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Authors: Bruce Sterling

Tags: #policiaco, #Histórico

La caza de Hackers. Ley y desorden en la frontera electrónica (43 page)

BOOK: La caza de Hackers. Ley y desorden en la frontera electrónica
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Barlow fue el primer comentarista en adoptar el llamativo término extraído de la ciencia-ficción de William Gibson «
ciberespacio
», como un sinónimo para el nexo actual entre ordenadores y redes de telecomunicaciones. Barlow insistía en que el
ciberespacio
debería ser considerado como un mundo cualitativamente nuevo, como una
frontera
. Según Barlow, el mundo las comunicaciones electrónicas, ahora visible gracias a la pantalla del ordenador, ya no podía ser considerada —de una forma útil— como un manojo de cables eléctricos high-tech. En vez de eso se había convertido en un
lugar
, el
ciberespacio
, que pedía un nuevo conjunto de metáforas, un nuevo conjunto de reglas y comportamientos. El término, tal y como lo utilizaba Barlow, obtuvo una gran resonancia, y así este concepto de
ciberespacio
fue recogido por ‘Time, Scientific American’, policía informática,
hackers
e incluso eruditos sobre la Constitución. Parece que
ciberespacio
se va a convertir en un añadido permanente a nuestro lenguaje.

Barlow era muy sorprendente en persona: un ciudadano de Wyoming alto, de rostro nudoso, barbudo y con voz profunda, vestido con un extraño arreglo del far-west de tejanos, chaqueta, botas de vaquero, un pañuelo anudado al cuello y un pin siempre presente de the Grateful Dead.

Sin embargo, armado con un módem, Barlow estaba realmente en su elemento. Las jerarquías formales no eran el fuerte de Barlow; pocas veces perdía la oportunidad de despreciar a las
grandes organizaciones y sus zánganos
y su mentalidad rígida e institucional. Barlow tiraba más bien por la persuasión entre espíritus libres y no le impresionaban nada las corbatas o las coronas. Pero cuando se trata del mundillo digital, Barlow era un adhocrata del
ciberespacio
por excelencia.

No hay una poderosa armada de Barlow. Sólo hay un Barlow y se trata de un individuo bastante anómalo. Sin embargo, la situación parecía
necesitar
solamente un Barlow. De hecho, después de 1990, mucha gente debe haber concluido que un solo Barlow era incluso más de lo que habían pedido.

El quejumbroso mini-ensayo de Barlow acerca de su encuentro con el FBI, tuvo mucha resonancia en the Well. Un buen número de otros espíritus libres en los márgenes de Apple Computer se habían convertido también sospechosos, y eso les había gustado tan poco como a él.

Uno de ellos era Mitchell Kapor, el co-inventor del programa hoja de cálculo
Lotus 1-2-3
y el fundador de Lotus Development Corporation. Kapor había conseguido borrar la indignidad, de que le tomaran las huellas dactilares en los cuarteles locales del FBI en Boston, pero el mensaje de Barlow hizo que Kapor viera claro la red nacional que estaba montando el FBI. El tema tenía ahora toda la atención de Kapor. A medida que el Servicio Secreto iba adentrándose en la operación nacional anti-
hackers
de 1990, Kapor veía cada movimiento con profundo escepticismo y creciente alarma.

De hecho, Kapor ya se había encontrado con Barlow, pues el segundo había entrevistado al primero para una revista de informática de California. Como le pasa a la mayoría de personas que se habían encontrado con Barlow, a Kapor le cayó bien. Ahora Kapor decidió que le tocaba a él hablar con Barlow en una conversación cara a cara sobre la situación.

Kapor era un regular en the Well. Kapor había sido un devoto del ‘Whole Earth Catalog’ desde el principio y había atesorado la edición completa de la revista. A la búsqueda de las diseminadas inversiones de Kapor Enterprises Inc., su compañía personal de muchos millones de dólares, Kapor cruzaba normalmente las fronteras estatales, con la misma tranquilidad con la que podría enviar una carta por fax.

El concilio Kapor-Barlow de junio de 1990, en Pinedale, Wyoming, fue el inicio de la Electronic Frontier Foundation. Barlow escribió un manifiesto
‘Crimen y Desconcierto’
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para anunciar su intención —y la de Kapor— de formar una organización política para
obtener y repartir dinero para educación, crear lobbies y litigar en las áreas relacionadas con la expresión digital y la extensión de la Constitución en el ciberespacio
.

