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Authors: Michel de Nostradamus

Tags: #Ciencia Ficción, Otros

Profecías (6 page)

Los ejércitos aliados, de los que for­maban parte tropas de diversas nacio­nalidades, ocuparán Italia, y la libera­ción de este país será acogida con gran­des festejos, a pesar de la espantosa he­catombe de vidas humanas que habrá costado.

Lombardía, Piamonte, Véneto, Emi­lia y Pulla (las ciudades ocupan aquí, en esta cuarteta, el lugar de las regiones) se contarán entre las más devastadas y destruidas por gentes célticas, es decir, por soldados ingleses y sus aliados de habla inglesa, y por una falange agui­lada, es decir, por un ejército que tendrá un águila como especial símbolo distintivo (los germánicos tenían pre­cisamente un águila como distintivo).

Todo esto acontecerá, dice el vi­dente, cuando Italia (significada por Roma, su capital) esté bajo la autori­dad y el control de un anaano jefe bri­tánico, que podemos identificar con el almirante Stone, el cual dominó la si­tuación hasta el final de la ocupación de Italia por los aliados.

Los hechos, también en este punto, confirman lo que predijo Nostrada­mus: el Rey de Italia perdería, a causa de la guerra, su corona y sus partida­rios serían perseguidos y muertos cruel­mente en los dolorosos sucesos de aquellos trágicos días.

Por tanto, los diferentes aconteci­mientos que jalonaron las dos guerras mundiales fueron predichos por Nos­tradamus con escalofriante exactitud.

La guerra del Golfo y otros conflictos de Oriente Medio

En la centuria I, cuarteta LV, Nostra­damus ubica en Oriente Medio algu­nos movimientos terroristas que consi­dera sectas, palabra que se adecúa per­fectamente a todas las milicias y faccio­nes que han ido apareciendo en estos países, como por ejemplo Setiembre Negro, la Organización para la Libera­ción de Palestina, la Djihad Islámica o los Revolucionarios de Egipto.

En esta misma cuarteta se define la guerra entre Irán a Irak, así como la si­tuación global en Oriente Medio. «Ha­brá efusión de sangre de gentes que viven bajo el clima opuesto a Irak, hasta el puntp que la tierra, el mar, el aire y el cielo traerán la oscuridad cuan­do, durante el hambre, las facciones, los gobiernos serán responsables de pestilencia y de confusión».

Esta es la acertadísima interpreta­ción que, de esta cuarteta, ha llevado a cabo Fontbrune en su libro
Los cometas y las profecías.
Nostradamus describió en esta cuarteta, de una forma clara y precisa, la guerra entre Irán a Irak. Efectivamente, ésta comenzó el 1 de Septiémbre de 1980, y produjo más de 500.000 muertos. El presidente Sad­dam Hussein, el día 17 de Septiembre del mismo año, denunciaba unilateral­mente el acuerdo firmado en Argel, con el sha de Irán, el 6 de Marzo de 1975, mediante el cual el territorio quedaba dividido en dos partes iguales, atribuidas a los dos países ribereños, la vía fluvial formada por la reunión del Tigris y el Eufrates, denominada Chatt el-Arab.

Desde 1980 la guerra estuvo enca­llada en las marismas del Chatt el­-Arab. «Pestilencia» podría hacer refe­rencia a la utilización de los gases por Irak, y nos hace pensar en las frecuen­tes imágenes de soldados iraníes abra­sados o ciegos. Desde 1980, como to­dos sabemos por las noticias que de estos países nos llegaron, el Irán bom­bardeó las grandes ciudades de Irak con cohetes.

Una fiel interpretación de la centuria VIII, cuarteta LXX, nos haría pen­sar que, según Nostradamus, el vence­dor de este conflicto sería Irán. Aun­que luego, por la historia hemos visto que justamente sucedió lo contrario. «Entrará miserablemente, malvado, in­fame, tiranizando Mesopotamia».

La interpretación que da Fontbrune de este trozo de la cuarteta es que «el jefe iraní» tiranizará Irak (siempre te­niendo en cuenta que anteriormente Irak era Mesopotamia, entre el Tigris y el Éufrates).

En cuanto a la guerra del Golfo Pér­sico, existen indicios, frases, que agru­padas bajo la idea del conflicto bélico mundial, fin de siglo, fin de milenio, etc., podrían tener un sentido y hacer­nos creer que el problema del Golfo estaba ya en la mente del profeta. De hecho, la III guerra mundial podría empezar empujada por la acción de los ejércitos árabes.

No obstante, la estrofa XCIII de la tercera centuria es clara al respecto, y muy concretamente en relación al ini­cio del conflicto: «Nueva ley, nueva tierra ocupar». En otras estrofas se anuncia el final del conflicto: «Después de la victoria (...) vencedor sanguina­rio del conflicto discurseará, asar la lengua, la carne y los huesos». (Centu­ria IV, estrofa LVI).

