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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (62 page)

Sarión
[174]

El Salmo 29 describe el poder de Dios con imágenes naturalistas:

Salmos 29.5.
La voz de Yahvé rompe los cedros...

Salmos 29.6.
y hace saltar al Líbano como un ternero, y al Sarión como cría de búfalo.
[175]

Sarión es el término fenicio que aquí se emplea para designar al monte Hermón (v. cap. 5), en el Líbano. Esto se confirma concretamente en el Deuteronomio:

Deuteronomio 3.9.
Los sidonios al Hermón le llaman Sarión, y los amorreos Sanir.

No es casual la utilización de un nombre fenicio. Al parecer, este salmo es una adaptación yahvista de un himno cananeo más antiguo dedicado al dios de las tormentas. En el versículo 6, el paralelismo entre «ternero» y «joven unicornio» vuelve a describir al unicornio como un buey salvaje (v. cap. 4). La Revised Standard Version traduce así el versículo: «y hace saltar al Líbano como un ternero, y al Sarión como cría de buey salvaje».

Maskil

El Salmo 32 se titula:

Salmos 32.1.
De David. Maskil...

Tanto la Revised Standard Version como la Anchor Bible
[176]
dejan sin traducir la palabra
maskil
, lo mismo en este título que en el de otros salmos; pero parece llevar la connotación de «instrucción». Los salmos así denotados tal vez poseyeran especiales significados ocultos que sólo resultarían claros para los iniciados; pero esto sólo es una suposición.

Abimelec

El Salmo 34 tiene un título circunstancial:

Salmos 34.1.
De David, cuando se fingió loco ante Abimelec...

Esto se refiere sin duda al episodio de la vida de David cuando, fugitivo de Saúl, buscó refugio en la corte de Aquis, rey de Gat. Como temía que los filisteos lo mataran o lo entregaran a Saúl, se fingió loco para que lo dejaran libre:

1 Samuel 21.13.
... fingió
(David)
haber perdido la razón y hacía entre ellos
(los filisteos)
el loco...

Suele pensarse que la referencia a Abimelec en el título del Salmo 34 se debe a un error del copista, que debería haber escrito Aquis. Sin embargo, también es posible que Abimelec fuese un apelativo general de los reyes filisteos. El Génesis menciona en dos historias diferentes a Abimelec, rey de Guerar. Tales historias se refieren a una época anterior a la llegada de los filisteos, claro está, pero el título apelativo pudo perdurar, del mismo modo que a los reyes egipcios se les llamaba faraones prescindiendo de su nombre o de su dinastía.

Iditún

El Salmo 39 parece dedicado a un individuo:

Salmos 39.1.
Al maestro de coro. De Iditún...

Al parecer, existían tres clanes principales dedicados al servicio musical del Templo. El cronista remonta la ascendencia de esos clanes a la época de David:

1 Crónicas 25.1.
David y... separaron a los que de entre los hijos de Asaf, de Hemán y de Jeditún habían de hacer el oficio de profetas, con cítaras, arpas y címbalos...

Tal vez, lo que el título quiere realmente decir es «al estilo de Iditún»; es decir, al estilo propio del clan. O bien, que lo compusieron miembros de ese clan, pese a la rutinaria atribución del salmo a David.

Un salmo se atribuye a Hemán:

Salmos 88.1.
... Maskil. De Emán ezraíta.

Ezraíta debe ser, en realidad, zarajita (v. cap, 1).

A Asaf se le atribuye toda una serie:

Salmos 50.1.
Salmo de Asaf...

Los once salmos que van del 73 al 83 inclusive se le atribuyen a Asaf, y quizá representen una colección utilizada por el clan de Asaf.

Los hijos de Coré

El Salmo 41 termina con un versículo de alabanza a Dios:

Salmos 41.14.
[177]
¡Bendito sea Yahvé, Dios de Israel, por los siglos de los siglos! Amén. Amén.

Esto no se considera parte del salmo, sino más bien una fórmula ritual de alabanza que sirve para dar conclusión a una serie de salmos. Esa alabanza a Dios se denomina «doxología», palabra procedente del griego que significa «dar alabanza».

Los salmos que van del 1 al 41 inclusive se consideran como la primera serie de las cinco colecciones que componen el libro de los Salmos. Todos los de esta primera serie se atribuyen a David o, en pocos casos, quedan anónimos. Pero el Salmo 42, primero de la segunda colección, aunque tiene título no incluye el nombre de David:

Salmos 42.1.
Al maestro de coro. Maskil, De los hijos de Coré.

