no tengo tiempo.
Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
ay no
ay no me tientes
que si nos tentamos
no nos podremos olvidar
adiós.
El niño que no vino
tiene los labios fuertes
tiene las manos tiernas
el alma como nube
no es nadie
es sólo niño
saca viejas monedas
del bolsillo de Dios
se parece a la madre
su misma risa ancha
su corazón a saltos
juega con los silencios
y con ellos hace otros
silencios
y se aburre
el niño que no vino
no viene
porque cree
que todo el que aquí nace
no se muere
después.
Ahora vale la pena.
Dios
se quedó dormido.
Todos sabemos que esto
no es
definitivo
que es una suerte loca
quizá un breve
delirio.
Ahora vale la pena
vivir
aunque haga frío
aunque la tarde vuele.
O no vuele.
Es lo mismo.
Ahora sí
pero luego
si Dios no se despierta
qué pasará
diosmío.
La paz oh la paz
quién habló de la paz
aquel viejo con cara de caballo
que mira sin mirar y a veces pide
ése habló de la paz
aquella jovencita con arrugas
que recuerda sus épocas de virgen
ésa habló de la paz
aquel atleta de campera verde
aquel tímido lleno de rencores
aquel horrible y sabio lustrabotas
ése ésos hablaron de la paz
aquella ama de casa con bostezos
aquel auxiliar cuarto que no fuma
aquel santo que piensa cuando vota
aquel bobo que cree en una bandera
todos ésos hablaron de la paz
pero qué pena
que grandísima pena
todos tan inocentes
tan alegres
no saben que la paz dependía de un ángel
y ese ángel tiene ahora
un dedo en el gatillo.
Otra vez estoy solo
tan hondamente
solo
que no siento la ayuda
ni el calor
de tu mano
ni tu nueva mirada
ni siquiera la antigua
universal
tristeza
tan libremente
solo
que no puedo acordarme
de cómo era el mundo
con su pobre
tranquila muchedumbre
con sus brazos abiertos
con su espalda vencida
tan claramente
solo
que las paredes lloran
los vagabundos lloran
los solitarios lloran
y se alejan
ah pero éstos
éstos los sobornables
solitarios
antes de irse me envuelven
en una blanda
ojeada
que parece piedad
pero es
envidia.
La muerte es sólo un niño
de cara triste
un niño
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que se parece
a Dios.
A veces
sin embargo
es tan sólo un silencio
sin pasado
sin molde
sin olor
un silencio en que ladran
los perros
esos perros
y uno se pregunta
quiénes son.
A veces.
Otras veces
es una niebla espesa
que se mete en los ojos
que destruye la voz
y lo arrincona a uno definitivamente
bueno
definitivamente no
tan sólo hasta que uno
se siente
sin amor.
A veces.
Pero es raro.
Por lo común la muerte
es solamente un niño
de cara triste
un niño
que sale de la noche
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que deja caer su mano
sobre mi corazón.
Es imposible estar seguro
pero tal vez sea Dios todo el silencio
que queda de los hombres
es imposible estar seguro
pero acaso Dios sea
la soledad total
irrevocable
más grave que la tuya
o que la mía
por lo menos más grave que la mía
que es soledad tan sólo
cuando el viejo crepúsculo me mira
como un toro furioso
y yo no tengo a mano
tus sabios labios para
olvidarme de todo lo que temo
es imposible estar seguro
ah pero en ese caso
pobre Dios qué tristeza
debe ser su tristeza
pobre Dios
si una vez descendiera
a asir nuestra miseria
y respirara por unas pocas horas
el incesante miedo de la muerte
quizá mucho después
allá
solo y eterno
recordara esa tibia bocanada
como el único asueto
de su enorme
desolado Infinito.
1.
Barco Viejo
La tristeza del mundo
es decir mi tristeza
empezó hace treinta años
en una noche hueca.
Por entonces los ángeles
trepaban por mis nervios
me dejaban promesas
me colgaban temores
y eso alcanzaba para todo el tiempo
para entender la vida
todo el tiempo.
Después de todo
no eran ángeles
eran tan sólo
escalofríos.
También tuve y no tengo un abuelo
con un siglo de cuentos
y una barba de seda
y dijo buenas noches
y se metió en su sueño
como huésped antiguo y de confianza.
Claro
no era su sueño
era su única muerte
nada más.
Por entonces había
nubes como montañas
y el horizonte era una cuerda floja
y los lunes
y miércoles
y viernes
Dios hacía equilibrio
sin caerse.
Pero no era Dios
era tan sólo
un barco viejo.
2.
Es tan poco
Lo que conoces
es tan poco
lo que conoces
de mí
lo que conoces
son mis nubes
son mis silencios
son mis gestos
lo que conoces
es la tristeza
de mi casa vista de afuera
son los postigos de mi tristeza
el llamador de mi tristeza.
Pero no sabes
nada
a lo sumo
piensas a veces
que es tan poco
lo que conozco
de ti
lo que conozco
o sea tus nubes
o tus silencios
o tus gestos
lo que conozco
es la tristeza
de tu casa vista de afuera
son los postigos de tu tristeza
el llamador de tu tristeza.
Pero no llamas.
Pero no llamo.
3.
Cáscara y nada
A veces el futuro es un sueño cerrado
y uno arroja la llave al precipicio
el corazón a veces nos despierta a los gritos
y uno se vuelve sordo de ternura
a veces es preciso que se nos caiga el cielo
para saber todo lo que nos falta
para inventar el surco del insomnio
para quedarse a solas con el mundo.