Descubrimientos a inventos

En las Centurias no sólo encontramos en sus versos la historia de la Humani­dad bajo el perfil de los acontecimien­tos históricos que han sucedido o que todavía han de suceder, sino que topa­mos a menudo con anticipaciones so­bre descubrimientos a inventos abso­lutamente inimaginables en el tiempo en que fueron escritos aquellos versos y, desde luego, mucho más difíciles de prever y de descubrir con la precisión con que lo hace el gran vidente. Lo cual confirma y ratifica, caso de que fuese necesaria esta confirrriación, el carácter de verdadero
vidente
que he­mos de atribuir al mago de Salon, a quien algunos detractores negaron
ve­raciáad y profecía
entendida ésta en el más alto sentido de la palabra.

Algunos de los inventos y descubri­mientos que él describió en sus profe­cías, a menudo bajo forma de auténti­cas adivinanzas y siempre con el acos­tumbrado estilo alegórico y hermético, hoy son perfectamente conocidos; otros, en cambio, pertenecen a un fu­turo más o menos próximo, y de ellos esperamos poder tener confrmación en los años venideros.

El cine mudo y el sonoro

En la cuarteta décima de la Centuria I se dice:

Serpientes transmitidas en la jaula de hierro,

Donde los siete hijos del Rey van presos,

Los ancianos y padres saldrán bajo de la fosa.

Antes de morir ven su fruto muerto y grita.

Las «serpientes transmitidas en la jaula de hierro» son las películas cine­matográficas, enrolladas como serpien­tes en sus bobinas de hierro y encerra­das en proyectores metálicos para ser proyectadas. En estas películas han si­do aprisionados los siete colores del arco iris (los siete hijos del Rey, es decir, del sol), para formar las imáge­nes, ya en blanco y negro, ya en color. De esta manera nuestros lejanos ante­pasados y nuestros padres, reproduci­dos en la cinta cinematográfica, volve­rán a vivir para gozar y esparcimiento nuestro, aunque reducidos a imágenes de muy pequeñas proporciones.

Antes de su muerte, los hermanos Lumière, inventores del cine mudo, consiguieron ver cómo el producto de su invención (el fruto muerto) hablaba y gritaba, es decir, cómo se convertía en sonoro el cine mudo.

El aeroplano

La voz oída del insólito pájaro

Sobre el canal del respirable plano:

Tan alto verá del trigo la medida,

Que el hombre del hombre será antropófago.

(CENTURIA II, CUARTETA LXXV)

Se oirá la voz de un insólito y desco­nocido pájaro sobre el canal del respi­rable plano. Entonces la medida o pre­cio del trigo será tan alta que el hom­bre se convertirá en antropófago del hombre.

He aquí nuéstra exégesis: cuando se oiga el característico zumbido del mo­tor de los aviones (que el propio Nos­tradamus, en su carta a Enrique II, describe como un «huy-huy» prolon­gado), comparado a desconocidos pája­ros sobre los aleros de las casas, en la parte más respirable (o en lo más alto del aire), entonces los precios de todos los alimentos subirán hasta las estrellas y los víveres más indispensables, como el pan, serán muy caros.

Telégrafo, teléfono, electricidad

Cuando el animal al hombre doméstico,

Después de grandes penas y saltos venga a hablar,

El rayo a virgen será tan maléfico,

De tierra tomado y suspendido en el aire.

(CENTURIA III, CUARTETA XLIV)

Cuando el animal venga a hablar al hombre doméstico, después de gran­des penas y saltos, el rayo, tomado y suspendido en el aire, será muy malé­fico a la virgen.

Es decir, cuando el hombre primi­tivo, selvático, pueda comunicar y ha­blar con su semejante civilizado desde las más remotas tierras, primero a tra­vés de grandes penas y saltos (o sea: mediante el empleo del telégrafo que transmitía rítmicamente líneas y pun­tos), y después también directamente mediante un micrófono, entonces el rayo, es decir, la corriente eléctrica (que dañará enormemente a la cera virgen de la que se fabricaban las velas) se tomará del suelo con hilos conduc­tores y se suspenderá en el aire me­diante cables y aisladores que la lleva­rán a todos los ángulos de la tierra. Nos parece que el significado de las cuartetas es, también aquí, bastante claro y que no admite otras interpre­taciones.

La «peste» de nuestro fin de siglo

La guerra no toma ahora las caracterís­ticas descritas al principio de este capí­tulo, sino otras completamente distin­tas, a pesar de que el color de los fogo­nazos no cambia de gama, materializándose en un arma nueva que en vez de destruir espectacularmente des­truye en silencio. Dice la cuarteta se­senta y cinco de la Centuria X:

¡Oh, vasta Roma!, tu ruina se acerca,

No de tus muros, de tu sangre y substancia:

El aspro con letras hará muy horribles muescas,

Hierro afilado metido a todos hasta el mango.

