El conflicto de la
mente de langosta
es que no se lleva bien consigo misma y ese es el desafío: llevarse bien con uno mismo durante las veinticuatro horas del día y conquistar todos los sueños.
Ahora bien, ¿es posible salir de la queja y llevarse bien con uno mismo?
Claro que sí. Si aplicas estos principios los mismos te llevarán a resultados exitosos:
"Las quejas son el lenguaje de la derrota."
Frank Grane
"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas."
William George Ward
Ahora decides tú: "mente de langosta" o "mente de resolución". ¡No seas tú mismo tu gran problema! La única manera de romper el círculo de la queja es moviéndote, yéndote del lugar donde nada sucede.
Recuerda que:
¿Qué eliges ser? ¿Quejoso o exitoso?
Muchos creen que la queja es una posible solución a sus problemas, sin darse cuenta de que lo único que logran con ella es más queja y así sucesivamente, hasta verse atrapados en un círculo vicioso sin salida. La queja es una señal a la que hay que prestarle atención. El quejarse es producto de una acumulación de emociones reprimidas actuales y pasadas, muchas veces por no decir nada, y otras tantas por hablar en demasía.
En la sociedad en la que vi vimos hay muchas personas que se quejan todo el tiempo. Necesitamos romper con esas costumbres, ese mal hábito, y ser libres de ese parloteo continuo que sólo nos trae más dolores de cabeza.
Y así como existe diversidad de quejosos, encontramos también diferentes clases de quejas. Analicemos algunas de ellas:
"Una mente productiva no tendrá tiempo para quejarse."
1. me quejo
2. alguien me escucha
3. el que me escucha no hace nada
4. me vuelvo a quejar, me vuelven a escuchar
5. el que me escuchó vuelve a quedarse sin hacer nada
6. me vuelvo a quejar, la persona me vuelve a escuchar y no hace nada
7. me quejo otra vez, pero a esta altura esa persona ya se acostumbró a mi queja y sabe que en mi discurso lo único que tiene lugar es "la queja"
Es como cuando pasas por una casa y el perro te ladra: el primer día te atemorizas; por cierto al segundo día te vuelve a ladrar pero no te asustas tanto. A la otra semana, sabes que el perro te va a ladrar pero ya no te sorprende. Esto es lo mismo que sucede con las personas quejosas: el otro se acostumbra a su queja y Jo último que querrá hacer es escucharla.
Ahora bien, ¿cómo obtener lo que necesito sin quejarme?
Si logramos relacionarnos con "el otro" con respeto lograremos lo que anhelamos. Hay manera y maneras de pedir aquello que anhelamos, y la queja continua no es la mejor forma de dar a conocer nuestra demanda. La queja sólo será un obstáculo y no te traerá ningún beneficio, sólo amargura.
El tiempo que perdemos quejándonos podríamos aprovecharlo buscando soluciones y sacándole provecho a la situación por la que estamos pasando. Revierte todo lo que esté a tu alcance y busca el lado bueno a tus circunstancias.
Es importante que nuestras mentes estén siempre ocupadas, ya sea trabajando, estudiando o perfeccionándonos. Procura hacer siempre algo productivo de manera tal que la queja no tenga espacio en tu vida. No dejemos nuestra mente ociosa. Mantente ocupado, con la visión en tus sueños, libera tu potencial y usa toda la creatividad que tienes a favor tuyo. Olvida la queja, erradícala de tu vida, y verás que todo te va a salir como lo estás esperando.
Podemos actuar de distintas maneras frente a ellos:
Cada vez que te vayas a quejar de algo, pregúntate: "¿Por qué me estoy quejando de esto?" Antes de quejarte, revisa cómo está tu estima y si te das cuenta de que hay algo que no anda bien, busca ayuda y sana tus emociones. La queja nos señala que hay una herida que aún sigue sangrando.
No te quejes, revierte el lamento, piensa que cuando te quejas te estás deteniendo.
Si ves que algo está mal hazlo tú otra vez; si ves algo tirado, levántalo tú; no esperes que lo haga otro. Cambia tu manera de actuar, tu forma de hablar, tu modo de expresarte, y no te detengas a quejarte, sigue, avanza, y no mires para atrás, que largo camino te resta.
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, más la lengua de los sabios es medicina.
SALOMÓN
¿Cuántos dijeron "sí" cuando querían decir "no"? Generalmente tenemos miedo a decir que "no" porque no queremos desentonar: si todo el mundo hace algo, ¿cómo vas a decir que no quieres hacerlo? Tenemos miedo a las consecuencias negativas de haber dicho que "no": ¿qué va a decir el otro?, ¿qué va a pensar el otro?, tal vez me retire su amor si le digo que "no quiero" hacer lo que me dice.
El "no" es necesario y debemos aprender a decirlo con paz; podemos y está permitido decir "no". Decir "no" muchas veces es sinónimo de salud. Sin odios, ni broncas, ni en malos tonos decir "no".
Cuando no podemos decir "no" es porque no sabemos ni podemos distinguir cuál es nuestra prioridad en la vida, hacia dónde estamos apuntamos y cuál es nuestro blanco.
Las decisiones que tomes van a estar determinadas por el objetivo que quieras alcanzar.
¿Estás apuntando al lugar correcto con tus palabras? ¿Tomás tus decisiones de acuerdo a los objetivos que te propusiste? ¿o estás viviendo y hablando sólo por hablar y llenar espacios vacíos?
Cuando uno tiene un blanco correcto puede definir qué es lo que va a aceptar y qué es lo que va a rechazar. El "sí" y el "no" son sólo palabras, sino límites y permisos que nos damos a nosotros mismos.
Cuando sabes cual es tu blanco específico, sabes a qué cosas decirle "no" y a qué cosas decirle "sí". Sabes a quién elegir, con quién hablar.
"Pero sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede."
La Biblia
Sé responsable. Responsabilidad es saber qué hacer y qué no. La gente se destaca cuando tiene palabra y cumple con lo que promete. Deben creer en ti: que tu "sí" sea "sí" y tu "no" sea "no".
Y si por un momento dudas acerca de la respuesta que debes dar: tómate cinco minutos, y di como en la pauta publicitaria, "me tomo cinco minutos y me tomo un té"; tú tómate cinco minutos o todos los que necesites antes de decir un "sí" o un "no" como respuesta, date tiempo, permítete reflexionar para evaluar y decidir. Nadie puede tomar el control de tu tiempo y de tus decisiones. "El otro podrá esperar unos minutos" y una vez que decidas, lo que estés determinado a hacer mantenlo, no lo cambies. Si te equivocas, puedes volver a empezar. ¡Determina un objetivo y cúmplelo! Debes estar respaldado por la verdad y no por la falsedad o la mentira.
Ser fiel a uno mismo y a nuestras palabras nos convertirá en personas creíbles y confiables, tanto si hemos dicho "sí" como hemos dicho "no".
Si quedas en encontrarte a una determinada hora, hazlo, no llegues tarde.
Si te comprometiste a asistir a alguien en una determinada ayuda, hazlo, no lo postergues ni lo canceles.
"Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, más la lengua de los sabios es medicina."
Proverbios