Además, el manifiesto proclamaba que la fundación «
ayudaría económicamente, dirigiría y apoyaría esfuerzos legales para demostrar que el Servicio Secreto ha ejercicio censura previa en publicaciones, limitado la libertad de expresión, llevado a cabo incautaciones injustificadas de equipo y datos, uso indebido de la fuerza y en general se había comportado de una forma arbitraria, opresiva e inconstitucional.»

‘Crimen y Desconcierto’ se distribuyó ampliamente a través de canales de redes de ordenadores, y también apareció impreso en ‘Whole Earth Review’. Esta repentina declaración de un contragolpe coherente y politizado desde las filas del
hackerismo
, electrizó a la comunidad. Steve Wozniak —quizás algo picado por el escándalo
NuPrometheus
, rápidamente ofreció un apoyo monetario a la Fundación igual al que ofreciera Kapor.

John Gilmore, uno de los pioneros de Sun Microsystems, ofreció inmediatamente, tanto su apoyo financiero como el personal, de forma extensiva. Gilmore, un libertario ardiente, demostró ser un elocuente abogado de cuestiones de privacidad electrónica, especialmente en la cuestión de librarse de la monitorización asistida por ordenador, por parte de gobiernos y corporaciones.

Un segundo encuentro en San Francisco atrajo aún más aliados: Stewart Brand de la Point Foundation, los pioneros en realidad virtual, Jaron Lanier y Chuck Blanchard y el inversor en redes Nat Goldhaber. Durante esta cena de negocios, los activistas adoptaron un título formal: La
Electronic Frontier Foundation
49
. Kapor fue su presidente. Se abrió un nuevo capítulo de conferencia para la EFF en the Well de la Point Foundation, y the Well fue declarado
el hogar de la Electronic Frontier Foundation
.

La cobertura de la prensa fue inmediata e intensa. Como sus antecesores espirituales del siglo XIX Alexander Graham Bell y Thomas Watson, los hombres de negocios de la informática de los años 70 y 80, gente como Wozniak, Jobs, Kapor, Gates o H. Ross Perot, que
se habían hecho a sí mismos
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para dominar una nueva y reluciente industria, quedaban muy bien en las cubiertas de los diarios.

Pero mientras los
Wellbeings
se regocijaban, la prensa en general parecía estar totalmente perpleja con los auto-declarados
ciudadanos del ciberespacio
. La insistencia de la EFF, de que la guerra contra los
hackers
implicaban importantes libertades civiles constitucionales, les parecía algo exagerado, especialmente cuando ninguno de los organizadores de la EFF eran abogados o políticos establecidos. La prensa económica en general, encontraba más fácil fijarse en el aparente núcleo de la historia —que el hombre de negocios de alta tecnología Mitchell Kapor, había establecido una
ayuda económica para hackers
. ¿Era la EFF un desarrollo político importante, o sólo un cliché de ricos excéntricos, metiéndose en temas que deberían dejarse en manos de las autoridades competentes?— El jurado todavía estaba fuera.

Pero el escenario ya estaba preparado para la confrontación abierta. Y la primera batalla —y la más crítica— era la de la vista judicial de
Knight Lightning.
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Ha sido mi costumbre a lo largo de este libro, el referirme a los
hackers
solo por sus
identificadores
. Se gana poco dando el verdadero nombre de esta gente, muchos de los cuales son jóvenes, muchos de los cuales nunca han sido condenados por ningún crimen, y muchos de los cuales tienen ingenuos padres que ya han sufrido bastante.

Pero el proceso a
Knight Lightning
entre el 24 y el 27 de julio de 1990, hizo a este particular
hacker
, un personaje público conocido nacionalmente. No puede hacer ningún daño a él o a su familia el que yo repita el hecho, comprobado, de que su nombre es Craig Neidorf —pronunciado NYE-dorf.

La vista judicial a Neidorf tuvo lugar en la Corte de Distrito de los Estados Unidos, Distrito Norte de Illinois, División Este, presidida por el Honorable Nicholas J. Bua. Los Estados Unidos de América como demandantes, y el Sr. Neidorf como acusado. El abogado del acusado era Sheldon T. Zenner, de la firma de Chicago, Ketten, Muchin y Zavis.

La investigación fue dirigida por los hombres fuertes del Grupo Anti Fraude y Abuso Informático de Chicago: William J. Cook, Colleen D. Coughlin, y David A. Glockner, todos abogados adjuntos de los Estados Unidos. El agente del Servicio Secreto del caso era Timothy M. Foley.

