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Authors: Felipe Botaya

Tags: #Intriga, #Ciencia Ficción, #Bélico

Kolonie Waldner 555 (10 page)

El aeropuerto alemán de Fuerteventura en la actualidad.
(Foto gentileza de Enrique Dauner, 2011)

—Creo que nos alegramos todos ante esta información ya que solucionará nuestros problemas y permitirá que avancemos más rápido,
herr Oberführer
Becker. Sin duda es una buena solución, aunque entiendo que tiene cierta complejidad logística. —Siegfried afirmó las palabras de Schutz. A continuación, Schutz abrió el dosier que tenía ante sí y que era igual al que tenía cada uno de los presentes—. Como podrán ver en los titulares de la primera página, tenemos varios proyectos en marcha, en diferentes niveles de realización y finalización y que quiero exponer:

  1. Naves discoidales.
  2. Jaula electromagnética.
  3. Estación espacial.
  4. Supermetales.
  5. Proyecto Rayo Solar.
  6. Otros.

Detalle de uno de los rodillos para aplanar la pista del aeropuerto.
(Foto gentileza de Enrique Dauner, 2011)

»En el caso del proyecto de las naves discoidales, hemos avanzado mucho en su diseño y prestaciones aunque todavía dependemos de los motores a reacción, con funcionamiento clásico a base de combustible de origen fósil, que no mejoran la velocidad tanto como habíamos calculado. La aerodinámica de nuestros diseños es excelente y el fabricante BMW ha avanzado mucho en el desarrollo de motores, pero consideramos que los motores de propulsión magnética o los antigravitatorios son el camino que debemos seguir. El doctor Karl Sommer y su equipo están trabajando sobre esos parámetros y calculamos que en marzo de 1944 podremos tener una nave antigravitacional totalmente operativa. También debo indicar que perdimos en un accidente uno de los prototipos Haunebu
III
. Los dos tripulantes pudieron escapar en el último momento y pudimos recuperar los restos de la nave. El accidente se produjo en los andes chilenos, mientras volaban hacia el enclave Dignidad. —Schutz mostró fotografías de Haunebu
III
durante su despegue en la selva y luego otras de los restos esparcidos por las montañas andinas. Era una nave sin distintivos.

—¿Cuál fue el motivo del accidente, doctor Schutz? No tenía noticias de ello —preguntó Siegfried, visiblemente contrariado—. Representa un retraso en el proyecto. —Esta vez intervino Helmut.

—Es lógico Siegfried, sucedió hace dos semanas. Fue un fallo del motor tras atravesar la barrera del sonido. Según el testimonio de los tripulantes el motor, sencillamente, se paró. Todavía estamos investigando qué produjo ese paro repentino. Quiero que comprendas que, al ser un proyecto ultrasecreto, no quisimos correr el riesgo de que nuestro mensaje fuese interceptado por los aliados. Tenemos constancia de que saben que algo sucede en Sudamérica. También sabíamos que estaríais aquí hoy y hemos preferido comentarlo personalmente. No hay nada más que eso y el trabajo continúa a buen ritmo. —Siegfried dio por buena la explicación de Helmut y miró a Schutz para que siguiese su exposición. Schutz continuó:

—La computadora Z4 que acabamos de recibir será una ayuda fundamental en los complejos cálculos antigravitacionales que necesitan hacer los miembros del equipo del doctor Sommer y que nos provocaban un cierto retraso. Tenemos en este momento en la instalación subterránea de la Kolonie Waldner 555, tres modelos de
Haunebu
desarrollados y que nos han servido para ir avanzando en su tecnología de propulsión y de diseño. Uno ha sido superior siempre al anterior, pero tenemos la limitación del grupo propulsor. Las pruebas de laboratorio efectuadas con los primeros prototipos antigravitacionales, nos indican que serán absolutamente revolucionarios y muy superiores a los de tipo magnético, aunque tampoco desestimamos este sistema de propulsión. El motor antigravitacional será un escalón superior en la forma de volar, como lo está siendo en este momento el motor a reacción ante la propulsión a hélice y que pronto verá su puesta en escena en el teatro de operaciones europeo contra nuestros enemigos. Otra inestimable ventaja de los motores antigravitacionales o magnéticos indistintamente, es que no dependeremos del petróleo para su funcionamiento.