Aunque de Coré se dice que era un levita rebelde durante la época del Éxodo (v. cap. 4) y que murió a manos de Moisés, su familia sobrevivió para formar un grupo importante en la liturgia del Templo:

1 Crónicas 9.19.
... Los coreítas tenían a su cargo la guardia de la entrada de la tienda
(el tabernáculo)...

La hija de Tiro

El Salmo 45 es más bien profano. Su título incluye una frase significativa:

Salmos 45.1.
... Canto de amor.
[178]

Al parecer, se escribió en honor de un matrimonio real, y es lo que los griegos llamarían un epitalamio («en la cámara nupcial»). La novia es una princesa extranjera:

Salmos 45.13.
[179]
La hija de Tiro viene con dones...

Lo más lógico sería pensar que se trata de la boda de Acab de Israel y Jezabel de Tiro, o la de Joram de Judá y Atalía, hija de Jezabel (v. cap. 12). También se ha sugerido, tal vez con menor probabilidad, que celebra el casamiento de Salomón con la princesa egipcia, o el de Jeroboam II (v. cap. 12) con una princesa extranjera.

Salomón

El Salmo 72 es uno de los dos en que el libro de los Salmos menciona a Salomón en el título. El otro es el Salmo 127.

Salmos 72.1.
De Salomón

Es una súplica para que el rey, probablemente recién llegado al trono, tenga un reinado largo y justo y sea rico y poderoso.

La idea de que se refiera a Salomón en concreto surge fácilmente de la enumeración de las naciones que tradicionalmente estuvieron vinculadas a sus aventuras comerciales (v. cap. 11).

Salmos 72.10.
Los reyes de Tarsis y de las islas le ofrecerán sus dones, y los soberanos de Seba y de Saba le pagarán tributo.

Seba y Saba pretenden describir dos distritos diferentes de Arabia. Así, al enumerar las naciones en el décimo capítulo del Génesis, se mencionan ambas de manera relacionada:

Génesis 10.7.
Hijos de Cus: Seba.... Rama... Hijos de Rama: Seba...
[180]

El Salmo 72 es el último del segundo libro. Termina con una doxología y con este versículo final:

Salmos 72.20.
Aquí acaban las preces de David, hijo de Jesé.

Y así es, al menos en lo que se refiere a la segunda colección.

Las dos primeras series de salmos no son enteramente independientes. Como podría esperarse de antologías diferentes hay algunas repeticiones. Así, el Salmo 14 de la primera colección es prácticamente idéntico al Salmo 53 del segundo libro. Y luego, el Salmo 70 del segundo libro es prácticamente una repetición de los cinco versículos últimos del Salmo 40 del primer libro.

Sinagogas

El Salmo 74 describe un país en ruinas, con el enemigo victorioso. A no ser que se imagine a David hablando en alegoría o bajo la influencia de la visión profética, resulta imposible atribuírselo a él o, en realidad, a cualquier período histórico de los reinos. Como muy pronto, debe de ser tras la destrucción del Templo a manos de Nabucodonosor:

Salmos 74.7.
Prendieron fuego a tu santuario y echaron a tierra y profanaron la morada de tu nombre.

Efectivamente, el salmo puede fecharse en época posterior, porque el siguiente versículo continúa diciendo:

Salmos 74.8.
Decían en sus corazones: «Destruyámoslos de un golpe». Han quemado todos los lugares de asamblea
[181]
de Dios en el país.

La palabra «sinagoga» se deriva de una expresión griega que significa «asamblea conjunta», y es exactamente análoga a «congregación», término derivado del latín, o a «lugar de reunión». La Revised Standard Version traduce así este versículo: «Quemaron todos los lugares de reunión de Dios en la tierra».

La sinagoga no se hizo importante hasta la época del Exilio. Destruido el Templo y desaparecida la parafernalia litúrgica de un culto centralizado, había que improvisar algo si se pretendía la supervivencia del judaísmo. El culto podría centrarse en los libros que producían los escribas. Grupos de judíos se reunían en los lugares de asamblea, o sinagogas, para estudiar los libros, leerlos en voz alta, cantar los himnos, etcétera.

Incluso después del regreso y de la reconstrucción del Templo, persistió la nueva costumbre. Al fin y al cabo, no todos los judíos habían vuelto, pero los que habían regresado al país estaban acostumbrados a tales asambleas, relativamente informales, y continuaron celebrándolas. Hacia la época griega, la sinagoga se había convertido en algo sumamente importante, y sólo entonces, bajo la persecución seléucida, podía decirse «han quemado todas las sinagogas». Por esa razón se ha sugerido que el Salmo 74, o al menos la versión que nos ha llegado, podría contarse entre los últimos y haberse compuesto en el 165 aC.

Rahab

El Salmo 87 enumera las naciones paganas idólatras vecinas de Judea, vaticinando que al fin se volverán a Dios y a Jerusalén. (También es posible que se haga referencia a los judíos dispersos entre las naciones vecinas incluso después de la reconstrucción del Templo, pues el salmo contiene la esperanza de que todos regresen al fin.) Pero la lista de naciones incluye un nombre extraño:

Salmos 87.4.
Contaré a Rahab y a Babilonia ... ; he aquí a la Filistea y a Tiro juntamente con Etiopía. ..