Se recordó que Neidorf era el co-editor de una
revista hacker
clandestina llamada
PHRACK
.
PHRACK
era una publicación puramente electrónica, distribuida a través de BBS y de redes electrónicas. Era una publicación amateur distribuida de forma gratuita. Neidorf nunca hizo dinero por su trabajo en
PHRACK
. Tampoco su no-acusado co-editor
Taran King
, ni ningún otro de los numerosos colaboradores de
PHRACK
.

El Grupo Anti Fraude y Abuso de Chicago, sin embargo, había decidido acusar a Neidorf como defraudador. Reconocer oficialmente que
PHRACK
era una
revista
y Neidorf un
editor
suponía abrir una caja de Pandora procesal, sobre cuestiones de la Primera Enmienda. Para hacer esto hubo que ponerse en las manos de Zenner y sus consejeros de la EFF, que ahora incluía una horda de destacados defensores de los derechos civiles de Nueva York, así como el formidable cuerpo administrativo de Katten, Muchin y Zavis. En cambio, la investigación se apoyaba fundamentalmente en el tema del fraude de acceso a dispositivos: Sección 1029 del Titulo 18, la sección de la cual el Servicio Secreto sacó su jurisdicción más directa sobre delitos informáticos.

Los supuestos delitos de Neidorf se centraban en el
documento E911
. Fue acusado de haber cometido fraude con
Prophet
, el cual, recordemos, fue el miembro de la
Legion of Doom
de Atlanta que copió ilícitamente el
documento E911
del sistema AIMSX de BellSouth.

El mismo
Prophet
era también un co-acusado en el caso Neidorf, juez y parte del supuesto
fraude
para
robar el documento E911
de BellSouth —y de pasar el Documento a través de las fronteras del estado, lo cual ayudo a establecer el proceso Neidorf como un caso federal—.
Prophet
, en un espíritu de total colaboración, hizo un trato para testificar contra Neidorf.

De hecho, ninguno de los tres miembros de Atlanta tuvieron problemas para testificar contra Neidorf. Los mismos fiscales de Atlanta habían acusado a los Tres de Atlanta de:

  1. conspiración,
  2. fraude informático,
  3. fraude telegráfico,
  4. fraude de acceso a dispositivos, y
  5. tráfico interestatal de propiedad robada (Titulo 18, Secciones 371, 1030. 1343, 1029, y 2314).

Enfrentado a esta ventisca de problemas,
Prophet
y
Leftist
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habían eludido cualquier proceso público, y habían admitido su culpabilidad para reducir cargos —una conspiración por cabeza—.
Urvile
había aceptado la culpabilidad para obstaculizar un fragmento de la Sección 1029, que ilegaliza la posesión de
quince o más
dispositivos de acceso ilegales —en su caso, claves de ordenadores—. Y sus sentencias fueron programadas para el 14 de Septiembre de 1990 —mucho después del proceso a Neidorf—. Como testigos, presumiblemente dependían de su comportamiento.

Neidorf, sin embargo, se declaraba inocente. Casi todos los demás cogidos en la cacería habían
cooperado plenamente
y aceptado la culpabilidad, con la esperanza de ver sus sentencias reducidas. Steve Jackson fue la honrosa excepción, por supuesto, y había declarado tenazmente su inocencia desde el primer momento. Pero Steve Jackson no podía pasar un día en la corte, —Steve Jackson nunca había sido acusado de delito alguno.

Neidorf fue apremiado a declararse culpable. Pero Neidorf estaba licenciado en ciencias políticas y estaba poco dispuesto a ir a la cárcel por
fraude
, cuando él no había ganado dinero alguno, entrado en ningún ordenador, y había publicado una revista, que él consideraba protegida por la Primera Enmienda.

El proceso de Neidorf fue la
única
acción legal de toda
La Caza
que involucraba realmente, presentar una serie de cuestiones al examen público delante un jurado de ciudadanos americanos.

Neidorf, también había cooperado con los investigadores. Él había entregado voluntariamente, muchas de las pruebas que habían contribuido a su propia incriminación. Él ya había admitido por escrito saber que el
documento E911
había sido robado, antes de publicarlo en
PHRACK
—o, desde el punto de vista de la investigación, transporte ilegal de material robado a través de cable en algo que pretendía ser una
publicación
.

Pero incluso si la
publicación
del
documento E911
no fuese un delito, no permitiría a Neidorf desengancharse del anzuelo. Neidorf había recibido el
documento E911
cuando
Prophet
se lo había transferido desde el nodo Jolnet de Richard Andrews. En esa ocasión, no fue
publicado
—era un botín
hacker
, pura y simplemente, transporte a través de la frontera del estado.

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