Siegfried alabó este último comentario de Schutz ya que ese era una de los problemas con los que ya se enfrentaba la maquinaria de guerra alemana. También había sido siempre uno de los objetivos del
führer
que Alemania no dependiese del petróleo y por lo tanto del extranjero; y sobre todo, porque el petróleo siempre había estado en manos judías o de la finanza internacionalista para someter a los países.

En ese momento intervino Neustadt para corroborar las palabras de Schutz:

—Estoy totalmente de acuerdo con usted doctor Schutz, no sólo es uno de los objetivos de nuestro
führer
la no dependencia del petróleo, sino que en nuestras instalaciones en los Sudetes y en Polonia, estamos trabajando en un proyecto que puede ayudarles mucho en su desarrollo antigravitacional. Se trata de un proyecto ultrasecreto llamado
Die Glocke
(La Campana), que está bajo el epígrafe
Kriegentscheidend
(Decisivo para la Guerra). Puedo indicarles que el proyecto viene de antes de la guerra, aunque en enero de 1942 se le dio el nombre codificado de Tor (Puerta). En julio de este año de 1943 lo hemos subdividido en dos proyectos en paralelo. Uno se llama
Kronos
que como sabrán es el Dios del Tiempo en la antigua Grecia, y el otro
Lanternträger
(quien porta la luz). En este proyecto tenemos a científicos de gran valía y que todos ustedes conocerán, como los doctores Hermann Oberth, Kurt Debus, Walther Gerlach, Ott Christoph Hilgenberg y Carl Friedrich Krafft. —Todos quedaron impresionados por el nivel del elenco científico involucrado en aquel extraño y sorprendente proyecto—. Sí puedo decirles ya que todo avanza a buen ritmo, que
Die Glocke
abarca dos áreas de interés científico: una es física y la otra médico-biológica. Por otro lado y en conexión con estas, tenemos dos objetivos operativos de nuestro máximo interés que pueden serles de la máxima utilidad aquí y que por descontado les haremos partícipes en el momento adecuado:

A)
El desarrollo de un motor y una nave antigravitacional que permita vuelos espaciales sin restricciones de ningún tipo, aplicando la energía de gravedad cero y que por ello Alemania no dependiese de un combustible fósil como el petróleo.

B)
La posibilidad de monitorizar el tiempo y su ingeniería, es decir la posibilidad real de viajar en el tiempo.

Ante esta última e increíble afirmación de Neustadt, el estupor se dibujó en el rostro de los presentes a excepción de Siegfried.

—Comprendo su sorpresa, pero el proyecto está muy adelantado y ya hemos realizado alguna prueba operativa. Permítanme que no entre en más detalles. Quiero que sepan que cuentan para su trabajo con la ayuda de lo que vayamos desarrollando en Europa. Veo que aquí también han avanzado mucho, pero limitándose al motor antigravitacional únicamente como propulsor para una nave que volará en la atmósfera terrestre. Nuestro equipo ha querido ir mucho más allá. Les garantizo que seguiremos en contacto.

Ni siquiera Helmut conocía ese desarrollo, aunque sabía de equipos científicos que trabajaban en paralelo sobre proyectos similares. Schutz resumió el pensamiento de todos los presentes.

—Doctor Neustadt, ha roto usted algunos de nuestros esquemas y nos alegra el nivel que ya ha alcanzado el equipo del SS general doctor Kammler, nuestros desarrollos empequeñecen ante la magnitud de lo que nos ha explicado. Esperamos con ansiedad sus avances para que los podamos aplicar en nuestros desarrollos. —Siegfried afirmó la solicitud de Schutz. Este continuó—. Si les parece, cuando terminemos la reunión y hayamos comido en la cantina, les mostraré las naves discoidales que tenemos en nuestras instalaciones subterráneas y las bancadas de prueba de motores. —Siegfried miró a Helmut.

—¡Excelente! —Schutz siguió.

—Encontrarán datos técnicos en el informe que les he entregado con el desarrollo de todas y cada una de las pruebas que hemos efectuado hasta ahora. Y como les decía, los cálculos y gráficas indican de forma muy clara los avances que estamos teniendo en este tipo de aeronaves. Quedo a su disposición, tras su análisis, para contestar a cuantas preguntas puedan tener.

Schutz cogió el informe y pasó al siguiente proyecto sobre el que estaban trabajando y que ya era una realidad.

