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Authors: Bruce Sterling

Tags: #policiaco, #Histórico

La caza de Hackers. Ley y desorden en la frontera electrónica (20 page)

BOOK: La caza de Hackers. Ley y desorden en la frontera electrónica
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Fry Guy
incluso nombró una fecha para el acontecimiento: el 4 de julio, una fiesta nacional.

Este atroz ejemplo del síndrome
arrésteme por favor
, fue seguido por su pronto arresto. Después de que la compañía telefónica de Indiana descubrió quien era, el Servicio Secreto instaló DNRs —
Dialed Numer Recorders
22
— en las líneas telefónicas de su casa. Estos aparatos no son escuchas y no pueden grabar el contenido de las llamadas, pero graban los números telefónicos de todas las llamadas
salientes
como
entrantes
.

Rastrear estos números demostró el fraude de códigos de larga distancia llevado a cabo por
Fry Guy
, sus extensas conexiones a BBS piratas, y numerosas llamadas personales a sus amigos de la
Legion of Doom
en Atlanta. Para el 11 de Julio de 1989, el Servicio Secreto también había instalado grabadoras de números (pen registers) en las líneas de
Prophet
,
Urvile
y
Leftist
.

El Servicio Secreto se presentó en gran número en la casa de
Fry Guy
el 22 de julio de 1989, para el horror de sus padres, completamente ignorantes del asunto. Los agentes eran liderados por un agente especial del Servicio Secreto de la oficina de Indianapolis. Sin embargo, fueron acompañados y aconsejados por Timothy M. Foley de la oficina del Servicio Secreto de Chicago (un caballero del que pronto oiremos un montón).

Utilizando técnicas contra el crimen informático federal que habían sido estándar desde comienzos de los 80, el Servicio Secreto registró concienzudamente la casa y confiscó todo el equipo electrónico de
Fry Guy
y cuadernos de notas. Todo el equipamiento de
Fry Guy
salió por la puerta bajo custodia del Servicio Secreto, lo que puso un rápido fin a sus correrías.

El Servicio Secreto de los Estados Unidos «USSS» interrogó largamente a
Fry Guy
. Su caso fue puesto a cargo de Deborah Daniels, la abogada federal de EE.UU. para el distrito sur de Indiana. A
Fry Guy
se le imputaron once cargos de fraude informático, acceso no autorizado a ordenadores, y fraude telefónico. La evidencia era exhaustiva e irrefutable. Por su parte,
Fry Guy
acusó de su corrupción a la
Legion of Doom
y se ofreció a testificar contra ellos.

Fry Guy
insistía en que la
Legion of Doom
pretendía tirar abajo el sistema telefónico durante una festividad nacional. Y cuando AT&T falló estrepitosamente durante el día de Martin Luther King en 1990, esto concedió cierta credibilidad a su denuncia, logrando alarmar genuinamente a la seguridad de la compañía telefónica y al Servicio Secreto. Finalmente,
Fry Guy
se declaró culpable el 31 de mayo de 1990. El 14 de septiembre fue sentenciado a cuarenta y ocho meses de libertad condicional y a cuatrocientas horas de servicio social.

Lo podría haber tenido mucho peor; pero era sensato por parte de los acusadores el ser suave con este adolescente menor de edad, y centrar la atención en los notorios miembros principales de la
Legion of Doom
.

Pero el caso contra la
Legion of Doom
tenía defectos reticentes.

Pese a los mayores esfuerzos de los investigadores, era imposible probar que la
Legion of Doom
había tirado el sistema telefónico el 15 de enero, por que ellos, ciertamente, no lo habían hecho. Las investigaciones de 1989 sí que mostraron que ciertos miembros de la
Legion of Doom
habían obtenido un poder sin precedentes sobre las estaciones de conmutación de las compañías telefónicas, y que estaban activos conspirando para obtener todavía más poder. Privadamente, los investigadores estaban convencidos de que la
Legion of Doom
pretendía hacer cosas horribles con su conocimiento, pero la mera intención de maldad no era suficiente para llevarles a la cárcel.

Y aunque los
tres de Atlanta

Prophet
,
Leftist
, y especialmente
Urvile
— habían enseñado mucho a
Fry Guy
, ellos mismos no cometían fraude con tarjetas de crédito. Lo único que habían
robado
era servicio de larga distancia —y puesto que habían hecho buena parte de ello mediante manipulación de la conmutación telefónica, no había forma sencilla de juzgar cuanto habían
robado
, o incluso si esta práctica era
robo
de algún tipo fácilmente clasificable.

