un perro conoce los riesgos de llevar a su mascota de viaje. Cuando los metemos en el coche o en cestas de transporte si hemos de viajar en avión, tren o barco, algunos se marean, otros vomitan y otros jadean constantemente. Algunos se sobreexcitan y no hay modo de calmarlos. Hay incluso perros que se sienten atrapados, lo cual les provoca agresividad inducida por el miedo. Ladran, muerden o no dejan de gimotear. La razón por la que estos perros se sienten tan mal a la hora de viajar es porque no estaban tranquilos y relajados cuando se los metió en el coche o en su cesta. Necesitamos condicionarlos para que asocien viaje con relajación.

Una vez más, cuando vamos a exponer a nuestros perros a algo que para ellos es tan poco natural, lo mejor que podemos hacer por ellos es prepararlos de antemano. Antes de meterlos en el coche o en su cesta tenemos que salir a pasear. Sí, ya sé que vuelvo a decir lo mismo: que hay que darles un largo y vigoroso paseo. Si se trata de un viaje muy largo o en avión, añada una mochila o media hora más de cinta de correr. El objetivo es que el animal esté agotado cuando vaya a encerrarlo. Para él habrá llegado el momento de descansar, así que tendrá sentido que se esté tumbado durante un largo espacio de tiempo.

Por supuesto a algunos canes les encanta ir en el coche porque sus dueñas les dejan sacar la cabeza por la ventanilla. Cuando el perro saca el morro fuera del coche, la experiencia es para él más excitante que para un humano asistir a una película en tres dimensiones, con el sonido llegándole de todas partes, olores incluidos; miles y miles de ellos, conocidos y desconocidos, llegan a su pituitaria cada segundo. Si hay cinco coches por delante de usted, el animal estará recogiendo cada uno de los olores presentes en ellos. Si pasa usted por delante de una granja, el perro está detectando el olor de cada uno de los animales que hay en ella. A los perros les encanta esta experiencia: es entretenida, satisfactoria y psicológicamente estimulante. Pero yo le sugeriría que no se lo permitiera, porque es físicamente muy peligroso para su perro. Una china o cualquier brizna de hierba podrían metérsele en los ojos y el aire tan fuerte podría dañarle los oídos. Además, tanta estimulación podría sobreexcitarlo. Lo mejor es asegurarnos de que el animal está en disposición de descansar dentro del coche, así que ábrale la ventana sólo un poquito, pero de modo que no pueda sacar la cabeza. Aunque el aire olido de esta manera no está tan concentrado en olores, seguirá percibiendo aromas fascinantes para él y sin riesgo para su salud.

Traslados

Tengo muchas clientas que vienen a verme por primera vez después de haberse mudado. Suelen decirme que su perro estaba perfectamente bien antes de que llegaran a la nueva casa. De lo que no se dan cuenta es de lo mucho que ellas mismas han contribuido a que el animal desarrolle comportamientos no deseados. Comportamientos que pueden evitarse.

En la naturaleza los perros se trasladan constantemente. No hay nada que les guste más que explorar un nuevo entorno. Pero el modo en que los humanos nos trasladamos no es natural para ellos. Cuando estamos preparándonos para mudarnos, nuestros perros no tienen ni idea de que nos vamos a ir a un nuevo territorio, pero presienten que algo dramático está a punto de ocurrir. En primer lugar ven como todo lo que hasta aquel momento les es familiar va desapareciendo. Luego sienten toda la energía conflictiva que emiten los humanos: la excitación, la tensión, el estrés o la tristeza. Cuando la gente se inquieta por tener que abandonar su hogar, el perro lo interpreta como energía débil, negativa. Cuando los humanos nos paseamos por la casa vacía lamentándonos de lo mucho que vamos a echar de menos aquel vecindario o recordando el nacimiento de nuestros hijos en aquel lugar, nuestros perros sólo perciben que algo terrible está pasando. Luego los metemos en el coche o en la cesta y los subimos a un avión. No saben que van a otra ciudad. ¡Y cuando llegamos a la casa nueva y vacía, los bajamos y esperamos que se adapten aún más rápido que nosotros! Los pobres ya están bastante ansiosos; han presentido nuestras emociones y lo han asociado con algo muy traumático. Por eso, cuando llegan a la casa nueva, aparecen comportamientos que nunca antes hemos visto en ellos.
¡Un perro no es un mueble!
No podemos embalarlos, trasladarlos de un sitio a otro y esperar que no les afecte.