—Bien, si les parece entramos en el segundo apartado de esta reunión. Se trata de un desarrollo ya terminado en el que están involucrados los tres equipos de trabajo al mando de los científicos aquí presentes, ya que toca áreas de todos ellos. Se trata de un avance en seguridad al que llamamos
Elektromagnetische Kaefig
(Jaula Electromagnética). Es el grado máximo en defensa pasiva. La razón es muy simple, hemos buscado y hallado un sistema de seguridad absoluta, sin mantenimiento y siempre operativo, para aquellas zonas de nuestras fábricas o instalaciones que son vitales y en la que si entra un espía o agente extranjero, pueda ser neutralizado sin dificultad, aunque no se halle nadie en ese momento en toda la instalación. —recalcó estas últimas palabras. Los rostros de Siegfried y Neustadt mostraban curiosidad—. Este proyecto lo hemos llevado al cien por cien desde aquí y ha sido la consecuencia de otros avances sobre los que estábamos trabajando y que por azar hemos visto y considerado su utilidad. Por ello, no hay constancia previa ni solicitud superior para este desarrollo. Sin embargo lo que hemos conseguido es espectacular y con un coste muy bajo.

Schutz señaló una de las páginas del informe donde aparecía una serie de dibujos sobre el ingenio y su funcionamiento:

—El trabajo de la Jaula Electromagnética es proteger silenciosamente una zona vital para nuestros intereses de la siguiente manera: imaginen que alguien no autorizado entra en un recinto de la máxima seguridad donde guardamos desarrollos, equipos o planos ultrasecretos. —Schutz dramatizaba su explicación con movimientos de manos y brazos convincentes—. Ese intruso entrará en una zona de energía casi nula y la energía para el funcionamiento de la jaula ¡será absorbida del mismo cuerpo del intruso! Es decir, él mismo pondrá en marcha el sistema y le succionará su energía vital. Su cuerpo sufrirá alteraciones físicas de toda índole, pudiendo llevarle hasta la muerte. Seguramente es lo mejor que le podrá pasar al intruso. Es como enfrentarse a un vampiro sin saberlo…

—Estamos impresionados, doctor Schutz —dijo Neustadt—. Yo estoy especializado en campos magnéticos y el sistema que usted expone me parece sencillamente increíble. ¿Cuál es el sistema de energía que utiliza al estar, digamos, en reposo? —Helmut sonreía ya que aquel proyecto le había gustado desde un principio y había dejado que su gente trabajase libremente. Miró a Schutz, permitiéndole seguir su explicación.

—De hecho, el sistema trabaja sobre los desarrollos previos de científicos como los doctores Hans Coler, Karl Schnappeller y Georg Otto Erb. Sobre esta base ya desarrollada y los motores antigravitacionales que estamos desarrollando, la Jaula Electromágnetica tiene su base de funcionamiento. He de admitir que no es tan complicado su funcionamiento, ya que es lo que el doctor Coler llamó «energía libre» o sin mantenimiento, ni consumo. Nosotros le llamamos Stromerzeuger y consiste en bobinas situadas hexagonalmente, con unas finas planchas de cobre de altísima pureza entre ellas y trabajando sobre dos aparatos separados, conectados por inducción el uno al otro. Pueden verlo en el diagrama cuatro del dosier. El calor corporal del ser humano activa el sistema y el primer aparato o emisor se abre y cierra rápidamente induciendo la reacción al segundo o receptor. La oscilación de frecuencia la hemos calculado en setecientos cincuenta kiloherzios. En función del espacio que tenga la zona a proteger, la energía puede crecer exponencialmente en lo que denominamos Raumenergie (energía de espacio). Es como un semiconductor que provoca que los electrones fluyan en positivo y negativo, con oscilaciones de alto espectro. Mientras esto sucede, el sujeto sometido sin saberlo a este campo va notando una debilidad creciente, rápida e inexplicable. Su energía vital se va consumiendo inevitablemente. Si está sometido durante un tiempo superior a los trece minutos, su muerte es inevitable. El sistema no requiere mantenimiento y puede trabajar años sin problemas aunque no haya energía eléctrica. La zona a proteger la hemos calculado en unos veinte metros cuadrados. Si el intruso sale de la zona, el sistema deja de actuar.

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