El robo de códigos de larga distancia por parte de
Fry Guy
les salió muy caro a las compañías telefónicas. El robo de servicio a larga distancia puede ser una
pérdida
bastante teórica, pero cuesta dinero y tiempo reales para borrar todos aquellos códigos robados, y reasignar otros nuevos a los inocentes dueños de aquellos códigos corruptos. Los propios dueños de aquellos códigos se convierten en víctimas, y pierden tiempo y dinero y tranquilidad con el follón. Y luego, también había que tratar con las víctimas de tarjetas de crédito y Western Union. Cuando se trataba de estafa,
Fry Guy
era un ladrón mucho mayor que la
Legion of Doom
. Era solo cuando se trataba de verdadera habilidad informática, cuando
Fry Guy
resultaba ser insignificante.

La
Legion
de Atlanta pensaba que la mayor parte de las
reglas
del
ciberespacio
eran para perdedores y gente que acepta todo lo que le mandan sin cuestionarlo, pero ellos también tenían reglas. Ellos nunca tiraban abajo nada, y nunca tomaban dinero. Estas eran simples reglas genéricas y principios bastante dudosos cuando se trata con sutilidades éticas del
ciberespacio
, pero permitían a los
tres de Atlanta
operar con una conciencia relativamente limpia —aunque nunca con tranquilidad de mente.

Si no hacías de
hacker
por dinero, si no robabas a la gente su dinero —dinero en el banco, se entiende— entonces nadie era realmente perjudicado, en opinión de la
Legion of Doom
.
Robo de servicio
era una hipocresía,
propiedad intelectual
, un mal chiste. Pero la
Legion of Doom
tan solo sentía un desdén elitista hacia los artistas de la estafa y ladrones. A sí mismos se consideraban limpios.

En su opinión, si no desorganizabas ni tirabas sistemas —bueno, no intencionadamente, de cualquier forma, accidentes ocurren, pregunta a Robert Morris—, entonces era totalmente injusto llamarte
vándalo
o
cracker
. Cuando estabas dando una vuelta
on-line
con tus
camaradas
en el sistema de seguridad de las compañías de telecomunicaciones, podías mirarlos con superioridad desde el plano superior de moralidad
hacker
. Y podías burlar a la policía desde las alturas arrogantes de tu búsqueda, como
hacker
, del puro conocimiento.

Pero desde el punto de vista de la policía y departamentos de seguridad de compañías de telecomunicaciones, sin embargo,
Fry Guy
no era realmente peligroso. Los
tres de Atlanta
eran peligrosos.

No eran los crímenes que estaban cometiendo, sino el peligro, el riesgo potencial, el poder técnico absoluto que la
Legion of Doom
había acumulado, que hacía la situación insostenible.

Fry Guy
no pertenecía a la
Legion of Doom
. Nunca había visto personalmente a ningún miembro; sus únicos contactos con ellos habían sido electrónicos.

Los miembros del núcleo de la
Legion of Doom
solían reunirse físicamente en convenciones que tenían lugar aproximadamente cada año, para emborracharse, intercambiar el saludo de los
hackers
, encargar pizzas y arrasar habitaciones de hotel.
Fry Guy
nunca había participado. Deborah Daniels lo valoró con bastante exactitud como un
quiero y no puedo ser un Legion of Doom
.

En cualquier caso, los crímenes de
Fry Guy
fueron directamente atribuidos a la
Legion of Doom
en buena parte de la futura propaganda policial. La
Legion of Doom
sería descrita como
un grupo realmente cerrado
, involucrado en
numerosas actividades ilegales
incluyendo
robar y modificar historiales de crédito de personas
, y
obtener dinero y bienes fraudulentamente
.
Fry Guy
lo hizo, pero no los
tres de Atlanta
; ellos simplemente no se dedicaron al robo, sino más bien al mero acceso ilegal. Esto causó un extraño giro en la estrategia de los acusadores. La
Legion of Doom
fue acusada de
diseminar información sobre el ataque a ordenadores a otros hackers informáticos, con la intención de desplazar el esfuerzo del sistema judicial hacia esos otros hackers y lejos de la Legion of Doom
.