Si vive usted en un barrio cercano al lugar al que se va a trasladar, le sugiero que lleve al perro caminando hasta allí un par de ocasiones antes de la mudanza. Los perros son muy sensibles al entorno y, cuando llegue el día de la mudanza, sabrán que ya han estado antes allí. Si vive lejos, siga el procedimiento que he indicado para viajar. Luego, cuando lleguen, ¿adivina qué es lo mejor que puede hacer? Aunque esté usted pasando por su personal momento de angustia o por una transformación emocional, en cuanto llegue a su nueva casa con el perro, lo que debe hacer es llevarlo a dar un paseo. Este paseo no es sólo para cansarlo, sino para ayudarlo a que se ajuste a un entorno nuevo. Este paseo debe durar más de una hora. Aunque es imposible para muchas personas, yo recomendaría que durase al menos tres. Le sentará bien a usted después de un viaje largo y la ayudará a liberar su propio estrés. A lo mejor puede compartir la responsabilidad del perro, la de deshacer el equipaje y abrir las cajas en su nueva casa con toda la familia. Lo haga como lo haga, este paseo es la piedra angular de la nueva vida de su perro. Es el paseo que le hará comprender que han migrado a un nuevo territorio y que conseguirá que la migración sea algo más natural para él.

Si ha caminado con su perro más de una hora, deberá estar cansado y preparado para relajarse cuando entre en su nueva casa. Déle de comer y enséñele la casa, habitación por habitación. No le deje deambular de un lado para otro. Muchos de mis clientes cometen este error simplemente porque están demasiado ocupados abriendo el equipaje. Piensan que el animal quiere explorar y le dejan recorrer su nueva casa incluso antes de haber tenido ellos mismos la oportunidad de hacerlo. La disciplina se ha roto.

Recuerde que la casa no es del perro, sino suya. Si llega a poseerla antes que usted, entonces se volverá dominante en ese espacio. Le sugiero que lleve al perro a una habitación, por ejemplo, la cocina, y que mantenga el resto de la casa prohibida para él mientras deshacen el equipaje. Si ha tenido su paseo de presentación, estará cansado y no le importará esperarla. Cuando pueda hacerlo, llévelo de habitación en habitación, invitándolo a entrar en cada una de ellas igual que hizo cuando el animal llegó por primera vez a su casa. Enseguida comprenderá que aquélla es su nueva guarida y que usted sigue siendo, indiscutiblemente, el líder de la manada.

Introducir un perro nuevo en la manada

A veces me he encontrado con clientas que han intentado solucionar algún problema de comportamiento, digamos, por ejemplo, la ansiedad por la separación, llevando a otro perro a casa. Sin duda lo hacían con sus mejores intenciones, pero el efecto es el mismo que si se deja caer una cerilla encendida en una lata de gasolina. Si ha de ocuparse de dos perros, al menos uno de ellos debe estar equilibrado. Si en su casa hay multitud de perros, al menos todos los de la manada original deben estar equilibrados. Simplemente no puede salir bien cuando más de un animal está desequilibrado. Aunque su manada consista sólo de un animal y usted, introducir un perro nuevo debe ser un proceso meditado con calma en el que han de tenerse en cuenta el equilibrio y la energía del animal —para no hablar de la suya propia.

¿Se acuerda de Scarlett, mi bulldog francesa, el amuleto de la buena suerte del Centro? Tuvo la mala suerte de ser un perro inestable que fue a parar a una manada inestable en la casa de su dueño. Cuando Scarlett llegó, todos los demás perros que ya habitaban en la casa eran animales inestables que, vivían sin normas ni límites. Uno experimentaba fijaciones casi con todo, otro era agresivo por temor y se mostraba posesivo con todo. Incluso los humanos de la casa estaban desequilibrados y eran indisciplinados. Scarlett es una perra muy sensible que, en cuanto llegó y se percató de toda esa energía inestable, reaccionó peleando, atacando esa energía. Era también la más joven y la más atlética de la casa, y no iba a tolerar que otro perro inestable la mangonease. Desgraciadamente para ella sus dueños habían desarrollado lazos de unión con los perros que ya vivían allí, de modo que los otros tenían el privilegio de la antigüedad. Scarlett era la recién llegada, y por ser la nueva la culpaban de todo. Por eso y porque sus propietarios no iban a cambiar, tuve que sacarla de esa situación.

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