Casi siempre es la hora de la verdad vacía
sólo cáscara y nada
Dios inmóvil
es el temor recién amanecido
y ya opaco de veras
ya de veras maldito.
A veces el futuro es una noche sola
y uno gasta la urgencia en llegar y dormirse.
4.
Mi pozo
La soledad es una paz oscura
una suerte de luto sin orgullo
una tranquila sumisión
un pozo
la soledad es uno mismo
sin compasión y con vergüenza
pero también es una dulce
lengua
para hablar con los monstruos
de la noche
y quedarse como siempre
perplejo.
A veces
cuando el amor se ajena
o los amigos van quedando inmóviles
o el tacto y la conciencia recomponen
las averías de lo inefable
suelo ponerme mi soledad
y nadie
reconoce ese luto sin orgullo
ese decir lo mismo hasta el cansancio
esa tranquila sumisión
mi pozo.
5.
Ruidos secundarios
Me hago el honor de resignarme
sólo esta noche
como descanso
mañana temprano abriré los ojos
seré otra vez valiente y ordinario
rebelde con las manos en los bolsillos
eterno con la muerte en el ojal
sólo esta noche en que no hay luna
creerme que voy
creerme que vengo
creer que mi corazón ya no podrá jamás
aumentar de tamaño y de nostalgias
sólo esta noche
por favor
por piedad
sentirme vencido
humilde
devastado
hecho y deshecho con desechos de Dios
puesto a soñar sin vistobueno
dado a mentir sin esperanza
pero sabiendo que se trata
sólo de esta noche estéril y única
mañana a las siete abriré los ojos
y otra vez pondré el hombro sin quejarme
y escucharé el estruendo universal
sin que me engañen ruidos secundarios.
1953-1956
Aquella esperanza que cabía en un dedal,
aquella alta vereda junto al barro,
aquel ir y venir del sueño,
aquel horóscopo de un larguísimo viaje
y el larguísimo viaje con adioses y gente
y países de nieve y corazones
donde cada kilómetro es un cielo distinto,
aquella confianza desde no sé cuándo,
aquel juramento hasta no sé dónde,
aquella cruzada hacia no sé qué,
ese aquel que uno hubiera podido ser
con otro ritmo y alguna lotería,
en fin, para decirlo de una vez por todas,
aquella esperanza que cabía en un dedal
evidentemente no cabe en este sobre
con sucios papeles de tantas manos sucias
que me pagan, es lógico, en cada veintinueve
por tener los libros rubricados al día
y dejar que la vida transcurra,
gotee simplemente
como un aceite rancio.
Ellos saben si soy o si no soy,
ellos abren la puerta y dicen: "Pase",
miran y relativamente son felices,
endosan el destino como un cheque
y eructan, aquiescentes, sin provocar a nadie.
Ellos saben si soy o si no soy,
por detrás de los dientes dicen: "Hola",
hablan y relativamente son ingenuos
y sencillos y escupen y recelan
y transpiran a veces en dos dedos de frente.
Ellos saben si soy o si no soy,
ellos cierran la mano y dicen: "Pero",
viven y relativamente son milagros
y sueldo y providencia y mal aliento
y gastan por docenas los pañuelos sin lágrimas.
Ellos saben si soy o si no soy,
ellos miran al cielo y dicen: "¿Cuánto?",
pasan y relativamente son nombrados,
pero yo, como ellos me instruyeron,
no digo ni caramba ni ahí te pudras.
Viene contento
el nuevo
la sonrisa juntándole los labios
el lápizfaber virgen y agresivo
el duro traje azul
de los domingos.
Decente
un muchachito.
Cada vez que se sienta
piensa en las rodilleras
murmura sí señor
se olvida
de sí mismo.
Agacha la cabeza
escribe sin borrones
escribe escribe
hasta
las siete menos cinco.
Sólo entonces
suspira
y es un lindo suspiro
de modorra feliz
de cansancio tranquilo.
Claro
uno ya lo sabe
se agacha demasiado
dentro de veinte años
quizá
de veinticinco
no podrá enderezarse
ni será
el mismo
tendrá unos pantalones
mugrientos y cilíndricos
y un dolor en la espalda
siempre en su sitio.
No dirá
sí señor
dirá viejo podrido
rezará palabrotas
despacito
y dos veces al año
pensará
convencido
sin creer su nostalgia
ni culpar al destino
que todo
todo ha sido
demasiado
sencillo.
Voy a cerrar la tarde
se acabó
no trabajo
tiene la culpa el cielo
que urge como un río
tiene la culpa el aire
que está ansioso y no cambia
se acabó
no trabajo
tengo los dedos blandos
la cabeza remota
tengo los ojos llenos
de sueños
yo qué sé
veo sólo paredes
se acabó
no trabajo
paredes con reproches
con órdenes
con rabia
pobrecitas paredes
con un solo almanaque
se acabó
no trabajo
que gira lentamente
dieciséis de diciembre.
Iba a cerrar la tarde
pero suena el teléfono
sí señor enseguida
comonó cuandoquiera.
Usted que se desliza
sobre el tiempo,
usted que saca punta
y se persigna,
usted, modesto anfibio,
usted que firma con mi pluma fuente
y tose con su tos y no me escupa,
usted que sirve para
morirse y no se muere,
usted que tiene ojos dulces como el destino
y dudas que son cheques
al portador
y dudas
que le despejan Life y Selecciones,