Esta última acusación —cogida directamente de una rueda de prensa del Grupo Especial de Chicago contra el Abuso y Fraude Informático— suena particularmente cogida por los pelos. Se podría concluir en este punto, que los investigadores habían sido aconsejados que siguieran adelante y
desplazaran su esfuerzo
apartándolo de la
Legion of Doom
. Quizá deberían concentrarse en
esos otros hackers
—aquellos que realmente robaban dinero y bienes materiales.

Pero la
Caza del Hacker
de 1990 no era una simple acción policial.

Pretendía simplemente hacerse notar en el
ciberespacio
—era una caza, un intento deliberado de dejar en claro el núcleo de la operación, de enviar un mensaje potente y fatal, que pusiera freno al incontrolado
underground
digital.

Según este razonamiento,
Fry Guy
no era mucho más que el equivalente electrónico a un camello barato en una esquina. Mientras los cerebros de la
Legion of Doom
siguieran operando flagrantemente, amontonando sin límites su conocimiento ilícito, y fomentando entusiasmo por infringir flagrantemente la ley, habría un suministro infinito de
Fry Guys
.

Debido a que la
Legion of Doom
era flagrante, habían dejado huellas por todas partes, que serian seguidas por el sistema legal en Nueva York, Indiana, Florida, Texas, Arizona, Missouri, incluso Australia.

Pero la guerra de 1990 contra la
Legion of Doom
fue dirigida desde Illinois, por el Grupo Especial de Chicago contra el Abuso y Fraude Informático.

El grupo especial de fraude y abuso informático, liderado por el fiscal federal William J. Cook, comenzó su andadura en 1987 y fulgurantemente se convirtió en una de las más agresivas unidades locales de crímenes informáticos. Chicago era el hogar más natural para un grupo como ese. El primer sistema de BBS se inventó en Illinois. El estado de Illinois tenía una de las primeras y más rigurosas leyes para crímenes informáticos de toda la nación. La policía estatal de Illinois estaba bajo una conspicua alerta sobre posibles delitos de guante blanco y fraudes electrónicos.

Y William J. Cook, particularmente, era una joven promesa entre los perseguidores del delito electrónico. El y sus colegas fiscales federales en la oficina del fiscal en Chicago, tenían una estrecha relación con el Servicio Secreto, especialmente con el agresivo agente de base en Chicago Timothy Foley.

Mientras While Cook y sus colegas del departamento de justicia planeaban la estrategia, Foley era su hombre en la calle.

A lo largo de los años 80, el gobierno federal dio a los fiscales un arsenal de nuevas herramientas legales nuevas y nunca probadas, destinadas a la lucha contra el crimen informático. Cook y sus colegas fueron pioneros en la aplicación a la vida real, de esos nuevos estatutos gestados en los juzgados federales.

El 2 de Octubre de 1986, el senado de los Estados Unidos aprobó, tristemente por unanimidad, el acta «Fraude y Abuso informático» aunque había pocos convencidos acerca de la utilidad de este estatuto. El grupo de Cook tomó su nombre de este acta, ya que estaban decididos a transformar esa poderosa pero teórica acta del Congreso, en un auténtico motor legal de destrucción contra defraudadores y criminales informáticos.

No era solo un asunto meramente de descubrir delitos, investigarlos y tratar de castigar a sus perpetradores. El grupo de Chicago, como la mayoría de los implicados en el asunto, ya sabían quienes eran los chicos malos: la
Legion of Doom
y los escritores y editores de
PHRACK
. El trabajo que tenían que hacer era encontrar alguna forma legal de encerrar a esas personas.

Esta aproximación, pudiera parecer un tanto dudosa a alguien que no estuviese muy al tanto de la dura realidad del trabajo fiscal. Sin embargo los fiscales no mandan a la gente la cárcel por delitos que han cometido; sino que mandan a gente a la cárcel por delitos que pueden probar que han cometido. La policía federal de Chicago encarceló a Al Capone por un fraude en los impuestos. Chicago es una gran ciudad con una tradición de rápidas acusaciones y mano dura en ambos lados de la ley.

Fry Guy
mantuvo el caso al aire libre y alertó a la seguridad de la compañía telefónica del alcance del problema. Pero los delitos de
Fry Guy
no colocaron a los tres de Atlanta detrás de los barrotes y mucho menos al excéntrico submundo de los redactores de
PHRACK
. Así, el 22 de Julio de 1989, el mismo día que
Fry Guy
fue cazado en Indiana, el Servicio Secreto fue a por los tres de Atlanta.

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