Según parece,
Rahab
es otro nombre del monstruo mítico que Dios destruyó al comienzo de los tiempos para crear el universo:

Salmos 89.11.
[182]
Tú hollaste a Rahab como a un traspasado...

O:

Isaías 51.9.
Despierta, despierta; revístete de fortaleza, brazo de Yahvé... ¿No eres tú quien destrozaste a Rahab y atravesaste al dragón?

Como Leviatán (nombre también usado para designar al monstruo primigenio (v. cap. 18), Rahab tiene relación con un mito de la naturaleza. Mientras Leviatán es el mar caótico sometido por las fuerzas del orden, Rahab, que significa «tormenta» parecería el aullido de los elementos; elementos que las fuerzas del orden deben dominar antes de que subviertan el universo.

Pero al igual que Leviatán, Rahab podría emplearse como representación simbólica de Egipto; y hablar de hollar, de destrozar o de atravesar podría entonces equipararse al castigo de Dios sobre Egipto en la época del Éxodo.

La representación de Egipto como un dragón monstruoso es bastante apropiada. Esencialmente, Egipto es las orillas del río Nilo, la franja siempre fértil que atraviesa el desierto, que vio el surgimiento de una civilización poderosa y que fue la parte más rica del mundo durante miles de años. El río se retuerce como una gran serpiente o dragón a través del país, y Ezequiel utiliza esa metáfora con mucha eficacia cuando cita las palabras de Dios sobre Egipto:

Ezequiel 29.3.
...Heme aquí contra ti, ¡oh faraón!, rey de Egipto. Cocodrilo gigantesco
[183]
echado en medio de tus ríos...

Ezequiel 29.4.
Yo pondré un aro en tus quijadas .. y te sacaré de en medio de tus ríos

Aquí, el lenguaje que sería apropiado para el combate entre el Dios del orden y el monstruo del caos, se convierte en una descripción metafórica de la liza entre Dios y Egipto.

Ezequiel escribió durante el Exilio y, según parece, en épocas postexiliares
Rahab
se había convertido en sinónimo de Egipto. El Salmo 87 lo utiliza claramente en esa forma.

Moisés

El melancólico Salmo 89, compuesto, según parece, durante el Exilio, concluye la tercera serie y acaba con una doxología. El Salmo 90, el primero de la serie cuarta, es el único del libro de los Salmos atribuido nada menos que a Moisés:

Salmos 90.1.
Oración de Moisés, varón de Dios...

Tal vez sea porque habla de la creación, parcela particular del Génesis que, según la tradición, escribió Moisés.

Salmos 90.1.
... Señor, tú has sido refugio para nosotros...

Salmos 90.2.
Antes... de ser formada la tierra...

Aleluya

El Salmo 104 acaba así:

Salmos 104.35.
... ¡Bendice, alma mía, a Yahvé! ¡Aleluya!
[184]

El Salmo 105, que sigue a continuación, también termina con «¡Alabado sea Yahvé!». En realidad, «Alabado sea Yahvé» aparece al principio o al final (o al principio y al final, ambas cosas) en quince salmos diferentes en las dos series últimas del libro de los Salmos. En hebreo es «Hallelujah» («alabado Yah»).

La forma griega de esta palabra es «Alleluia», que aparece en el Apocalipsis:

Apocalipsis 19.1.
... oí una fuerte voz, como de una muchedumbre numerosa en el cielo, que decía: Aleluya
(Alleluia)...

Mis ungidos

El Salmo 105 tiene un versículo curiosamente influyente. Se detalla el amor de Dios por todos los que le siguen; como en la era patriarcal, cuando se ocupaba de Abraham y de sus pocos descendientes, que vivían precariamente en una tierra hostil:

Salmos 105.14.
No dejó que nadie los oprimiera, y castigó por ellos a reyes
:

Salmos 105.15.
«No toquéis a mis ungidos, no hagáis mal a mis profetas».

Parece haber una referencia al pasaje del Génesis en que Dios reprocha en sueños a Abimelec, rey de Gerar, el que haya llevado a su harén a la mujer de Abraham, Sara. Dice Dios:

Génesis 20.7.
Ahora, pues, devuelve la mujer al marido, pues él... es profeta ... ; pero si no se la devuelves, sabe que ciertamente morirás...

Este pasaje del Salmo 105 sirve como una especie de escudo para el sacerdocio contra el poder secular. En la Edad Media se utilizaba para evitar que los sacerdotes fueran juzgados por tribunales seglares, pues el rey no debe hacer mal a los profetas de Dios, término que se ampliaba generosamente a toda la clerecía en general. Esto era una ventaja para los curas, porque los tribunales eclesiásticos no dictaban penas de muerte; tal privilegio se denomina «sanción de la iglesia».

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