La vasta Roma se ha convertido en otra capital en el nuevo imperio, la gran potencia en el mundo occidental, los Estados Unidos. En nuestro siglo, la guerra no saldrá de sus muros, es decir, de sus armas bélicas, sino la san­gre y el semen. El virus fatídico se en­cuentra en la sangre, y la transmisión del virus se realiza por vía sanguínea di­recta. Las siglas de la enfermedad fatal son como muescas horribles o signos mortales, las cuatro letras del nuevo terror:
S.I.D.A.
La dolencia se exten­derá a todo el mundo. Nadie se verá libre de la posibilidad de contagiarse ni de sus espantosas consecuencias, pues­to que su vía de contagio es tan ele­mental como la propia sangre que se halla expuesta a la enfermedad a cada momento. El «Hierro afilado metido a todos hasta el mango» no puede ser más explícito en este sentido, una frase que también es posible interpretar co­mo una alusión al grupo social que primero se vio afectado por el nuevo morbo: los homosexuales.

Las palabras de esta cuarteta hablan claramente de la caída del Imperio. El semen, con sus portadores de vida, se hundirá en el vacío y la sangre que da la vida, será precisamente portadora de todo lo contrario: la sangre y la sustan­cia mismas serán pues las desencade­nantes de la destrucción. Éstas son las armas del nuevo imperio, de la nueva Roma que ejerce su influencia por to­das partes pero que camina directa­mente hacia el desastre. En esta cuar­teta Nostradamus sentencia nuestro mundo, herido ya de muerte.

¿Qué pasará mañana?

«El emperador alemán acongojará a la religión y a la Iglesia. Llenará a Italia de infinitas amarguras, derribará el casti­llo de Sant'Angelo y toda la ciudad leonina. También Francia sufrirá mu­cho. El emperador se aliará con los orientales y septentrionales. A causa de estas graves tribulaciones morirá el Papa. Vendrá luego el Pastor Angeli­cas y el emperador alemán será derro­tado por el Gran Monarca.»

Esta última profecía es de Nostrada­mus y está sacada de sus predicciones en prosa; en ella puede añadírsele la contenida en la cuarteta cincuenta y siete de la Centuria II:

Antes del conflicto el grande caerá,

El grande a muerte, may repentina y sentida,

La Nave imperfecta, la mayor parte

nadará, Junto al río la tierra quedará de sangre teñida.

Asesinato del Papa

Antes de que estalle la tercera guerra mundial y caiga el telón de acero (tal podría ser el significado de «el gran muro» que traen algunas ediciones) Italia será invadida y el Papa asesinado. De este modo la nave de Pedro, huér­fana de guía, quedará a merced de los dramáticos acontecimientos que segui­rán a esta muerte, no excluida la posi­bilidad de un cisma; entonces el clero, simbólica tripulación de la simbólica nave, la abandonará, echándose al mar como único medio para salvar la vida.

Junto al río (que podría ser el Tíber, si se toma Roma como sede del pa­pado), la tierra se teñirá de sangre.

Esta profecía se completaría con la contenida en la cuarteta noventa y nue­ve, de la Centuria VIII:

Por el poder de los tres Reyes temporales,

A otro lugar será transferida la Santa Sede,

Donde la sustancia del espíritu corpóreo,

Sera repuesta y recibida por verdadera sede.

La guerra que se desencadenará en­tre tres grandes potencias afectará igual­mente al jefe de la cristiandad y el pontífice que habrá sucedido al Papa muerto correrá a su vez un peligro may grave, no sólo en su incolumidad personal, sino también por la estabili­dad de su propio apostolado: la Santa Sede, es decir, la cátedra de San Pedro será trasladada a otro lugar y sólo al final del conflicto podrá el Santo Pa­dre volver a Roma, la verdadera sede destinada a albergar al representante del Señor en la Tierra.

Y la profecía continúa en la cuarteta ochenta y tres de la Centuria V:

Los que tengan em resa subvertir,

Inigualable reino, fúerte a invencible:

Obrarán, con fraude, noches tres advertir,

Cuando el mayor en la mesa lea la Biblia.

Quienes se habían propuesto la obra de subversión y destrucción de la Igle­sia recurrirán al fraude y al engaño y a cualquier otro medio para poder sor­prender al Papa. Lo cual sucederá en cierta ocasión estando el Papa sentado en la mesa leyendo la Biblia. Tres serán los encargados de capturar al Papa, mediante un engaño.

Sigue, a continuación, la Centuria IV, cuarteta treinta y tres, que explica quiénes serán los que tiendan la tram­pa al Papa y por consiguiente a la misma Iglesia:

Júpiter unido más a Venus que a la Luna

Apareciendo de plenitud blanca:

Venus escondida bajo la blancura de Neptuno,

Por Marte golpeada con la grande rama.

El lenguaje es completamente meta­fórico: Nostradamus dice que cuando Júpiter aparezca con plenitud blanca y esté más próximo a Venus que a la Luna, y Venus se esconda bajo la blan­cura de Neptuno, entonces Marte la golpeará con la blanca rama.

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